jueves, 29 de mayo de 2014

100 Años de... La Marcha del Coronel Bogey.

Todos en pie. 
Vamos a celebrar hoy 
el centenario de un mito musical del Cine.


Se cumplen 100 años del nacimiento de la archipopularísima Marcha del Coronel Bogey compuesta en 1914 por el Mayor Frederik Joseph Rickets (1881-1945) quien firmaba sus trabajos con el seudónimo de Kenneth J. Alford. Aquí podrán escuchar la versión original.

No busquen la biografía del Coronel Bogey que da nombre a esta composición porque es un personaje que nunca existió (nota: Bogey Man = Hombre del Saco).

Algunos dicen que el Coronel Bogey era un rango militar que, a modo de chanza, otorgaban los oficiales del ejército británico bien a los civiles que jugaban en sus clubes de golf, bien a un personaje ficticio contra quien se competía para mejorar el par del campo (o algo así).

Aunque, según la viuda de Rickets/Alford, el Coronel Bogey sería el avatar de un coronel de carne y hueso que solía silbar las dos primeras notas de la marcha cuando hacía noséqué golpe jugando al golf.

En cualquier caso el prosaico origen de tan gloriosa marcha sería, más o menos, el mismo: bromitas de golf de gentlemen británicos.



La marcha se popularizó durante la WWII o, más bien, se vulgarizó gracias a la sucia boca de la tropa cuando decidió ponerle una letra que, más o menos, venía a decir:


Hitler has only got one ball
The other is in the Albert Hall
Himmler has something sim’lar
And poor old Goebbels has no balls at all.

Traducción libre gusana (priorizando la rima y la intención sobre la literalidad):

Hitler tiene sólo un cojón. 
Otro está en el Albert Hall. 
Himmler es medio eunuco .
Y al pobre Goebbles le faltan los dooooooooos.

Sir Malcolm Arnold, echó mano de la Marcha del Coronel Bogey para adornar una de las entradas y una de las presentaciones de personajes más recordadas y admiradas del Séptimo Arte. La que habrán visto al principio del post si le han dado al play.

Como el Mayor Rickets consideraba de mal gusto muchas de las ofensivas letras que la soldadesca había inventado para completar su melodía, solamente consintió ceder sus derechos a condición de que no se cantara ninguna de ellas. Y ante la falta de una orquesta como dios manda en mitad de la selva (que solamente sonaba en la cabeza del chiflado Coronel Nicholson), se recurrió al canto sin palabras por excelencia: el silbido. Así que David Lean metió el silbidito para no herir sensibilidades.

Felicidades al Coronel Bogey, al Mayor Rickets, a Sir Malcolm Arnold, a David Lean, a Alec Guinness y a la marcha que popularizó todos estos grandes nombres.

Y ahora, la versión que ponía mi padre en el tocadiscos: Mitch Miller y su orquesta.

domingo, 25 de mayo de 2014

6 Grados Gusanos. De cómo se comienza acudiendo a votar y se termina en Sir Malcolm Arnold.

Hala, ya hemos votado. Les invito a todos ustedes a que sigan mi ejemplo. 

Bueno, esta frase ha quedado un poco pretenciosa, casi mejor les animo a que todos ustedes acudan a votar y venzan sus posibles reticencias para lo que les voy a esgrimir el argumento de siempre (sí, me repito): unos cuantos antepasados nuestros las pasaron p***s para conseguir que todo cristo tuviera el derecho de ir a votar.


Dicho esto, es inevitable orbitar toda esta campaña electoral que hemos sufrido alrededor de las desafortunadas declaraciones del candidato del PP, Miguel Ángel Arias Cañete quien aparenta ser un bigmouth de tomo y lomo. Al PSOE le ha venido de perlas esta patochada para añadir un poco de salsa rosa a la insulsa ensalada europea. Las mujeres socialdemócratas (como la mía) comenzaron pronto, tras la comprensible indignación inicial, a bromear sobre el asunto con chanzas del estilo "si te dejo ver el fútbol el sábado por la noche y te preparo una buena cena, ¿me sacarás a votar el domingo por la mañana para que me dé el aire?". Y cosas por el estilo.

Y mi cerebelo, con su genética tendencia a la dispersión asociativa gusana, se acuerda de ese ácido clásico setentero de la ¿sci-fi?, ¿terror?, ¿comedia negra? que dirigió el poco reconocido y muy interesante director inglés Bryan Forbes: Las Esposas de Stepford (1974), película que conoció un poco recomendable remake 30 años después: Las Mujeres Perfectas (Nicole Kidman...).

