sábado, 13 de marzo de 2010

70 segundos en el Paraíso. La noche transfigurada de Schoenberg, 1899.

Play.

No, que no son éstos los 70 segundos del Paraíso.
¿Qué tal?, ¿os ha gustado esto que acabamos de escuchar?. A mí ni pizca.

Arnold Schoenberg (1874-1951) es, muy a mi pesar, uno de los grandes hitos en la Historia de la Música. La trascendencia que supuso su revolucionaria concepción de la música es incuestionable. Y es que Schoenberg inventó la música dodecafónica que daría lugar al insoportable serialismo. Una forma de componer, más cercana a las matemáticas que al corazón y con unas normas bastante estrictas, que le llevó 7 años definir y que reinó en Europa durante 3 décadas, (de los 50 a los 80). Una música que alejó al gran público, casi definitivamente, de las salas de conciertos en las que se interpretaba música contemporánea.

Pero justo antes de morir el siglo XIX, -el gran siglo de la Música Sinfónica europea-, y una década antes de que Schoenberg comenzará a aburrirnos con su atonalismo, el joven Arnold de 25 añitos se enamoró.
La jovencita que lo encandiló se llamaba Mathilde von Zelimsky, hermana de Alexander von Z., compositor y maestro de Schoenberg. La joven muchacha tuvo la fortuna de encontrar a su amado, -con quien terminaría casándose-, en plena época postromántica wagneriana, o sea, un buen momento musical de cromatismo 100%. Menos mal, porque a ver cómo le cantas al amor con las matemáticas.

Basándose en un poema del poeta alemán Richard Dehmel, (el poeta del amor y el sexo), Schoenberg compuso uno de los momentos musicales más gloriosos de la Historia de la Música: La Noche Transfigurada. Una obra de un único movimiento compuesta originalmente para sexteto de cuerdas y que fue posteriormente adaptada por el propio Schoenberg para orquesta de cuerdas. Una música que entusiasmó a Mahler.
La obra completa dura aproximadamente unos 20 minutos. Toda ella es una maravilla que os recomiendo.

Vamos a escuchar hoy el final (4 minutos) de la versión para orquesta de cuerdas. Un final que incluye los 70 segundos finales más hermosos compuestos en el último año del siglo XIX, los 70 segundos finales de La Noche Transfigurada de Schoenberg. 70 segundos en el Paraíso, poco antes de que se abrieran las puertas del Infierno.

Volumen a tope para el equivalente musical de estos últimos versos:

Transfigurará al extraño y ella le dará ese hijo. Porque ella ha inspirado el brillo resplandeciente dentro de él y también le ha convertido en un niño. Caen uno en brazos del otro. Besándose, su aliento se mezcla en el aire. Dos mortales vagan bajo la maravillosa luz de la luna.

Queremos aprovechar este post para dar las gracias a Marian de nos vemos en el blog por este regalo que nos ha hecho a todos los melómanos.

16 comentarios:

lafcadio dijo...

Bueno, yo ya dije hace un tiempo lo que pensaba de esta pieza.
Respecto a lo que Schönberg compuso después, me remito a lo que decía Wally - Scott Adams en una viñeta reciente: "para que de verdad una obra sea arte, tiene que gustarle a alguien"

Mister Lombreeze dijo...

Pues mira lafcadio, esa cita enlaza muy bien con lo que respondió Schoenberg al final de sus días cuando le preguntaron que por qué ya no comoponía música como La Noche Transfigurada: "lo sigo haciendo, pero nadie se da cuenta".
Esta música es un vínculo místico que nos une cruzando las estepas del Asia Central.

Soundtrack dijo...

Una vez estuvieron jugando mis gatos encima del piano y salió algo muy parecido a lo del primer video...

MonSeñor Gusano dijo...

Mi sobrino el pequeño, es un compositor igual de bueno.....soy malo con el oído musical...pero jolines, me suena igual, igual...
Luego la segunda es otra cosa.

José Angel dijo...

El problema de la música contemporánea es que no caben con ella hipocresías: no se puede decir que te gusta porque no es decorativa (como un cuadro abstracto) ni ambiental: inquieta, llega al alma y la arrasa. Por eso tiene tan pocos seguidores. Pero hoy tenemos entre nosotros a nuestro Bach, nuestro Mozart. Se llaman Ligeti, Penderecki, Berio.
Saludos y gracias por esta música maravillosa.

Mister Lombreeze dijo...

Como dijo el compositor Steve Reich: "Todos los músicos del pasado, comenzando con la Edad Media, estaban interesados en la música popular. La música de Béla Bartók se hace enteramente con fuentes de música tradicional húngara. E Igor Stravinsky, aunque mintió acerco de ello, utilizó toda clase de fuentes rusas para sus primeros ballets. La gran obra maestra Dreigroschenoper, de Kurt Weill, utiliza el estilo del cabaret de la república de Weimar y por eso es una obra maestra. Arnold Schoenberg y sus seguidores crearon un muro artificial, que nunca existió antes..."

Anónimo dijo...

La buena noticia es que, poco a poco, se van alzando cada vez más voces que empiezan a oponerse a los dogmas de fe del Establishment Musical, y que se atreven a decir que el Emperador está desnudo, o, más bien, que los "Emperadores Musicales" (Schönberg, Berg, Webern, Varèse, Cage, Boulez, Berio, Nono, Stockhausen, Birtwistle, etc.) están desnudos, o como mucho vestidos únicamente con unos calzoncillos rotos y sucios, que nos quieren vender como si fueran trajes de Armani o de Yves Saint Laurent.

