En 1924 una pareja de brillantes estudiantes de la Universidad de Chicago decidieron secuestrar y asesinar a un joven de 14 años con el fin de autoconvencerse de su superioridad intelectual y de demostrar que era posible cometer el crimen perfecto. Eran tan listos que se pasaron de rosca o eso dicen porque, en realidad, a mis ojos, eran bastante lerdos y no entendieron nada de nada del concepto del súperhombre de Nietzsche que inspiró su terrible crimen. Pese a que estos dos genios planificaron su atrocidaz durante siete meses y la ejecutaron con pasmosa frialdad, el crimen resultó ser muy poco perfecto y fueron, finalmente, llevados a juicio donde les defendió, nada más y nada menos, que el mítico Clarence Darrow (¿se acuerdan de este señor?, es el del Juicio del mono del que hablamos aquí).
El juicio a Nathan Leopold y Richard Loeb (que así se llamaban estos dos energúmenos de 19 años) levantó mucha polvareda en los USA y la trágica historia sirvió de inspiración para dos célebres novelas: La Soga (1929) de Patrick Hamilton y Compulsion (1956) de Meyer Levin. Ambas fueron llevadas, con gran acierto, al cine en las homónimas La Soga (Alfred Hitchcock, 1948) y Compulsion que en nuestro país se tituló Impulso Criminal.
Impulso Criminal es una película estupenda y uno de los ejemplos más claros que ha dado el Cine de militancia contra la pena de muerte. El film contiene dos partes bien diferenciadas en las que se narra, en primer lugar, la génesis y ejecución del crimen, para pasar, a continuación, a convertirse en una película clásica de juicios hollywoodienses, momento en el que los dos jóvenes actores que interpretan a los asesinos (Dean Stockwell y Bradford Dillman), le pasan, tras haber dejado el listón muy alto, el testigo del protagonismo a la figura del abogado Clarence Darrow, interpretado por el gran Orson Welles que recicla el look y la socarronería de su detective Hank Quinlan de la magistral Sed de Mal (1958).
Durante la primera parte asistimos a una brillante narrativa de creciente suspense filmada en clave de thriller psicológico al estilo "en la mente del asesino" que yo creo que hará las delicias de los admiradores de Haneke. Es una parte magnífica, sin duda. Pero es durante la segunda mitad, la del juicio, en la que la moraleja del film luce en todo su esplendor llegando al clímax en el demoledor discurso final del abogado defensor Clarence Darrow, un señor capaz de hacer cuestionarse al más acérrimo defensor de la pena capital la utilidad y moralidad de ese castigo.
El gran reto de Darrow fue intentar convencer al tribunal y a la opinión pública de la barbaridad que suponía ejecutar a dos seres humanos aunque éstos hubieran cometido un crimen para el que no existía justificación ni atenuante alguno. Aquí no hay víctimas de la sociedad, ni familias desestructuradas, ni infancias traumáticas. Leopold y Loeb pertenecían a dos acomodadas, religiosas y respetadas familias de Chicago, lo que en la práctica supuso un handicap extra para el bueno de Darrow, famoso por su ateísmo y por defender a los más desfavorecidos sin cobrarles absolutamente nada. Darrow se defendió de los ataques del populacho y los medios que pedían que se colgara sin contemplaciones a los dos jóvenes confesos (quienes, para más inri, eran homosexuales) con perlas como ésta: "negar al rico el mismo derecho de defensa que al pobre sería tanto como estar de acuerdo con la gente que encendió ese fuego (el KKK que intimidó a Darren para que abandonara la defensa)". En fin. Un tipo que se vestía por los pies.
No se pierdan esta excelente película que responde claramente y sin complejos a la pregunta de nuestro serial gusano: ¿La Bestia debe morir?.
Por cierto, Fleischer y Richard D. Zanuck (productor de la cinta) NO se llevaron la Palma de Oro de Cannes de 1959 (Gracias Red Stovall), pero sí ganó su trío protagonista: Dean Stockwell, Bradford Dillman y Orson Welles se llevaron el premio al mejor actor de esa edición. Lo digo por si no les basta mi palabra y necesitan más referencias...
Más información sobre los hechos históricos aquí.
14 comentarios:
No he visto este film , pero me lo anoto en rescates acelerados, porque tiene una pinta estupenda.
Otro que se apunta al carro de Videodrome y se la apunta para ya.
