"A lo largo de nuestra vida nos vamos empapando de muchas cosas y, al final, somos el resultado de la experiencia vivida. En este caso de la experiencia escuchada. La música es algo esencial en lo cotidiano, forma ya parte inseparable de la rutina y, a cada uno, le ha marcado un determinado sonido, una melodía o una letra que le quedó grabado de forma permanente. Supongo que todos tenemos un recorrido musical, un poso en el que hemos ido creciendo, una base con la poder evolucionar. Sobre gustos ya saben lo que dicen y, en ese sentido, nuestras preferencia musicales son algo tan particular que cualquier música tiene que ser respetada como un opción libre y personal. Estoy seguro de que cada uno de ustedes tiene una lista de discos que han quemado hasta la extenuación, que nos les ha pesado escuchar una y otra vez. Algunas de esas propuestas, machacadas de forma insistente, ya no nos seducen lo que antaño y han sido superadas, aunque siempre quedaran como parte inherente de nuestra educación sentimental y otras siempre han permanecido como el sonido que nos produce un particular e intransferible placer. Al fin y al cabo, ¿quién no se ha mortificado alguna noche, escuchando una canción triste, después de un desengaño amoroso?. No tienen que ser a la fuerza discos míticos, ni tan siquiera los mejores de sus autores, pero, por razones íntimas, nos pertenecen para siempre. Estos son algunos de mis discos quemados que, poco, nada o mucho, coincidirán con los de cada uno de ustedes."
Hala pues, que voy con mi selección (no incluyo ninguno de Música Clásica). Aprovechando que me voy a tomar unos días de vacaciones, les voy a dejar una entradita cada día de la semana con su cancioncita correspondiente.
Comienzo con el más extravagante disco de mi selección: Hooked on Classics, 1981. Louis Clark and the Royal Philarmonic Orchestra. Louis Clark era el Luis Cobos británico (en realidad es al revés). Hooked on Classics era una didáctica trilogía de discos compuesta por un montón de pupurrís de música clásica arreglada para la ocasión por Mr. Clark que utilizaba como amalgama una caja de ritmos y un bajo eléctrico. Esto puede parecer una aberración para cualquier melómano de bien, pero hay que reconocer que como instrumento de iniciación para un niño, el experimento puede funcionar. En mi caso lo hizo.
Uno de los discos más quemados por mi pequeñita persona fue éste:
Uno de los discos más quemados por mi pequeñita persona fue éste:
Nos vemos en 10 días. Me voy a Madriz a un entierro; el entierro de Mondo Mierda. No se pierdan las siguientes 10 entradas que no son nada del otro mundo pero que incluyen 10 buenas canciones. Les leeré vía smartphone si mi santa me lo permite...
5 comentarios:
Instrumento de iniciación para un niño y para una no tan niña...jajajaj.
De luto estamos. Dale una colleja de mi parte.
Y a disfrutar!!!
1besico.
Gracias por la referencia, es todo un honor. En cuanto a la elección, no hay que rasgarse las vestiduras, sabiendo que cada música tiene su público adecuado.
Pues lo mismo me apunto al meme, pero de una tanda, como hiciera el señor Pepe. Seguiremos diariamente las entradas. La cosa promete.
Que vaya todo bien por la capital.
Un abrazo
Es un buen meme. Si me veo con ganas lo haré también, Lombreeze. Qué haríamos muchos de nosotros sin la música!? Eso de discos quemados me suena muchísimo. Creo que no hay nadie a quien le guste la música (curioso que haya gente a la que le de igual) que no tuviera esa experiencia un tanto compulsiva.
Un saludo
Suena mejor que Luis Cobos... Bueno, ¡todo! suena mejor que Luis Cobos... Esto ya lo incluyeron los Beatles en su Yellow Submarine y no pasó nada. Es clásica para gente perezosa, y ya está...
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