domingo, 19 de diciembre de 2010

Las Aventuras de Gottfried Rinkley. Capítulo XX (penúltimo).

Capítulo XXI. Gottfried Rinkley en España (2 de 2).

Extractos del diario de Gottfried Rinkley en los que se mencionan sus impresiones finales tras su visita a España.

"... lo que parecióme en aquel momento una oportunidad inmejorable para que mis proyectos de negocios prosperaran en aquel país.
Fui citado por el conocido empresario Antonio Valdés de Fano y Longares a mediodía en la esquina de la confluencia de las calles Mayor y San Justo. Llegué unos pocos minutos antes de la hora acordada, como dictaba mi manual británico de etiqueta, lo que me permitió admirar la belleza del edificio ante el que me hallaba y que era la sede de la Real Sociedad Agropecuria de las Santas Patronas Ana y Críspula de Guadarrama, fundada en 1526. La nobleza de aquella cosntrucción, -que me dio la impresión de estar deshabitada-, me inspiró una gran confianza que reforzó la que me confería el lucir la peluca n. 4 "Heroica" de la colección Gómez Tello. Una pieza magnífica de pelo de armiño. Pero cual fue mi sorpresa cuando 35 minutos después de la hora que Don Antonio había fijado para nuestro encuentro, escuché unos gritos que desde la acera de enfrente reclamaban mi atención.

- ¡Rinkleeeeeeeeeeeeeey1. ¿Pero qué hace usted ahí hombre?, venga aquí por dios.
Quise que la tierra me tragara. ¿¡Me había equivocado de esquina y había hecho esperar a Don Antonio durante 35 minutos!?. Entonces quedé aliviado cuando me dijo:
- Acabo de llegar amigo Rinkley, ¿lleva usted esperando mucho rato?, pero, ¿por qué ha venido tan pronto?, ¿no habíamos quedado a las 12?.
Miré mi reloj que marcaba las 12.38, pero no dije nada. Sonreí y comencé a balbucear algunas excusas incomprensibles.
- Vamos, adelante, tenemos una mesa reservada.
- ¿Una mesa reservada?, ¿para qué?, -pregunté mientras nos alejábamos todavía más del edificio de la sede agropecuaria y encaminabamos nuestros pasos al Restaurante "El Gitanillo".
- Para qué va a ser hombre, para comer. No me dirá que no tiene hambre.
- Sí, claro, -mentí-, pero yo pensaba que hablaríamos de negocios...
- Por supuesto que vamos a hablar de negocios, por eso hemos quedado a comer, ¿no?. Ja, ja, ja, qué hombre, qué gracia tiene el condenado.

D. Antonio se encargó de pedir, sin consultarme en ningún momento, lo que él denominó un frugal ágape de media mañana y que consistió en un plato, para cada comensal, de los siguientes manjares: salmorejo, tortilla de camarones, sopa campera, huevos a la flamenca, rabas fritas, chocos con habas, chanquetes, mojama, coquinas, salmonetes, jabón de Jabugo, corzo, jabalí trufado, rabo de toro, almejas con arroz, raya al pimentón y una docena de pestiños.
No conseguí concretar ningún acuerdo comercial aquella tarde, pero estuve a punto de casarme con su hija."

....................

"... y he de reconocer que unas cuantas lágrimas se deslizaron por mis mejillas cuando el barco se alejó del puerto de Algeciras rumbo a las Américas. Pero la realidad era que mi situación en España había llegado a un punto que hacía que mi permanencia allí fuera imposible. Varias decenas de encuentros infructuosos, durante los que inútilmente había intentando llegar a algún acuerdo comercial con importantes empresarios españoles, se tradujeron en otras tantas comidas y cenas que habían convertido mi otrora atlético cuerpo en un orondo barril cubierto, casi constantemente, de sudor.

Jamás he podido averiguar qué irreprimible y poderosa fuerza interior impulsa a los españoles a visitar, con tanta frecuencia, todo tipo de bares, cafés, tabernas, restaurantes, tascas, cantinas y bodegas. Unos locales que abundan, de manera incontrolada, en las calles de todas sus ciudades y pueblos, y en los que se tratan los más importantes asuntos siempre durante las horas de la comida o la cena y tras la ingesta de los platos y postres principales, cuando las facultades mentales están sensiblemente mermadas para cualquier tipo de razonamiento lúcido..."

Estos fragmentos del diario de Gottfried Rinkley son unánimemente considerados por historiadores, economistas y sociólogos de hoy día como la primera descripción de lo que actualmente se conoce como "método Rinkley de negocios" o "negociación a la española" en sus dos modalidades: con coste cargo a la empresa propia o a la empresa de la parte contraria.

Próxima semana: Último capítulo de Las Aventuras de Gottfried Rinkley.

6 comentarios:

MonSeñor Gusano dijo...

Excelente penúltima parte, perdonar que no comente mucho, que me voy a echar el vermú.......
Jajajaja.

Insanus dijo...

La recta final está siendo gloriosa, Mr. Me ha entrado hambre y eso que hace nada me he clavado medio bocadillo, un café y un phoskito de oferta, XD.

G. K. Dexter dijo...

Menos mal que sigo una estricta dieta a base de café los domingos por la mañana... Después de la lectura no podría ni comerme una chocolatina de menta.

Un saludo cinéfilo.

Lughnasad dijo...

Increíble ese menú, incluyendo el jabón de jabugo, supongo que para acelerar el proceso del lavado de estómago posterior a tremenda ingesta de alimentos.

Bueno sólo queda una, así que disfrutemos de este maravilloso serial que ya se acaba.
Saludos.

Mister Lombreeze dijo...

Insanus, el menú andaluz de la despedida hispana de Rinkley es en tu honor. Que lo sepas.

lunes dijo...

je je, negociación a la española. Que penica ver acercarse el final.

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