1.- La Ictioterapia. Metes los pies en el agua y vienen unos pececillos a comerte las pieles muertas. WTF!!!. Esto es repugnante. Me recuerda al chiste del cocodrilo que la chupaba. Con tiburones te hacía yo la ictioterapia, cachondo.
2.- Ver animales mientras estoy comiendo. No es que yo sea tan maniático como Howard Hughes a la hora de comer, pero, hostias, los animales son sucios por definición porque ellos no combaten a la Naturaleza como nosotros (los homo sapiens que hemos inventado el jabón). Y la suciedad es algo que no tiene cabida en una mesa decente. Puedo tolerar a los atunes y a los delfines porque son animales limpísimos, brillantes y con cara de buena gente. El resto de los documentales de La 2 están vetados en mi televisor a la hora de comer. "Mucho mejor un documental que hable sobre la WWII y sus 60 millones de muertos, dónde va a parar...", dice mi mujer con su célebre e indisimulado sarcasmo.
3.- Que me hablen de sexo mientras estoy comiendo. ¡¡¡Que estoy comiendo!!!. Y cuando el sexo no se erotiza, sino que simplemente se narra, se muestra como lo que es: una mezcla de fluidos, sudores, pelos, ruidos extraños, movimientos todavía más extraños y cosas por el estilo que no vienen a cuento y que molestan mientras estoy, por ejemplo, sorbiendo los caracoles del arroz con conejo (si con esta última frase les ha venido a la cabeza una imagen sexual, están enfermos). Puedo conceder una licencia: se puede hablar de tetas, porque las tetas son como las primas mojigatas del pueblo en el que viven nuestros genitales. Tengamos la comida en paz y dejemos lo del sexo para la sobremesa, con el café y el cigarrito.
4.- Los siluros. Supongo que en nuestras ciudades todavía hay ratas, pero la verdad es que yo no las veo por ninguna parte. Solamente vi ratas en Venecia, donde quedaban muy bien en un entorno tan decadentemente hermoso. El relevo de las ratas terrestres lo tomaron las ratas con alas, las palomas, pero los niños dan de comer a las palomas y esa imagen les quita bastante de la intrínseca repugnancia que estos bichos poseen (me estoy refiriendo a las palomas, no a los niños). Y luego están las ratas del río, que son los siluros. Los siluros son unos peces carroñeros con bigotes que son pescados y comidos por rumanos, un colectivo que (al menos en Zaragoza) han resucitado la bellísima imagen del pescador urbano de río. Me encanta ver las orillas de nuestro río Ebro llenas de domingueros con sus cañas. Pero el botín de tan noble pasatiempo suele ser un bicho que me repele. En youtube hay un vídeo de un siluro comiéndose a una paloma desprevenida. Escalofriante.
5.- Las mujeres sentadas a las que se les ven las bragas. El gusto por el upskirt es un fetichismo innoble, un voyeurismo de segunda división porque el vouyerismo elegante es el de mirar por la cerradura de toda la vida. Hay posturas en las que una braga no es lo que debería ser, un artículo de lencería fina, sino que se muestra como un vulgar contenedor higiénico-sanitario de fluidos corporales. Aunque es cierto que todavía son mucho más asquerosas las mujeres sentadas a las que no se les ven las bragas porque lo que se les ve es el potorro. Los occidentales refinados, como yo, hemos superado esa atracción animal por el potorrismo que tanto gustaba a los artistas del paleolítico. Putos paganos.
6.- Los perros babosos. ¿De qué cojones está hecha la baba de perro?. Es más contundente que el blandiblú y tiene un alcance de, al menos, 10 metros desde la boca del can. Cuando te alcanza, el babazo te golpea antes de empaparte la ropa. Puede producir moratones.Tras esto, sucede lo mismo que con la sangre de Alien: la tela comienza a descomponerse. Los perros babosos son las razas más peligrosas de todas. ¿Por qué no les obligan a llevar bozal?.
