miércoles, 22 de abril de 2015

Momentos Mágicos del Cine. Sigfrido y el Dragón por obra y gracia de Fritz Lang.

Hace 8 siglos un dominico italiano recopiló una serie de leyendas de santos y sentó las bases de una gran parte de la iconografía mitológica occidental. Incluía lo de San Jorge y el dragón. El dragón no existió y San Jorge casi seguro que tampoco pero qué más da si, gracias a estas locuras, podemos disfrutar de un puente a finales de abril (yo me voy a Peñíscola). 

El caso es que también por el siglo XIII los germanos se inventaron El Cantar de los Nibelungos al que los fans de Tolkien tanto deben.

¡Olé tus huevos, Sigfrido!

El Cantar de los Nibelungos es un poema de héroes, princesas, traiciones, venganzas, violencia y muertos, muchos muertos. Su protagonista, el valiente e intrépido Sigfrido, consigue un inmenso tesoro al acabar, gracias a su espada Balmung, con un malísimo dragón, de nombre Fafnir, que custodiaba las riquezas de los Nibelungos, un pueblo de enanos, expertos mineros, que vivían bajo tierra. Luego viene un casco mágico que hace invisible a su portador y un anillo para dominar el mundo… (les recuerdo que no estoy contando El Señor de los Anillos).

Wagner lo contó y lo cantó muy bien en su magistral y descomunal tetralogía operística El Anillo del Nibelungo como pueden comprobar en estas imágenes:


Pero si ustedes no son muy amigos de cromatismos musicales, les recomiendo que disfruten de otra obra maestra de otro gran artista. Me estoy refiriendo al director austriaco Fritz Lang, responsable de, al menos, media docena de Obras Maestras del Séptimo Arte, y a su también magistral y también descomunal díptico cinematográfico Los Nibelungos (1924; son solamente cuatro horas y media de película), un Clásico Imprescindible del Cine Mudo y del Cine en general.

Hoy, en honor a San Jorge y a la madre que lo parió, vamos a disfrutar de un MMC (Momento Mágico del Cine). La escena del combate entre Sigfrido y Fafnir, el dragón cuya sangre confería a quien se bañaba en ella el don de la inmortalidad. Casi nada.


6 comentarios:

David dijo...

"pero qué más da si, gracias a estas locuras, podemos disfrutar de un puente a finales de abril"
(jajaja)
Me gustaron estas pelis, pero no las que más de su etapa muda (aunque tenían momentos que eran una pasada). Ya sé que tú eres más del cine silente de Lang que del sonoro, y es verdad las dos de Mabuse, la de "Las tres luces", "Metropolis" son una pasada...pero otras de la etapa sonora también son geniales.
Dicho lo cual... tengo un librito de El anillo que recoge las ilustraciones de Arthur Rackham que me encanta.
Buenos días.

Mister Lombreeze dijo...

El Cine, sin el Cine Mudo de Lang sería otra cosa diferente a la que es.
Pero
El Cine sin el Cine Sonoro de Lang sería lo mismo que es ahora.

miquel zueras dijo...

Me has hecho venir ganas de ver esa película. Recuerdo haber visto "El tesoro de los Nibelungos", una coproducción de los sesenta germano-italiana, flojilla, y con Terence Hill en un papel secundario.
Saludos!
Borgo.

dvd dijo...

Una de las razones por las que tengo la relación que tengo con el cine es aquellos ciclos de la segunda cadena, ya de madrugada. Yo me tragué íntegro el dedicado a Lang, y tendría 15 ó 16 añitos... El impacto aún me dura con LOS NIBELUNGOS, no paraba de darle vueltas a la cabeza... ¿Pero cómo podía este tío haber hecho eso en los años veinte?... Para mí, una obra maestra absoluta. Y sí, EL SEÑOR DE LOS ANILLOS ni se habría escrito, pero ésa es una constante de vasos comunicantes sin mayor importancia, claro... Cojonuda entrada...

Mister Lombreeze dijo...

A mí es que el Lang sonoro me parece una sombra del Lang mudo.

Mister Lombreeze dijo...

miquel, con tu permiso, como que me salto la de Terence Hill... jajjajaa.

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