Estos tres discos de Radio Futura son, con muchíiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiisima diferencia, mis discos más quemados. De entre ellos no sabría decir cuál es el que más intensamente machaqué. Puede que fuera La Ley... Una de las grandes canciones de mis borracheras era La Secta del Mar.
4 comentarios:
todo el disco es una puta obra maestra imprescindible.
abrazo mestre.
Me hice muchísimas gayolas escuchando a Radio Futura.
Sí, Lombri, muchísimas. Algunas me las hice yo, otras me las hicieron y otras no me las hicieron pero yo conté que sí, para fardar.
Todas tuvieron un denominador común: me corrí como un geisher (no recuerdo cómo se escribe ni incluso cómo se dice, pero me refiero a ese surtidor vertical de las tierra volcánicas de Islandia, creo).
Además, los cantantes/grupos de antes no eran tan subnormales como los de ahora.
Y pensar que hoy en día Chenoa vende un par de millones de discos...
Onanopajéese, cabrón¡¡¡
A causa de la lluvia del porvenir no sé si bailaré toda la vida en los bailes de Marte o si me quedaré esperando un eclipse, pero desde que un viento partió de una oscura nube aquella noche sé que tienes veneno en la piel, y si te vuelvo a ver pintar un corazón de tiza en la pared te voy a dar un buen par de hostias por haber, etc. pero si me llevas contigo prometo ser ligero como la brisa.
Vamos, que nunca fui muy radiofuturista, pero algunas de sus canciones me encantaban.
(Una compañera del trabajo me dijo una vez que Auserón era el prototipo del maño guapo.)
Un día hablaremos (sí, cuando se muera) de Santiago Auserón como lo que siempre ha sido: un tipo que pasaba milagrosamente desapercibido y, mientras tanto, iba escribiendo el pop español con letras de oro... Cualquier cosa, vaya...
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