7.- Las axilas peludas de los varones. Yo soy muy macho.., pero todo tiene un límite. Una axila peluda (o sea, un sobaco) es una visión espeluznante, especialmente en verano. Y me estoy refiriendo siempre a los hombres (en el caso de las mujeres es que no puedo ni concebirlo). ¡¡¡Recortaos o rasuraos las axilas!!!. El universo entero os lo agradecerá.
8.- Las tiendas de los chinos. No me malinterpreten. Esta fobia no tiene nada de xenófoba ni de racista pero la realidad es que las tiendas de los chinos poseen un olor siniestro y una atomósfera atemporal e inquietante. Cuando entras en una tienda de chinos, no puedes por menos que preguntarte "¿en qué año estamos?, ¿1999, 2003, 2006, 2025...?".. Es muy duro eso de darme cuenta de que no tengo ese ingrediente esencial para terminar ese guiso que he comenzado a preparar un domingo. "- Hay que bajar a los chinos a por harina". "- No me jodas...". El PP arreglará este problema cuando obligue a todos los dependientes y dependientas de España a trabajar los domingos. Y yo que creía que los del PP eran cristianos...
9.- El olor de las charcuterías rumanas. Insisto: No me malinterpreten con comentarios tendenciosos. Esta fobia tampoco tienen ningún componente xenófobo. Es, sencillamente, un inevitable relativismo cultural. Otro ejemplo: uno de mis jefes alemanes se tuvo que levantar de la mesa porque me dijo que no soportaba verme comer albóndigas con caracoles (y eso que fue él el que me rogó que pidiera ese plato para ver qué era eso los caracoles y, claro, yo tenía que acabármelo, no te j**e). El olor de las carnicerías rumanas tumbaría a una manada de mamuts. Es tan intenso como el aire acondicionado de El Corte Inglés y, lo mismo que éste, te sacude una bofetada aromática cuando pasas por delante de una de esas tiendas de sempiternas puertas abiertas.
10.- Los encargados de El Corte Inglés. Ninguno llevan barba + ninguno está en forma = malo. Me repugnan sus trajes baratos, sus libidinosas miradas a las dependientas, sus gafas de yayo, sus extraños peinados, su machismo recalcitrante, sus consultas con otros encargados sobre tal o cual transacción, sus idas y venidas a buscar cambios y, sobre todo, ese careto de gilipollas perdonavidas que ponen justo antes de que se la metamos doblada cuando vamos a cambiarles algo. Y eso que yo no soy de los de "comprar al tuntún y ya lo cambiaré luego" (de hecho, ese tipo de gente también me da mucho asco), pero si alguna vez tengo que hacerlo, suelo inventarme excusas rocambolescas para justificar el cambio. Just for fun.
Estos 10 Mandamientos se resumen en 1: La nata de la leche. Hijos de la leche pasteurizada, uperisada, homogenizada y envasada en tetra brik: vosotros no habéis conocido eso que hacían las madres de hervir la leche... En este caso, no os habéis perdido nada. Yo creo que sois más tontos que los de mi generación (todas las generaciones creemos eso de la siguiente) pero en el asunto de la leche, reconozco vuestra ventaja evolutiva. Las madres hervían la leche para achicharrar a los gérmenes. Esta higiénica costumbre tenía unos desagradables efectos secundarios: una capa sólida en la superficie que es la nata. Dicen que está muy rica. A mí me daba la impresión de que un leproso había escupido en la olla.
¿Y a ustedes?, ¿qué le da asco, maaaaaaaaaños?.
Ah, sí. Otra cosa. Cuando yo era joven se hacía mejor música.
