Ahora que vuelve la moda de indignarse ante las injusticias (¿alguna vez pasó de moda?) me vienen a la cabeza unas cuantas indignaciones de grandes hombres y mujeres de nuestra Historia. Seguramente el J´accuse de Zola es la indignación más célebre y literaria ever, pero es de sobra conocida por tod@s y poco puedo yo añadir desde mi ignorancia. Así que hoy vamos a inaugurar esta nueva sección de Indignados de la Historia con una indignación histórico-cinéfila: la del maestro y cuasi inventor del Cine, el kentuckiano David W. Griffith (1875 - 1948, ¿puede uno autoproclamarse cinéfilo sin haber visto una película de Griffith?. Yo creo que no, pero ése es tema de debate para otro día).
Siempre a sus pies Mr. Griffith
Griffith ya había entrado por la puerta grande en la Historia del Cine con varias de sus obras maestras, -sus célebres y deslumbrantes epopeyas El Nacimiento de una Nación (1915) e Intolerancia (1916) y sus intensos dramas Lirios Rotos (1919), Las Dos Tormentas (1920) y Las Dos Huérfanas (1921)-, cuando llegó a sus manos una historia que le cautivó. La película se tituló Isnt Life Wonderful (1924), que en nuestro país se llamó (y se llama) La Aurora de la Dicha. ¿Qué es lo que tanto había indignado al genial director norteamericano?. Pues lo mismo que había indignado a un buen número de escritores británicos de entre guerras como p.e. al Mayor del ejército británico Geoffrey Moss, autor del relato en el que se basó la película de Griffith. Y el motivo de la indignación fue también el mismo que ayudó al nazismo a conseguir democráticamente el Gobierno de Alemania: el excesivo revanchismo y las duras compensaciones económicas que los Aliados impusieron a los boches en el Tratado de Versalles (1919) al final de la Primera Guerra Mundial.
Cuatro años después de la firma del Tratado, Alemania tenía dificultades para pagar la deuda contraída con los Aliados. El 11 de enero de 1923 tropas francesas y belgas ocupan la cuenca minera del Ruhr para cobrarse las reparaciones de guerra in situ. Los británicos se negaron a participar en el expolio. Alemania se "indignó" e invitó a la resistencia pasiva. Los trabajadores de las fábricas alemanas fueron a la huelga y el gobiero alemán les apoyó económicamente todo lo que pudo, pero finalmente la economía germana se colapsó y la inflación se disparó a niveles imposibles de asumir. Francia metió el dedo en la llaga todo lo que pudo y envió a sus fuerzas coloniales senegalesas (o sea, negros) a controlar las fábricas alemanas al estilo de los mozos de escuadra de la plaza de Cataluña de Barcelona. El resultado: una hambruna generalizada de grandes proporciones en toda la Renania y el nacimiento del peligroso germen nacionalista que explotarían en su beneficio los demagogos nazis. El epílogo: los franceses se retiraron en 1925 sin haber conseguido amortizar la invasión.
Griffith viajó a Alemania, -donde rodó gran parte de la película-, y pudo comprobar por sí mismo la terrible situación de cientos de familias alemanas afectadas por una crisis de proporciones gigantescas. En Inst Life Beautiful, Griffith nos muestra la historia de Inga, una joven alemana que aspira a casarse con Paul, su novio, quien se encuentra convaleciente aquejado de una enfermedad respiratoria provocada por los gases venenosos de las bombas francesas del frente de la WWI. Pero la parejita parece ver la luz al final del túnel cuando Paul se recupera y consigue un trabajo en el que tiene acceso a un pequeño huerto con el que puede alimentar a toda la familia. Mas, en aquellos años, un huerto es un tesoro que masas de hambrientos desempleados pueden llegar a codiciar... Un drama.
La película no gustó ni a la crítica ni al público. No era comercial debido, en gran parte, a la crudeza y el realismo empleados a la hora de reflejar las míseras condiciones de vida de la población civil alemana que, a ojos de Griffith, sufría una humillación comparable a la que tuvo que sufrir su amado Sur tras la Guerra de Secesión americana. Y es que La Aurora de la Dicha contiene escenas que, a día de hoy, siguen siendo impactantes, como aquélla célebre en la que Inga hace cola a la puerta de una carnicería cuyos precios van subiendo a medida que la cola avanza. Griffith nos pone el corazón en un puño con su clásico y efectista recurso del clímax griffithiano.
