miércoles, 30 de noviembre de 2011

Singing in the Spain. Paco Ibáñez, Lucía y 40 años del Mediterráneo de Joan Manuel Serrat.

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Now listen and repeat: Love, love me do. You know I love you. I´ll always be true. So please, love me do.

Casi era mejor canturrear estas canciones cuando no sabíamos lo que significaban que ahora que sabemos las mamarrachadas que dicen. Sin embargo, siempre supe que esto que vais a leer a continuación era, es y será, 4ver and ever, belleza en estado puro: Vuela esta canción para ti, Lucía, la más bella historia de amor que tuve y tendré. Es una carta de amor que se lleva el viento pintado en mi voz a ninguna parte a ningún buzón. Si alguna vez amé, si algún día después de amar, amé, fue por tu amor, Lucía.

"El viento pindado en mi voz...". ¿Soy el único que tiene ahora mismo la carne de gallina?

Y es que la lengua une mucho. Por eso es siempre el target number one de las políticas de limpieza étnica de los nacionalismos radicales. Bienaventurados los que poseais la riqueza cultural para poder emocionaros en cuantos más idiomas mejor. Yo, lamentablemente, sólamente me derrito cuando me cantan en español. No matter the singer is checo o bilbilitano.

Uno de los grandes poetas del siglo XX es, indiscutiblemente creo yo, Joan Manuel Serrat, el inmanipulable cantautor barcelonés que tuvo los cojonazos de dejar plantado al Festival de Eurovisión de 1968 para protestar, cuando tocaba protestar, por el maltrato del Estado franquista-español a la lengua catalana. Eso se llama tenerlos bien puestos. Serrat ha cantado en español y en catalán cuando le ha dado la gana, como tiene que ser.

En esta semana patriotera gusana vengo a hablar de Serrat para recordar que es uno de los autores que mejor han sabido cantarle a mi idioma. Además se cumplen 40 años de la publicación de Mediterráneo, obra maestra de la cultura hispano parlante del siglo XX.
Me llaman sagerao cuando digo que toda la discografía junta de los Beatles y los Rolling no puede competir con la letra de un bolero, pero es que I cant get no satisfaction though I try I try I try.

En 1995 se publicó un estupendo disco homenaje titulado Serrat... eres único, que incluía una hermosísima versión del Lucía de Serrat en la voz de Rosario. Yo creo que es un cover magistral que os voy a dedicar a vosotros, mis amados lectores, recurriendo a una estrofa de otro cover; la canción del valenciano Paco Ibáñez (del álbum Paco Ibáñez canta a Brassens, 1979. Otra obra maestra, por cierto) con la que abríamos el post, Canción para un maño.

Es para ti este cantar. Tú, maño, tú que sin hablar me diste leña el día aquél que el frío me hería la piel.
Tú que me diste leña en vez de rechazarme a puntapiés cuando la gente del lugar no me quiso junto a su hogar.
Un braserito que sólo fue para mi cuerpo una ilusión, pero alumbró mi corazón más que fallas en San José.

Pues eso son vuestros comentarios para mí: "braseritos". Una palabra que solamente me emociona si la digo o la oigo en español.

Y ahora, Lucía en la versión de Rosario.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Semana Patriotera Gusana. A mí dame churros para desayunar.

Ahora que la derecha va a campar a sus anchas por sus nuevos dominios me entran ganas a mí de tocarles un poco donde más les duele: en los cataplines de uno de sus autoadjudicados monopolios. La Patria, la Bandera y demás eufemismos que empleamos para hablar de España, son conceptos que fueron fagocitados, hace ya muchos años ante la desidia de la izquierda, por la derecha más rancia, carca y reaccionaria. Y eso me jode, lo reconozco.

Durante mi adolescencia existía en mi ciudad una zona de Zaragoza que todos conocíamos por "zona pija" o simplemente "La Zona" (un nombre que acojonaba un poco) y que no eran más que cuatro calles del centro que habían sido tomadas por algunos energúmenos que se creían ultraderechistas y que lucían un montón de complementos rojigualdas. Decían que si cruzabas esas calles luciendo "malas pintas", te exponías a que las patrullas (pijas) de vigilancia te interceptaran y te soltaran unas cuantas hostias de intensidad variable dependiendo de lo "malas" que fueran esas "pintas". Las mías, por aquel entonces eran, más o menos, éstas:

O sea, lo que viene a ser un macarra elegante. Bien peinado, camisa y vaqueros siempre Levi´s, botas siempre Sendra y chupa de cuero. Yo me veo ahora (el b/n de la foto era por motivos artísticos, que no soy tan viejo) y me sigo encontrando guapísimo, pero los españoles puros 100% de aquellos años no opinaban lo mismo (¿demasiado tupé?).

El caso es que mis colegas y yo nos internábamos temerariamente por La Zona a veces buscando jaleo, a veces sin darnos cuenta, a veces buscando tías y el resultado fueron unas cuantas tanganas de consecuencias poco graves (afortunadamente) y un bajísimo porcentaje de folleteo con las niñas pijas de mi ciudad.

Uno de los ritos de la horda de elegantes y perfumados macarras a la que yo pertenecía consistía en conseguir, tras alguna de nuestras victorias, "trofeos". Algo similar a lo que hacían los sioux con las cabelleras de los desdichados colonos yankis. Arrancábamos de las muñecas, cuellos o travillas de los pantalones, los llaveritos, pulseras, collares, etc que lucían los tipos duros de La Zona con la banderita de España. Y era entonces cuando les espetábamos: "Yo también soy español, gilipollas". Y cosas por el estilo.

