Joven idealista comenzando una nueva revuelta en busca de la Utopía.
"Sous les pavés, la plag"."Bajo los adoquines, la playa"...
"Et dessous les jupes de nos collègues?". "¿Y bajo las faldas de nuestras compañeras?", se preguntaron los varones universitarios de Nanterre en 1968. Para averiguarlo, pidieron el acceso a los dormitorios de las chicas, que tenían prohibido. Creemos que el motivo era para follar, (se puede decir follar?), un poco más, y así se lo hicieron saber al ministro Missoffe, quien ante la propuesta de dormitorios mixtos, recomendó a los estudiantes "duchas frías". Un genio Monsieur Missoffe, que además se apuntaba un tanto ahorrando un montón de agua caliente. Lo que pasa es que no convenció a los chavales. Y es que el agua fría sobre un pene lleno de sangre es otra leyenda urbana.
El origen de esta mítica revuelta que cumple ahora su 40 aniversario puede parecer algo prosaico, pero cualquier movimiento que se inicie por motivos de alcoba y necesidad de más horcates, tiene asegurada una parcela de Historia y altas probablilidades de significar y lograr algo. Los comunistas, anarquistas, sindicalistas, antiamericanistas, (anti guerra de Vietnam), y demás "-istas" franceses, aprovecharon el calentón estudiantil que, en principio, solamente parecía querer desatascar los desagües de la puritana sociedad francesa, (en aquellos días los UK eran mucho más modernos), y engrandecieron la cosa. La torpeza del general y primer presidente de la V República Francesa C. De Gaulle, -héroe de la WWII, pero muy de derechas al mismo tiempo-, puso la guinda, reprimiendo con excesiva dureza las primeras revueltas. Total, que lo que parecía una pataleta de universitarios pijos o medioburgueses precalentados por la minifalda de Mary Quant y por la "Barbarella" de aquel año, acabó siendo un follón de mil pares de narices, pues los sindicatos también se unieron al primigenio batiburrilo estudiantil de carteles de Mao, el Che y demás ambiguos personajes revolucionarios del cabreadoTercer Mundo. Luego De Gaulle subió los sueldos un 12% y la huelga obrera, que había llegado a movilizar a 10 millones de franceses, cesó (lo que entendemos perfectamente). Y, en lo que fue su gran jugada maestra, el viejo general llamó a los franceses a unirse en la lucha contra los comunistas y anarquistas que amenazaban la sociedad civilizada, (algo de razón llevaba el hombre). Disolvió la Asamblea Nacional francesa, a petición del primer ministro G. Pompidou, con lo que acojonó un poco más a la población, que ya estaba calentita por los sucesos de la "Primavera de Praga" con sus amenzantes tanques soviéticos, o por la represión de Fidel Castro a los manifestantes en La Habana frente a la embajada checa. Y cuando De Gaulle, finalmente, volvió a convocar elecciones, las ganó holgadamente. Así que a los franceses les dieron más miedo los comunistas que la escasez de mete-saca. Qué listo era De Gaulle, madre mía.
Lo mejor del mayo del 68 parece ser que fue el despertar de los adormilados sindicatos europeos y el de los comunistas prosoviéticos, (recordemos que el partido comunista francés se fue distanciando de la revuelta conforme se radicalizaba), que darían marcha atrás en su amor por el "padre Stalin", ("Padre y maestro y camarada: fuertes nos dejas, Mariscal", cantaba Alberti a la muerte del genocida), y se pasarían al eurocomunismo, mucho más democrático de todas-todas. Aunque repetimos que los tanques de la "Primavera de Praga" dieron más miedo.
Y lo peor de la cosa fue la reacción de los chalados de siempre, los que no tienen novia, que aprovechan los follones de los demás para ponerse en marcha y luego nunca quieren acabar la juerga, como los amigos ésos que no salen nunca pero que cuando lo hacen acaban desayunando en el McDonalds. Así nacerían organizaciones terroristas de extrema izquierda como las Brigadas Rojas italianas o el RAF alemán.
Sobre los efectos del Mayo del 68 en estamentos como la familia o su ayuda al impulso al desencorsetamiento en las relaciones sexuales y demás, hay demasiadas opiniones, pero nosotros somos más de Houellebecq, (como F. Arrabal), y estamos de acuerdo con él en que el rock, la minifalda del 66 y la píldora del 67, hicieron más para cambiar la sociedad que el Mayo del 68.
Pero también somos de los que pensamos que una movida de éstas cada cierto tiempo no viene del todo mal, aunque al final acabe ganando el neoliberalismo. O sea, que cuidadín, cuidadín, que los que no pasamos hambre también podemos cabrearnos.
