sábado, 30 de marzo de 2013

Sábado de Gloria. 2013 Años de... los primeros zombies.

Lo que la mayoría de los que se autoproclaman católicos no saben, porque no se han leído la Biblia en su puta vida (yo sí la he leído entera) o porque recitan el Credo como un mantra, esto es, sin entender lo que están diciendo, es que, según la Iglesia Católica dictaminó en el siglo V, el alma de Cristo "descendió a los infiernos" un Sábado de Gloria como el de hoy pero de hace 2013 años. Y bajó allí para predicar su buena nueva entre los espíritus de los muertos... Sí, en serio. Así que si te consideras católico... ¡se supone que debes creértelo!.

Además, en Mateo 27: 52-54 se puede leer que  "se abrieron los sepulcros y muchos cuerpos de santos resucitaron. Y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de Jesús, entraron en la ciudad santa y se aparecieron a muchos". 


Así que hoy celebramos el 2013 Aniversario del nacimiento de los zombies, que son unos bichos que siempre han dado mucho miedo a los espectadores y mucho juego a los cineastas.

Pero lo que de verdad vamos a celebrar este año es el 45 Aniversario de La Noche de los Muertos Vivientes que es, en opinión del que esto escribe, una de las películas más trascendentales no solamente de la historia del Cine de Terror sino del Cine, amén de un hito de la cultura pop, que es la Cultura. Y desde este blog, queremos agradecérselo a George Andrew Romero, guionista y director de la película.


Siempre es un buen momento para revisar este CLASICAZO, pero el día de hoy se me antoja especialmente propicio, ¿no?.

miércoles, 27 de marzo de 2013

Mateo 5:27-30. Prohibido mirar a las tías buenas.

Mateo 5:27-30 

«Ustedes han oído que se dijo: "No cometerás adulterio". Pero Yo les digo que todo el que mire a una mujer para codiciarla ya cometió adulterio con ella en su corazón. Si tu ojo derecho te hace pecar, arráncalo y tíralo; porque te es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te hace pecar, córtala y tírala; porque te es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo vaya al infierno». 

Así que, si le dan al play, tendrán que apañarse con la izquierda. 

El caso es que si un miércoles santo como hoy, pero de hace 2013 años, Judas Iscariote traicionó a Jesucristosuperestar por 30 monedas de plata, a saber lo que hubiera podido llegar a hacer si los viejos y malvados judíos del Sanedrín le llegan a ofrecer una tía tan maciza como la que vamos a ver a continuación... ¡¡¡Ese cabronazo hubiera vendido a su madre!!! (aprovecho la ocasión para conceder el premio "Judas cinematográfico más peripatético" a Harvey Keitel, el judas pelirrojo). 

De todas formas, concluyo que Judas era un tipo sin luces. Yo les aseguro que me hubiera pensado, muy mucho, vender a los romanos a un colega al que hubiera visto convertir el agua en vino. Porque si, a las buenas, era capaz de resucitar muertos... vive dios que jamás lo quisiera de enemigo. 

 En fin, hablando de resucitar muertos... ¡Feliz Puente!.

domingo, 24 de marzo de 2013

Grandes "franciscos": Los franciscanos ustacha croatas de la WWII.

El franciscano Petar "Pero" Brzica sigue ostentando un récord mundial que va a ser muy difícil de batir: en 1942 este teniente de los Ustacha (el sanguinario movimiento ultranacionalista católico croata), guardián del campo de concentración de Jasenovac, ganó el concurso de rebanamiento de cuello de prisioneros serbio-ortodoxos con la única ayuda de su inseparable "srbosjek". 


Recibió como premio un reloj de oro y una cena en la que se sirvió cerdo asado regado con abundante vino. La plusmarca no era para menos: 1.360 degollados. Y eso que los guardias del campo trabajaban como titanes; en agosto de ese mismo año habían conseguido matar a martillazos a 3.000 serbios. 

Hala venga, no se me estremezcan tanto.., no sean tan moñas.., total.., ¡¡¡qué son 1.360 muertos!!! del total de los 600.000 seres humanos ejecutados con extrema crueldad... 


Image

... en Jasenovac durante los cuatro años que el campo permaneció operativo (1941-1945). 