Pues eso vengo a decir ahora a los derechones más tontos: Yo también soy español, gilipollas. Y soy español porque hablo español, desayuno churros, como dos platos y postre a las dos de la tarde, ceno una cantidad insana de comida y no me voy a la cama antes de las 23.59 hrs. O sea, no soy español porque me la menee con la foto de Isabel la Católica. Soy español, ateo, estoy a favor del matrimonio entre homosexuales, del derecho de la mujer a abortar, del derecho a que los beatillos vayan a misa los domingos y del de que cada uno se sienta lo que le salga de los cojones.

Decía Juan Nadie que cuando escuchaba la música de "Barras y Estrellas" un escalofrío le recorría la nuca. A mí me gustaría que me ocurriera lo mismo cada vez que escucho el himno español pero nuestro himno es, musicalmente hablando, lo suficientemente horroroso como para que esto no pueda suceder per se, por lo que necesito una victoria deportiva o un deportista mirando al cielo que adorne un poco la Marcha Granadera.

Dicen que nuestro himno patrio debería tener una letra que nos permitiera cantarlo con orgullo y yo estoy de acuerdo, desde luego, pero ya se demostró que en este país lo de consensuar qué tendría que decir esa letra puede resultar imposible. Así que yo propongo una medida más drástica: cambiar nuestro actual himno por este otro que va a sonar a continuación. Un himno de mi juventud que también nos arrebataron los niños pijos a los que vi muchas veces cantarlo (brazo en alto) en discotecas de moda y que yo, hoy, vengo a reivindicar como mío. El himno español de un socialdemócrata ateo y calvo.

Esta semana: Semana Patriotera Gusana (a ver cuántos tontos me malinterpretan). Comencemos a lo grande:

domingo, 27 de noviembre de 2011

Frases no de Cine. La Patria. Mi Patria.


"La raza, eso que tú llamas así, es solamente esa gran pandilla de gente mísera como yo, legañosos, pulgosos, ateridos, que han acabado aquí perseguidos por el hambre, la peste, los tumores y el frío, llegados tras ser vencidos de los demás rincones del mundo. No podían ir más lejos por el mar. Pues eso es nuestra nación y esos son nuestros compatriotas."

Viaje al fin de la noche
(1932), Céline.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

La Saga Crepúsculo. By Mr. Lombreeze.

Algo huele a podrido entre los teens de nuestros días si tienen que recurrir a esto para onaneársela:

Pero bueno, que los de mi generación tampoco nos libramos de payasadas de similar calibre:
El caso es que la actualidad manda y hoy nos toca hablar de la Saga Gusana más Crepuscular de la Historia. Aquí van las IV Partes por orden cronológico.

Primera Parte. El Crepúsculo de los Dioses (1876), ópera (duración: 5 horas) de Richard Wagner (1813-1883).


Segunda Parte. El Crepúsculo de los Ídolos (1889), libro (duración: cortito de leer, algo más largo de asimilar y entender) de Friedrich Nietzsche (1844-1900). Algunas perlas:

"El gusano se enrosca cuando le pisan. Esto es una medida inteligente, pues de esa forma reduce las posibilidades de que le vuelvan a pisar. En el lenguaje moral, a eso se le llama humildad."

"Para que haya arte, cualquier hacer y mirar estético, es imprescindible un requisito fisiológico: la embriaguez. Hasta que la embriaguez no haya acrecentado la excitabilidad de todo el mecanismo no aparece el arte. Todas las clases de embriaguez, por diferentemente determinadas que estén, tienen este poder; lo tiene, sobre todo, la embriaguez de la excitación sexual, forma antigua y primaria de la embriaguez. Como también la embriaguez que deriva de todos los grandes apetitos, de todos los fuertes afectos; la embriaguez de la fiesta, de la rivalidad, de la hazaña, del triunfo, de todo movimiento extremo; la embriaguez de la crueldad; la embriaguez de la destrucción; la embriaguez derivada de determinados factores meteorológicos, por ejemplo, la embriaguez de la primavera o de la acción de los narcóticos.".

"Tanto el cristiano como el anarquista son décadents. Mas también el cristiano, cuando repudia, difama y vitupera al “mundo”, lo hace llevado por el afán que impulsa al trabajador socialista a repudiar, difamar y vituperar la sociedad; aun el “juicio final” es el dulce consuelo de la venganza, la revolución deseada por el trabajador socialista, proyectada en un futuro un tanto más lejano... El propio “más allá”, ¿no es en el fondo un medio de difamar este mundo?"

"Una sugestión para los conservadores. He aquí algo que antes no se supo y ahora se sabe: no es posible la regresión, el retorno, en ningún sentido ni grado. Los fisiólogos, por lo menos, lo sabemos. Mas todos los sacerdotes y moralistas han creído en esta posibilidad; pretendían retraer a la humanidad por la fuerza a una medida anterior de virtud (...) Hasta los políticos han seguido en esto las huellas de los predicadores de la virtud; hay aún partidos que sueñan con la regresión de todas las cosas. Quiérase o no, hay que avanzar."


Tercera Parte. El Crepúsculo de los Dioses (1950), película (duración: 110 minutos) de Billy Wilder (1906-2002). No se pierdan este sensacional vídeo resumen, -con spoilers incluídos-, de esta obra maestra del genial Mr. Wilder que un iluminadísimo y brillante usuario del youtube decidió adornar con la música Salomé del sublime compositor Richard Strauss. Es una obra maestra:


Cuarta y última Parte. Una de mis canciones favoritísimas; The Twilight Time (1944) compuestar originalmente por The Three Suns..,


,.. pero inmortalizada en 1958 por The Platters.