2.- Ver animales mientras estoy comiendo. No es que yo sea tan maniático como Howard Hughes a la hora de comer, pero, hostias, los animales son sucios por definición porque ellos no combaten a la Naturaleza como nosotros (los homo sapiens que hemos inventado el jabón). Y la suciedad es algo que no tiene cabida en una mesa decente. Puedo tolerar a los atunes y a los delfines porque son animales limpísimos, brillantes y con cara de buena gente. El resto de los documentales de La 2 están vetados en mi televisor a la hora de comer. "Mucho mejor un documental que hable sobre la WWII y sus 60 millones de muertos, dónde va a parar...", dice mi mujer con su célebre e indisimulado sarcasmo.
3.- Que me hablen de sexo mientras estoy comiendo. ¡¡¡Que estoy comiendo!!!. Y cuando el sexo no se erotiza, sino que simplemente se narra, se muestra como lo que es: una mezcla de fluidos, sudores, pelos, ruidos extraños, movimientos todavía más extraños y cosas por el estilo que no vienen a cuento y que molestan mientras estoy, por ejemplo, sorbiendo los caracoles del arroz con conejo (si con esta última frase les ha venido a la cabeza una imagen sexual, están enfermos). Puedo conceder una licencia: se puede hablar de tetas, porque las tetas son como las primas mojigatas del pueblo en el que viven nuestros genitales. Tengamos la comida en paz y dejemos lo del sexo para la sobremesa, con el café y el cigarrito.
4.- Los siluros. Supongo que en nuestras ciudades todavía hay ratas, pero la verdad es que yo no las veo por ninguna parte. Solamente vi ratas en Venecia, donde quedaban muy bien en un entorno tan decadentemente hermoso. El relevo de las ratas terrestres lo tomaron las ratas con alas, las palomas, pero los niños dan de comer a las palomas y esa imagen les quita bastante de la intrínseca repugnancia que estos bichos poseen (me estoy refiriendo a las palomas, no a los niños). Y luego están las ratas del río, que son los siluros. Los siluros son unos peces carroñeros con bigotes que son pescados y comidos por rumanos, un colectivo que (al menos en Zaragoza) han resucitado la bellísima imagen del pescador urbano de río. Me encanta ver las orillas de nuestro río Ebro llenas de domingueros con sus cañas. Pero el botín de tan noble pasatiempo suele ser un bicho que me repele. En youtube hay un vídeo de un siluro comiéndose a una paloma desprevenida. Escalofriante.
5.- Las mujeres sentadas a las que se les ven las bragas. El gusto por el upskirt es un fetichismo innoble, un voyeurismo de segunda división porque el vouyerismo elegante es el de mirar por la cerradura de toda la vida. Hay posturas en las que una braga no es lo que debería ser, un artículo de lencería fina, sino que se muestra como un vulgar contenedor higiénico-sanitario de fluidos corporales. Aunque es cierto que todavía son mucho más asquerosas las mujeres sentadas a las que no se les ven las bragas porque lo que se les ve es el potorro. Los occidentales refinados, como yo, hemos superado esa atracción animal por el potorrismo que tanto gustaba a los artistas del paleolítico. Putos paganos.
6.- Los perros babosos. ¿De qué cojones está hecha la baba de perro?. Es más contundente que el blandiblú y tiene un alcance de, al menos, 10 metros desde la boca del can. Cuando te alcanza, el babazo te golpea antes de empaparte la ropa. Puede producir moratones.Tras esto, sucede lo mismo que con la sangre de Alien: la tela comienza a descomponerse. Los perros babosos son las razas más peligrosas de todas. ¿Por qué no les obligan a llevar bozal?.
7.- Las axilas peludas de los varones. Yo soy muy macho.., pero todo tiene un límite. Una axila peluda (o sea, un sobaco) es una visión espeluznante, especialmente en verano. Y me estoy refiriendo siempre a los hombres (en el caso de las mujeres es que no puedo ni concebirlo). ¡¡¡Recortaos o rasuraos las axilas!!!. El universo entero os lo agradecerá.