El año pasado, el crítico musical Joe Queenan publicó un libro titulado Why People Get Rothko But Don’t Get Stockhausen ("Por Qué A la Gente Le Gusta Rothko Pero No Stockhausen"). Para Queenan, la Sinfonía de Berio son "35 minutos de tortura ininterrumpida", Kontra-Punkte de Stockhausen es "como un gato corriendo arriba y abajo por las teclas del piano", y la ópera 'El Minotauro' de Birwistle suena a "maullidos funerarios". Queenan escribe que "cien años después de Schoenberg, al público todavía no le gusta nada de lo aquél que escribió después de 'Noche Transfigurada', e incluso ésta no goza aún de aceptacíón general entre los amantes de la música".

Aparte de Queenan, últimamente la neurociencia ha descubierto que los patrones de procesamiento de la información musical por parte del cerebro no están genéticamente programados para entender y apreciar la música atonal. De hecho, la estructura musical de la famosa pieza 'El martillo sin dueño' de Boulez fue descubierta sólo veinte años después de su composición, por unos investigadores que dedicaron varios años de su vida a intentar descifrar las regularidades que había en esa pieza.

¿Y a alguien le extraña todavía que al 99,999999 % de la especie humana la música atonal le parezca sencillamente inaguantable?

David dijo...

Pues la primera no está tan mal como otras que he oído por ahí. Además, es breve (ja,ja).

Eso sí. La segunda me gusta bastante más. Ay, el amor! (ja,ja)

Ya dijo Hardy que la música son matemáticas triviales. Schoenberg tenía que haber buscado otras fuentes de inspiración, que al oído está le hubiera ido mejor (ja,ja). Un saludito.
PD: Qué hiperbólicos os ponéis a veces... (ja,ja)

Anónimo dijo...

David:

¿Ya te has leído el libro de Dawkins?

Un saludo.

David dijo...

Pero bueno, J.C... Estoy ahora con Saussure, Chomski, el círculo lingüístico de Praga, la escuela de Ginebra,me he tenido que lee el tratamiento de un amigo, visitar los blogs que sigo y vienes aquí, a este espacio lúdico a hacer de padre y recordarme que tengo deberes(ja,ja).
Me pondré a ello, me pondré a ello. Todavía tengo que ver los vídeos de tu blog (este es el ordenador de mi hijo que quiere que lo deje ya.. y el mío está ocupado por mi mujer)... Pero me pondré a ello,en serio. Lo leo esta noche y mañana te dejo comentario en tu blog. Un saludito.
PD: Por cierto, ya que estamos con "deberes": ¿Visitaste tú mi entrada sobre Hardy (je,je)?
Por cierto, me encantó tu comentario sobre los toros hace un par de entradas.

Anónimo dijo...

No te preocupes, David. Por fortuna, no me tienes que devolver el libro (ésta es otra cosa buena que tienen los ebooks, je, je), así que tómate el tiempo que quieras.

Yo también tengo muchos "deberes" pendientes. De hecho, acabo de venir de tu bitácora, donde he leído el post sobre el cómic del Génesis de Donald Crumb (que también tengo en versión ebook) y el de John Lennon. Así que, por favor, David, déjame respirar (ja, ja, ja...).

Gracias. La tauromaquia es mala cosa, pero al menos inspiró este temazo incomparable:

http://www.youtube.com/watch?v=6pE7_uKHnq0

David dijo...

Ja,ja,ja. Temazo, sin duda. Eso es música, y no estos rollos musicales con los que salen de vez en cuando en este blog (ja,ja).
Por cierto, ¿Donald Crumb?. Ay, ay... Que se nota que te va más Nietzche que los autores de cómic, J.C... Más tiempo para el ocio, no priorices tanto (ja,ja). Un abrazo.
PD: Sigo tu consejo, pero a ver si puedo leerlo esta noche, que ya me has "picado". Y lo dejo, que me vuelvo a la lingüística... Luego pasaré a ver tus vídeos, que ya están cargados, pero mi mujer me reclama el "trono" (como ella llama a este sitio donde paso mis ratos).

Mister Lombreeze dijo...

No creas J.C, a mí siempre me va a quedar la duda de si lo que realmente pasa es que yo soy demasiado tonto para apreciar la música atonal.

Pero me alegro de que, por fin, en nuestros días, como bien dices, ya no sea tan raro el contemplar esta etapa musical casi más como un experimento o tour de force -muy del gusto de musicólogos e interpretes, reconozcámoslo-, que otra cosa. Eso me alivia.

Es por eso también que admiro mucho a los compositores que en esas décadas no se dejaron intimidar ni acomplejar por los serialistas.

Marian dijo...

¡Gracias por la dedicatoria! Me encanta la Noche Transfigurada, aunque reconozco que, pese a mi interés por todo lo que huela a música, finalmente mi gusto personal me lleva hacia los tiempos más remotos y me paso largas temporadas instalada en Bach.

Anónimo dijo...

una pieza muy buena,no conocía a este compositor,gracias por descubrirmelo..
mi vecino de arriba esta muy influenciado por el primer tema..lo calca..ja,ja,ja
felicidades por el blog..
un saludo

Mister Lombreeze dijo...

Bach.., Bach.., no me suena.., es bueno? ;). Gracias a ti Marian.

Jajaja, no seais malos con los serialistas, digo, con los vecinos.
Gracias Lázaro.

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