"Mi máxima admiración es para Glinka". Rimsky-Korsakov.
En 1820, -antes de palmarla en un duelo de honor a los 37 años-, el escritor ruso Alexander Pushkin publicó un largo poema épico titulado "Ruslan y Ludmila" en el que cantaba y contaba las desventuras de la joven princesa Ludmila, hija de Vladimir "Sol Brillante" regente de Kiev y prometida con el valiente príncipe Ruslan. Un poema con uno de las más hermosos y célebres versos que como ya sabéis dice así:
У лукоморья дуб зелёный;
Златая цепь на дубе том:
И днём и ночью кот учёный
Всё ходит по цепи кругом;
Pero hete aquí que, el día de la boda de los dos jóvenes príncipes, una misteriosa sombra, surgida de la nada, rodea a la hermosa Ludmila quien se desvanece en los brazos del atónito Ruslan. El rey ofrece como recompensa, para aquel caballero que encuentre a su hija, la mano de la princesa. En su búsqueda partirán el propio Ruslan y tres caballeros que habían pretendido a Ludmila: Farlaf, Ratmir y Rogdai, que suenan juntos a atragantamiento con hueso de pollo. Será un sabio anciano el que ponga a Ruslan tras la pista del raptor de la joven, el enano Chermonor. Finalmente, OJO SPOILER, todo saldrá bien y los príncipes se casan, son felices y comen perdices (куропатка). FIN DEL SPOILER.
Son, precisamente, estos tres protagonistas del poema de Pushkin los que inspiraron al padre del nacionalismo musical ruso, Mihail Glinka (1804-1857), para componer los correspondientes temas musicales que conforman la gloriosa Obertura de su ópera: Ruslan y Ludmila ("Руслан и Людмила", 1842).
Glinka se formó operísticamente en Italia cuya tradición musical de obras ligeras con trágicas tramas palaciegas o históricas, tan del gusto de la clase alta, primeramente le conquistaron. Pero el huéfano Mihail pronto rememoró su acomodada infancia y los problemas que tuvo con su rica abuela por relacionarse con demasiada frecuencia con la servidumbre. Y así liberó todas esas canciones populares que había escuchado cantar en su niñez para, una vez más, conseguir alcanzar la cumbre musical al unir lo más excelso de la música popular y la música culta, o sea, lo que llamamos nacionalismo musical.
Claro, la aristocracia rusa comentaba de sus obras que sonaban como "la música de un cochero", pero eso fue antes de que los integrantes del Grupo de los Cinco proclamaran a los cuatro vientos que Glinka era, musicalmente hablando, lo más grande que había parido Rusia y la aristocracia rusa cambió de opinión y listo.
El caso es que esta obertura que vamos a escuchar ahora es un auténtico prodigio orquestal que se eleva a las más altas cimas del Arte cuanto más rápido tocan las cuerdas y más fuerte suenan los timbales de la orquesta que la interpreta.
Disfruten de la Obertura de la ópera Ruslan y Ludmila. Folklore ruso 100% y uno de los cinco fragmentos musicales que me llevaría a una isla desierta. Volumen y subwoofer a tope, por favor.
Ah, una cosa: ¿han visto alguna vez dirigir a un maestro con un ramo de flores en la mano?, ¡a que no!, pero es que quizás no conozcan al GRAN director ruso Valeri Gérgiev. No va trompa; él es así: genial y desaliñado.
En 1820, -antes de palmarla en un duelo de honor a los 37 años-, el escritor ruso Alexander Pushkin publicó un largo poema épico titulado "Ruslan y Ludmila" en el que cantaba y contaba las desventuras de la joven princesa Ludmila, hija de Vladimir "Sol Brillante" regente de Kiev y prometida con el valiente príncipe Ruslan. Un poema con uno de las más hermosos y célebres versos que como ya sabéis dice así:
У лукоморья дуб зелёный;
Златая цепь на дубе том:
И днём и ночью кот учёный
Всё ходит по цепи кругом;
Pero hete aquí que, el día de la boda de los dos jóvenes príncipes, una misteriosa sombra, surgida de la nada, rodea a la hermosa Ludmila quien se desvanece en los brazos del atónito Ruslan. El rey ofrece como recompensa, para aquel caballero que encuentre a su hija, la mano de la princesa. En su búsqueda partirán el propio Ruslan y tres caballeros que habían pretendido a Ludmila: Farlaf, Ratmir y Rogdai, que suenan juntos a atragantamiento con hueso de pollo. Será un sabio anciano el que ponga a Ruslan tras la pista del raptor de la joven, el enano Chermonor. Finalmente, OJO SPOILER, todo saldrá bien y los príncipes se casan, son felices y comen perdices (куропатка). FIN DEL SPOILER.