Nos podemos imaginar el infierno que significó Jasenovac si atendemos al horror que mostró, tras conocer las barbaridades que en él se cometían, el general nazi Edmund Glaise von Horstenau. Y ojo, porque conseguir horrorizar a un nazi tiene mucho mérito. La indignación de von Horstenau por las carnicerías cometidas a manos (literalmente hablando porque "en Jasenovac se asesinaba con golpe de maza en la nuca, con cuchillo, con toda clase de objetos contundentes, por ahogamiento, hambre, quema de personas vivas y ahogamientos en piletas de cal viva") de los católicos croatas del régimen de Ante Pavelic, provocó sus reiteradas quejas a la cúpula nazi en Alemania. El resultado: le relegaron de su puesto de Plenipotenciario General en el Estado Independiente de Croacia, uno de los peores sitios en los que un serbio ortodoxo, un judío, un gitano o un comunista podían tener la desgracia de vivir durante la WWII. 

El núcleo de ese infierno croata fue el campo de Jasenovac dirigido por... ¡¡¡TACHÁN!!!: Miroslav Filipovic ("Padre Satán"), capellán militar de la orden franciscana quien, para alegría de todos nosotros, los gusanos, sería finalmente colgado del cuello hasta morir (vestido de franciscano pese a haber sido expulsado de la orden en 1942) una bella mañana belgradense de 1946. 

¿Sigo?. 

Bah, estoy hastiado de recordarles y hablarles de estas cosas, de verdad se lo digo... 

Voy a hacer por primera vez lo que nunca había hecho en este blog en los cinco años que llevo publicando entradas: dejar un post a medias. Les juro que me han fallado las fuerzas. 

Les remito a la wikipedia o, todavía mejor, a las bibliotecas públicas sin fondos de nuestro país para que aprendan algo más acerca de las evidentísimas implicaciones del Vaticano en el Holocausto que se cometió en nuestra Europa solamente hace setenta años,  o sea, cinco años después del genocidio de 300.000 españoles que el nacionalcatolismo de los franquistas llevó a cabo en nuestro país. 

Pero los católicos parecen incapaces de tomar de su propia medicina porque lo del acto de contrición, eso que tanto predican, les suena a chino cuando de lavar su propia ropa sucia se trata. No se preocupen, dentro de 125 años el papa "Francisco III" (que seguro que es un papa con cara de buena gente que habla de los pobres y tal) pedirá perdón por la implicación de la Iglesia católica en el Holocausto (recuerden que la Iglesia ya pidió perdón por su "insensibilidad"... bonito eufemismo). Y listo. Que siga la estafa otros 2000 años más. Y ustedes que se la tamborreen bien. 

Feliz Semana Santa, Francisco and friends. No olviden rezarle al beato Aloysius Stepinac, Cardenal Arzopispo de Zagreb, condenado en 1946 a 16 años de cárcel por crímenes de guerra.

Vete a la mierda, hijodeputa.

jueves, 21 de marzo de 2013

Sin Remisión (1950, John Cromwell). Crimen, Castigo y Reinserción


¡¡¡Qué guapisima 

era 

Eleanor Parker!!!. 


Aquí estaba menos guapa:

Pero es que su personaje las pasa canutas en esta estupenda prison movie que hoy les recomendamos: Sin Remisión (Caged). Una película perteneciente al subgénero del drama carcelario de denuncia del sistema penitenciario que aparece como un cruel reflejo de uno los peores males de la sociedad moderna: la deshumanización de los mecanismos que deberían civilizar nuestra convivencia. 

Ante la eterna cuestión de si la pena de prisión debe ser simplemente un castigo que sirva de escarmiento al criminal o si la cárcel debe ser el entorno de reeducación que propicie la reinserción del delincuente, el director John Cromwell tomó claro partido por esta segunda filosofía en su estupenda Sin Remisión, otra más de las bienintencionadas producciones de "realidad social" de la fórmula que la Warner Bros. inventó en los años 30 para amortizar la Gran Depresión.

