domingo, 27 de diciembre de 2009

El Salitre de las botas de Pockollock. Capítulo XXVII.

Capítulo XXVII. Los planes de Randall W. Griffith y el Coronel Trevor Malmus.

Pocos días antes de llegar a la capital del Imperio, Randall W. Griffith irrumpió en la tienda de campaña del Sargento Malmus portando en su mano derecha una botella de litro y medio del excelente coñac francés "Conde de Rosignol 1812". Sorprendió a Trevor Malmus completamente desnudo a excepción de sus botas de cuero negro y el cinto reglamentario del que pendía un sable del siglo XVIII que el sargento había arrebatado las manos muertas del duque de Montferrant en la batalla de Arlingtong de 1882.
Randall quedó impresionado por el descomunal tamaño del miembro viril de Malmus quien, además, lleva los genitales completamente depilados.

"Se suda menos, lo que es especialmente aconsejable cuando viajas a caballo", -comentó Malmus-. "¿En qué puedo ayudarle Señor Griffith?".

Randall, ligeramente avergonzado, pidió permiso para tomar asiento y tras acomodarse en un butacón de campaña en la tienda de Malmus. Respondió: "¿una copa de coñac?".

Randall W. Griffith se sorprendió a sí mismo confiando sus más íntimos secretos y planes a un casi desconocido y poco fiable Sargento Malmus. Pero la muerte de Malmustus el mulato le había dejado sin tiempo ni margen de maniobra.
Randall contó su historia personal y su deseo de venganza contra Konsultas a quien culpaba de la muerte de su amada Margueritte.

Propuso a Malmus el siguiente plan conspiratorio:

"La conspiración", película de 1917 basada en los hechos históricos.

Cuando el Primer Ministro Konsultas y el tenor Vladimir Kolenko entregaran los 2.000 elefantes abisinios rojos a "la Pobo", Malmus, quien había demostrado tener un dominio sorprendente sobre el grupo de paquidermos, tendría que provocar una estampida paquiderma que terminase con la vida del Primer Ministro, de Vladimir Kolenko y de María Poboski. El escándalo sería mayúsculo. Randall W. Griffith convencería a la reina para que le nombrara a él nuevo Primer Ministro y en su nueva calidad de regente del Imperio tendría potestad para nombrar a Trevor Malmus Comandante en Jefe de las Tropas Imperiales.

- Señor Griffith, ¿se da Ud. cuenta de que lo que me está proponiendo es ni más ni menos que un golpe de Estado?, -preguntó Trevor Malmus.
- Sí. Ambos saldremos ganando y yo conseguiré mi ansiada venganza. Y lo que es más importante Malmus, estamos librando al Imperio de un cáncer: el Primer Ministro Konsultas, un extranjero, un lituano con delirios de grandeza cuyo absurdo sueño está costando a las arcas estatales mucho dinero y que ya se ha llevado por delante demasiadas vidas de manera totalmente innecesaria. Usted es un patriota, un militar que juró servir a la Patria con todas sus fuerzas. ¿Acaso no sea esto que le propongo quizás el mayor servicio que Ud. pueda brindar al Imperio?. ¿No quiere Ud. contemplar su hombre escrito con mayúsculas en el Libro de la Historia?, ¿Es que..?

El Sargento Trevor Malmus le interrumpió: "¡Quiero además el 50% de los beneficios de las minas de lignito y libertad total para elegir los uniformes de todas nuestras tropas!".
"Concedido",
respondió Griffith casi sin pensar.

Batín de almuerzo desnudo de Trevor Malmus.

- Señor Griffith, -prosiguió Malmus mientras su miembro crecía y crecía-, espero que sepa lo que está haciendo y que sea consciente de que un plan, cualquier plan, tiene siempre dos finales posibles: uno bueno y uno malo.

Y se metió otro copazo de Coñac, momento que coincidió con el del máximo esplendor de su gigantesco falo.Griffith disimuló su sonrisa de satisfacción para evitar malentendidos y pensó: "Margueritte, amor mío, pronto vengaré tu muerte". Y abandonó presuroso la tienda de Malmus justo en el instante en que lleno de gozo, el sargento se lanzó de lleno a la práctica del onanismo castrense mientras cantaba una famosa marcha militar del XVII, "Amplias son las verdes laderas".

Amplias son las verdes laderas.
Pero más amplias son nuestras tropas.
Mujeres, preparad vuestras caderas.
Que pronto os quitaremos las ropas...

(Música y letra: Ferdinand G. Emerson, 1682).

Próxima Semana: Capítulo XXVIII. Muerte en la finca de Maria Poboski.

1 comentario:

lunes dijo...

Excelente. Que ya estoy viendo la serie en libro y adaptada al comic, Lombreeze. Cuestión de tiempo...

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