Pero pese a que la intención de Griffith era noble (denunciar el abuso de los franceses y belgas así como mostrar en todo el mundo las durísimas condiciones de la población alemana que estaba viviendo en la miseria), los distribuidores alemanes rechazaron exhibirla en su país alegando que se negaban a estrenar una película en la que se mostraba a una familia alemana cuyo concepto de banquete culinario equivalía a una olla llena de patatas hervidas. Griffith, apremiado por la necesidad de conseguir un éxito comercial que le salvara de sus graves problemas financieros, cambió la nacionalidad de la pareja protagonista (pasaron de ser alemanes a ser refugiados polacos) y le metió con calzador un epílogo con happy end.
Vano esfuerzo. La película fue un fracaso comercial. De poco le sirvió, en aquella ocasión, la indignación al pobre Griffith, ¿quién narices quería ver alemanes hambrientos y harapientos en mitad de los locos años 20?. El film de Griffith que pretendía, además, ser una respuesta a la magistral Avaricia de von Stroheim, no encontró un público receptivo.
Una pena. Hoy recomendamos su visionado a todos los indignados del mundo.
Ya saben: viendo Cine Mudo nos damos cuenta de lo poco modernos que somos hoy día en lo que al 7º Arte se refiere. Estos pioneros lo inventaron casi todo.
Cuatro años después de la firma del Tratado, Alemania tenía dificultades para pagar la deuda contraída con los Aliados. El 11 de enero de 1923 tropas francesas y belgas ocupan la cuenca minera del Ruhr para cobrarse las reparaciones de guerra in situ. Los británicos se negaron a participar en el expolio. Alemania se "indignó" e invitó a la resistencia pasiva. Los trabajadores de las fábricas alemanas fueron a la huelga y el gobiero alemán les apoyó económicamente todo lo que pudo, pero finalmente la economía germana se colapsó y la inflación se disparó a niveles imposibles de asumir. Francia metió el dedo en la llaga todo lo que pudo y envió a sus fuerzas coloniales senegalesas (o sea, negros) a controlar las fábricas alemanas al estilo de los mozos de escuadra de la plaza de Cataluña de Barcelona. El resultado: una hambruna generalizada de grandes proporciones en toda la Renania y el nacimiento del peligroso germen nacionalista que explotarían en su beneficio los demagogos nazis. El epílogo: los franceses se retiraron en 1925 sin haber conseguido amortizar la invasión.
Griffith viajó a Alemania, -donde rodó gran parte de la película-, y pudo comprobar por sí mismo la terrible situación de cientos de familias alemanas afectadas por una crisis de proporciones gigantescas. En Inst Life Beautiful, Griffith nos muestra la historia de Inga, una joven alemana que aspira a casarse con Paul, su novio, quien se encuentra convaleciente aquejado de una enfermedad respiratoria provocada por los gases venenosos de las bombas francesas del frente de la WWI. Pero la parejita parece ver la luz al final del túnel cuando Paul se recupera y consigue un trabajo en el que tiene acceso a un pequeño huerto con el que puede alimentar a toda la familia. Mas, en aquellos años, un huerto es un tesoro que masas de hambrientos desempleados pueden llegar a codiciar... Un drama.
La película no gustó ni a la crítica ni al público. No era comercial debido, en gran parte, a la crudeza y el realismo empleados a la hora de reflejar las míseras condiciones de vida de la población civil alemana que, a ojos de Griffith, sufría una humillación comparable a la que tuvo que sufrir su amado Sur tras la Guerra de Secesión americana. Y es que La Aurora de la Dicha contiene escenas que, a día de hoy, siguen siendo impactantes, como aquélla célebre en la que Inga hace cola a la puerta de una carnicería cuyos precios van subiendo a medida que la cola avanza. Griffith nos pone el corazón en un puño con su clásico y efectista recurso del clímax griffithiano.
