jueves, 7 de noviembre de 2013

100 Años de... Albert Camus. En el hombre hay más cosas dignas de admiración que de desprecio.

"Puesto que el orden del mundo está regido por la muerte, acaso sea mejor para Dios que no crea uno en él y que luche con todas sus fuerzas contra la muerte"."La peste", Albert Camus.

Después de la Biblia, algunos textos de Nietzsche, algunos otros de Kafka y de la totalidad de "El Conde de Montecristo", uno de los libros que yo creo que más afectó (de manera ya irremediable me temo) a mi joven cabezita fue "La peste" (1947) de Albert Camus.

Tras su lectura me di cuenta de que yo era existencialista y no nihilista como creía hasta entonces. Estuve mucho tiempo convencido de que yo era como Camus (existencialista, ya digo), hasta que luego me enteré de que Camus no se consideraba a sí mismo un existencialista.., así que tuve que decidirme entre ser existencialista o ser como Camus... Y me quedé con eso de ser como Camus porque en las fotos que había visto de este escritor francés se me aparecía como un tipo muy atractivo.



Pero luego leí a Sartre, que de atractivo tenía más bien poco, y ya no supe qué pensar (todo esto con el corazón roto por haber abandonado el nihilismo de Nietzsche). Esto nos pasa por filosofar y por leer. Menos mal que pronto vinieron al rescate los videoclubs, los videojuegos y demás videocosas que no me angustiaban tanto.

Mas lo que los videoestimulantes no pudieron borrar de mi ser fueron las grandes lecciones que estos libracos me enseñaron.

A saber:

1.- Se pueden derribar muros a trompetazos (esto es lo más útil que nos enseña la Biblia).

2.- Ama la Tierra. Que le den al más allá (esto es muy de Nietzsche).

y

3.- Nuestro enemigo (terrenal o divino) es todo aquello que produzca sufrimiento al Hombre.(esto es de "La peste" de Camus)

Y uno de los engendros más terribles de la Humanidad, la Iglesia, no sabe tirar muros a trompetazos, no ama la Tierra, pero sí a todo lo que le produce sufrimiento al Hombre. La Iglesia va contra natura, ellos sí, y no la sodomía que tanto espanto les produce.

Para los ateos como yo, la idea de Dios, -que ójala fuera solamente trina, pero que para cada uno de los creyentes es una cosa diferente y entonces es imposible definirla y menos entenderla-, es tan absurda como innecesaria.

Conforme los conocimientos de los humanos han ido avanzando, la idea fue cada vez menos sostenible  y el asunto buscó refugio en la fe, que se tiene o no se tiene, según dicen. Pero esto ya lo sabemos todos.

Les quiero hoy regalar una de las moralejas de "La Peste" de Camus: la imposibilidad de creer en un Dios que hace sufrir a los niños quienes son, como todos sabemos, seres inocentes a los que no se puede culpar de pecado alguno.

En un capítulo de "La Peste" hay un momento que para mí es la cima de esta novela. Se describe la muerte del hijo del juez de Orán, víctima de la peste bubónica. Nuestro protagonista, el ateo Doctor Rieux, opina que: "el dolor inflingido a esos inocentes nunca ha dejado de parecerme lo que en verdad es, un escándalo". Ante el agónico sufrimiento del niño, alguien ruega: "Dios mío, salva a este niño". Sin embargo, el niño muere horriblemente. Paneloux, el sacerdote, comenta a Rieux: "Pero acaso debamos amar lo que no podemos comprender". Rieux le responde: "No, padre. Yo tengo otra idea del amor. Y rehusaré hasta la muerte amar esta creación donde los niños son torturados". Luego el cura le dice noséqué de la salvación del Hombre, a lo que Rieux replica:

"La salvación del hombre es una frase demasiado grande para mí. Y no voy tan lejos, es su salud lo que me interesa, ante todo"

Otro gran momento de nuestro héroe, que nunca se rinde en su lucha contra la peste que asola la ciudad de Orán, es cuando dice:

“ ... que si él creyese en un Dios Todopoderoso no se ocuparía de cuidar a los hombres y le dejaría a Dios ese cuidado. Pero que nadie en el mundo, ni siquiera Paneloux (el cura) que creía y cree, nadie cree en un Dios de este género, puesto que nadie se abandona enteramente, y que en esto por lo menos él, Rieux, creía estar en el camino de la verdad, luchando contra la creación tal como es”.