Pero siempre que hablemos de Bryan Forbes tenemos que referirnos, ineludiblemente, a su magnífica ópera prima: Cuando el Viento silba (1961), una película que les recomiendo y que contiene una de las escenas más ateas de todos los tiempos. La protagoniza este niño incapaz de creer en un Jesús que no puede resucitar a un gatito muerto...


Otro de los varios atractivos de Cuando el Viento silba (película que, por cierto, es considerada por unos cuantos como la abuela de El Espíritu de la Colmena de Erice), es, sin duda, la estupenda banda sonora del estupendísimo compositor Sir Malcolm Arnold, célebre gracias a sus muchos méritos pero, sobre todo, por haber popularizado la Marcha del Coronel Bogey (compuesta por Keneth J. Alford) cuando tuvo que improvisar su música incidental par la magistral El Puente sobre el Río Kwai (1957, David Lean).

Disfruten de esta maravillosa suite orquestal de la banda sonora de Cuando el Viento silba y tomen nota de cómo se improvisa un post (ahora sí que me pongo de ejemplo, qué cojones) y de cómo, gracias a la teoría de los seis grados (gusanos), se pueden superar las tontadas de Arias Cañete y terminar la mañana silbando estas hermosas notas:

miércoles, 21 de mayo de 2014

Godzilla (2014, Gareth Edwards). ROAAAAAAAAAAAAAAAAARRRRRRRRRR!!!

Tras ver la nueva versión de Godzilla, la primera conclusión que me vino a la cabeza es que este gran monstruo de 60 años, 200 metros de altura y 30.000 toneladas de peso tiene alma de proletario resentido. Y digo esto porque no hay otra razón que explique su obsesión por destruir el centro turístico-histórico-financiero de las ciudades, el que habitamos los urbanitas molones como yo. Así que a los desafortunados y parias de la Tierra, habitantes de barriadas obreras, arrabales y ciudades dormitorio, yo os digo que durmáis tranquilos porque os libráis de esta monstruosa amenaza.

Dicho esto, comenzamos con la conclusión: Godzilla (2014) es un truño de 30.000 toneladas. Una decepción para el que esto escribe ya que en la película había depositado las esperanzas razonables surgidas al enterarme de que el realizador era Gareth Edwards, un señor que venía de hacer una película de monstruos de bajo presupuesto muy buena: Monsters (2010). O sea, algo parecido a lo que me pasó con Robocop (2014. Y van dos).


Pero el caso es que la primera hora de Godzilla no hay por dónde cogerla más allá de sus impecables FX y unos cuantos planos panorámicos impresionantes. El guión y las interpretaciones son lamentables (especialmente horrorosos son Bryan Cranston y su peluca) y no merece la pena dedicarles más espacio en el post. Solamente añadiré que la mujer del pazguato protagonista masculino es enfermera… con eso está todo dicho porque es la cumbre del topicazo del cine de catástrofes. De verdad que los primeros 60 minutos son para tirarlos directamente a la basura. 

Toda la innecesaria excusa argumental del drama familiar de los personajes es una patochada y, ademas, sale un niño con gorra de béisbol. Del doblaje al castellano de los japoneses ni me quejo porque fui al cine asumiendo lo que se avecinaba. Eso sí, los japoneses, bueno Ken Watanabe, el único japonés que tiene permiso para codearse con occidentales, mira al infinito, como dios manda e interpreta al insoportable científico que parece muy listo pero que no sabe por dónde le pega el aire.


El caso es que tras la soporífera primera hora llega una escena que es estupenda y luego la película es otra hora de monstruos gigantescos dándose de hostias por San Francisco. Of course, se cargan el Golden Gate. Estos segundos 60 minutos son entretenidos, sin más.

La escena estupenda a la que me refiero es la incursión HALO (salto en paracaídas desde gran altura) de los soldados USA en el centro de la ciudad. 

Gareth Edwards nos ofrece la única pincelada de terror de toda la película (por cierto, humor = 0,001%) gracias a la inestimable ayuda de la siempre angustiosa música del genial compositor rumano György Ligeti a quien Kubrick puso “de moda” al hacerlo sonar en su magistral 2001.

Atentos al Kyrie del Réquiem de Ligeti de 1965. 
Volumen a tope, por favor:


Tremendo.