The End.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Momentos Mágicos del Cine. Línea no regular (Slobodan Sijan, 1980).

Long-long-long, long time ago el cine de Emir Kusturica se puso de moda entre la cinefilia de nivel medio (aquellos que, a finales de los 80, creíamos estar situados entre la vanguardia experimental plomiza y el cine palomitero intrascendente) e incluso alguna de sus películas llegó a tener una repercusión notable entre el público en general y las taquillas de los cines en particular. Yo me subí al carro del cine del diretor serbio, lo reconozco. Y no me arrepiento, pese a que sigo considerando a Kusturica un mejor creador de escenas que de películas. Lo que sí consiguió meterme en vena, y ya para siempre, fue lo de la música de los gitanos centroeuropeos. Sigo enganchado al folclore balcánico, rumano, húngaro, turco, etc.

El caso es que algunos nos creíamos muy listos cuando tertuliábamos de cine (esto ha sido y será siempre así). Parloteábamos.., "Kusturica tal, Kusturica cual" y "Goran Bregovic tal, Goran Bregovic cual". Pero ya se sabe que en toda pelea hay siempre uno más bruto (o más listo) que acaba dándote sopas con ondas. Una de esas mentes preclaras nos dijo un día: "esto que hace ahora Kusturica ya lo hizo hace 10 años Slobodan Sijan en Línea no regular". Silencio dramático. No sabíamos quién narices era Slobodan Sijan. Y cuando lo supimos fue peor: el muy malandrín llevaba algo de razón y eso escocía. Afortunadamente el universo, en su infinita sabiduría, mantenía el equilibrio del cosmos castigando a la mente superior de ese listillo con una novia inferior (inferior a la mía).

Línea no regular es una buena película de 1980 dirigida por el realizador (entonces yugoslavo y, hasta hace una año que murió, serbio) Slobodan Sijan. La película ha envejecido con dignidad y narra las peripecias de un variopinto grupo de pasajeros de un autobús de línea que intenta llegar a Belgrado justo el día de antes de la invasión nazi de Yugoslavia (6 de Abril de 1941).

Entre los pasajeros viajan dos músicos gitanos quienes nos van presentando, con sus canciones, cada uno de los capítulos de la historia de esta Línea no regular. Una de esas escenas, en la que cantan A Belgrado, se convirtió para mí y para muchos otros (tal y como demuestra el youtube) en un momento inolvidable del cine que hoy quiero compartir con ustedes.

Disfruten de estos dos pintorescos juglares del siglo XX. Son entrañables. Y la canción.., buenísima (música de Voki Kostic): "Soy un miserable. Así es como nací. Canto para alejar mis penas...".
Mi mujer la conoce bien, se la suelo cantar, adaptando la letra para cada ocasión, cada vez que quiero quejarme de algo. Pobrecica mía, qué paciencia le ha dado Dios...

viernes, 18 de noviembre de 2011

La Democracia es un acto de fe. Yo tengo fe, ergo voto.

La Democracia actual es un acto de fe de los demócratas comparable a la devoción religiosa de los creyentes o a la fe que las mentes racionales tienen en la Ciencia.

La Democracia es un acto de fe porque la realidad es que (salvo contadísimas excepciones) no sabemos exactamente qué formación intelectual o académica poseen aquellos candidatos a los que votamos, no tenemos del todo claro para qué votamos a quien votamos, no conocemos en profundidad qué nos proponen esos a los que votamos, no sabemos si van a querer cumplir ese programa electoral que no conocemos en profundidad, pero, es más, tampoco sabemos si van a ser capaces (limitados por su propia incapacidad o por la que les venga impuesta por factores coyunturales o estructurales) de cumplirlo aún en el desable caso (tampoco nos pasemos de cenizos) de que realmente estén decididos a hacerlo. Así y todo les votamos. A la vista de lo expuesto, ustedes me dirán: ¿la Democracia es o no es un acto de fe?.

Sin embargo, ¿es tan malo todo lo que acabo de escribir?, ¿es tan infundada en este caso nuestra fe?, ¿debería el ciudadano tener la obligación de poseer los conocimientos y la formación necesaria para entender los programas de todos los partidos políticos que se presentan a las elecciones, -cada uno de ellos con sus respectivas políticas económicas, de comercio y relaciones internacionales, de estrategia de defensa, seguridad ciudadana, recaudación de impuestos, etc-, y poder así involucrarse en cuerpo y alma, día a día, en la política de sus instituciones?, ¿pero es que acaso es esto posible?, ¿es tan deseable y necesario como dicen algunos?, ¿no basta con tener unas pocas convicciones sobre lo que consideremos irrenunciable y dejar lo de cómo conseguirlo a los expertos?. ¿Necesitamos terminar la carrera de medicina para ir al médico a que nos curen?. ¿Necesitamos conocimientos profundos de física o de electrónica o de informática para encender la tele, el microondas o el pc?. ¿No resultaría abrumador?. ¿Es que acaso alguien cree, de verdad, que la solución de conflictos de una tribu de 50M de personas puede resolverse de manera asamblearia?.

La Democracia es un acto de fe, sí (algo menos en el caso de la política local) pero comparte con la fe en la Ciencia algo que las distingue de la fe irracional de las religiones. Es una fe que se sustenta en "milagros". Yo tengo fe en el médico porque me cura el menisco. Y tengo fe en la Democracia porque tengo un blog en el que escribo lo que me sale de las narices. Y tengo fe en algunos políticos o partidos políticos o tendencias políticas porque los he "visto en acción".

