Hace 210 años Napoleón zarpaba del puerto gabacho de Tolón junto con 55.000 soldados para invadir Egipto con el fin de fastidiar un poquito al Imperio Británico. Entre todos estos aguerridos muchachos iban 154 cientificos que inventaron la egiptología, y otros tantos que se dedicaron a averiguar todo lo bueno que los ojos occidentales podían descubrir en esas tierras. Y menos mal, porque la campaña militar fue un desastre, en parte gracias a que los turcos se metieron a darle algo de caña al pequeño conquistador. Sin embargo, la expedición científica resultó ser un tremendo éxito, aunque algunos de sus métodos fueron algo curiosos, como aquél de decapitar a 400 prostitutas de El Cairo para evitar la propagación de la sífilis entre la tropa francesa.
Bastante mejor que la peste, la sífilis y los muertos en las batallas, fue el descubrimiento en 1799 en la aldea de Rosette, de una piedra de pizarra negra que contenía un texto en tres lenguas diferentes: jeroglífica, demótica y griega. Gracias a este descubrimiento, -y a que sabía griego-, Champollion descifraría el enigmático lenguaje del Antiguo Egipto. El pobre tuvo que hacerlo sobre una copia de la "piedra Roseta", porque los británicos entraron en El Cairo en 1801 y se quedaron con muchos de los tesoros franco-egipcios que tan hermosos lucen hoy en el British Museum de Londres.
Otro francés, el productor musical Hughes de Courson, lanzó en 1997 otra campaña contra Egipto con un variopinto ejército de músicos y con el siguiente propósito: combinar las composiciones de W.A. Mozart con la música tradicional egipcia (nubia). El resultado también es bastante parecido a la campaña napoleónica: el irregular pero interesante "Mozart en Egipto", (Vigin), sorprendente éxito de ventas en Europa, especialmente en Francia.
No sé qué llevo a de Courson a embarcarse en semejante empresa. Sabemos que Mozart fue un miembro activo de la logia masónica "Las Tres Estrellas Coronadas". Diversas obras suyas como "Kleine Freiemauerkantate", ("Pequeña cantata masónica"), y, sobre todo, "La flauta mágica", dan fe de ello. Y el orientalismo gustaba mucho a los masones, así que a lo mejor por ahí le vino la inspiración a Monsieur Hughes. O quizás fue porque se tiró muchos años viviendo en España y se le contagió nuestra gran aficion de mezclar cosas, (borrajas con almejas, vino con coca-cola, etc). El caso es que este disco nos ofrece 12 cortes donde podremos escuchar desde la famosa Sinfonía n. 40 acompañada por una darbuka , hasta un aria de "La flauta mágica" interpretada por una orquesta moruna.
Me parece un disco interesante y aunque no todas las revisiones han tenido la misma fortuna, os lo recomiendo. En 2005 se publicó la segunda parte con el original nombre de "Mozart en Egipto 2", que también recomendamos.
Vamos a escuchar un fragmento, el más "mozartiano" y menos moruno, para que no se os atragante mucho de primeras, pedazo de occidentales.
Esto es un oud:Un precioso instrumento de hermoso sonido, primo-hermano del laúd europeo.
Y esto que vamos a escuchar ahora es el sublime segundo movimiento del Concierto para Piano y Orquesta n.23 de Mozart, en la versión de "Mozart en Egipto". Oud incluído.
1 comentario:
La música amansa a las bestias. Imprescindible el escuchar al Maestro Mozart en Egipto.
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