8.- Las tiendas de los chinos. No me malinterpreten. Esta fobia no tiene nada de xenófoba ni de racista pero la realidad es que las tiendas de los chinos poseen un olor siniestro y una atomósfera atemporal e inquietante. Cuando entras en una tienda de chinos, no puedes por menos que preguntarte "¿en qué año estamos?, ¿1999, 2003, 2006, 2025...?".. Es muy duro eso de darme cuenta de que no tengo ese ingrediente esencial para terminar ese guiso que he comenzado a preparar un domingo. "- Hay que bajar a los chinos a por harina". "- No me jodas...". El PP arreglará este problema cuando obligue a todos los dependientes y dependientas de España a trabajar los domingos. Y yo que creía que los del PP eran cristianos...
9.- El olor de las charcuterías rumanas. Insisto: No me malinterpreten con comentarios tendenciosos. Esta fobia tampoco tienen ningún componente xenófobo. Es, sencillamente, un inevitable relativismo cultural. Otro ejemplo: uno de mis jefes alemanes se tuvo que levantar de la mesa porque me dijo que no soportaba verme comer albóndigas con caracoles (y eso que fue él el que me rogó que pidiera ese plato para ver qué era eso los caracoles y, claro, yo tenía que acabármelo, no te j**e). El olor de las carnicerías rumanas tumbaría a una manada de mamuts. Es tan intenso como el aire acondicionado de El Corte Inglés y, lo mismo que éste, te sacude una bofetada aromática cuando pasas por delante de una de esas tiendas de sempiternas puertas abiertas.
10.- Los encargados de El Corte Inglés. Ninguno llevan barba + ninguno está en forma = malo. Me repugnan sus trajes baratos, sus libidinosas miradas a las dependientas, sus gafas de yayo, sus extraños peinados, su machismo recalcitrante, sus consultas con otros encargados sobre tal o cual transacción, sus idas y venidas a buscar cambios y, sobre todo, ese careto de gilipollas perdonavidas que ponen justo antes de que se la metamos doblada cuando vamos a cambiarles algo. Y eso que yo no soy de los de "comprar al tuntún y ya lo cambiaré luego" (de hecho, ese tipo de gente también me da mucho asco), pero si alguna vez tengo que hacerlo, suelo inventarme excusas rocambolescas para justificar el cambio. Just for fun.
Estos 10 Mandamientos se resumen en 1: La nata de la leche. Hijos de la leche pasteurizada, uperisada, homogenizada y envasada en tetra brik: vosotros no habéis conocido eso que hacían las madres de hervir la leche... En este caso, no os habéis perdido nada. Yo creo que sois más tontos que los de mi generación (todas las generaciones creemos eso de la siguiente) pero en el asunto de la leche, reconozco vuestra ventaja evolutiva. Las madres hervían la leche para achicharrar a los gérmenes. Esta higiénica costumbre tenía unos desagradables efectos secundarios: una capa sólida en la superficie que es la nata. Dicen que está muy rica. A mí me daba la impresión de que un leproso había escupido en la olla.
¿Y a ustedes?, ¿qué le da asco, maaaaaaaaaños?.
Ah, sí. Otra cosa. Cuando yo era joven se hacía mejor música.
27 comentarios:
Siempre cuelo la leche si la he calentado para que no me caiga nata (ja,ja).
Qué lista es Mrs.Lombreeze (y qué lista la tuya)...
Pero lo que yo no soporto es que se esté viendo la tele en las comidas. No me gusta...sólo me parece bien si alguien está sólo...
Uffff, lo de la leche lo comparto 100%, qué puto asco me da la nata, a casa de mi abuela venía el lechero! Qué cosas.
1. Yo no iría nunca a pagar porque unos peces me comieran los pies, pero en una playa de aquí, sí que hay unos parecidos y cuando voy me gusta sentarme y verlos actuar.
2. Estoy con tu mujer. Prefiero ver animales que muertos.
3. En mi casa la hora de la comida es aún más escatológica...Parece que lo hacemos a propósito, coño.
4. Me acabo de enterar de qué son los siluros...a mí hasta ahora me hacían gracia las carpas, pero por cómo son, son parecidos...jajaj. Lo único que me da repelús son las cucas.