Esto no es apología de la aristocracia o un llamamiento a la desidia, al apoltronamiento acomodaticio de clase media o a confíar ciegamente en todo lo que hagan nuestros políticos porque," oye, que se regulen ellos solitos", como decían los neoliberales de los MERCADOS. No, no es esto. El que lo haya entendido así, en realidad, no me ha entendido. Pero no me quiero alargar más en este apecto que sé que es donde muchos ven un fallo estructural de nuestro sistema democrático que deslegitima todo lo que se construya a partir de ahí. Yo, sin embargo, creo que los que así opinan se equivocan ya que tienen innecesariamente alto el objetivo de cumplimiento eficaz de los deberes y derechos de la ciudadanía. Es que ellos también tienen fe, claro.

Como yo tengo fe en la Democracia, voto. Como, además, me considero más de izquierdas que otra cosa, voto todavía más convencido porque de todos es conocido a quién ha favorecido históricamente la abstención activa (la pasiva favorece a los bares de tapas). Supongo que soy un socialdemócrata. Un timorato para la izquierda más radical y un iluso para los neoliberales.
No comparto los argumentos abstencionistas aunque estén tan bien representandos y expuestos como, por ejemplo, por gente como Antonio García-Trevijano, uno de los más conocidos representantes del abstencionismo activo, pacífico y racional. Participar en el tinglado electoral no tiene por qué significar estar plenamente de acuerdo ni con el sistema de financiación de los partidos, ni con la ley electoral que apuesta por el bipartidismo, ni con tantas y tantas otras cosas que sabemos que no nos gustan.

Yo sigo creyendo que la cosa se puede cambiar desde dentro. Que los políticos que elijamos pueden hacerlo cada vez mejor. Creo que la clase política no está todavía en plena forma (ni de lejos) pero estoy convencido de que es debido, en parte, a que la cultura de nuestra sociedad tampoco está en plena forma. Hay mucha noria y poca la clave. Los políticos nos representan más de lo que nos gusta reconocer. Se nos llena la boca reprochándoles su falta de ética el mismo día que vamos a firmar la hipoteca y le adelantamos nosecuantos miles de euros en dinero negro a la promotora para ahorrarnos impuestos. Creo que hay mucha desconfianza fundada hacia la clase política, desde luego, sobre todo en lo que a su indignante blindaje legal anti-asunción de responsabilidades se refiere. Pero también hay mucho recelo hacia ellos que nace de la demagogia, lo que siempre ha demostrado ser un caldo de cultivo excelente para los totalitarismos.

Yo tengo fe. Yo voto. Yo creo que cada vez somos más inteligentes, más cultos, menos ruines, menos crueles, menos insolidarios y que, impepinablemente, nuestros políticos serán, cada vez, más inteligentes, más cultos, menos ruines, menos crueles y menos insolidarios.
Y también creo que la Historia nos demuestra que la mayor parte de los logros y conquistas de nuestro Estado de Bienestar nos han adelantado por la izquierda.

Y dicho esto.., hala, a votar en conciencia.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Odio en las Entrañas (1970, Martin Ritt). Dinamitando la lucha obrera.

No soy un defensor a ultranza de la sacralidad de los títulos originales de las películas (porque Solo ante el Peligro mola más que High Noon), pero reconozco que en el caso de esta estupendísima película de Martin Ritt me quedo con su título original: The Molly Maguires.


6 de Septiembre de 1869, Luzerne County, noreste de Pennsylvania. 110 mineros mueren abrasados en un incendio en la mina Avondale. Los familiares de las vícitimas culpan al propietario de ser responsable de la magnitud del desastre: se había negado a invertir el dinero que se necesitaba para construír una salida de emergencia. "Compañeros, si tenéis que morir con las botas puestas, hacedlo por vuestras familias, vuestras casas, vuestro país, pero no consintáis nunca más morir como ratas por aquellos a los que les importais tanto como las herramientas con las que picais las paredes de la mina". Trabajadores del carbón de toda Pennsylvania se afilian al sindicato minero. Casi todos ellos son emigrantes irlandeses (más de 20.000 solamente en el norte de Pennsylvania). Las huelgas de protesta fracasan. Las posturas de algunos miembros del sindicato se radicalizan y nace una sociedad secreta llamada los Molly Maguires que se autoproclama defensora de los mineros oprimidos. Los Molly Maguires empiezan a sabotear algunas instalaciones mineras y a llevar a cabo acciones de represalia (palizas y asesinatos) contra algunos de los encargados de las minas. Comienza la guerra sucia en ambos sentidos. Franklin B. Gowen, propietario de algunas de las minas más importantes, contrata los servicios de la mítica agencia de detectives Pinkerton para acabar con los "terroristas". El plan de la agencia consiste en infiltrar entre los mineros a uno de sus hombres: James McParland, cuya misión será ganarse la confianza, identificar y delatar a los responsables de los Molly Maguires.

Hasta aquí los hechos históricos que inspiraron la novela en la que se basó el guionista Walter Bernstein (que tuvo el honor de aparecer en la lista negra de Hollywood y su caza de brujas) para crear el guión de Odio en las Entrañas, la película que, encarecidamente y pese a su horroroso título en español, recomendamos hoy.

El director Martin Ritt manejó brillantemente el enorme presupuesto de esta película que, lamentablemente, fue un fracaso de taquilla. Yo no puedo encontrar dos actores más idóneos para interpretar al minero Jack Kehoe (líder de los Molly Maguires) y al detective James McParland que los elegidos por Martin Ritt para esta adaptación: son Sean Connery y Richard Harris (I love this guy!) respectivamente. Sobresaliente para el cásting.