Para los que han pasado completamente de darle al play, tengo un regalito. Una hermosa canción que suena brevemente en una escena bobalicona de la película (el regreso a casa el héroe) y que yo creo que es fabulosa (la canción, no la escena). 

Me estoy refiriendo a Breakfeast in Bed, temazo que la gran diva Dusty Springfield publicó en 1969. Que les aproveche esta perla:


Por cierto, el “ROARRRRRRRRRR” del título es el gruñido de mala hostia que soltó MrLombreeze cuando abandonó la sala. Moraleja: no gasten dinero en Godzilla.

domingo, 18 de mayo de 2014

50 Años de... Los Paraguas de Cherburgo (1964, Jacques Demy).

Ahora que el Festival de Cannes está en el candelero, no está de más recordar a su flamante ganadora de la Palma de Oro de hace medio siglo: Los Paraguas de Cherburgo, película de culto y rareza cinematográfica donde las haya. Posiblemente sea el único musical not made in Hollywood que la mayoría de los aficionados al cine podemos venerar. Está dirigida por el, en mi opinión, extravagante pero interesante y sentimentaloide Jacques Demy (cuya filmografía no es apta para todos los paladares).

La historia que nos cuenta Los Paraguas de Cherburgo es un folletín sonrojante cuya sinópsis es capaz de avergonzar al más azucadaro de los cinéfilos. Su célebre saturación fotográfica roza lo hortera y, para el que no lo sepa, es un musical puro 100%, esto es, no hay diálogos hablados, se canta sin parar.


Pese a que todo esto puede echar atrás a más de uno, queremos recordarles que Los Paraguas de Cherburgo está protagonizada por Catherine Denueve a los 20 años que es sinónimo de la cosa más guapa que se ha proyectado sobre una pantalla de cine. Sus congénitos méritos estéticos están respaldados por la voz de Danielle Licari a quien los onanistas más veteranos recordamos (aunque no le pongamos nombre) haber escuchado en varias y célebres bandas sonoras de películas eróticas de los 70.

Pero, sin duda, Los Paraguas de Cherburgo fue lo que fue y es lo que es gracias, sobre todo, al inmortal tema musical compuesto por el tres veces oscarizado Michel Legrand (1932). El tema principal de la película es más que un leit motiv, es el alma de sus 90 minutos. El título lo dice todo: "Je ne pourrai jamais vivre sans toi" o sea, "Nunca podría vivir sin ti", requetepopularizado por múltiples cantantes anglosajones bajo el título de "I will wait for you".

Vamos a escuchar su versión original.


¿Cómo se les ha quedado el cuerpo?. Tremenda escena.

Para rematar el post, mi cover favorito y uno de los más excesivos de todos (creo yo): Connie Francis interpretando "I will wait for you". No me sean modernetes y déjense llevar por este apoteosis hiperrománticón. Una versión que todos los fans de Futurama deberían conocer (suena en una de las escenas más tristes que he visto en toda mi vida).

jueves, 15 de mayo de 2014

Filosofadas de Cine: Babel (2006, Alejandro González Iñárritu).

Voy a contar Babel  tal y como la vieron los ojos gusanos (no spoilers).

Un matrimonio yanki que parece estar atravesando una crisis bourgeoise de pareja de la que desconocemos las causas, se encuentra de vacaciones, o algo así, por Marruecos (aunque a ella parece no gustarle demasiado ese destino turístico). 


Los pobrecillos sufren un incidente con unos niños marroquíes y se ven obligados a quedarse en un pueblucho donde se entienden con todo el mundo porque el traductor que les acompaña habla perfectamente los dos idiomas necesarios para dicho entendimiento. Durante este episodio se deja muy claro que Marruecos es un país tercermundista, sin ambulancias ni helicópteros ni cosas de ésas.

Estos dos yankis han dejado en California a sus dos hijos al cuidado de una nanny mexicana. Bueno, mexicana  y muy descerebrada. Una señora a la que no sé por qué no acaban fusilando al final de la película y que da una idea de lo mal que está el servicio en nuestros días. También se supone que intenta mostrar el escandaloso contraste entre las dos sociedades que conviven a ambos lados de la frontera. Tan cerca, tan lejos... 

Mientras tanto, en Japón (sí.., ¡¡¡en Japón!!!) la hija sordomuda de una señora suicidada y un empresario japonés que estuvo de caza por Marruecos con un guía amigo de los padres de los dos niños que provocan el incidente con los yankis... 

