martes, 18 de mayo de 2010

Canciones de Cine. El Largo Día Acaba.

A veces, sentado en el sillón del salón de estar en casa de mis padres, después de comer, entorno los ojos amodorrado por el trabajo digestivo del banquete de mi mamma, y es entonces cuando la neblina del sopor estomacal transforma la realidad de todo lo que me rodea. Viajo en el tiempo, en busca del tiempo perdido claro. Veo a mi padre con las botas de pescadero húmedas y despidiendo un olor fuerte para los demás pero familiar y protector para mí. Se ha levantado pronto, llega tarde y, antes de cenar, tiene que terminar no sé qué trabajo del cole para alguna de mis hermanas. Mi padre corta teselas con unos alicates. Les aplica cola blanca y va creando un mosaico que al día siguiente será calificado por una monja josefina. Un anuncio de la tele estruendoso me devuelve al presente, pero en seguida ocurre que me desplazan del sillón dos nuevas figuras. Es mi madre, mucho más delgada y muy guapa. Huele muy bien. Hay un pequeñajo llorón sobre ella. Soy yo. Seguro que me he peleado con alguna de mis 4 hermanas que en aquel entonces eran como 4 brujas. Me canta una cancioncilla para consolarme del berrinche. Cuando ella termina, me dice.., no, no, se dice a sí misma que su padre se la cantaba a ella también... Me da un beso y se va con ojos llorosos a preparar la comida, o la merienda, o la cena, o a fregar, o a lavar.

Luego te haces mayor y ves películas como El Largo Día Acaba (1992) y empiezas a entender qué es la poesía.

Puede que su director, el británico Terence Davies, cerrara un día los ojos y comenzara a escribir el guión de una de las más hermosas y poéticas películas de todos los tiempos. Una mirada hacia atrás sin ira. Un ejercicio nostálgico que hace desfilar, ante nuestros ojos, retazos de la infancia de un niño de 12 años en los suburbios del Liverpool de los años 50. Un ambiente a veces hostil, a veces lleno de amor, siempre cambiante. Una declaración de amor al cine, refugio de muchas infancias de excesiva sensibilidad y algo solitarias.

No se pierdan esta maravillosa película que no cuenta nada y que comienza con una de las más hermosas canciones estadounidenses: Stardust, del célebre compositor Hoagy Carmichael.

La versión que suena en la película es mi favorita. La del gran crooner Nat King Cole.

5 comentarios:

MrMierdas dijo...

Quiere matarme Mr Lombreeze...?
Precioso de verdad, me apunto la peli!

Redrum dijo...

Preciosa canción, aunque le reconozco que me ha gustado más el texto. Efectivamente y no, estoy muy mal de lo mío...

1 saludo!

Mister Lombreeze dijo...

redrum, pues me llena de orgullo y satisfacción el halago, en primer lugar porque viene de su persona, y en segundo lugar porque la letra de esta canción es maravillosa.
La película todavía le gustará más cuando la vea.

Redrum dijo...

Efectivamente, me ha encantado... y buena memoria la mía!

1 saludo!

Mister Lombreeze dijo...

You happy=> Me happy. Me alegro de que te haya gustado, redrum

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