jueves, 28 de junio de 2012

El libro de mi verano: Más y más lejos, Sebastian Barrry. Wilfred Owen, Britten, Irlanda y todos los pobrecitos muertos de la WWI.

Lo primero que debo advertirles si deciden leer Más y Más Lejos (2005), la hermosa novela del escritor irlandés Sebastian Barry, es que tengan cuidado. Procuren que el final de la historia no les pille durante una sobremesa veraniega tomando un café con hielo en alguna terraza playera. Es lo que me sucedió a mí.., ¡y lo pasé fatal!. El motivo: Más y Más Lejos es una novela tan conmovedora que, al menos para los lectores de lágrima fácil como yo, asegura una sollozante compunción cuasi inconsolable. Algo que puede resultar incómodo en lugares públicos.



Más y Más Lejos recoge el testigo de obras magistrales como Sin Novedad en el Frente (tanto monta que me refiera a la novela de Erich Maria Remarque de 1929 como a la película de Lewis Milestone de 1930), Senderos de Gloria (Stanley Kubrick, 1957) o Gallipoli (Peter Weir, 1981) y nos cuenta otra cruda, triste y desoladora historia de jóvenes muertos en vano durante alguna de las muchas e inútiles carnicerías atrincheradas de la Primera Guerra Mundial. El desarrollo de la trama es casi idéntico al de tantos y tantos otros clásicos: alistamiento entusiasta - enfrentamiento con la cruda realidad de la guerra - desencantado retorno a la patria. .

El toque extra de amargura, al ya de por sí amargo sabor de la guerra, lo ponen los hechos históricos que acompañaron a los 30.000 soldados irlandeses que combatieron bajo la bandera del Imperio Británico (si quieren saber más sobre el tema: Alzamiento de Pascua de 1916). Esos que partieron voluntarios a combatir por una causa justa: la Libertad de los Pueblos, y que pasaron de ser vitoreados como héroes al comienzo de la contienda, a ser recibidos, finalmente, como traidores ante su pueblo, que aspiraba a conseguir la independencia de la convulsa, guerracivilística y embrionaria República de Irlanda. El mismo pueblo que, hacia el final de la guerra, no entendía por qué sus jóvenes luchaban y morían por el prestigio colonial de un rey inglés.

El caso es que Eire no reconoció oficialmente los méritos de estos redimidos patriotas de los Fusileros Reales de Dublín hasta solamente hace poco más de diez años.

Con esta hermosa y triste novela, el escritor Sebastian Barry se une a otra causa justa: el homenaje a la memoria y el reconocimiento al valor y sacrificio de los cuerpos y las almas de miles de adolescentes irlandeses que quedaron enredados entre las alambradas políticas de la lucha por una identidad nacional que les llevó a guerrear para liberar de la tiranía germánica a las democracias del Viejo Continente. Pero la cuestión que acabó por atormentarles fue: ¿quién necesitaba más esa lucha por la libertad?, ¿los franceses o los belgas sometidos por los alemanes?, ¿o los propios irlandeses sometidos por los británicos?... Un buen tema sobre el que los soldados podían reflexionar en las trincheras... Al menos hasta el momento ése justo antes de que sus cuerpos se desintegraran y salieran volando, tras el impacto de algún obús, en forma de millones de partículas diminutas, o justo antes de que los huesecillos de sus cráneos, aplastados por las orugas de los tanques enemigos, pavimentaran los lodazales europeos.


Me acuerdo ahora de Wilfred Owen, el escritor inglés que combatió casi hasta el final de la Primera Guerra Mundial. Una semana antes del armisticio (que fue firmado a las 05.00 hrs. pero que comenzaba a las 11.00 horas del día 11 del mes 11 de 1918, lo que significó la muerte de 10.000 soldados en seis horas...), Wilfred Owen (que había renunciado a licenciarse) murió intentando cruzar, al frente de sus hombres, el canal de Sambre-Oise (Francia). Tenía 25 años. Se apagaba así la vida de un joven valiente, culto, bastante guapo y, según las buenas lenguas, homosexual. Además era poeta. Así que Wilfred Owen tiene todo lo que hay que tener para formar parte del Pabellón de Hombres Ilustres Gusanos. Su poema más conocido es este Himno a la Juventud Condenada que dedicó a todos los muertos de la WWI:

¿Doblarán las campanas por aquellos que mueren como ganado? 
Sólo la rabia monstruosa de los cañones 
el rápido tartamudeo de los fusiles pueden rezarles una breve plegaria. 
Para ellos, no más ceremonias, oraciones ni campanas ni voces de luto o salvas en coros, 
Sólo el agudo, rabioso gemido de coros de obuses y clarines llamándolos desde dolientes condados. 
¿Qué candelabros pueden encenderse para ellos? 
No en sus manos de niños sino en sus ojos brillará la sagrada luz de los adioses. 
La pálida mirada de las muchachas serán sus mortajas; 
Sus ofrendas, la ternura de dolidos recuerdos 
y cada lento atardecer se inclinará ante sus memorias. 

El compositor británico Benjamin Britten incluyó en su célebre Réquiem de Guerra de 1962 un pasaje titulado What passing bells en el que el tenor canta estos versos de Owen (lo podéis escuchar en este enlace). En mi homenaje musical de hoy sonará, sin embargo, la misma música que casualmente sonó en mi reproductor mp3 mientras leía los últimos párrafos de Más y Más Lejos. Tuve que llorar después de la siesta. No encontré otra manera menos melodramática de aliviar mi angustia. Qué choto, madre mía.

Va por ti Willie Dunne (18 años y 1,70 mts. de altura), soldado raso de los Fusileros Reales de Dubín. HÉROE GUSANO.

7 comentarios:

David dijo...

Yo también soy de lágrima fácil... Y si no contestas los comentarios y te pones a emular a tu hermano, tal vez hasta eche una lágrima por tu añorada ausencia.
Dicho lo cual, bonita entrada...
Tengo un amigo que me suele hablar de la I Guerra Mundial y me suena que ya me habló de Owen (y también de otros escritores que reflejaron aquello como Sasoon (el que recuerdo por asociación al champú; así soy).
En fin... Me alegro de que te gustara el libro.
Precioso tema.
Hasta la próxima entrada (porque lo que es por comentarios no se te ve).

Mister Lombreeze dijo...

Estimados lectores: He vuelto!!!

estimados lectores?... ah, que solamente hay uno... pues nada, hola David!, he vuelto!.

Tendrías que haber visto al hombretón de MrLombreeze con los ojos arrasados... todo un poema!.

fiona dijo...

Ehhh, ehhhh, que yo siempre ando por aquí!

Sabes que me apunto todas las recomendaciones que haces(cine, libros...)pero al ritmo que avanzo necesitaré dos vidas...jajajaj

Eso de que los chicos no lloran es una gilipollez.

1besico!

Mister Lombreeze dijo...

Y el domingo, cuando seamos campeones de Europa... también llorare!. Hola Fi!!!.

charlie furilo dijo...

Hey Mr.!! Bienvenido. Me apunto la recomendación: si sigue la línea, recoge el testigo o tiene algo en común, lo que prefieras, con esas 3 putas obras maestras del cine, tiene que ser bueno.

POr cierto, hace unos días, lei que el gobierno irlandés también perdonaba a unos 7000 soldados irlandeses que desertaron del Ejército Irlandés y marcharon a luchar en las filas del Ejército Británico contra Hitler.

Aquí la noticia:
http://www.exordio.com/blog/otros-temas/irlanda-perdona-a-desertores-de-la-2gm.html#axzz1z8Dm4WIp

Saludos

Mister Lombreeze dijo...

@charlie, ok, puedes recogerlo la semana que viene de la Biblioteca de Doctor Cerrada que es donde tengo que devolverlo. Jejeje.
Hostias, interesantísimo enlace. No había oído ni leído lo de esta noticia. Desertar para ir a guerrear... ¡¡¡Con dos cojones!!!. No volverá a haber una generación de tiarrones y tiarronas tan acojonantes como los que combatieron en la WWI y WWII. Derrochaban idealismo.

carnet de manipulador de alimentos dijo...

hola perdón, que foto mas guapa la de la portada, doctor zivago nop?

Me ha dejado impresionado...
Un saludo!

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