Está claro que el santo es Rieux, que no pierde nunca la fe, pero la fe en sus semejantes, en la vida, en encontrar un suero que cure la enfermedad y en sí mismo. El mal absoluto es la enfermedad y no un demonio con cuernos. Se combate con medicinas y no con oraciones.

En el otro lado está el padre Paneloux que arremete en sus sermones contra las gentes de Orán, culpándolas de la plaga que está diezmando la ciudad. Sus pecados, su alejamiento de Dios y similares abstractos conceptos, son los responsables del desastre. Lo que sea con tal de que Dios no cargue con el muerto: "Hermanos míos, habéis caído en desgracia; hermanos míos, lo habéis merecido".

El doctor Rieux defiende al Hombre y el jesuita Paneloux defiende a Dios (que sigue sin hablarnos).

El padre Paneloux, tras ver la agonía de aquel niño de Orán, tenía la decencia de suicidarse tras comprobar que su Dios era totalmente ajeno al sufrimiento de un niño: "Hermanos míos, ha llegado el momento de creerlo todo o negarlo todo". Con su muerte libraba al mundo de una parte de la auténtica plaga de Orán y de muchas partes de nuestro planeta: los sacerdotes y los brujos. Los mismos que todavía hoy, no dejan a la gente morirse en paz.

El título del post no es mío. Es de Albert Camus y es parte de otra genialidad del doctor Rieux en esa obra maestra de la Literatura y el Pensamiento que es "La peste".

"yo quiero testimoniar a favor de los apestados, para dejar por lo menos un recuerdo de la injusticia y la violencia que les ha sido hecha y para decir simplemente algo que se aprende en medio de las plagas: que hay en los hombres más cosas dignas de admiración que de desprecio".

Y yo estoy de acuerdo con el gran Camus, otro mega creador de citas memorables. Y nos rebelamos, como hacía él, frente al absurdo, en lugar de ser unos pesimistas, como Sartre. Rebelión contra la Creación, ésta es la misión del Hombre. 

Porque el mal nace de la ignorancia (Sócrates). Y la ignorancia tiene cura. Un montón de curas.

11 comentarios:

fiona dijo...

A mí me alucina esa sumisión y aceptación, "es la voluntad de Dios"...no te jode, y si la voluntad de Dios es que secuestren, violen, torturen y maten a tu hija, hay que aceptarla?

Panda de subnormales.

No he leído La peste, lo pongo en la cola.

1besico!

abril en paris dijo...

Tampoco he leído la peste pero puedo estar de acuerdo al menos en algunos de sus enunciados o me fio de tí.:-)

Enfadarse con algo o "alguien" en quien no se cree es una pérdida de tiempo, llamase dios o la iglesia, además ¿qué iglesia..? hay tantas.. y casi todas para fastidiar al prójimo en el nombre del susodicho.

Yo tengo fe en la vida y en la gente pero no toda.
Y creo en Paul Newman. Amén

El Bueno de Cuttlas dijo...

Gran entrada para un referente moral, ético y literario como fue y es Albert Camus.

Sartre y toda su pandilla de comunistas-burgueses pusieron a caldo a Camus cuando éste denunció las barbaridades del estalinismo y el totalitarismo soviético. Camus era un socialdemócrata y por encima de todo un gran hombre. Se merece un monumento.

Saludos gusanos

David dijo...

Esta entrada me suena.mmm... Pues yo tampoco he leído "La peste". De Camus leí..jo! no recuerdo ni el título, qué mal estoy... en fin...

miquel zueras dijo...

"Sí,,, tú fíate de la Virgen" decía el cura de mi pueblo. Sabias palabras como "Yo rezo a Alá con una mano pero tengo una pistola en la otra" ("La bestia de la guerra", Kevin Reynolds, buena película)
Me encantó hacer una portada para "La peste". Buen post. Seguro que a Camus le habría gustado.
Saludos. Borgo.

Rosa Ortega Díaz dijo...

