miércoles, 25 de junio de 2008

Los duelistas, 1977. Otra obra maestra de Ridley Scott

El feroz Feraud.

Uno de los más grandes directores de todos los tiempos es y será por siempre jamás, Ridley Scott. Este director británico, inventor del rollo del "Director´s cut" o "montaje del director" y nacido en 1937, ha realizado películas como Blade Runner o Alien, que son obras maestras incontestables, y otras súper películas como Legend, Thelma y Louis, Gladiator o Black Hawk Derribado sobre cuya maestría ya no hay tanto acuerdo fuera el Mundo Gusano. No vamos a ocultar que también ha perpetrado horrores muy gordos como La teniente O´Neil, (esa película en la que Vigo Mortenssen lleva todo el tiempo unos shorts muy shorts), Hannibal, o El reino de los cielos. Aunque cierto es que de estos accidentes no se libra casi ningún Maestro del Séptimo Arte. Si acaso Kubrick, Kazan y pocos más.
En 1977 realizó su primer film, "Los duelistas", premiada en Cannes como mejor ópera prima. La película es una adaptación de un cuento del gran escritor polaco-ucraniano Joseph Conrad: "The duel"(1908), que podéis leer aquí.
La trama comienza en la Francia de 1800 cuando un incidente entre dos oficiales del ejército de Napoleón, D’Hubert (Keith Carradine) y Feraud (Harvey Keitel), provocará un duelo entre ambos cuyo resultado no satisfará a Feraud y desencadenará una serie de posteriores duelos que se prolongarán a lo largo de 15 años.
Al igual que en otra obra maestra de Kubrick, "Barry Lyndon", -cuya influencia en "Los duelistas" ha reconocido el propio Scott-, la importancia que se da a la fotografía y la luz a lo largo de todo el film es altísima y el resultado que consiguió Scott fue casi tan sobresaliente como el de Kubrik en su "Barry Lyndon", otro súper film del que hablaremos más adelante. Nos vamos a encontrar con una historia absorbente y obsesiva, enmarcada con unos encuadres y planos que evocan a los lienzos de los pintores de comienzos del XIX, tanto en el tratamiento de los interiores, como en el dibujo de los exteriores de la campiña francesa o la estepa rusa. Las interpretaciones son sobresalientes y Harvey Keitel está en pleno esplendor.

La música incluye una sugerente melodía de Howard Blake que podéis escuchar brevemente aquí . Y el final es de los que se quedan grabados en la memoria para siempre. Moraleja: estamos ante otra de las CIEN PELÍCULAS PERFECTAS del Mundo Gusano y ante una cinta que hay que ver obligatoriamente antes de morirse.

Así comienza esta deliciosa obra maestra del séptimo arte (el segundo en mi corazón).

3 comentarios:

MonSeñor Gusano dijo...

Tendré que revisionarla, me parece que en tiempos la vi....pero no recuerdo nada positivo ni negativo. Veremos si los años me hacen verla con otros ojos. Gracias MR. Lombreeze por recordarnos estas cosas de vez en cuando.

lafcadio dijo...

Bastante original lo de "polaco-ucraniano" para el grandioso Joseph Conrad; pero anglo-polaco me sigue pareciendo mucho más ajustado a la realidad.

Mister Lombreeze dijo...

lafcadio, no puedo estar más de acuerdo con lo que dices. Efectivamente el toque ucraniano, no es sino una referencia a su ciudad de nacimiento. Lo de este hombre y lo de Nabokov con el inglés es alucinante

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