Pero pese a que la intención de Griffith era noble (denunciar el abuso de los franceses y belgas así como mostrar en todo el mundo las durísimas condiciones de la población alemana que estaba viviendo en la miseria), los distribuidores alemanes rechazaron exhibirla en su país alegando que se negaban a estrenar una película en la que se mostraba a una familia alemana cuyo concepto de banquete culinario equivalía a una olla llena de patatas hervidas. Griffith, apremiado por la necesidad de conseguir un éxito comercial que le salvara de sus graves problemas financieros, cambió la nacionalidad de la pareja protagonista (pasaron de ser alemanes a ser refugiados polacos) y le metió con calzador un epílogo con happy end.
Vano esfuerzo. La película fue un fracaso comercial. De poco le sirvió, en aquella ocasión, la indignación al pobre Griffith, ¿quién narices quería ver alemanes hambrientos y harapientos en mitad de los locos años 20?. El film de Griffith que pretendía, además, ser una respuesta a la magistral Avaricia de von Stroheim, no encontró un público receptivo.
Una pena. Hoy recomendamos su visionado a todos los indignados del mundo.
Ya saben: viendo Cine Mudo nos damos cuenta de lo poco modernos que somos hoy día en lo que al 7º Arte se refiere. Estos pioneros lo inventaron casi todo.
9 comentarios:
No he visto esta. De Griffith sólo he visto tres (por ahora)... y aunque me gustó la de las hermanitas en la revolución francesa, la de El nacimiento de una nación me pareció..eeehh...
No se pueden juzgar las pelis sólo por la forma, y claro, a mí me chirrió mucho-mucho en su día. Los hombres del Klan, sí, claro.
Por otra parte, esta entrada está genial por todo lo que cuentas, peeeero...da igual cómo sintiera o viera la derrota del Sur, a mí me parece que el Norte no actúo con el mismo revanchismo que las potencias aliadas (y sí, podrás sacar datos y demás casos que indiquen lo contrario, pero la cuestión es que el Sur está encantado de seguir siendo parte de los USA, y si no, se hubieran querido seguir separando). Los yankis, incluso en el cine, suelen tratar con dignidad y respeto al enemigo en las pelis de la guerra civil. Compáralo con las pelis que se hacen aquí y encontrarás las diferencias.
Jo! Sin haber visto la peli... ya me imaginaba escenas de negros del Senegal dirigiendo o supervisando a los pobres alemanes en las fábricas, tratándolos casi como esclavos ...¡qué vergüenza! (esto pretende ser ironía, aclaro).
Buenos días.
PD: Indignaos!... que no sé si cambiaron ya el nombre del premio David Wark Griffith porque el pobre era un puto racista. Como se suele decir: ¿qué tendrá que ver la velocidad con el tocino?
Pues no la he visto Mr. Lombreeze y esto me indigna de veras jeje. Intentaré enmendar el error. Además me parece muy interesante. Saludos.
Hola Lombri:
Para variar, no conocía la peli. Ahora bien, y aunque no tenga ni puta idea de economía, lo que comentas respecto a la inflación en Alemania me ha recordado la explicación de un profe que tuve en mi época de adolescente pajero (mira por donde). Bueno, pues el tipo contaba que la política de Alemania, tras las dos guerras mundiales, fue siempre la misma: "darle a la maquinita de hacer dinero". Acuñar moneda a puntapala e introducirla en el mercado. Y ello, lógicamente (esto último lo digo para fardar, porque no me entero) la consecuencia directa fue que se disparó la inflación. Ergo la crisis fue devastadora.
Tomaaaaaaaaaaa. Ja, ja. Puto fantasma que soy¡¡¡
Saludos, semental¡¡¡
La revisión de los clásicos, me parece cada vez más, imprescindible. Es una pasada ver como prácticamente todo estaba inventado allá por los años 20, y la oportunidad que da internet de verlos ahora es una gozada. Además como son mudas (silentes en gafapastiano) se pueden ver perfectamente en su versión original.
En cuanto al post, opino un poco como David, Griffith me parece un genio, pero su racismo beligerante hace que me repela un poco. Es algo que no debería influir para apreciar una obra arte, pero en este caso concreto, me supera un poco.