5. A mí me da repelús verle la raja del ojete a la gente cuando se sienta...lo de no llevar bragas es de ser cerda cerda.
6. jajaja, es verdad, menuda consistencia tienen esas babas! Pero adoro a todos los perros.
7. Aparte de poco higiénico, es poco estético, pero no llega a nivel repelús. Me dan repelús las uñas de los pies largas y ésas que son duras y amarillentas...
8. A mí me produce esa misma sensación el Día.
9. Odio y me dan un repelús tremendo los caracoles. Puaj.
10. Y las señoras? Que llevan un kilo de maquillaje? De verdad, son una fauna total. No soporto que vayan detrás mía a ver si necesito algo, si lo necesito ya te avisaré, hostia.
1besico!
Comparto tu repelús por casi todo lo que mencionas, Mister. Y nada de chorradas; te ha quedado una entrada muy digna y entretenida.
De las tiendas de los chinos lo que no soporto es que al final de cada pasillo haya siempre alguien vigilando por si te llevas alguno de sus preciados productos. No puedo con su desconfianza. Me resulta ofensiva. Y recíproca, todo sea dicho: mi regla de oro es no comprar nada de comida en un chino. Prefiero pasar hambre.
En cuanto a la tele, te digo lo que David: nunca la veo mientras como. Hace años veía las noticas a la hora del almuerzo. Lo que son las cosas...
La nata de la leche tampoco la soporto, pero eso ya no es un problema. Lo que bebemos hoy en día no es leche, sino un cutre sucedáneo (aunque sea "entera"); ahí ya no hay nata nata. Mi abuela solía llevar la leche al punto de ebullición tres veces antes de consumirla. Me encantaba ver el proceso. Menuda costra de nata se formaba entonces...
Yo a los que no soporto es a los empleados de la FNAC (espero que no haya ninguno entre tus seguidores). La cosa viene desde el día que pregunté a uno de ellos por un libro del "Rat Pack"... Ni puñetera idea tenía el muchacho. Le mencioné Dean Martin y tampoco, oye. Puedes imaginarte mi indignación. Tuve que darle la referencia de Sinatra para que empezara a "sonarle" algo. Más o menos están todos cortados por la misma tijera: éstos sí tienen barba pero están esmirriados. No sé si podría extraerse un patrón... Y pensar que yo una vez quise trabajar en la FNAC. Lo que son las cosas...
Tampoco me gustan nada esas señoritas hipermaquilladas a las que luego se les nota un corte del quince debajo de la barbilla. Se ve que no controlan nada los tonos ni el difuminado. Lo de las bragas, así tan descarado y con tan poca clase, no tiene gracia.
En fin, no me enrollo más. Un saludo, amigo.
PD: Lo de los siluros es impresionante. Bestias inmundas...
@fiona, mi mujer insistió mucho en que incluyera en la lista el tema de la hucha, pero es que a mí no me da repelús. Me da risa.
@David, estás más loco que yo. Tampoco es para tanto lo de la tele mientras se come. Todo depende de la intensidad que dediques a la tele o a la conversación. Si es un clásico español eso de ver el telediario comiendo.
@Kine, jajajja, joder es verdad eso que dices del Gran Hermano Chino que todo lo ve, jajaja.
Sí, sí, mi abuela y mi madre también la hervían tres veces!.
Los pobres de la FNAC.., pa lo que cobran, demasiado hacen.
Las dependientas de El Corte Inglés antes eran más cansinas que ahora. Cuando yo era joven y compraba cds de música clásica, como era muy pobre tenía que cuidar muy mucho en qué me gastaba las perricas y me tiraba horas eligiendo... Siempre se me acercaban varias veces a dar por el saco. "Le puedo ayudar?", y me miraban como si fuera un delincuente. Entonces yo les respodía "pues lo dudo mucho, pero vamos a intentarlo, ¿tienes la integral de los cuartetos de cuerda de tal compositor?", y claro las dejaba fuera de juego...