Repito: ... la hija sordomuda de una señora suicidada y un empresario japonés que estuvo de caza por Marruecos con un guía amigo de los padres de los dos niños que provocan el incidente con los yankis... 

... no consigue acostarse con nadie y, ¿por consiguiente?, se va desnudando sin ton ni son. O... ¿a lo mejor no es sin ton ni son sino que tiene que ver con la súper tecnificada pero deshumanizada sociedad nipona...?. ¿Quién sabe? y, lo que es peor ¿a quién coño le importa?.

La moraleja de la película es que "el dolor es universal...". Tremendo. El dolor de cabeza también.

En fin, que no me gustó Babel. Veredicto: Filosofada.

domingo, 11 de mayo de 2014

Diez cosas que gustan a todo el mundo y no por ello dejan de ser buenas (II).

El título original para esta entrada era: "Diez cosas que os harán parecer un snob ante los vulgares y un vulgar ante los snobs", pero caí en la cuenta de que iba a parecer un título snob para los vulgares y vulgar para los snobs. Así que, abrumado por el panorama, lo cambié y lo dejé en su sitio: En tierra de nadie.

Que no pasa nada porque nos guste esto. ¡¡¡Podemos decirlo con orgullo!!!.

Tanto snob, tanto vulgo y tanta leche...

1. “El caminante sobre el mar de nubes” de C. D. Friedrich.


2. Las partículas elementales de Michel Houellebecq.

"Los hombres que envejecen solos son mucho menos dignos de compasión que las mujeres en la misma situación. Ellos beben vino malo, se quedan dormidos, les apesta el aliento; se despiertan y empiezan otra vez; y se mueren bastante deprisa. Las mujeres toman calmantes, hacen yoga, van a ver a un psicólogo; viven muchos años y sufren mucho. Tienen el cuerpo débil y estropeado; lo saben y sufren mucho. Pero siguen adelante, porque no logran renunciar a ser amadas."

3. “Pulp Fiction” de Quentin Tarantino.


4. "Royals" de Lorde.


5. “Amor Constante más allá de la Muerte” de Francisco de Quevedo.

Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;

Mas no de esotra parte en la ribera
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.

Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,

Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.

6. El comienzo del Concierto para piano n. 2 (1901) de Racnmaninoff.


7. La camiseta de Los Ramones.


8. La (maravillosa) foto de la Grand Central Terminal de NY de Hal Morey (1930).


9. Las Frases de Oscar Wilde.


10. El mar (así, en general). 


La primera parte aquí.

jueves, 8 de mayo de 2014

Clásicos Imprescindibles: Todos a Casa (1960, Luigi Comencini). El caos italiano durante la WWII.

8 de Septiembre de 1943

El Mariscal Pietro Badoglio, Jefe del nuevo Gobierno Italiano, anuncia públicamente que ha firmado el armisticio con los Aliados. Las tropas italianas reciben la orden de cesar las hostilidades contra las angloamericanas que habían comenzando la "reconquista" de Italia pocos meses atrás. Los italianos deben ceder el control de aeródromos, puertos marítimos y demás instalaciones militares y civiles que los mandos aliados consideren útiles en su lucha contra los nazis. Además, deben negar a los alemanes cualquier ayuda militar que pueda suponer una ventaja en su lucha contra norteamericanos y británicos.

El gobierno de Badoglio mantenía, desde junio, al depuesto Mussolini prisionero en Gran Sasso pero, tres días después de la proclamación del armisticio, el Duce es liberado por un comando de paracaidistas alemanes. Mussolini, apoyado por las tropas de Hitler, forma en Saló el gobierno de la nueva Reppublica Sociale Italiana creando el Ejército Nacional Republicano que estará compuesto, mayoritariamente, por sus incondicionales fascistas (un total de 150.000 hombres que serán entrenados en Alemania). Tras la firma del armisticio, el Ejército Alemán no está dispuesto a ceder el control de ninguna instalación estratégica a los aliados y considera como enemigo a todo aquel soldado italiano que acate las órdenes del Mariscal Badoglio...


Y ahora, en este marco incomparable durante uno de los momentos más caóticos y de desgobierno que ha conocido Italia, imaginemos que somos un subteniente del ejército regular italiano que, al mando de un grupo de hombres, tiene que decidir qué narices hacer

Todas las opciones son muy atractivas:

I.- Unirse a los alemanes en un momento en el que la guerra en Europa se sabe perdida,
II.- Unirse a los fascistas italianos que están más fanáticos y paranoicos que nunca,
III.- Unirse a los americanos, las mismas tropas que hasta hace pocas horas eran el enemigo oficial.
y IV.- Unirse a los partisanos que llevan años combatiendo a los ejércitos de Mussolini.