Me parece genial la idea esta de los indignados.
Saludos, Mr.
A Griffith, lo conocía de nombre, pero no he visto nada suyo. Así que, gran Lombri, esta va para la lista de compras. Por cierto, que acabo de comprar las dos de "Tropa de Elite", que las estaban vendiendo en el barrio. Supongo que ya llegará el comentario.
@David, es que lo de la justificación del nacimiento del Klan es muy fuerte incluso vista la peli hoy día y relativizándola y contextualizándola con toda la buena voluntad posible. Cada vez que veo El Nacimiento de una Nación y llega la escena de la cabalgada de los hombres del Klan corriendo a salvar a la pobre familia de blancos asediada por negros.., pffff, jo, las tripas se me ponen del revés; es una escena emocionante y repugnante a la vez. Vale que el malo que manipula a los negros es blanco, pero aún así...
Y es cierto lo que dices, al menos por lo que he leído, aunque sí hubo episodios de revanchismo tras la guerra de secesión, nada comparable a lo del Tratado de Versalles. En fin, el pobre Griffith provenía de una familia sureña venida a menos tras la derrota de los Confederados.
La Aurora de la Dicha no es de lo mejor de Griffith, pero es, desde luego, instructiva y didáctica y narra un episodio de la Historia que yo creo que no es demasiado conocido. Pocos pueblos se han librado del hambre, los alemanes tampoco.
Bueno, en España estamos más locos: le ponemos "Goya" a un premio de cine...
La Aurora de la Dicha no es fácil de conseguir por medios legales (creo que no está ni siquiera editada en dvd), pero bueno, siempre nos quedará... París!.
2TRIPI, en esta foto se demuestra que durante la Hiperinflación alemana resultaba más barato empapelar una pared con billetes que con papel de pared!!!
http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Bundesarchiv_Bild_102-00104,_Inflation,_Tapezieren_mit_Geldscheinen.jpg
Se llegaron a imprimir billetes de 100.000.000.000 de Marcos.
@Lugnah, bueno sobre el racismo de Griffith han corrido ríos de tinta y millones de pixeles. Acusar de racismo, así en general, al tipo que dirigió Intolerancia y Lirios Rotos puede resultar contradictorio. ¿Griffith era racista o un tradicionalista?, o sea, un caballero sureño que se creía lo que contaba la cabaña del tío Tom?, (no olvidemos que a su funeral acudieron algunos actores negros de El Nacimiento de una Nación).
Y es que Griffith también rodó, antes de El Nacimiento, The Rose of Kentuchy donde describía a los integrantes del KKK como fanáticos que atacaban la granja de un hombre blanco que se negaba a unirse al Klan.
Sea como fuere, lo que está claro es que algunas escenas de El Nacimiento de una Nación provocan, todavía hoy, un rechazo visceral.
¿Cine silente?, pero eso qué es?, Cine mudo cojones!, de toda la vida. Lo que puede estropear una peli muda es una banda sonora chapucera. Hay casos que son escandalosos. Menos mal que los grandes clásicos del género suelen contar con estupendas y actualizadas bso.
Hay otra cosa que queda clara cuando ves mucho cine mudo: la industria de ahora se autocensura bastante más que en aquel entonces. Somos más timoratoes que en los años 20. Qué penica.
@Santiago, para empezar con Griffith no es lo más aconsejable esta La Aurora de la Dicha (que además es difícil de conseguir). Yo creo que deberías comenzar por El Nacimiento de una Nación e Intolerancia. Pero tú mismo.
Quede a le espera de recibir tus comentarios sobre las andanzas de los BOPE.
Hola M... Lombri!
Tuve el privilegio de vivir casi un año en Bochum: "Stern des Ruhrgebiets"... y corroboro su (actual) desprecio a los belgas y a los gabachos. La WWII fué como un reset en esta zona, han intentado borrar esos años por todos los medios, y los cuarentones (como yo) han aprendido a crecer con películas en las que sus abuelos eran los malos del mundo.
Otro post fuera de série.... por cierto.
Hola Javier, gracias por tu comentario. Yo creo que les va a costar alguna generación más a los boches enterrar todos esos fantasmas...
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