MMagnífica recomendación, oiga.
Un saludo
Apuesta segura ladies and gentlemen.
Pues me la apunto y la veré, vaya que sí.
Jóvenes confusos ya los había entonces, para que luego digan.
Saludos
Yo esta la vi hace mucho. En un ciclo que dieron por la 2 de Orson Welles cuando era mozalbete. Y luego la revisité años después.
Y hace unos meses leí una entrada
sobre la peli en El bloc de Josep que estaba muy bien. Y tenía otra sobre sus créditos y la actuación de Welles de la misma peli. Le dio para tres entradas distintas, si no recuerdo mal.
Es un peliculón, sí.
Me ha gustado el post, pero lo que más me ha gustado es lo del abogado. No sabía que había sido el mismo de aquel otro juicio. Vaya! Ahí has estado.
La película "responde" efectivamente a la pregunta.
Hubo una tercera versión sobre el tema, si no recuerdo mal, Swoon de Todd Haynes, pero no la he visto.
Un saludo.
Otro que se apunta. Gracias por la recomendación.
Yo he visto esta peli con usted Mr.? Bueno creo que sí! No, creo que he visto la de... bueno que no sé!
Respecto a este ciclo de la bestia de morir... vuelvo a decir SI, debe morir! Vaya para de hijos de puta, podían demostrar lo del crimen perfecto con sus madres o sus padres...recuerda lo que dice padre:
"Ningún loco se golpea sus huevos con dos piedras"
El abogado hizo lo que hacen todos, sacarnos el rollo de son gays, son húngaros y les gusta el chocolate blanco...
Habrá negros hijos de puta, gays cabrones y latinoamericanos usureros? Venga va...
Un saludo!
No he visto la de Swoon, aunque leo en la wikipedia que no es de Todd Haynes. Pero no importa, porque tampoco he visto ninguna película de ese señor.
MrMierdas, así me gusta, uno que se moja. Aunque te equivocas con el abogado. No utilizó argumentos de ese estilo para librar a estos indeseables de la horca (uno acabó asesinado en la cárcel y el otro salió a los 30 años creo). Pero no te cuento más por si te decides a revisionarla.
Yo a estos dos gilipollas también les hubiera dado matarile sin cargo de conciencia alguno. De hecho, la cadena perpetua me parece un castigo mucho más cruel que la pena capital.
Es uno de los casos más famosos de crimen frío, premeditado, confesado, alardeado y sin asomo de arrepentimiento.
Vale. Era de otro. Error mío.
Me sonaba de un Dirigido...pero igual era la de Poison (voy a ver si esa es del Haynes, que si no... vale, sí)
No he visto ninguna de Tom Kalin, por cierto... De esta de Swoon recuerdo que vi el trailer en su día y leí un par de reseñas que ya no recuerdo.
Y mira, en la wikipedia mencionan el nombre de Haynes al hablar de la peli, como otra de la corriente del Nuevo Cine Gay (que no conozco, la verdad).
El caso de esos dos es famoso, sí. En no recuerdo qué cómic de Clowes que leí hace no mucho se hacía también bastante referencia al tema.
Y oye, yo ya me he mojado en este tema varias veces y he explicado mi postura. ¿no tengo que hacerlo cada vez que sale el tema, no?
Bueno, un saludito.
Sí, correcto David, no me olvido de ti, cierto. Y te confieso que cuando revisé esta película hace unas semanas, la figura del abogado defensor y su discurso me recordaron a ti y tu postura ante la pena capital.
Vaya. Tengo que volver a verla pero ya!
Hola Lombreeze, cuánto tiempo. Navegando, navegando, entro en tu blog por esta película. Estás equivocado en un dato, la película no ganó la Palma de oro en Cannes, fue la excelente 'Orfeo negro' de Marcel Camus, aunque sí ganaron sus tres actores principales.
Un saludo.
Hola Red!, pero qué haces despierto a las 06.49 de la mañana?, y con la mente despejada!!!. Tú sí que tienes "mañana de carnaval", jajajaja.
Gracias por la corrección y por tu visita. Enmendamos la plana inmediatamente.
Peliculón en cualquier caso, no crees?.
Digamos que hoy no me he acostado...
Peliculón, sin duda, sobre el que estoy escribiendo precisamente ahora. El discurso final de Orson Welles debería ser enseñado en todas las escuelas del mundo.
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