Sean Connery está más que correcto en su papel de inconformista, luchador, rebelde, expeditivo e íntegro minero irlandés, un papel que a su físico y a su mirada le va de perlas. Pero Richard Harris es el auténtico protagonista de la película y su actuación eclipsa a las del resto de sus compañeros de reparto. Su James McParland es el personaje más jugoso de la historia, es el que sufre la tortura del tormentoso debate moral que agita sus detectivescas tripas, el tipo que está atrapado en el clásico dilema que se plantea cuando se ha que elegir entre hacer cumplir la Justicia o hacer lo que realmente es Justo, especialmente si la Ley está comprada por el dinero de los poderosos. En fin, lo de la agonía del delator que ya nos han contado magistralmente señores como John Ford, Elia Kazan o Mike Newell. Esta obra de Martin Ritt puede codearse con esos tres magistrales ejemplos de todos conocidos.


El minero Jack Kehoe y el detecive James McParland fueron dos caras de una misma moneda. Emigrantes irlandeses en los USA que huyeron de la terrible hambruna que despobló su país y que intentaron salir adelante en un Nuevo Mundo, en el país de las oportunidades. Les prometieron que si se partían el lomo podrían progresar y vivir dignamente, pero se encontraron con otra realidad de la que ambos intentaron escapar, cada cual a su manera. Martin Ritt toma partido, tácitamente, por uno de los bandos. A ver si averiguan por cuál.

La fotografía de James Wong, como siempre, resulta acertadísima en su uso de un cromatismo tan mortecino y apagado como los pulmones de un minero. Un excelente diseño de producción con una recreación histórica que, por momentos, roza el realismo pictórico en lo que a vestuario y diseño de decorados y localizaciones se refiere, sumado a la pegadiza banda sonora de Henry Mancini completan la afortunada conjunción estelar que da como resultado una de las mejores películas que parió el Holllywood setentero reivindicativo y revisionista de la historia de los USA. Una historia llena de claroscuros, como todas las historias personales y estatales.

Admiramos y añoramos tanto al Hollywood de aquella década... Luego llegaron R2D2 y sus muñecos a fastidiarlo todo y a perpetrar eso que se llama cine de los 80, cine palomitero o como el recientemente fallecido Sidney Lumet, más o menos, lo definió: la muerte del cine comprometido producido por los grandes estudios.

No se pierdan Odio en las Entrañas. Es una obra que está muy injustamente relegada a un segundo plano de reconocimiento cinéfilo. Además de que aprenderán historia (y serán menos tontos) van a disfrutar de una película de una factura impecable en la que no se dice ni una sola palabra durante los primeros 15 minutos. Ah, y la primera palabra que se escucha es "Cerveza".

Odio en las entrañas. Una peli magnífica.

Joder, es que me encanta. Una muestra de la belleza de algunos de sus planos y escenas:

lunes, 14 de noviembre de 2011

¡Puedo ver la habitación entera y ahí no hay nadie!. Populismo Gusano, las Matemáticas y Vilfredo Pareto.

Coro: Esto no es una opinión. Son matemáticas...

MrLombreeze (el profeta): Vivimos en un mundo en el que existen señoras y/o señores que gastan 31M de euros en Obras de Arte como ésta: "¡Puedo ver la habitación entera y... ahí no hay nadie!" (1961) del pop-ero pintor neoyorkino Roy Lichtenstein, epítome personificado de la estulticia generalizada en las artes plásticas del siglo XX. Juzguen la obra por sí mismos:


Efectivamente, no hay nadie; tu puta madre ya salió a buscar más clientes (si no suelto algo así, reviento). En fin.., que yo prefiero esto otro:

En ese mismo mundo vivimos señoras y/o señores que ganamos 1400 euros mensuales. Antes nos decían que éramos los afortunados. Ahora nos dicen que somos los afortunadíiiiiiiiiisimos aunque tengamos que trabajar casi 2000 años para comprarnos un cuadro de Liechtenstein, porque, fíjate tú, a los otros, a los que ganan 900 euros al mes, les costaría casi 3.000 años comprar el cuadro de marras. Mil años más esperando.., y todo para acabar dándonse cuenta de que, efectivamente, tal y como nos aseguraba el protagonista del cuadro de Roy Lichtenstein, en la habitación no hay nadie.

A algunos de los que me escuchan o me leen, estas comparaciones les resultan odiosas. A los que, como yo, venimos exponiéndolas con desvergüenza desde hace más de 20 años nos resultan necesarísimas (¿existe esta palabra?) y por ello estamos todo el día dando la tabarra con estas cuentas de la vieja. Nos echamos a la espalda el sambenito de "populistas" y seguimos con nuestra labor evangélica que es una mezcla de denuncia, indignación, café, copa y puro.

Coro: Esto no es una opinión. Son matemáticas...

Mr L: Por eso me gusta mandar a la mierda a los Consejeros de Tal y a los Consejeros de Cual que nos lanzan ahora sus discursos alarmistas para asustar a nuestros abuelos. Les abroncan diciéndoles que gastan mucho en recetas de la Seguridad Social y que son unos sinvergüenzas porque no quieren medicamentos genéricos o que van mucho al médico de cabecera o que no se terminan las pastillitas de la caja o que se saltan la consulta del especialista (ésa que te dan 4 meses después de que la pidas) porque les coincide con las vacaciones de Semana Santa. Y añaden que si 1 millón de abuelos no hicieran esas barrabasadas, la Sanidad se ahorraría 10M de euros, que es un dinero que vendría muy bien para pagar el primer plazo de "¡Puedo ver la habitación entera y... ahí no hay nadie!", porque Christie´s permite financiar la compra en 3 meses sin intereses. Una ganga.

