El prolífico e hispalense
dvd, admirado blogger y
hombre del Renacimiento que con la misma soltura navega entre aguas gafapásticas como surfea sobre las sublimes olas del Gran Arte (= el que me gusta a mí),
nos recordaba, a finales del pasado 2011, lo hermosa que es esa gran película de
Ingmar Bergman titulada
Fanny y Alexander (1982).
Como prólogo musical a la película del realizador sueco
dvd eligió la música de otro sueco: el compositor
Kurt Atterberg (1877-1974), uno de los grandes irreductibles de la música tonal del siglo XX. Atterberg fue un prolífico sinfonista al que no amedrentó la "maldición de la 9ª" (aquella que dice que cualquier compositor que llegue a completar 9 sinfonías morirá, irremediablemente, inmediatamente después de la finalización de esa "última novena" por haber osado intentar eclipsar al mismísimo Beethoven). Atterberg compuso 9 sinfonías homenajeando, precisamente en su novena, al gran maestro alemán y, tras ello, sobrevivió todavía 20 años más.
La parte oscura de su biografía la encontramos, como no podía ser de otra manera, durante los convulsos años de la Segunda Guerra Mundial. Tras la contienda, Atterberg quedó estigmatizado en muchos círculos musicales por haber permitido el estreno de sus sinfonías n. 7 (1942) y n. 8 (1944) en la Alemania nazi. ¿Fue Atterberg un filonazi o no pudo resistir la tentación de ver sus obras estrenadas en vida en el país sinfónico por excelencia (un honor que se brindaba a muy pocos compositores no alemanes)?. Seamos justos con Atterberg y recordemos su contexto histórico-cultural: Suecia no se alineó oficialmente ni con el Eje ni con los Aliados, pero las simpatías del gobierno sueco (y de la mayoría de los habitantes del país) con la Alemania de Hitler fueron más que evidentes.
Mis sinfonías favoritas de Atterberg son las número 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8 y 9... ¡Me gustan todas!. Y es que Kurt Atterberg fue un gran orquestador, brillante y colorista, un maestro en crear ambientes climáticos y poseía una sensibilidad musical que, aunque miraba siempre de manera algo anacrónica hacia un pasado musical romántico-nacionalista, demostró ser especialmente genial en los movimientos lentos de sus sinfonías; son una auténtica delicia.
Por ello les recomiendo que comiencen por aficionarse a la muy accesible música sinfónica de Atterberg escuchando los adagios de, por ejemplo, las sinfonías n. 5 "Fúnebre" (1922), n. 6 "Sinfonía del Dólar" (1928) o n. 8, la más folklórica de todas ellas.
Con todos ustedes, Kurt Magnus Atterberg, compositor sueco al que el tiempo, superadas las dictaduras de las vanguardias del siglo XX, está poniendo en su sitio y que, desde el más allá, me ha dicho que quiere dedicar hoy los diez minutos del II Movimiento, Adagio, de su Sinfonía n.8 a mi amigo lafcadio en el día de su cumpleaños.
A ver qué tal les suena a ustedes esta maravilla. Pocas veces el reiterativo acompañamiento de tres simples notas han dado tanto juego musical a un corno inglés:
15 comentarios:
Qué relajante...me gusta mucho.
Lo de la maldición de la novena te lo has inventado tú o es verdad que "existe"?
1besico!
Me alegro fiona.
Jajajaja, sí que existe (o existía) sí, en serio. A Mahler le daba pavor llegar a la 9.
http://es.wikipedia.org/wiki/Maldici%C3%B3n_de_la_novena_sinfon%C3%ADa
Casualidad hoy hablaba Pepe Cahiers de la de El tren de Frankenheimer y la veo aquí en "Quizás también le interese:...
Voy para allá (con Atterberg de fondo; me gusta; repetiré)
Este tipo es buenísimo. No lo conocía. Si el resto es igual, voy a disfrutarlo a base de bien.
@David, sí que lo es, sí. No revolucionó la música pero nos ha dejado un montón de música maravillosa. Y muy accesible al oído menos avanzado.
En youtube hay disponible gran parte de su obra.
Ya me dirás qué tal te va por el universo musical de Kurt Atterberg.
"Música tonal"... hermosas palabras, como hermoso el fragmento que adjunta.
Tomo nota de la recomendación!
Un saludo!
Pues nada, Lombri, felicidades por los cuatro años de actividad gusana-virtual (esa se las debía a tí y a monseñor), y anda dile a tu hermano que se apure en confirmarme las fechas! Jajaja. Espero verte pronto, en el encuentro de bloggers del presente 2012.
Un abrazo!
Ah! que sorpresa encontrar que en un blog en español hablen de Atterberg!. Un creador sin igual, para mí. Fácil de disfrutar efectivamente. Yo recomiendo la sinfonía 3 (un finale que deja a uno mirando estrellitas) y la balada sin palabras. Son Obras más extensas, quizá. Pero son obras donde presume su magnífica orquestación al máximo. Saludos.