Bueno, con la lista tengo mis más y mis menos. No sé cómo huele una carnicería rumana y los chinos no me disgustan especialmente aunque raramente entro en uno de ellos. Yo soy muy de comprar y descambiar, así que eso no me da nada de asco, es más, disfruto adquiriendo cosas y disfruto también cuando descambio y vuelvo a tener dinero otra vez (es un rollo bulímico, lo sé, pero es así).
Estoy contigo por completo en lo de la nata de la leche (puaggg)y el Cannonball (magnífico tema).
Un saludo
El 9 me ha hecho gracia porque me ha recordado a la cara de espanto que pusieron unos guiris de la mesa de al lado cuando el mes pasado en Tossa me sirvieron unos estupendos caracoles. Llamaron al camarero y le pidieron en inglés que los cambiaran de mesa pues no eran capaces de comer al lado de alguien que comiera "It".
A mí me da mucho asquito al comer encontrarme un huesecillo en algo que no me esperaba encontrar huesecillos (unas salchichas frankfurt, por ejemplo) Aaagh... ni encontrarme una cuca me daría tanto asco y no sé porqué. Saludos. Borgo.
Bueeeeeeeenas Mister, me estoy riendo todavía con la lista, me resulta insuperable, sólo quiero añadir algo que me contaron hace muchos años de la cantante Karina, padece coprofagia, con lo lela que parece y comiendo mierda... no sé si será una leyenda urbana pero desde que me lo dijeron no puedo verla sin que me den arcadas.
Bueno, una lista respetable sin duda, aunque se nota que no tiene un acuario, de lo contrario sentiría esos bocaditos fríos de los peces a la hora de limpiarlo. En el fondo es un ataque frustrado de quien en realidad querría devorarle las entrañas. Hasta un inofensivo acuario tiene su lado oscuro.
Ja, ja, muy buena esa lista.
La ictioterapia es como un beso de Sissi emperatriz si la comparamos con la maggot therapy (y lo digo sin ánimo de ofender).
Las bragas no me dan tanto repelús como los tangas. El binomio repulsivo es tanga+piercing en el ombligo.
Tiene razón con lo de los chinos. Y pensar que posiblemente sean el supermercado del futuro...
Tengo también aprensión, entre otras cosas, a: las cadenas con crucifijo, la gente mayor que baila por Shakira, la teletienda y las cabezas peinadas con gomina.
Saludos
@maraminiver, eres una descambiadora compulsiva???. El número de cruzcampo a las que me vas a tener que invitar cuando vaya a Sevilla acaba de subir considerablemente. No sé qué especias le ponen a los embutidos rumanos, pero son tremendas, el día que lo huelas lo comprobarás.
@miquel, yo creo que podríamos invadir Europa y llegar hasta el Banco Central Europeo, para saquear sus reservas, utilizando el arma secreta de los íberos: los caracoles. Los ejércitos alemanes saldrían corriendo cuando comenzaran a escuchar, a lo lejos, los sorbidos caracoleros de nuestros muchachos. Les darían más miedo que los cohetes Katyusha.
Sí, lo de encontrarse un huesecillo lo comparto. Es que es bizarro. Sería como ver a una vaca comiéndose a un conejo... eso son cosas de lobos!!!. Tú eres el que se encontró el huesecillo de rata en la hamburguesa del macdonalds, no?
@Isabel, dónde te habías metido?. Que tienes una labor de servicio público con tu blooooog. Jajajjaa, pero qué me dices de Karina? jajajjaja. Entonces lo que buscaba en el baúl de los recuerdos era... mi**da???
@PEPE C, esos pececillos tuyos son unos ictioterapeutas en potencia. Yo creo que los podríamos incluír en el punto 1. Claro que tienen lados oscuros los acuarios, no te has fijado la cara de acojone que tienen todos los buzos de plástico???.
