lunes, 30 de enero de 2017

Música Clásica de Cine. Manchester frente al Mar y Haendel.

Hay bastante Música Clásica en Manchester frente al Mar. Curiosamente, toda ella Barroca (la música, no la película). No sé si significa algo más allá de los gustos musicales del director Kenneth Lonergan, un señor que ha realizado una de las películas favoritas para los próximos Oscar de Hollywood. También hay música minimalista de Lesley Barber, porque de todo tiene que haber en la viña del Señor, pero ya saben que, en general, los minimalistas no son bienvenidos en nuestro blog (de hecho, acabo de firmar un decreto prohibiendo a los países minimalistas que sus pobres lean mi blog).

Hoy quiero volver a disfrutar de una cortita pieza musical que hace muchos años que no revisaba porque pertenece a una de esas obras que uno escucha decenas de veces en su juventud melómana para luego archivarlas en la fonoteca en la categoría de Grandes Obras Maestras que ya se han escuchado muchas veces. Estoy hablando de  El Mesías (1741) de Haendel

El Mesías es un oratorio. Un oratorio es como una ópera pero de temática religiosa, sin representación y en formato Concierto. El Mesías es una obra densa y larga (más de dos horas) a la que los melómanos se acercan, en primera instancia, escuchando alguna selección de sus mejores momentos. Entre todos ellos destaca su celebérrimo Aleluya (que aparece transcurrida más de una hora y media). Pero Aleluya aparte, como todos se pueden imaginar, en esas dos horas de rezos (algunos soporíferos) hay momentos que también comparte cima musical con el famosos coro.

En Manchester frente al Mar suena uno de esos momentos. Puede que sea el más bizarro de la obra porque parece no encajar del todo con el tono general. Es un interludio de poco más de dos minutos titulado Pifa (no metan “pifa” en el google translate que no les devolverá nada aparte de una chorrada en chino que nada tiene que ver, obviamente). Pifa vine a ser "gaita". Y evoca el ritmo continuo que impone este instrumento y que Handel asigna al momento ése en que los pastorcillos de Belén se alegran mucho porque ha nacido el Hijo de Dios que a ellos les sirvió de poco pero que, al menos, les sacó de la monotonía (un poco como los populismos de ahora). Por eso Pifa suena tan hermosamente pastoril. En fin, que es un villancico en toda regla.

Disfruten de esta bucólica – italo – germano – piadosa música que adorna, maravillosamente bien, una breve escena de una buena película: Manchester frente al Mar (otro día hablamos de ella).

Con todos ustedes, Pifa, Sinfonía Pastoral, de Haendel.
(venga, que son tres minutos; 
son ustedes más tontos que Mozart o qué?).

viernes, 27 de enero de 2017

Adiós a Fran Jeffries. Guapa, Guapa, Guapa.

Es un crimen no dedicar un poco de tiempo y unas cuantas líneas a recordar a todos aquellos grandes hombres y mujeres que dejan este mundo. Mi sección de obituarios no refleja con justicia los homenajes que, a modo de modesta despedida bloguera, se merecen.

Pero no dejaré que esto vuelva a ocurrir en el caso de Fran Jeffries quien nos dejó el pasado diciembre a la edad de 79 años.

No saben quién es Fran Jeffries?. Se acordarían muy bien de ella si hubieran experimentado lo que yo viví aquella lejana noche de sábado cuando vi por primera vez La Pantera Rosa (1963).

Ahora volvemos con esa maravilla de Blake Edwards (un director que en tres años realizó cinco joyas del Cine), pero antes quiero explicar por qué Fran Jeffries merece el triple calificativo de Guapa – Guapa – Guapa.

1.- Era Guapa


2.- Era Sexy
(dos veces chica Playboy, con 33 y 45 años).


3.- Tenía una voz maravillosa.

Volviendo a La Pantera Rosa.

Pues sí, aquella lejana noche de sábado estaba MrLombreeze con su proto-cinefilia disfrutando, por primera vez, de esta película cuando, de repente, transcurrida aproximadamente una hora de metraje, apareció un estupendo primerísimo plano de un estupendo trasero como introducción a la música de un tal Henry Mancini. Y entonces vimos a Fran Jeffries cantando y bailando en un hotel alpino el inolvidable tema Meglio Stasera (It Had Better Be Tonight).

Me llevó unos cuantos años averiguar el nombre de ese bellezón de imborrable recuerdo (no teníamos Wikipedia en aquellos tiempos) pero, desde que lo conseguí, jamás podré olvidar a Fran Jeffries a la que hoy vamos a recordar rememorando ese episodio infantil del que esto escribe.