Dentro de la claustrofóbica prisión de Sin Remisión encontraremos estos seis ingredientes principales que, hoy día, recibirían el calificativo de clichés, pero que hace 63 años fueron, sencillamente, las bases sobre las que después se han sustentando tantas y tantas películas:

1.- Una jovencita de 19 años, embarazada de dos meses, condenada a una pena de entre 1 y 15 años por colaboración en un atraco y robo de 40 dólares.
2.- Una vocacional directora de prisiones (Agnes Moorehead) militante en eso del trato humanizado y segundas oportunidades para las reclusas.
3.- Una celadora corrupta y sádica (Hope Emerson).
4.- Una hermandad de reclusas víctimas del machismo de la sociedad en la que les ha tocado sufrir.
5.- Unas altas esferas de políticos y funcionarios a los que dichas reclusas les importan un bledo.
6.- Unos bajos fondos mafiosos que encuentran en las prisiones el caldo de cultivo idóneo para reclutar nuevos miembros entre unas mujeres que padecen de desilusión y desesperanza crónicas.


¿Hace falta contar algo más de la trama?. Este guiso lo sabemos cocinar todos.

Pero, seguramente, no tan bien como lo hizo el estupendo director norteamericano John Cromwell (especialista en esto del melodrama) que filmó esta historia en tono de realismo hollywoodiano y look de cine negro (estupenda fotografía de Carl Guthrie).

De la misma forma que la magistral Soy un Fugitivo es la decana de los dramas carcelarios para varones, Sin Remisión ha sido proclamada  la gran película y, hasta donde yo sé, la pionera del drama carcelario femenino (antes de que este subgénero degenerase en el aberrante sexploitation del women in prison).

No se pierdan Sin Remisón. Es una película muy buena y muy socialdemócrata. 

martes, 19 de marzo de 2013

Las Canciones que me Cantaba mi Padre. 3:10 to Yuma.

Frankie Lane cantando la inmortal canción de El Tren de las 3:10, una obra de arte del tamaño de Arizona dirigida en 1957 por Delmer Daves.


FELIZ DIA DEL PADRE.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Papas Acojonantes. Pío Nono y El Secuestro de Edgardo Mortara.

"De esos perros [los judíos y los anticlericales].., ahora hay demasiados en Roma, y los oímos aullando por las calles, y nos molestan por todas partes". Palabra de Pío IX en un hermoso discurso de 1871.

"Yo soy el Papa de Roma, para que te acuerdes... ¡¡¡toma!!! [seguido de un buen hostiazo]". Grito de guerra de los niños del Barrio Delicias de Zaragoza durante el decenio 1975-1985.


Ahora que los católicos vuelven a estar de moda porque van a tener (¿o ya tienen?; aclaración: esta entrada está programada y no voy a seguir el estado de actualización de las fumatas vaticanas porque estoy enganchado a Splash) nuevo Papa y se acerca la Semana Santa, con sus tambores y sus procesiones, la Iglesia Católica va a disfrutar de unas cuantas semanas de una propaganda que será tanto más poderosa cuanto más bonachona sea la cara del pontífice elegido (no como la jeta de Ratzinger Zeta, un señor que tiene una cara bastante siniestra pero que, reconozcámolso, ha hecho mucho en favor del anticlericalismo).

Así que hoy me veo en la obligación de contrarrestar este subidón reaccionario que se nos avecina con una de mis maravillosas entradas anticlericales. Pero es que, además, lo que les voy a contar, lo de El Caso Mortara es.., es.., ¡¡¡de traca!!!. Otro ejemplo más de que la realidad supera a la ficción más descabellada que cualquier humano pueda imaginar.

Pío IX (1792-1878), alias "Pío Nono", hijo del conde Mastai-Ferretti, fue un Papa plusmarquista, un ex soldado que sigue ostentando el récord del pontificado más largo, el de soldados muertos con el fin de mantener vivos los Estados Pontificos para evitar que Roma se convirtiera en la capital italiana del reunificado Reino de Italia, el tipo que excomulgó a  un rey (Victor Manuel II), el inventor del cuento de la infalibilidad papal, el reinstaurador del ghetto judío en Roma y... ¡¡¡el principal avalista del secuestro de un niño judío!!!: Edgardo Mortara.

Una rocambolesca historia que se cuenta muy bien en el libro que hoy recomendamos: El Secuestro de Edgardo Mortara (Ed. Plaza Janés, 2000) del escritor neoyorkino David I. Kertzer.


