lunes, 16 de junio de 2008

Zelig, 1983. Woody Allen.

"No lamento sino una cosa en la vida: no ser otro". Woody Allen.
"Nada es imposible para un psicópata". Allen Stewart Konigsberg.


Cuando el jovencito Leonard Zelig es preguntado acerca de su opinión sobre "Moby Dick", se siente avergonzado por no haber leído la obra y apesadumbrado por no encajar en el círculo de lectores de Herman Melville . Este primer deseo frustrado de caer bien a los demás será el origen de la patología de nuestro protagonista. Zelig desarrollará la propiedad de mimetizarse con el ambiente y las personas que le rodean. Mimetismo que alcanzará el grado de "fenómeno" cuando desarrolle la facultad de mutar también físicamente para conseguir con ello, la integración y aceptación total. Los locos años 20 americanos, tan ávidos de espectáculos de feria, serán el marco incomparable en el que "el hombre camaleón" acabará convirtiéndose en un fenómeno de masas que, como casi todos los personajes de este estilo, pasará del reconocimiento y admiración de la opinión pública al rechazo social y posteriores procesos mediático y judicial. Tan loca como aquellos felices años será la extravagante proeza que finalmente le permitirá redimirse pública y legalmente y llevar una existencia plácida gracias a aceptarse tal y como es: un tipo que no ha leído "Moby Dick".
Esta genial película de Woody Allen está rodada en tono de falso documental de una manera absolutamente convincente. Las interpretaciones de Woody Allen, (Leonard Zelig), Mia Farrow (la doctora Eudora Fletcher), y muy especialmente la del resto de los secundarios que nos van contando la historia, -supuestamente 40 años después de lo narrado-, dan una verosimilitud sorprendente a este "documental".
Cuenta con unos excelentes efectos especiales y sorprendentes montajes fotográficos que, mucho antes que los efectos digitales de "Forrest Gump", nos harán ver a Zelig compartiendo mesa con Scott Fitzgerald, jugando con los Yankees, o acompañando al Papa o a Hitler. Sensacional fotografía en blanco y negro de Gordon Willis, quien utilizó cámaras de la época y recurrió a técnicas tan poco ortodoxas como pisotear y arañar partes de la cinta para crear el artificio necesario para las supuestas grabaciones documentales de los años 20.
Zelig es el exponente extremo del miedo a no ser aceptado por los que te rodean a causa de tus opiniones, y es también una crítica a la sumisión, -por comodidad-, al pensamiento mayoritario, origen de muchos totalitarismos. La solución: decir lo que se piensa aceptando que, si no te gusta Picasso, no pasa nada. Diga adios a la falta de personalidad y a la timidez (pero tampoco se pase alardeando de falta de cultura, eh?).
La película es en cierta forma un homenaje a una época y al estilo musical que tanto gustan a nuestro admiradísimo Woody Allen, uno de los más grandes genios de nuestro tiempo. Pero sobre todo, es una historia divertidísima. Vean los 85 minutos de Zelig, para poder opinar de ella cuando les pregunten. Una de las mejores películas de la horripilante década de los 80.

7 comentarios:

Soundtrack dijo...

Pues yo no solamente no he leído Moby Dick sino que tampoco he visto sus adaptaciones cinematográficas .... :-P

lunes dijo...

Una de mis pelis favoritas y un guión genial. Qué GRANDE W.Allen ¡. Aquí lo dejo, como dice Zelig :" No puedo, yo... yo tengo que volver a la ciudad... yo... yo tengo el seminario sobre la masturbación y, si no llego a la hora, empezarán sin mí."

David dijo...

Hace que no he vuelto a ver esta... Pero en su día me gustó mucho.
Empecé Moby Dick, pero no pasé de las primeras dos páginas... Es que todo ese rollo de citas sobre los cetáceos... Igual tenía que haber empezado con la novela directamente.
No sé si la leeré algún día (tampoco he leído la de Joyce, pero sí aquella entrada que metiste).

Mister Lombreeze dijo...

@David, Moby Dick es un ladrillo!!!.

David dijo...

Ja,ja,ja... No sé, que no la he leído.

Anónimo dijo...

Yo comencé a leer Moby Dick inspirado por el "documental" (que sinceramente creí por 10 años cierto). No pude continuar leyendo ESO, incluso he bajado de internet el audio book, porque si no entra por los ojos, que entre por los oidos, pero tampoco. Es más facil cambiarse el rostro y la piel que tragarse el libro.

Mister Lombreeze dijo...

Jajajajaja. Razón llevas...

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