El origen de esta mítica revuelta que cumple ahora su 40 aniversario puede parecer algo prosaico, pero cualquier movimiento que se inicie por motivos de alcoba y necesidad de más horcates, tiene asegurada una parcela de Historia y altas probablilidades de significar y lograr algo. Los comunistas, anarquistas, sindicalistas, antiamericanistas, (anti guerra de Vietnam), y demás "-istas" franceses, aprovecharon el calentón estudiantil que, en principio, solamente parecía querer desatascar los desagües de la puritana sociedad francesa, (en aquellos días los UK eran mucho más modernos), y engrandecieron la cosa. La torpeza del general y primer presidente de la V República Francesa C. De Gaulle, -héroe de la WWII, pero muy de derechas al mismo tiempo-, puso la guinda, reprimiendo con excesiva dureza las primeras revueltas. Total, que lo que parecía una pataleta de universitarios pijos o medioburgueses precalentados por la minifalda de Mary Quant y por la "Barbarella" de aquel año, acabó siendo un follón de mil pares de narices, pues los sindicatos también se unieron al primigenio batiburrilo estudiantil de carteles de Mao, el Che y demás ambiguos personajes revolucionarios del cabreadoTercer Mundo. Luego De Gaulle subió los sueldos un 12% y la huelga obrera, que había llegado a movilizar a 10 millones de franceses, cesó (lo que entendemos perfectamente). Y, en lo que fue su gran jugada maestra, el viejo general llamó a los franceses a unirse en la lucha contra los comunistas y anarquistas que amenazaban la sociedad civilizada, (algo de razón llevaba el hombre). Disolvió la Asamblea Nacional francesa, a petición del primer ministro G. Pompidou, con lo que acojonó un poco más a la población, que ya estaba calentita por los sucesos de la "Primavera de Praga" con sus amenzantes tanques soviéticos, o por la represión de Fidel Castro a los manifestantes en La Habana frente a la embajada checa. Y cuando De Gaulle, finalmente, volvió a convocar elecciones, las ganó holgadamente. Así que a los franceses les dieron más miedo los comunistas que la escasez de mete-saca. Qué listo era De Gaulle, madre mía.
Lo mejor del mayo del 68 parece ser que fue el despertar de los adormilados sindicatos europeos y el de los comunistas prosoviéticos, (recordemos que el partido comunista francés se fue distanciando de la revuelta conforme se radicalizaba), que darían marcha atrás en su amor por el "padre Stalin", ("Padre y maestro y camarada: fuertes nos dejas, Mariscal", cantaba Alberti a la muerte del genocida), y se pasarían al eurocomunismo, mucho más democrático de todas-todas. Aunque repetimos que los tanques de la "Primavera de Praga" dieron más miedo.
Y lo peor de la cosa fue la reacción de los chalados de siempre, los que no tienen novia, que aprovechan los follones de los demás para ponerse en marcha y luego nunca quieren acabar la juerga, como los amigos ésos que no salen nunca pero que cuando lo hacen acaban desayunando en el McDonalds. Así nacerían organizaciones terroristas de extrema izquierda como las Brigadas Rojas italianas o el RAF alemán.
Sobre los efectos del Mayo del 68 en estamentos como la familia o su ayuda al impulso al desencorsetamiento en las relaciones sexuales y demás, hay demasiadas opiniones, pero nosotros somos más de Houellebecq, (como F. Arrabal), y estamos de acuerdo con él en que el rock, la minifalda del 66 y la píldora del 67, hicieron más para cambiar la sociedad que el Mayo del 68.
Pero también somos de los que pensamos que una movida de éstas cada cierto tiempo no viene del todo mal, aunque al final acabe ganando el neoliberalismo. O sea, que cuidadín, cuidadín, que los que no pasamos hambre también podemos cabrearnos.
Y las ganas de follar, (se puede decir follar en este blog o no?), no se pasan nunca.
Nicolas Sarkozy dice que se pasa el Mayo del 68 por el arco de triunfo, pero hace poco se divorció de su atractiva mujer para amancebarse con una modelo un poco pendón. Si ha podido hacerlo es, en parte, gracias a aquel "Mayo francés", que tiene nombre de peli porno.
2 comentarios:
No sé qué me ha gustado más: si esos matices que va dejando y que me han tenido sonriendo hasta el punto final, o en sí, de nuevo, el simple pero acojonante análisis del tema (origen/historia/lo mejor/lo peor/efectos/opinión y actualidad)...Si es que al final la jodienda es el origen de tó. Dígase, dígase.
A propuesta de nuestro amigo el de la gorra, queda oficialmente permitido decir "follar" en este blog. Otra gran paso hacia la Revolución
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