Momolo Mortara era un próspero comerciante judío que vivía con su esposa Marianna y sus ocho hijos en Bolonia, una ciudad que, por aquel entonces, formaba parte de los Estados Pontificios, o esa, del reino del Papa. Pese a estar expresamente prohibido por la ley canónica (la que regía en los Estados Pontificos), Momolo Mortara había contratado, para formar parte de su numeroso servicio, a una campesina católica llamada Anna Morisi que se encargaba de los cuidados del pequeño Edgardo. La tragedia pasó rozando a los Mortara cuando Edgardo, con un añito de edad, estuvo a punto de morir aquejado de una terrible enfermedad de la que, afortunadamente, se recuperó.

Seis años después, en la madrugada del 23 de junio de 1858, la policía, por orden del inquisidor de Bolonia (un dominico), irrumpió en el hogar de los Mortara, cogió a Edgardo y se lo llevó a Roma, a 400 kms. de su hogar, donde el pequeño quedó recluido en la Casa de los Catecúmenos, un lugar que tiene un nombre que da muy mal rollo y que hacía las funciones de colegio para niños judíos conversos.

Un mes después, las autoridades civiles retiraron la patria potestad del niño al matrimonio Mortara...

¿Qué tal va la cosa por ahora?.

Seguimos.

¿Por qué se llevó la policía a Edgardo Mortara?. 

Atentos.

Resulta que, como Edgardo había estado muy enfermo de chiquitín, Anna Morisi, analfabeta y católica (doblemente analfabeta), concluyó que el pequeño estaba en peligro de condenarse eternamente si moría sin bautizar, así que decidió bautizarlo ella misma con agua de la cocina... Y Anna Morisi, que además de analfabeta era chismosa, le contó esta historia, seis años más tarde, a una vecina. Y la vecina, como buena cristiana, se vio en la obligación de contárselo a un sacerdote. Y el sacerdote acabó por denunciar al inquisidor el terrible delito: un niño bautizado estaba viviendo con una familia judía. Y...

...están flipando, ¿verdad?.

No voy a contarles nada más de esta increíble pero verdadera historia porque les animo a que lean el interesante libro de Kertzer. Pero les adelanto que Pío IX defendió con uñas y dientes la legitimidad del "secuestro" tomando al niño bajo su protección personal sin ceder ante las presiones que le llegaron desde dentro y fuera de Italia pese a que dichas presiones fueron ejercidas por fuerzas tan notables como el New York Times, James Rotschild (prestamista del Papa) o Napoleón III, el emperador francés cuyas tropas defendían los Estados Pontificios de los ejércitos italianos del Risorgimento (Mazzini & Garibaldi).

Así que Edgardo Mortara se convirtió en un símbolo de la lucha entre los partidarios de los ideales revolucionarios de 1848 y los nostálgicos del Antiguo Régimen.

Afortunadamente, la maldad de Pío IX le pasó factura: exhibir tan descarada, obscena e inmisericordemente la bandera del Poder de la Iglesia sobre las leyes civiles le costaría la pérdida de muchas simpatías. La más notable de todas: el apoyo de los ejércitos franceses de Napoleón III, cuya retirada contribuyó, en gran medida, a la caída final de los Estados Pontificios derrotados por el ejército italiano en 1870 que recluyó, esperemos que para siempre, a todos los futuros Papas en ese reducto de fanatismo que es la Ciudad del Vaticano donde hasta hace poco reinaba Ratzinger Z que antes había sido el mandamás de la Congregación para la Doctrina de la Fe anteriormente conocida como la Inquisición. 

Final feliz para los partidarios de las libertades y para los italianos.

¿Y para la familia Mortara?, ¿hubo happy end?. Tendrán que leer el libro (o la wikipedia si lo del libro les da pereza).


Disfruten del Coro de los Esclavos Hebreos ("Va, pensiero" / "Vuela, pensamiento") de la ópera Nabucco, compuesta por Giussepe Verdi en 1842. Un coro que acabaría por convertirse en el himno de los nacionalistas liberales italianos partidarios de la unificación de la patria bella e perduta.