Disfruten de este gran intermezzo cinematográfico a ritmo de samba.

 

lunes, 23 de enero de 2017

La La Land. El Cine Cupcake.

Todos añoramos el sabor de las madalenas de nuestros desayunos infantiles, que son las madalenas de Proust. Ahora, que ya no somos niños, vamos buscando esos sabores por supermercados y pueblos perdidos, pero solamente encontramos sucedáneos industriales y nos entra una mezcla de nostalgia y de mala hostia que no se puede aguantar. Y luego están los cupcakes, que no son madalenas, son la amelie-nación de las madalenas, porque los cupcakes son muy lindos pero no están buenos.

Venga, que dejo ya la metáfora y voy con La La Land.
Escuchemos su leit motiv:


No dudo ni por un momento que esta canción haya conmovido a cientos de miles de personas. Pero no es mi caso. La música de Justin Hurwitz es como un local de Samba&Tapas: se da la paradoja de que el protagonista está muy atormentado/obsesionado por el hecho de que el jazz clásico esté muriendo porque el vulgo no sepa apreciarlo pero le compone a su novia una canción de Coldplay; o sea, que al prota le convendría recapacitar y darse cuenta que el jazz no ha servido nunca para el romance.

***SPOILER*** Si bien es cierto que yo no tengo la caída de cejas ni la desvalida y estrábica mirada del gran rebeldesincausa Ryan Gosling (al que las mujeres de cine no dejan de putear: Noa, Blue Valentine y ahora La La Land), a mí no me pasa como a él (ni como a las rubias):  a las chavalas les pone mucho pero luego se casan con los morenos (e incluso con calvos) ***FIN DEL SPOILER***. Eso es porque los personajes moña-canallescos de Gosling tienen su lado femenino hiper desarrollado. En fin, sigue siendo un actorazo

En un musical, la música es, por definición, el meollo de la cuestión. Por eso ni la estupenda realización con su estupenda coreografía (me refiero a los movimientos de la cámara), ni la estupenda fotografía, salvan a La La Land de mi personal condena al olvido cinéfilo. Yo no cantaré las canciones de La La Land después de los Oscar 2017 aunque todo el mundo en La La Land se haya esforzado en dejar claro cuánto se han esforzado. Pero deberían haberse esforzado un poco más en compensar las partes del guión y el peso de los secundarios (que son, por cierto, una auténtica chapuza).


El caso es que La La Land es una historia de amor cantada, pero de amor unidireccional que es menos amor que el bi. Por eso me emociona menos que tantísimos ejemplos cinematográficos que podría traerles a colación. También dicen que La La Land es un canto a los sueños, pero a los sueños de gloria, que son una puta mierda de sueños, así que otro punto negativo para la relación La La Land vs MrLombreeze. Y para terminar con la  tercera pata sobre la que se sustenta la película, tengo que decir que yo odio el jazz, así que me da igual si muere o sobrevive al siglo XXI. Ya tuvo su época de esplendor, como la mazurca y los madrigales.

Conclusión: La La Land es el reverso tenebroso de Up. Y no deja de ser un pastiche por muy bienintencionado que sea. Lo mismo que Ryan Gosling y Emma Stone ni cantan ni bailan bien por mucho que se lo hayan currado.

Son del siglo XXI y, como los cupcakes, no nos sirven para propósitos proustianos.

La La Land: la película de la que todos dirán que tiene un final muy bonito (y es verdad).
Ahí está el truco.

lunes, 16 de enero de 2017

Estrellando Cine de Estreno (bueno, más o menos).

* La Chica del Tren (2016, Tate Taylor). Es un Estrenos TV absurdo y bobalicón. 100% modistilla.

** Los Siete Magníficos (2016, Antoine  Fuqua). Es que es tan… previsible. Pertenece al subgénero ése que entiende que actualizar un clásico consiste en meter a negros y asiáticos en el casting (y eso que yo me confieso súper fan de Denzel Washington, actorazo salvapelículas donde los haya).

*** El Héroe de Berlín (2016, Stephen Hopkins). Es que lo que cuenta es muy, muy interesante. Lo que casi todos ya sabemos sobre la machada de Jesse Owens durante los Juegos Olímpicos Nazis y lo que pocos sabemos de la gallardía del gran Luz Long. Se nota que se han dejado sus buenos dólares (canadienses) en la producción.

