El tenor ucraniano Vladimir Kolenko pormenorizó, incluyendo todos los detalles que pudo recordar, el fallido intento de 1880 por parte del empresario húngaro Niccola Krucenku de montar la ópera "Il mio poleo" de Vinelli. Quería con esto asegurarse de no repetir en este nuevo proyecto los errores del pasado. Terminado el relato, Konsultas le preguntó cuántas sopranos en el mundo existían en ese momento capaces de interpretar el papel de Prifiriga, reina de los Malakeos. Kolenko contestó, sin que en su tono se advirtiera la más mínima sombra de una duda, que solamente existían dos sopranos con las dotes vovales suficientes como para interpretrar a Prifrigia: la bellísima e invidente soprano Lucía di Tamerlán, una joven promesa del bel canto, y la consagrada diva de la escena operística María Pobovski, "la Pobo". "Vladimir, ¿cuál será la más barata de contratar?", "Señor Primer Ministro, sin duda, la cieguita Lucía di Tamerlán", "Ponte a ello mi querido amigo".
Dos meses después de esta breve conversación comenzaban los ensayos musicales de "Il mio poleo" cuyo reparto fue el siguiente:
Prifriga, reina de los Malakkeos (soprano): Lucía de Tamerlán.General Vastos Androstos (tenor): Bolondras McCormick Jr.
Píspides, capitán holotante (barítono): Ben Kingston.
Pomplona, criada de Prifrigia (mezzo): Agatha Georgingtong.
Sociedad Coral de los Sudetes, dirigida por Lucca Portagglioni. Orquesta Filarmónica de la Ciudad de Osca (Perú), dirigida por el maestro Preston Yourcenis. Director escénico: Vladimir Kolenko. Coro infantil silente del Horfanato de Nuestra Señora de los Altos Vuelos.
Bolondras McCormick Jr.
Pese a la euforia que acompañaba a todos los componentes de este nuevo montaje, la ceguera de Lucía convertiría la primera semana de ensayos en una auténtica catástrofe musico-teatral. Unos pocos ejemplos demuestran cuan poco exagerada es esta afirmación.
Al final del Acto I, durante la primera visita de Prifrigia al imperio cretense del general Vastos Androstos, los dos protagonista consuman su amor siendo Prifrigia cubierta, con ardor guerrero, por Vastos, pero...
1.- Lucía, el tercer día de ensayo, yació con Píspides, esto es con Ben Kingston, al que confundió, por error, con el propio Androstos. Tal era la implicación emocional de los intérpretes con la obra que decidieron que la cópula fuera, durante los ensayos, siempre real, con lo que el día de este primer error, Lucía exclamó en voz alta: "caramba, Bolondras, ya era hora de que lo hicieras como Dios manda". Comentario que provocó una rivalidad entre el tenor y el barítono que siguió hasta el día de la muerte de ambos dos.
2.- El cuarto día de ensayo, Lucía, advertida por Kolenko sobre el incididente del día anterior, antes de yacer con nadie palpó los genitales de los que le rodeaban y terminó yaciendo con Agatha Georgingtong, (más tarde justificaría este nuevo error por el "similar tamaño de volumen pélvico que encontró entre el pubis de Agatha y los genitales de Bolondras"). Esta escena tan lésbica, además de cambiar claramente la intención del libreto original del conde de Lanzattini, provocó calentruras excesivas entre los cantantes masculinos que sufrieron, como consecuencia de la desviación del torrente sanguíneo de la garganta al escroto, una subida general de su tono de 1/4 por encima de la partitura, provocando la indignación y cabreo del maestro Preston Yourcenis.
3.- El sexto día de ensayo, Lucía decidió confíar solamente en su sentido más desarrollado, el olfato. Y husmeando el ambiente terminó por lanzarse desnuda sobre lo que ella pensó que era el cuerpo de Bolondras McCormick Jr. pero que resultó ser una de las 700 tubas que componían el cuerpo viento-metal de la Orquesta. Lucía quedó incrustada en la tuba pero, convencida de que hacía lo correcto, siguió cantando durante varias horas.
Estaba claro que había que hacer algo con el problema de la soprano Lucía de Tamerlán.
Lucca Portaglioni, director de coros, sugirió a Vladimir Kolenko consultar al gran ingeniero e inventor Mario Antonutto Flaghertty quien había sido, según sus propias palabras, "el gran amor de mi vida".
Próxima semana: Capítulo XIII. El engendro mecánico de M. A. Flaghertty.
4 comentarios:
Me mola el término "yaciendo", te ánimo a seguir con el tono calenturiento para salpimentar la saga.
Salu2
Ains, se masca la tragedia... ¡cuánto daño ha hecho el Romanticismo!
:P
Lo importante es que Il mio poleo estaba en marcha, pese a la jocosa ninfoceguera de la Pobo. ¡Propongo organizar su club de fans pero ya mismo!
He vuelto a llorar del escojono. Lo borda en una mezcla de faeminocansado e historia. Como adjunte al final una copia de partitura y libreto organizo una colecta para representarla. Hat off.
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