Pues yo en verdad os digo que mientras existan señoras y/o señores que compren cuadros, coches, relojes, futbolistas, mansiones y hamburguesas de 30M, no me voy a apretar el cinturón ni medio agujero ni voy a evitarle gastos "superfluos" a nada o a nadie. Y si el Estado de Bienestar se va a tomar por el culo algún día, cogeré el trabuco, me echaré al monte, llegaré hasta la finca del Consejero, le descerrajaré la puta cabeza de un trabucazo y miraré por el agujero. A ver si hay alguien.

Coro: Esto no es una opinión. Son matemáticas...

Mr L: Vilfredo Pareto fue un economista italiano que pasó a la Historia por su archiconocidísimo Principio de Pareto (la regla del 80-20 o Clasificación ABC), que decía más o menos eso de que el 20% de la gente tenía el 80% de las cosas. Los economistas de hoy día siguen recitando los versos de Pareto en sus másters de 10.000 euros por barba (los inventores de esos nuevos ardides elitistas que filtran a los universitarios para separar a los ricos de los pobres). Los tipos de los másters nos cuentan que atacando el 20% de las más grandes causas resolveremos el 80% de los grandes problemas.
Pues hala, Pareto para todos y a por el 20%. Avísenme cuando lleguen a los míos, a los Cs.

Y ahora, la rajada del comentarista norteamericano Dylan Ratigan. De verdad que les aconsejo que no se pierdan el vído porque es de aúpa.

Coro: Esto no es una opinión. Son matemáticas...


domingo, 13 de noviembre de 2011

Modernos de verdad. Erik Satie.

"Cuando era joven me dijeron "Ya lo verá usted cuando tenga cincuenta años". Ahora tengo cincuenta y aún no he visto nada".

Broche de oro para la semana gusana dedicada a los modernos y sus moderneces; traemos hoy un ejemplo de la música de uno de los grandes excéntricos de la Historia del Arte: Erik Satie (1866-1925), el abuelo de los minimalistas que, todavía hoy, repiten la fórmula inventada por el maestro Satie, pero sin gracia (Glass, Nyman & Coñazos por el estilo).

Cuando todos los jóvenes músicos europeos admiraban las apabullantes y cromáticas catedrales musicales que estaba construyendo la gigantesca figura musical de Richard Wagner, llegó Satie desde un apartamentucho de un suburbio de París a rescatar a toda una generación de compositores de la tiranía germana y fue así como pasamos del Romanticismo alemán al Impresionismo francés lo mismo que se viaja desde la Puerta de Brandenburgo al barrio de Montmartre. ¿Cómo lo hizo?, pues reivindicando la simplicidad, creando nuevas armonías y despojando a su música de la solemnidad teutona a la par que le añadía un igrendiente secreto: el humor.

Satie es universalmente conocido por dos obras de juventud inspiradas por la música de la Edad Media y por la Historia y los mitos de la Grecia Clásica: sus Tres Gymnopédies y sus Seis Gnossiennes, un conjunto de inclasificables danzas compuestas para piano que se han adjudicado, por mérito propio, el título de "música más melancólica jamás compuesta". Todas son recomendabilísimas, aunque algunas sean más célebres que otras.

Yo he elegido para hoy la Gnossienne n. 1 publicada en 1913. Algunos dicen que el término "Gnóssienne", inventado por Satie, procede de "Gnosis" o "Conocimiento" que, en su sentido místico es un concepto que nunca he llegado a entender ni por el que albergo interés alguno. Otros apuntan que hace referencia a las danzas de la mítica ciudad de Cnosos, en Creta (la del laberinto y el minotauro) cuyos restos arqueológicos fueron descubiertos en 1900. Y a otros les da completamente igual de dónde venga el palabro.

Tuve una amiga poetisa que, a petición mía, le puso letra a esta música. Era muy bonita (la poesía y la poetisa), pero han pasado 20 años y no recuerdo nada más que la primera frase que decía "Ya estoy dentro del dragón...". Qué enigmático. Le iba muy bien a la música de Satie. Como pueden ustedes imaginarse mi petición no era mas que un ardid para intentar llegar a su sensible corazoncito y ligármela. No funcionó y llegó una peluquera pelirroja que no sabía quién era Satie ni de dónde venía "Gnossienne". That´s Life.

Con todos ustedes, Gnóssienne n. 1 de Erik Satie, siempre moderna y siempre fascinante. La han escuchado decenas de veces en decenas de películas. Pueden bailarla si quieren, pues para eso la compuso el que fue, posiblemente, el más moderno (pero de verdad, sin imposturas ni poses) de los compositores franceses de entre siglos. Música siempre inmortal que nunca aspiró a serlo.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Modernos coñazos: Meek´s Cutoff (Kelly Reichhardt,2011).

Ah, el cine de género... Irresistible incluso para el/la más "moderno" de l@s directores...


Oregón, 1845. Meek´s Cutoff (El Atajo de Meek) nos cuenta las desventuras de un grupo de 6 colonos (3 matrimonios) perdidos en mitad del desierto de Oregón. El guía que han contratado, un fanfarrón explorador llamado Stephen Meek (personaje histórico), parece no tener la menor idea de hacia dónde ir por mucho que se esfuerce en convencer a los colonos de que pronto llegarán a su destino. La desesperación por conseguir agua lleva a los colonos a adoptar una cuestionable decisión: dejar de confíar en Meek para seguir a un indio alopécico(el único indio alopécico de la historia del cine: esto sí que es moderno) y solitario con el que se encuentran casualmente y con el que son incapaces de hacerse entender. La fe mueve montañas...