***Monsieur Chocolat (2016, Roschdy Zem). Ídem a la anterior. Otro negro superando barreras raciales en un mundo de blancos. Muy interesante y edificante. También se han dejado sus buenos francos franceses para producirla. También es muy correcta. También le falta alma. James Thiérrée está impresionante.

*** Ben Hur (2016, Timur Bekmambetov). Demasiado apaleada. Es muy espectacular en muchos momentos aunque en otros muchos salga Morgan Freeman haciendo de Morgan Freeman. Yo es que  me lo pasé muy bien, para qué les voy a engañar. Y entrar en comparaciones con la de William Wyler no tiene mucho sentido.

*** No Respires (2016, Fede Alvarez). Le sacan muchísimo partido al planteamiento y a la producción. Serie B con mucha tensión. Sorprendente.

**** Tarde para la Ira (2016, Raúl Arévalo). La triunfadora de los Premios Forqué. Seca, seca, seca, seca película de seco final. Esto es como un chupito de bourbon y a mí me encanta el bourbon; sabe como a thriller, a western, a vendetta… La analogía quedaría mejor con algún licor patrio de los que se enchufan los tiarrones en los bares de barrio (un solysombra o algo así).

La la la... película de la que todo el mundo habla… Venga, lo dejamos para otra entrada…

sábado, 14 de enero de 2017

martes, 10 de enero de 2017

Rompiendo lanzas. La Luz entre los Océanos (2016, Derek Cianfrance).

Romper lanzas... 

Es un trabajo sucio, pero alguien tiene que hacerlo. Alguien tiene que poner a parir películas unánimemente reconocidas como magistrales y alguien tiene que romper lanzas en favor de películas (injustamente) apaleadas. "Seré yo maestro?". Pues claro.

Antes de seguir, recordemos cuan agradecidos estaremos siempre al director Derek Cianfrance por haber parido una película tan hermosa como Blue Valentine (2010) que incluye los que son, posiblemente, los créditos finales más posmodernorrománticos de la Historia del Cine:


Yo confieso que me encanta el folletín con todas sus inverosímiles conjunciones dramáticas. Pero claro, hay que ser muy David Lean para hacer un peliculón como Doctor Zhivago o estar muy inspirado, como John Schlesinger, para rematar una hermosura como Lejos del mundanal Ruido. O sea, que es muy difícil salir airoso de lo que supone adaptar al Cine novelas de ese calibre y no hacer el ridículo cayendo en el precipicio de las historias de amor para modistillas.

No he leído la novela en la que se basa la película que hoy les recomendamos, La Luz entre los océanos. Dice la wikipedia que fue escrita en 2012 por la australiana Margot L. Stedman y que los críticos dijeron que su estilo recordaba al del gran Thomas Hardy (autor de Lejos del mundanal Ruido)

El caso es que Derek Cianfrance ha realizado una película que ha gustado regular y que, en mi opinión, con todos sus defectos (que los tiene), es una hermosura digna de videarse. Las virtudes estéticas son incuestionables y las narrativas, pese al desequilibrio entre planteamiento, nudo y desenlace, se encuentran en las clarísimas intenciones de filmar un folletín digno y elegante.
Yo sí que les voy a animar a que vean esta historia de amor llevada a límites físicos, geográficos y morales a los que no me gustaría verme empujado jamás. Sale Michael Fassbender cuya sola presencia compensa el principal defecto de esta película: la horripilante banda sonora de Alexandre Desplat (estoy seguro de que la ha compuesto su modistilla).

Les dejo con el trailer, a ver qué les parece:

martes, 3 de enero de 2017

Mis Películas favoritas de 2016.

Feliz Año a tod@s, mes amis. Les deseo todo lo mejor para 2017.

Ya sé que están en un sinvivir porque echan de menos la lista más esperada de la blogosfera: Las películas favoritas 2016 de Mister Lombreeze. Como voy mal de tiempo porque trabajo más que el chapista de Mazinger Z, seré breve (y bueno, como siempre). Ah, una cosa: si alguien ha conseguido aguantar más de una hora viendo Toni Erdmann que me lo diga. También quiero recordarles que La Llegada es un coñazo.


Las que más me gustaron en 2016 fueron éstas (el orden no significa nada):

1.      Hell or High Water (en español: Comanchería)



2.      La Habitación



3.      El Libro de la Selva



4.      La Bruja



5.      Zootrópolis



6.      The Neon Demon



7.      Infierno Azul



8.      El Principito


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