Venga, vamos, que les pongo la versión pop de Waldo de los Rios que yo oía de chiquitín en el tocadiscos de mi casa, que de la original ya hablamos aquí. Y es que.., aunque esta melodía la cantara un mono borracho seguiría siendo un HIMNO.

Dedicado a Momolo Mortara, un señor que murió en 1871 con el corazón hecho trizas. 

sábado, 9 de marzo de 2013

Combates gusanos. Sugar Man versus Frédéric Bourdin. The Wayfaring Strangers.

Se está hablando mucho y muy bien (merecidamente) del ganador del Oscar al mejor Documental largo. Pero como ya se está hablando mucho de Searching for Sugar Man, ahora vengo yo a hablarles de otro grandísimo documental: El Impostor, uno de los mejores thrillers que he visto en los últimos años y un trabajo que es, en mi opinión, superior al dedicado a mayor gloria de Sixto Rodriguez. 

Y es que en Searching for Sugar Man, Rodriguez aparece con una aureola de santidad tan brillante que sus destellos acaban cegando al espectador. Tras ver Searching for Sugar Man se concluye que en este mundo no existe ningún ser humano más virtuoso que Rodriguez...

Todo lo contrario de lo que van a sentir por la figura del protagonista de El Impostor.

Como El Impostor es un thriller muy-muy thriller, solamente voy a decirles dos cositas sobre este documental porque cuanto menos sepan de la increíble historia que cuenta, mejor para ustedes:

1.- No se lo pierdan.
2.- En los créditos finales suena una de mis canciones favoritísimas: The Wayfaring Stranger, un espiritual norteamericano del siglo XIX que ustedes, seguramente, habrán escuchado en muchas ocasiones porque se ha empleado en infinidad de películas, series de tv y documentales.

Mi versión favorita es la de Jonny Cash y es la que vamos a escuchar hoy (aunque en el documental suene la del grupo 16 Horsepower.)

Lo dicho. No se pierdan El Impostor porque es una historia que les va a mantener enganchados a sus pantallas (de la misma manera que el año pasado lo hizo la estupenda Man on Wire). El Impostor es el triunfo de la voluntad de contar una historia con una tensión narrativa en continuo crescendo. Que no les cuenten (ni lean) nada acerca de esta historia para la que aplica, más que nunca, eso de que "la realidad supera a la ficción".

miércoles, 6 de marzo de 2013

Música de Cine. Nunca me abandones (2010, Mark Romanek). La película más triste de la pasada década.

Play.


Todo buen cinéfilo, buen melómano y buen feminista guarda en su corazoncito un rincón para el recuerdo de aquel año 1996 en el que la compositora inglesa Rachel Portman se convirtió, a los 36 años, en la primera mujer en ganar el Oscar a la Mejor Banda Sonora por su trabajo para la película Emma, una de esas películas británicas de melodramas victorianos, costumbristas, algo ñoños pero resultones. O sea, lo de siempre con las adaptaciones de Jane Austen.

Como Rachel Portman es una compositora muy sinfónica y muy ortodoxa, sus servicios musicales suelen ser requeridos para películas de época y dramones románticos. Y, bueno, es cierto que Nunca me abandones es un dramón muy romántico así que la elección parecía acertada. Pero es que Nunca me abandones es, también, la película más triste de la pasada década (y de lo que llevamos de ésta). Y no, lo siento pero la música de Portman no ayuda a aliviar la cosa.


La utopía de algunos puede suponer la distopía de otros. Así sucede en el caso de los tres jóvenes protagonistas de Nunca me abandones que protagonizan un triángulo amoroso en medio de la más desesperanzadora de las situaciones que ustedes puedan imaginarse. No quiero contar nada de la trama porque es mejor que vean la película sin saber nada de ella pero les advierto que su final es tan desolador que me entran ganas de llorar solamente de recordarlo.

La recompensa a semejante trago la recibirán en forma de unas maravillosas interpretaciones de Carey Mulligan y Keira Knightley (y algo menos de Andrew Garfield), una melancólica y maravillosa fotografía de tonos grisáceos y una música que, tal y como seguro que ustedes mismos hubieran deducido sin que yo se lo hubiera remarcado, recuerda a las composiciones de los dos grandes maestros de la música clásica británica de entre siglos: Edward Elgar y Ralph Vaughan-Williams.