@Joel, pues sí. La verdad es que no hay mucha información disponible sobre la vida y obras de este grandísimo compositor. Poco encuentro en internet que vaya más allá de la información de los librillos de mis cds. Para mí es uno de los más grandes sinfonistas del siglo XX. Coincido contigo en que su Sinfonía n. 3 es para mí su mejor sinfonía. El Finale del 3er movimiento es la leche, desde luego pero ¿qué me dices de los cinco primeros minutos de ese 3er movimiento?. El minuto que va del 4 al 5 (aprox) es tan intensamente bello que consigue que se me llenen los ojos de lagrimas. Lo digo completamente en serio.
Un abrazo y gracias por comentar.
El sinfonismo del S.XX es algo más que Mahler, Shostakovich, Profofiev y Sibelius. Pasa como en las carreras ciclistas, que los jefes de fila eclipsan a los gregarios de lujo.
Los cuatro anteriores han sido muy influyentes en sus contemporáneos y en generaciones posteriores (y entre ellos... Shostakovich es un evolución oscura de un Mahler menos refinado).
Pero hay un amplio grupo de otros sinfonistas del S.XX merecedores de mejor suerte que desde hace unos 30 años las grabaciones nos vienen descubriendo descubriendo. Se trata de la rama del radicada en Inglaterra y en los países escandivos (incluyendo a Dinamarca entre ellos). Y yo creo que, en general, todos ellos tienen en común que son herederos bastante directos de Sibelius, de su concepción musical. Evidentemente también tienen otras influencias (Atterberg, sin ir más lejos expresa muy bien su admiración por Brahms; su música le debe mucho).
Atterberg, Pettersson, Wiren, Tarp, Arnold, Bax, Bantock y, mi favorito, Vaugham-Williams son un puñado de compositores que adoptaron la Sinfonía como una de sus estructuras favoritas, sino la principal, la que expresaba de la mejor manera sus inquietudes musicales.
Con las variantes propias de cada uno de ellos, son sinfonías con lenguajes muy coherentes, de amplio aliento en la mayoría de los casos, tonales, pero claramente pertenecientes a su tiempo... con dos elementos que me parece que entroncan precisamente con Sibelius: el dramatismo y el lirismo.
Atterberg y los demás deberían oírse más, no sólo porque son parte importante en la historia musical, que logra equilibrar ese caleidoscopio de estilos que fue el siglo pasado, sino por ser excelentes compositores, independientemente de su filiación musical.
Saludos,
Ferre
@Ferre, jajaja, buena metáfora. Qué puedo añadir a lo que has dicho, lo has explicado perfectamente (y mejor que yo).
Desde luego la influencia de Mahler y de, sobre todo, Sibelius en la obra de Kurt Atterberg es evidente. Su Sinfonía n. 3, la de los paisajes oceánicos, es para mí una de las mejores sinfonías del siglo XX. Una vez leí sobre Atterberg que lo que hizo durante el siglo XX era puro terrorismo musical, jajajaja, por lo que visto hoy fue más "moderno" que sus atonales contemporáneos. Rizando el rizo...
Macho, no me digas que este segundo movimiento de su Sinfonía n. 8 no es la rehostia!!! (perdón por los tecnicismos)
Y esa es otra de las "reivindicaciones" de mis posts de "irreductibles" (que en este caso no son galos sino, como bien dices, anglosajones y escandinavos): la tonalidad como hija de su tiempo y no me refiero a hija bastarda o maldita, sino una hija legítima y hermosa.
En esa maravillosa lista tuya me falta Carl Nielsen!!!. A tu dramatismo y lirismo hay que añadir el folklore, tan repudiado por Stravinsky.
La semana que viene: Louis Glass.
No, hombre no, Stravinsky nunca repudió el folklore. "Petrushka" es puro folklore. "La consagración de la primavera" está inbuida de pautas primitivas del folklore eslavo (ostinatos, rondas,...). "La historia del soldado" rezuma folklore y danza. Lo que pasa es que su personalidad y por tanto su música es multifacética, camaleónica y un tipo extremadamente curioso que era capaz de fagocitar cuelquier estilo que le fuera mínimamente interesante. Y por eso es tan él mismo, si me permites la obviedad.
Cierto, Nielsen falta (imperdonable mi olvido). La "Inextinguible" es una maravilla. Aunque a veces abusa un poco de la orquestación masiva.
Por otra parte, no olvides que hay dos compositores no tonales (en absoluto son atonales, simplemente porque su estilo no se asienta sobre la dialectica tonal-atonal) que "rechazaron" la escuela de Darmstadt a pesar de haberse incluido inicialmente en ella, como son Xenakis y Ligeti. Ya sabes que en mi opinión, no hay música atonal, ni tonal, ni pop, ni rock, ni muiñeiras, ni fandangos... hay buena música, mala música y música pasable (independientemente de lo que nos guste por querencia personal de cada uno). Pero a medida que cumplo años trato de buscar lo bueno de cada una de ellas.