Meek´s Cutoff es el reverso tenebroso de La Conquista del Oeste. Su directora, Kelly Reichhardt, que venía de dirigir una película muy bonita (Wendy y Lucy), despoja de todo atisbo épico a la odisea oregoniana de estos desdichados y se esfuerza por situar el horizonte, en casi todos sus planos, lo más alto posible para recordarnos la insignificancia de estos seis nómadas perdidos en la inmensidad de la nada. Y todo ello con un estilo tan seco como las yermas tierras del desierto oregonés.

La película comienza y los pioneros caminan, y caminan, y caminan, y caminan, y caminan. Se van quedando sin agua y cada vez tienen más sed. Y caminan, y caminan, y caminan, y caminan. Conversan entre ellos, susurrando, y hablan un poco sobre Meek y sobre sus intenciones, ¿deben confíar en él?. Nadie tiene respuestas.Tienen más sed. Y caminan, y caminan, y caminan, y caminan. Tienen mucha más sed. Tienen algún percance. Conversan un poco más utilizando medias frases sin mucho sentido. Y caminan, y caminan, y caminan... Todo muy minimalista, muy lánguido, muy silencioso, muy contemplativo, muy estático, muy seco y todo ¿para qué?. No tengo ni puta idea. Hay un poco de feminismo bien entendido que nos despierta de vez en cuando del sopor que produce el tono general de esta película. Pero muy poco.

Meek´s Cutoff: un canto a la nadería, un cortometraje estirado hasta los 104 minutos. Los críticos la van a encontrar deliciosa. Seguro. Veredicto: Modernez insulsa. Seguramente la Conquista del Oeste no fue tan apasionante, heróica y triunfalista como nos contaron las pelis de los cincuenta, pero me niego a creer que fuera tan aburrida como Meek´s Cutoff.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

El cinéfilo moderno bien temperado. Killer of Sheep (Charles Burnett, 1977). El risorgimento del neorrealismo en Los Angeles.

"Todo este trabajo para nada".

Hale, comencemos el nuevo curso cinéfilo con buen pie.

10.000 dólares de presupuesto, actores no profesionales, rodaje en localizaciones de la barriada afroamericana de Watts con una cámara de mano y estilo documental, etc, etc... ¿Les suena?. Pero Killer of Sheep transcurre en Los Angeles de 1977, no en la Italia post WWII.

Hector Berlioz subtituló su magistral Sinfonía Fantástica como "Episodios de la Vida de un Artista" y claro, con ese material, con esas vivencias artísticas tan apasionadas y apasionantes del protopio de artista romántico, el resultado fue un trabajo, pues eso, fantástico. Pero el director Charles Burnett de tener que haber elegido un subtítulo para su también magistral Killer of Sheep tendría que haber parafraseado al músico francés y subtitular su película "Episodios de la Vida de un Killer of Sheep", es decir, de un matarife de ovejas. Una vida monótona, una vida en blanco y negro, como su fotografía.

¿Qué nos cuenta Killer of Sheep?. Mmmm, ¿nada?. Ésa podría ser una de las posibles respuestas, pues Killer of Sheep carece de la estructura de una trama de narrativa convencional. No hay introducción en la que se presenten a los personajes, no hay nudo que vaya tensando la trama y no hay desenlace que la alivie. Killer of Sheep es a la narrativa lo que un álbum de fotos es la Vida del dueño del álbum.

Stan trabaja en un matadero de ovejas de Los Angeles. Tiene mujer y dos hijos. No se considera pobre, aunque lo sea. Mantiene una lucha diaria con the bitter earth para conseguir dinero con el que mantener a su familia y, con un poco de suerte, salir de su rutina, algo que parece convertirse en su obsesión y que le impide dormir por las noches o hacer el amor con su mujer. Stan vive en un suburbio marginal de población afroamericana de Los Angeles, un lugar en el que no es fácil mantener la dignidad propia. Stan se rebela con apatía, pero parece que el Destino no le depara lo mejor. Ni lo peor. No le depara nada.
Hay dos escenas que son una mezcla de costumbrismo y fatalismo de tragedia griega. En una de ellas Stan intenta conseguir un nuevo motor para su furgoneta. En la otra, intenta irse al campo en coche un sábado. El resto son retazos inconexos de vidas de habitantes de Watts. Unos habitantes que son como los guardianes de la cárcel de la vida de Stan. Pero aquí no hay melodrama, ni drama. Hay vida, que es una de las cosas más aburridas y frustranes que pueden sucederle a un ser humano.

La banda sonora de Killer of Sheep incluye música de Paul Robeson, Gershwin, Dinah Washington y Rachmaninoff, entre otros. Es maravillosa, pero también es la culpable de que la película permaneciera 30 años en un cajón tras recibir el premio de la Crítica del Festival de Berlín. Su distribución comercial (que tampoco hubiera sido masiva, no nos engañemos) fue imposible debido a la complejidad que suponía para una producción modesta la gestión de los derechos de autor de las canciones que suenan en la película. Killer of Sheep fue reeditada en dvd en 2007 y la crítica especializada la calificó unánimemente de obra maestra. Está incluída en el Registro Nacional de Cine de la Biblioteca del Congreso de los EEUU y es una de las 100 películas fundamentales de la Sociedad Nacional de Críticos de Cine americana. Pero es que además es una película hermosa y conmovedora aunque yo no sepa muy bien explicarles el por qué.