Ah sí, y la moraleja, claro, que siempre viene bien: el tiempo de nuestras vidas es limitado y eso no lo cambia ni el tato. Y lo limitado se acaba, no matter se traten de 10, 50, 100 ó 200 años, así que no se aferren a vanas esperanzas de prórrogas e intenten disfrutar del tiempo que pasamos en este planeta, ora hermoso - ora terrible, empuñando el arma más poderosa que existe para combatir las angustias vitales. Sí, me estoy refiriendo al Amor.

No se pierdan Nunca me abandones. Es una película hermosísima y una de las distopías cinematográficas más magistralmente contenidas, emotivas y efectivas de la Historia del Cine.

Y ahora, hágase la música:

 
Que sí, que es una película magistral (otra más).

lunes, 4 de marzo de 2013

El Cinéfilo Bien Temperado. DIAMOND FLASH (2012, Carlos Vermut). La segunda OBRA MAESTRA de este año.

La vida no es fácil para los seres hipersensibles... Nos atormentan preguntas como ésta: ¿De qué cojones están hablando estos tipos mientras esperan a Frank Miller?.


Cuando yo era chiquitín, mi cinefilia orbitaba alrededor de dos géneros clásicos: el bélico y el western. Dos géneros repletos de modelos a seguir y de historias maniqueas, como dios manda, de buenos y malos heterosexuales, de cosas que están bien y están mal, sin matices. Custer bueno vs. indios malos. Y punto. Son películas con héroes sin sombras a los que nadie hace sombra. Luego están sus novias que los quieren mucho, luego están los malos a los que nadie quiere y luego están los secundarios feuchos que hacen de bufones. Pero, para los hipersensibles como yo, existía una categoría extra: los "invisibles". Los personajes secun-secun-secundarios.

Ejemplo clarísimo: tú veías a ese soldado alemán haciendo guardia nocturna en noséqué fortaleza mirando despistadamente al infinito y, de repente ¡zas!, llegaba el comando americano y le rebanaba el cuello. Y el joven alemán se desangraba en silencio. Y yo pensaba: "¿estará recordando el amor de su madre en esos últimos segundos de vida?.., ¿estaba soñando con su novia justo en el momento en el que el afilado cuchillo le segó la yugular?"... Pero el héroe saltaba sobre su cadáver y salvaba al mundo y a nadie le importaban ya las desdichas pretéritas de aquel cuerpo inerte e impecablemente uniformado.

Más tarde, los directores rebeldes hicieron películas donde nos contaban la vida de los indios o de los centinelas alemanes y nos descubrieron que ni todos los indios arrancaban cabelleras ni todos los alemanes eran unos malditos bastardos. Y la cosa se compensó un poco.

Entonces llegó Quentin Tarantino y, en 1994, creó Pulp Fiction, una obra maestra en la que el anecdotario de los secundarios se convirtió en un género cinematográfico con entidad propia inventando un nuevo y extravagante costumbrismo cinematográfico.

Es en este género en el que, en caso de necesidad, podríamos encorsetar la película que recomendamos hoy: Diamond Flash, dirigida en 2012 por Carlos Vermut y realizada en tres meses con un presupuesto de 20.000 euros.


Diamond Flash es magistral por tres razones: porque lo digo yo, porque su originalidad le confiere el derecho a serlo y porque aún costando cuatro pesetas ha conseguido alejarse de la cutrez, del aburrimiento y de la provocación gratuita, que son tres dioses de novatos a los que nunca he rendido culto. Aunque Diamond Flash no sea la película que haya inventado el género de la anécdota de los secundarios del héroe, el guión de Diamond Flash lo ha radicalizado hasta un extremo que yo no había visto nunca.

No quiero contar mucho del argumento de Diamond Flash porque la intriga y el ENTRETENIMENTO que supone el ir encajando las piezas de este rompecabezas son parte importantísima de su atractivo, pero les adelanto que en Diamond Flash los personajes aparecen en pantalla durante un tiempo inversamente proporcional a su teórica importancia jerárquica dentro del género clásico.