@Sr.ConBoina, he tenido que buscar en google lo de "maggot therapy"... todavía tengo arcadas.
Las tangas son un horror, ni siquiera quedan bien cuando las luce un culo perfecto. Los supermercados del futuro no tendrán chinos, sino gente trabajando como chinos. "La gente mayor que baila por Shakira", jajajajjajajaaaa. Coincido. Jajajajaja.
Amén a todo, señor gusano.
Diego.
Estimado Webmaster
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Qué bueno! Me he reído un montón.
En algunas las comparto al 100 x 100.
Esas axilas , por dios!!
Y con lo del corteinglés, totalmente de acuerdo, parecen anclados en otra época de naftalina y braserillo. Me parecen unos tristes de mucho cuidado.
Por cierto, a mi me gusta la nata, debo ser de los pocos, ;)
Un saludo
Con la nata no tengo problemas, ya que no tomo leche desde hace casi cuatro décadas. Desde que la dejé, digiero mucho mejor.
Coincido con el Sr.con boina en preferir las bragas a los tangas: éstos son un atentado a la estética. Y ya que estamos con fetichismo, el viento que levanta faldas de golpe tiene su encanto.
También me asquean los caracoles. Los documentales de la 2 no me dan un especial repelús, pero vaya cómo los están amortizando. Ya nos sabemos de memoria el paso del río Mara por los ñúes y las cebras ante la mirada impaciente de los cocodrilos.
@C. Noodles, no eres el único en lo de la nata. Mis padres se hacían tostadas de pan cubiertas de nata de leche y azúcar. ¡¡¡Y juraban que estaba buenísimo!!!. Yo creo que preferiría comer hormigas fritas antes que eso...
"Nafatalina y braserillo", jajajaja, magnífica descripción.
@Waldemar, yo no puedo abandonar el mundo de los lácteos, creo que estoy enganchado. Eso sí, desde luego que digiero mejor la leche sin lactosa. Jajajjaa, pero qué mayores somos Mr. Daninsky!!!. Coincido con el tema bragueril, como ya he dicho. ¿Tiene nombre el fetichismo ése del viente y las faldas?, "skirtwindblowing"???. Lo de los ñúes está tan visto que no sé como sigue habiendo ñúes con ganas de cruzar el río Mara. Creo que es hora de que se organicen y construyan su particular "Puente sobre el río Mara".
@diego, llévate mis bendiciones, hermano.
cuando por fin me atrevi a probar la nata (eso si,untada en pan y con azucar)me di cuenta de que razon tenia mi madre,estaba buenisima!!!
mmmmm... muchas sobre comer o comida; veamos... ¿algún psicólogo en la sala?
No puedo estar más de acuerdo contigo que con la décima: los encargados del corte inglés... qué fauna!!!
Por cierto: Breeders; cuánto tiempo y qué buenas eran las jodías.
Un saludo.
Curioso post, Howard.
@meneillos, es que su madre es muy sabia. Y cocina de maravilla.
@Míchel, no aceptamos potorro como comida, eh?, que conste. Si hay algún sicólogo en la sala, por favor que no sea freudiano. Las Breederes eran tan buenas que a mí me atraían incluso físicamente.
@Moebius, you can callme "Howard Post".
"Cannonball" es una de esas canciones perfectas, creo yo. Y las caras de listas y guasonas que tienen las hermanas me encantan. He estado escuchando muchas otras canciones suyas en el youtube pero no he encontrado ninguna que sea tan buena, ni remotamente.
@Misión K, coincido. El resto de sus canciones no eran tan buenas, pero ellas siempre tenían cara de listas. Un usuario del youtube comentó que Cannonball tenía el mejor bajo ever. Ýo lo que creo es que tiene el batería más marchoso y con menos pintas de batería del mundo.
que grande!! Dios te tenga en tu gloria (en caso de existir), qué risas y cuanta razón tiene el amigo gusano
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