Camús es un sabio, y como tú, tras leerlo, me quedé sin el paraguas filosófico que por un tiempo me cobijara, porque vas más allá de una corriente, inclasificable. Camus es ante todo y por encima de todo un humanista. Sin embargo, yo nunca lo interpreté como un anticlerical, sostuvo polémica tanto con comunistas como con existencialistas y fue leído y valorado por teólogos y religiosos. Algún jesuita declaró que estaban en deuda con él porque le debían haberse visto retratados y comprendidos en la figura del religioso. Como un San Agustín para los ateos. Son seres y mentes que están por encima de la ciencia y de la religión y de la razón. Fueron capaces de expresar y comprender las enormes contradicciones del ser humano. Camús declaró sobre esta obra que fue interpretada como anticlerical: “La honradez consiste en juzgar una doctrina por sus cimas, no por sus sub-productos”. La Iglesia es el subproducto de una doctrina, pero la religión también tiene cumbres honradas. Y ahí es donde milita Camús, en las cimas de la honradez, de la solidaridad, de la cooperación para la lucha contra los opresores del hombre. Y a pesar de las crisis, de lo absurdo de la existencia, no sucumbir a la renuncia ni al pesimismo. Por eso Camús es un sabio, porque no era soberbio, cosa que sí lo era Sartre.
Todo un reto. Tal como están las cosas. De todas formas, no recomiendo La peste a pelo de libro de bolsillo en estos momentos. Gloria a Camús. Adóptalo como Gusano ilustre, se sentiría orgulloso.

David dijo...

mmm..

Rosa, permíteme discrepar de "la religión también tiene cumbres honradas. (...) la honradez, de la solidaridad, de la cooperación para la lucha contra los opresores del hombre." Esas no son cimas de la religión, sino del ser humano. Si la religión quiere hacerlas suya también, pues mejor. Pero para ser honrado, solidario o cooperar contra los opresores del hombre no tienes por qué ser religioso. En absoluto. Es más, creo que la religión ha contribuido en más ocasiones a lo contrario...a la opresión, a la corrupción, a la insolidaridad.

Un saludo.

Rosa Ortega Díaz dijo...

David, la cosa iba de Camús, no de mis opiniones, con las que yo misma también discrepo. Pero yo me quedo con la herencia de un Camús cuya filosofía evoluciona, es viva, y es esa idea de que el ser humano es contradictorio por naturaleza (yo misma), inteligente, enamorado de lo absoluto, pero condenado a lo relativo, que vive enfrentado con la naturaleza y consigo mismo, que ansía el bien pero que no puede evitar hacer sufrir también, y que su deber es avanzar siempre "entre el exilio y el reino".
Que para unos ese reino es el de Dios y mueren con su fe a cuestas, pues bendita sea su alma. Otros lo hacemos con la incredulidad en lo divino y también llevamos nuestra religiosa cruz.
Luther King, Malala, las monjas de mi barrio (Triana) que le dan de comer todos los días a los descreídos porque en qué cojones van a creer. Derriban muros en sus religiosidades, son las cimas: la justicia. Porque digo yo que éstos también entrarán en el saco de los que tienen más cosas dignas de admiración que de desprecio.
Son los que dicen "Me rebelo, luego somos". Y esta es la máxima de Camús. Porque la rebelión es lo que saca al hombre de su soledad y de lo absurdo de la existencia.

De esta magnífica entrada yo me quedo con eso que dice el Mr: "Se pueden derribar muros a trompetazos", porque desde luego es lo más útil que dice la Biblia. Que luego lo que más amas es la Tierra, pues a ver Gravity; que es el más allá, pues a ver esa de las hadas que se le aparecían a las niñas ésas cuyo misterio tampoco está resuelto.

Es difícil ser escueto en estos temas y quizás he abusado de la generosidad de Mr Lombreeze con el premio que me otorgó. Gracias por dejarme avanzar "entre el exilio y el reino".

David dijo...

Ajá...pues poco más tengo que añadir. Yo también soy contradictorio. Bueno, no. No lo soy. Pero los demás siempre hacen que me contradiga.
Un saludo.

Mister Lombreeze dijo...

Mi post y yo mismo nos sentimos honrados con vuestros comentarios.

Mister Lombreeze dijo...

En los hombres hay más cosas dignas de admiración que de desprecio, sin embargo en las religiones organizadas sucede, en mi opinión, todo lo contrario.

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