Lo mismo que los críticos de Arte declararon, por todo el morro, muerta la pintura figurativa, sus colegas, los críticos musicales más modernos que modernos, decidieron tras la WWII que la Sinfonía era un género musical muerto y enterrado. Pero claro, ni los críticos de Arte saben pintar ni los de Música saben componer, (de los de Cine ni hablo porque la mayoría son licenciados de Filosofía y Letras rebotaos). Es por ello que Antonio López siguió pintando membrillos y calles de Madrid, y es también por eso el compositor sueco Gustav Allan Petterson (1911-1980) compuso, a lo largo del pasado siglo, 17 Sinfonías. Y sucede que, además de ser numerosas, las sinfonías de Pettersson son buenas.
La biografía de Pettersson la podría haber escrito Charles Dickens: El pequeño Gustav Allan creció rodeado de miseria en un apartamento minúsculo de un suburbio de Estocolmo en el que compartía cama con sus hermanos, su madre, sus ratas y su alcohólico y violento padre. Pese a que el entorno no era muy favorable al cultivo de espíritus musicales y elevados, un joven Pettersson de 12 años se compró su primer violín con el dinero que había ganado vendiendo postales navideñas. Prácticamente de forma autodidacta aprendió a tocar este instrumento y, a los 19 años, ingresó en el Real Conservatorio de Estocolmo. La cosa no fue a mejor, económicamente hablando, durante muchos, muchos y largos años.
Aunque, afortunadamente, su biografía tiene happy end y acabó con un notorio reconocimiento en vida y en dinero, que es como nos gustan a nosotros los reconocimientos. Y es que, como dice mi madre: "a mí traedme flores mientras viva, luego haced lo que os dé la gana".
En fin, que me voy de la olla.
Otro día seguimos hablando de la biografía de este gran músico porque vamos a escuchar bastantes fragmentos de las sinfonías de Pettersson en nuestro blog.
Comenzamos por la más famosa de todas ellas que es también, junto con su n.13, la más reconocida hoy día: su Sinfonía n. 7 estrenada el 13 de Octubre de 1968 bajo la dirección del maestro húngaro Antal Doráti, el gran defensor del trabajo de Pettersson y a quien esta obra está dedicada.
45 minutos en un solo movimiento que terminan tal y como van a escuchar a continuación.
Mi recomendación: No se la pierdan, (no se asusten con los primeros 30 segundos, que luego llega la lírica calma que a todos gustará), y abran un hueco en sus discotecas para el trabajo de este magnífico y prolífico compositor al que declaramos hoy oficialmente Tipo con Cara de Buena Persona.
En fin, que me voy de la olla.
Otro día seguimos hablando de la biografía de este gran músico porque vamos a escuchar bastantes fragmentos de las sinfonías de Pettersson en nuestro blog.
Comenzamos por la más famosa de todas ellas que es también, junto con su n.13, la más reconocida hoy día: su Sinfonía n. 7 estrenada el 13 de Octubre de 1968 bajo la dirección del maestro húngaro Antal Doráti, el gran defensor del trabajo de Pettersson y a quien esta obra está dedicada.
45 minutos en un solo movimiento que terminan tal y como van a escuchar a continuación.
Mi recomendación: No se la pierdan, (no se asusten con los primeros 30 segundos, que luego llega la lírica calma que a todos gustará), y abran un hueco en sus discotecas para el trabajo de este magnífico y prolífico compositor al que declaramos hoy oficialmente Tipo con Cara de Buena Persona.
7 comentarios:
No tenía ni idea de esta historia pero es muy jugosa para un melómano como yo. Muchas gracias. Estoy de acuerdo con la frase de Petterson. Además es muy actual.
Muchas gracias por descubrirnos a Petterson y por este excelente artículo. Qué extraordinaria la frase del inicio.
Esa discografía de Petterson ya se está descargando de las verdes praderas.
Para mí, en cambio, la Humanidad hoy en día es muchísimos millones de personas gozando de unos niveles de bienestar y libertad impensables en cualquier otra época. Pero, claro, con este tipo de pensamiento tan conformista y cachazudo me salen unas sinfonías que son una birria.
De nada tocayo.
Muy bien Monster, que te aproveche.
Jajaja, lafcadio, ya sabes que los hombres felices trabajan, mayormente, en el sector de Automoción.
Efectivamente tus sinfonías son bastante flojas (por el momento).
El hoy de Petterson tiene ya más de 30 años. Y yo también creo que el hoy de tu hijo será mejor incluso que nuestro hoy.
Sí, muchísimos millones de personas, unos mil, tienen un hoy muy bueno, pero el de otros 4.000.000.000 de personas es, todavía, muy poco bueno.
Creo que estamos de acuerdo en que el porcentaje de gente que tiene una vida digna hoy día es el más alto de la Historia. Y no sólo eso: creo que la mayoría de los que en la actualidad consideramos "desfavorecidos" lo son mucho menos que antes, al menos en términos objetivos -léase esperanza de vida.
Freude!
Qué alegría ver que en un blog se dedica un post a Petterson (de hecho, doble alegría al tratarse de un blog amigo).
Petterson tiene el dudoso honor (compartido con muchos otros) de ser un casi perfecto desconocido de nuestros escenarios musicales. Ciertamente sus oscuras y desoladoras sinfonías no son precisamente "la alegría de la huerta", más cuando muchos de sus tempi siguen esa misma senda lóbrega, y ya se sabe que ese tipo de música no es bien recibido por la mayoría de los aficionados.
Mis preferencias, aparte de la 7ª Sinfonía que comentas, también incluyen la 8ª, el agotador Concierto de violín nº2 (agotador para el solista y la orquesta: casi una hora de música contínua) y el sobrecogedor ciclo de las "24 Canciones Descalzas".
Saludos,
Ferre
Gracias Ferre. Tomo nota de su concierto para violín y las canciones descalzas. Son dos obras que desconozco. De hecho, solamente he escuchado la música sinfónica de este autor (y no toda).
Joder, anda que no me he tragado yo en salas de conciertos obras más pesadas y lúgubres que las sinfonías de Petterson. Es que, para muchos, no debe ser moderno ni clásico este compositor. Está en el limbo musical de los programadores de conciertos.
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