Es decir, los personajes son por orden de "importancia": héroe, villano, víctima, esposa del héroe, esbirro del villano, madre de la víctima y secuaces del esbirro del villano. ¿Correcto?. Pues bien, en Diamond Flash la madre de la víctima o los secuaces del villano tienen muchos más minutos de diálogo que el héroe. Otra cosa: el villano se llama Angustias y su esbirro Enriqueta. Y no se descojonen (que esto no es cine almodovariano) porque la presencia de estas dos monstruosas representantes del mal absoluto les va a helar la sangre.


Con 20.000 euros no se puede mover una cámara salvo que la lleves al hombro como si filmaras las vacaciones de Peñíscola y sobreexplotes un recurso que está más visto que el tebeo. Así que los planos fijos parecían cosas convenientes para una película con las limitaciones de medios de Diamond Flash. Carlos Vermut saca ventaja de esta desventaja con un virtuosismo admirable y elige rodar unas larguísimas escenas saturadas de unos diálogos maravillosos. A los actores de Diamond Flash no los conoce ni el tato pero están magníficos, que es de lo que se trata, porque huelen, todos ellos, al aroma ése de la frescura del amateurismo.

La vida personal del súper héroe Diamond Flash no es, ni mucho menos, perfecta pero él tiene igualmente que salvar el mundo lo mismo que Peter Parker tenía que salir a enfrentarse al Duende Verde en ayunas porque su nevera estaba semi vacía y la leche se le había agriado. Nadie nos ha contado nunca qué es lo que lee el Capitán América mientras está cagando o cómo reaccionaría si se quedara sin papel de baño en ese crucial momento y tampoco sabemos cuánto cobran los mercenarios de SPECTRA o si los terroristas de HYDRA lloran de pena cuando les deja la novia. Y ya va siendo hora. Yo tengo curiosidad por saberlo.

No se pierdan Diamond Flash porque es una joya cinematográfica y un motivo de orgullo patrio. Y no se desesperen, que no es tan rara como dicen por ahí. Un poquito de paciencia porque la perseverancia tiene su recompensa.

viernes, 1 de marzo de 2013

Clásicos Imprescindibles. La Marcha Eslava de Chaikovski (1876).

El Imperio Otomano duró 600 años (1300-1922, que se dice pronto). Cervantes, el conde Drácula, lord Byron, Lawrence de Arabia y Mel Gibson, entre muchísimos otros, pelearon contra los otomanos. Eso para que os hagáis una idea de todo el  tiempo que estuvo el amigo turco dando caña a los occidentales.


También los rusos marcharon voluntarios a luchar contra los turcos en ayuda de sus hermanos eslavos de Serbia que malvivían bajo el yugo otomano a finales del XIX pero el inicial fervor étnico-nacionalista acabó regular.

Los otomanos derrotaron a los serbios en 1876 (el mismo año en que los sioux machacaron a Custer) y esto, a la postre, provocaría una posterior guerra ruso-turca (1877-1878) en la que los futuros soviets se quedaron, nada más y nada menos, que a las puertas de Constantinopla (actual Estambul), hermosa ciudad que se libró de la conquista rusa gracias a unos cuantos acorazados británicos que se presentaron en la zona... Ya paro, que se me va la olla.

El caso es que es en el marco histórico de la guerra serbio-turca en el que se gesta una de las composiciones más conocidas del genial compositor ruso Piotr Ilich Chaikovski quien, a petición de su amigo el director Nikolai Rubinstein, creó la obra que vamos a escuchar hoy, la conocida como Marcha Eslava Op. 31, que fue estrenada en 1876 en un concierto organizado para recaudar fondos para la Cruz Roja con el fin de ayudar a las víctimas de la guerra serbio-rusa.

Chaikovski tituló la obra "Marcha Serbio-Rusa basada en temas populares eslavos" y lo cierto es que, afortunadamente, suena más folclorista que militarista.  Disfrútenla con el volumen a tope, como tiene que ser. Por cierto, yo soy de los que opinan que este obra gana en brillantez  cuanto más rápido se interpreta, así que aquí les traigo la versión más rápida que he encontrado en youtube: OCHO MINUTOS Y MEDIO ESPECTACULARES (1 minuto menos que la duración estándar):

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