Bonus track: En cualquiera de estos cuatro casos existe el riesgo de que te fusilen según las múltiples interpretaciones que tus nuevos "amigos" le quieran dar a tu decisión: traidor, chaquetero, cobarde, vendido a los aliados, a los nazis, a los fascistas, a los monárquicos... 

Pero hay otra alternativa. Una salida por la puerta de atrás, una opción más sencilla y directa: quitarte el uniforme, vestirte de paisano y volver a tu casa lo más rápido posible

Muchos soldados italianos creen que es la mejor (si no la única) opción razonable. La paz está cerca, o eso creen ellos...

Así comienza la estupenda película de Luigi Comencini titulada, muy gráficamente, Todos a Casa.

Una película que encabeza una de las megaestrellas de la comedia italiana, Alberto Sordi, inolvidable protagonista de muchas películas de este nuevo género que tomó el relevo cinematográfico al glorioso neorrealismo. Y Todos a Casa es, precisamente, uno de los mejores exponentes que representa esta transición estilística y conceptual.

La guerra había terminado quince años atrás y las cicatrices comenzaban a cerrarse. Era ya tiempo de comenzar a sonreír tras tantas lágrimas derramadas en forma de magistrales fotogramas neorrealistas de directores como De Sica, Rossellini o Visconti. Pero Comencini sabe que los horrores de la guerra están todavía, al mismo tiempo, tan lejos y tan cerca y dota a Todos a Casa de uno de los más acertados tonos tragicómicos que yo he visto jamás.


Durante las peripecias de la vuelta a casa del personaje de Alberto Sordi (una particularísima odisea a la italiana) se alternan las escenas cómicas con los momentos dramáticos (y trágicos). El protagonista de la historia, el subteniente Alberto Innocenzi (ojo al apellido), será testigo del desmoronamiento de su patria y de las crueldades de la guerra y se descubrirá a si mismo desamparado sin fe alguna a la que aferrarse.

Patria, Honor, Familia, Disciplina.., ¿qué significado tienen ahora estos conceptos?. Suenan vacuos y ampulosos y parecen desvanecerse confundiéndose con el polvo de los caminos por los que huye Innocenzi. ¿En quién y en qué valores se puede confiar durante un tiempo que parece estar suspendido flotando en un enrarecido aire que huele a guerra y a paz al mismo tiempo?. En nadie. Es hora de no pensar en nada más que en salvar el propio pellejo a costa de lo que sea.

Sin embargo, ¿son buenos tiempos para el egoísmo?...


Bajo la patina de una comedia ligera que incluye episodios muy, muy divertidos (la fantasmagórica deserción en un oscuro túnel ferroviario es ejemplar), encontrarán ustedes en Todos a Casa una película salpicada de dolor, ironía y amargura, un alegato antibelicista que busca algo de redención de culpa y de recuperación del orgullo patrio perdido.

Todo ello personificado en el subteniente Innocenzi. Un soldado que se despertó una mañana del 8 de Septiembre de 1943 y marchó, luciendo orgulloso su impoluto uniforme de subteniente, dispuesto a defender la costa peninsular del desembarco aliado pero que, tras veinte días de comatoso peregrinaje por la geografía italiana, "despertó" de nuevo para descubrirse, andrajoso y polvoriento, combatiendo junto a mujeres y niños durante la famosa revuelta popular antinazi de los Cuatro Días de Nápoles.

No se la pierdan, insensatos.

domingo, 4 de mayo de 2014

60 Años de... Mambo! (1954, Yma Sumac).

Yma Sumac: una voz literalmente única. 
Su registro cubría cinco octavas (una soprano = dos octavas y media). 

Para los profanos: su tesitura abarcaba desde las notas del barítono hasta los agudos de una soprano de coloratura

Dicen que llegó al mi7, una nota a la que pocos seres humanos son capaces de llegar con un sonido afinado y sin falsete.

En 1954 publicó Mambo!, un disco compuesto y producido por su marido, el compositor peruano Moisés Vivanco.

Ya están tardando en escucharlo.
Les adelanto el corte n. 3: Gopher Mambo.

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