80 minutos imprescindibles. No se la pierdan. Es otro ejemplo de cinéfilo bien temperado.

"Este amargo mundo, ¿qué fruto da?". This Bitter Earth, Dinah Washington.

Quiero dedicar esta entrada a mi amigo redrum, porque confieso que la escribí con la esperanza de que la leyera y me hiciera caso. Sí hombre, redrum, el redactor jefe de Cineuá, ya saben: tu revista de cine.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Los Modernos. Esta semana se la dedicamos a ellos.

«Siempre las mismas intrigas, siempre los mismos personajes, siempre las mismas frases. Ésta es la razón por la cual yo me he disparado un tiro». Dorothy Parker, 17 de diciembre de 1927. Tenía en su haber 34 primaveras.


Estimados lectores y/o amigos modernos, como habéis podido comprobar, hace 85 años vuestros correligionarios ya se aburrían de todo.

En fin. Ser clásico o moderno, he ahí la cuestión.

Los modernos tienen más fácil eso de angustiarse vitalmente, reconozcámosles ese hándicap autoañadido a su existencia. Ese afán suyo por la transgresión, la novedad y la originalidad a toda costa sumado a su apatía y desinterés por las historias de siempre, pueden derivar en soluciones tan drásticas como las de Ms. Parker. Así que cuidado, platónicos míos.

Los clásicos tienen ataques leves de angustia cuando les invade la nostalgia de épocas más doradas y más glamurosas, pero se chutan cine hollywoodienese en blanco y negro y pueden sobrevivir una temporada más hasta que salga lo nuevo de Allen o Eastwood. Los clásicos tienen asegurada su ración de belleza en el recuerdo.

Y finalmente estamos los aristotélicos que nos hemos instalado comodamente en la posmodernidad. Lo tenemos más fácil y le tenemos menos miedo al cine. ¿Y qué es la felicidad sino la ausencia de miedo?. ¿Y qué es la Vida sino la búsqueda de la felicidad?. Moraleja: Posmodernízate.

Tranquilos, que la Parker fracasó en sus dos intentos de suicidio y murió a los 74 años de edad. Su vida acabó con un happy end, como la del longevo Goethe. Qué poca coherencia... Nadie es tan moderno como se cree. Ni siquiera los franceses de la nouvelle vague. On the Bowery (1956), Lionel Rigosin, (before the nouvelle vague happened):


Esta semana hablaremos de dos películas "modernas": una buena y otra mala. Please Stand by.

sábado, 5 de noviembre de 2011

SANTIAGO AUSERÓN. Premio Nacional de Músicas Actuales 2011.

El camino que nos llevó de canciones como esta Noche de Fuego de 1985...


... a esta otra Noche de Fuego de 1997...


... está jalonado de los mejores poemas cantados que han visto la luz en nuestra patria, en nuestro idioma: los nacidos de la prodigiosa inventiva de D. Santiago Auserón, aka Juan Perro, aka el líder de los Radio Futura, el mejor grupo de pop-rock español ever.

Santiago Auserón, zaragozano de nacimiento casi por accidente pero, a fin de cuentas, zaragozano, ha sido y es la más lúcida mente del panorama musical español desde hace más de 25 años. A Santiago Auserón le acaban de conceder el Premio Nacional de las Músicas actuales por escribir y cantar versos como los que acabamos de escuchar:

Cuando la luz se apaga
caen mis brazos
como un papel
de seda en aguas del océano más negro.
El viento las cenizas me trae
del mundo que ayer
hice arder
Vienen a recordarme el precio...



Santiago Auserón es uno de los seres humanos vivos a los que más he admirado y admiro. Una de las mentes creativas que me han proporcionado más horas y horas de placer musical que yo he intentado corresponder comprando todos y cada uno de los trabajos que ha publicado. Qué menos. (Pueden comprar su último trabajo, Río Negro, aquí).

Aprovechando el premio que, merecidísimamente, acaban de concederle a sus 57 añazos, quiero añadir a mi histórico desembolso monetario unas pocas palabras más: Gracias maestro por tantos y tantos versos que tantas y tantas veces he cantado estando sobrio y ebrio (que para todas las ocasiones tiene Mr. Juan Perro estrofas).

Mi mano inocente ha elegido, de entre otros 25 papelitos que incluían mis 25 mejores canciones de Radio Futura/Juan Perro, un temazo con el que vamos a cerrar este mini homenaje a Santiago Auserón.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

50 Años de... El Último Atardecer (Robert Aldrich, 1961).

No se engañen, El Último Atardecer no es un western de verdad. Es un culebrón.

Pero, en cualquier caso, un magistral culebrón fronterizo dirigido en 1961 por el gran Robert Aldrich con guión de Dalton Trumbo. Tiene un final que.., ¡tienen que verla!.

Salen Kirk Douglas, Rock Hudson, Joseph Cotten (quien, por cierto, realiza una interpretación conmovedora) y también salen los ojazos de Dorothy Malone.

"Pretty Little Girl in a Yellow Dress"...


Se cumplen ahora 50 años de su estreno, inmejorable excusa para revisionar este clasicazo que incluye esta escena en la que Kirk Douglas vuelve a revalidar su vitalicia pertenencia al club de los Top 5 mejores actores de la Historia del Cine.

Con todos ustedes, cantando en español, Kirk Douglas: el actor que nunca se ponía un sombrero que eclipsare su orgulloso pelazo.

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