"Pienso en mi tierra constantemente. Amo a mi pueblo con toda mi alma y en todo momento. En cuanto me recupere de mi enfermedad sólo desearé una cosa: regresar a mi país". George Enescu, exhiliado en París huyendo de la Rumanía comunista.
El siglo XX comenzó muy bien para la Música Clásica. El compositor y virtuoso violinista rumano George Enescu (1881-1955) creó en 1901 una de las 10 composiciones que me llevaría a una isla desierta sin ningún lugar a dudas: La Rapsodia Rumana n.1 en La Mayor, Op. 11, que es una de las más maravillosas y vitalistas experiencias musicales de las que puede disfrutar un melománo y todo un canto de amor a la Vaterland, a la Patria. Pero a la Patria de la infancia y el colegio, de la familia, de las fiestas del barrio, de las ciudades y los pueblos. A la patria de los primeros amores y la primera bicicleta. No a ésa otra tan mezquina y boba de "mi patria es más larga que la tuya".
Enescu, admirador de Brahms y Wagner, es el más importante compositor nacido en Rumanía. Es el equivalente a nuestro Falla o a los Smetana, Janácek, Bartók, Kodaly, Martinu, etc, de sus países vecinos. Una serie de grandes compositores "nacionalistas" que encontraron en el folclore musical de su patria una fuente de inspiración poderosísima.
Precisamente el origen de las dos rapsodias rumanas de Enescu, compuestas en la ciudad de París, es una reacción del músico contra el exceso de racionalismo que en aquel entonces predominaba dentro de la música francesa, abanderada musical de la europa de entre siglos donde destacaba el gran Debussy, uno de los grandes revolucionarios de la historia de la música.
Disfruten a continuación de la brillante y espectacular orquestación de la Rapsodia Rumana n. 1 que incluye también el vuelo de la alondra que escuchábamos cantar el otro día, junto con otros temas populares rumanos.
Dedicado a Nicolas Sarkozy a cuyos antepasados húngaros no expulsó de Francia ningún gobernante gabacho.
11 comentarios:
¡Qué pena me da no volver por aquí!
Pero claro, como cinéfilo de pro y esas cosas que obligan como tal, no puedo obviar tu comentario sobre Ordet en el blog de Crowley... Con lo fácil que es mentir, Mr. Lombreeze.
Fíjate cómo lo hago yo...
Este tema ya lo conocía.
Cuando entran los violines empieza a gustarme menos. Muy-muy flojito me parece.
¿ves?
Aaaaaagh! Lo he apagado por error.
Bueno, lo vuelvo a escuchar.
Joder! He tenido que dejar de escribir. Una maravilla. Gracias por estas cosas que traes de vez en cuando.
Y en el 8:50 o así me he acordado hasta de A day in the life, así que vamos... Lo tiene todo.
Que el pueblo se llame Enescu me parece poco. Rumania podría llamarse Enescu.
PD: "Queda muy feo autocitarse".
(David)
Mr. Lombreeze ...cuáles son las otras nueve composiciones? ¿y si la isla no estuviera desierta?
Ni conocía la obra ni al Sr. Enescu. Es otro de sus regalos a mi cerebro. Gracias.
Grande Enescu y grandes los calamares a la rumana!!!
Hace dos día hubiera situado a Enescu en la media punta de algún equipo de la Europa del este, pero gracias a usted ahora sé que se encuentra en una isla desierta!
1 saludo!
Muy buena esta Rapsodia Rumana. Gracias por hacérmela descubrir. Seguro que Drácula suele ponerla cuando se siente melancólico en su castillo de los Cárpatos. Borgo.
Lo que son las coincidencias. Precisamente hoy por la mañana estaba e la oficina escuchando la hermana de esta pieza: la "Rapsodia Rumana nº2".
Así que imaginarás que yo también aprecio estas piezas... aunque no tanto como tú, también es cierto. Antes metería en la isla, sin salirme de los nacionalismos folklóricos, la "Suite de Danzas" de Bartók, la "Sinfonietta" de Janacek y la "4 Danzas Escocesas" de Arnold. Son debilidades mías.
Saludos,
Ferre
Un descubrimiento, gracias
Madre mía, que cosa tan bonita...
Preciosa, singularmente preciosa.
Muchas gracias por la revelación.
Un saludo cinéfilo-musical.
Ferre, estupenda selección, te faltan las Danzas de Galanta de Kodaly y ya tienes el repoker.
lunes, mis listas top 10 de clásica se componen de la obra que recomiendo en el post + las 9 sinfonías de Beethoven, jajajaja.
Me alegro mucho de la buena acogida, la verdad es que es una pieza deliciosa.
Pedazo de tema. Y muy enérgico. Justo lo que necesitaba en esta desagradable mañana de lunes...
Saludos.
Kine, desde luego es una obra que anima a un muerto, como Dreyer.
Me alegro haber ayudado un poquito a darle un empujón a tu lunes.
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