El mantenimiento del sistema tonal, más o menos estrictamente, más o menos relajado, es hijo del pasado siglo y también de éste. No creo que esté agotado, pero sí creo que las derivas atonales le han dado qué pensar en cómo evolucionar y le han mostrado un camino que por momentos había olvidado: el timbre y, a partir de él, el color orquestal. Precisamente una de las características sonoras más "extrañas" al gran público, que siente más cercana la melodía y la armonía.
Y por supuesto, el ritmo, que ha cobrado gran importancia en el desarrollo musical del S.XX.
Estos dos nuevos combustibles musicales se han convertido en puentes simbólicos entre la música tonal heredada del S.XIX y el post-romanticismo y los movimientos atonales y seriales posteriores a la 2ª escuela de Viena.
(No puedo evitar hacer defensa de lo atonal, ya ves, jajaja)
De acuerdo con la 3ª de Atterberg: es una maravilla. De hecho, cuando pusiste el post, fue precisamente esa sinfonía la que vino a mi cabeza.
Saludos,
Ferre
@Ferre, bueno, es evidente que Stravinsky utiliza el floclore ruso en sus primeros ballets. Pero el folclore de cuentos y leyendas. Yo me refiero al folclore musical, a la música popular. Él siempre negó haberlo utilizado en su música, no? (aunque yo no me lo creo).
Lo mismo que Schoenberg y cia que como dijo Steve Reich "crearon un muro artificial (entre compositores y público) que nunca existió antes".
A mí me va más lo de reivindicar a los autores que nunca quisieron levantar ese muro. O sea, no es que ataque lo atonal sino que defiendo a los tonales de los ataques de los atonales que siempre se han creído más "modernos".
Con toda la modestia del mundo lo digo, claro.
Stravinsky: Lo que pasa es que las referencias al folklore musical ruso no son obvias en Stravinsky, no están en primer plano. Por ejemplo, crea Petroushka directamente de sus recuerdos de las ferias populares a las que asistía desde niño, a los músicos que tocaban en ellas, a su instrumentación, sus polirritmias, los varios conjuntos que podía oír, mientras que en la Consagración la cosa todavía es más sutil; hace un poco lo que Bartók con el folklore húngaro, que dijo en algún momento que muchas veces lo que él hacía era folklore imaginario (me refiero a Bartók). O sea, que no era folklore extraído directamente de las fuentes, sino que cogía las estructuras, las escalas, los intervalos, la armonía, etc y con eso creaba su propia música (por ejemplo, en su Concierto para Orquesta). Stravinsky hace algo parecido en la Consagración: se fija sobre todo en las estructuras rítmicas del folklore más antiguo, en formas de aplicarla (de ahí el ostinato, algo que hoy en día puede verse en otros folklores, como el de los nativos norteamericanos), en bailes primitivos, pero todo con esa exhuberancia que sabe dar tan bien la música popular eslava.
Atonal-Tonal: A mí me da de que las críticas sobre la música tonal en el S.XX son más bien parte de un núcleo duro centrado en la los cursos de Darmstadt y muchas ganas de epatar (véase el primer Boulez, nada que ver con el que fue desde hace 20 años). Al final, todos escuchaban bastante más música tonal de la que por sus palabras parecería. Otra cosa es que ese núcleo creyera que la tonalidad estaba agotada, cosa que el tiempo ha demostrado que es falso. Mi opinión es que a lo mejor se referían a la evolución de la tonalidad, que no le veían otra salida... y de hecho es cierto que no ha habido avances extraordinarios en ese sentido, sino que se ha aprovechado del eclecticismo del siglo y ha aunado en sí varios lenguajes estilísticos, pero en la asimilación de ritmos y timbres (con orquestación), admás de estilos ajenos (sobre todo el jazz y la imagen a través del cine como bandas sonoras atadas a un montaje). Éstos la han enriquecido extraordinariamente.
¡Mi madre, estamos de lo más sesudos!
@Ferre, sí, jajaja, oye, no has pensado en tener tu propio blog? ;))))))
Bueno, lo que parece demostrado es que Schoenberg se equivocó en su predicción: el panadero de mi barrio no silba en dodecafónico (silva el concierto de Aranjuez). Yo sí creo que hasta hace muy poco los tonales o los compositores que seguían fieles a las formas clásicas (sinfonías, conciertos, etc) eran los apestados de la clásica del XX, lo mismo que los figurativos fueron proscritos por orden de los teóricos y artistas conceptuales. Afortunadamente, eso está cambiando y hoy casi todo tiene cabida y vuelve el reconocimiento de los méritos artísticos que pueden existir incluso en obras conservadoras o continuistas con tal o cual tradición. También porque el público lo está demandando.
Gracias por tus estupendos y didácticos comentarios.
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