Son, precisamente, estos tres protagonistas del poema de Pushkin los que inspiraron al padre del nacionalismo musical ruso, Mihail Glinka (1804-1857), para componer los correspondientes temas musicales que conforman la gloriosa Obertura de su ópera: Ruslan y Ludmila ("Руслан и Людмила", 1842).
Glinka se formó operísticamente en Italia cuya tradición musical de obras ligeras con trágicas tramas palaciegas o históricas, tan del gusto de la clase alta, primeramente le conquistaron. Pero el huéfano Mihail pronto rememoró su acomodada infancia y los problemas que tuvo con su rica abuela por relacionarse con demasiada frecuencia con la servidumbre. Y así liberó todas esas canciones populares que había escuchado cantar en su niñez para, una vez más, conseguir alcanzar la cumbre musical al unir lo más excelso de la música popular y la música culta, o sea, lo que llamamos nacionalismo musical.
Claro, la aristocracia rusa comentaba de sus obras que sonaban como "la música de un cochero", pero eso fue antes de que los integrantes del Grupo de los Cinco proclamaran a los cuatro vientos que Glinka era, musicalmente hablando, lo más grande que había parido Rusia y la aristocracia rusa cambió de opinión y listo.
El caso es que esta obertura que vamos a escuchar ahora es un auténtico prodigio orquestal que se eleva a las más altas cimas del Arte cuanto más rápido tocan las cuerdas y más fuerte suenan los timbales de la orquesta que la interpreta.
Disfruten de la Obertura de la ópera Ruslan y Ludmila. Folklore ruso 100% y uno de los cinco fragmentos musicales que me llevaría a una isla desierta. Volumen y subwoofer a tope, por favor.
Ah, una cosa: ¿han visto alguna vez dirigir a un maestro con un ramo de flores en la mano?, ¡a que no!, pero es que quizás no conozcan al GRAN director ruso Valeri Gérgiev. No va trompa; él es así: genial y desaliñado.
9 comentarios:
Заголовок, хорошо. Запись также.
Los célebres versos en ruso que todo el mundo conoce...claro...jajajaj
Oye, lo del accidente de bici es de coña? Espero que sí.
Un crack el director con el ramo, jajaja, sin complejos, sí señor. La música, linda.
1besico!
NO ES COÑA, NO... CACHIS...
Ya veo la foto ya...joee, pues nada, a tirar de borradores y de listas de ésas que nos encantan! Toca la de buenorros! jajajaj. Mucho ánimo!
1besico!
Lamento tu accidente y te deseo una pronta recuperación. Oye, debe estar bueno ese humus de lombriz, con unas tostaditas... A mí me han regalado una bebida muy gusana: mezcal.
Curioso ese director, me ha recordado al Louis de Funes de "La gran juerga". Si no recuerdo mal dirigía una pieza de Berlioz.
Feliz Semana Santa y a mejorarse. Borgo.
Me he enterado de tu excusa para cogerte unos días libres, teniendo algo de "pasión" para ser coherente con estas fechas :-(. Que te sane pronto...
¡¿Pero qué hace, hombre?! ¡Le falta el ramo en el brazo!
Un saludo y pronta recuperación, crack!
Pues no está nada mal el post para haberlo escrito con la "mano impura". Una lástima que no puedas emplearla para comer o tocar a los seres queridos... El destino te ha "regalado" unos días, seguro que les das buen uso. Cuídate. Javier
Genial pieza. Menudo personaje debe ser el Gérgiev ése. Y recupérate pronto, un saludo.
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