Un poco de mala gana me dispuse el otro día a ver la última y más cacareada película del maestro Woody Allen: "Vicky Cristina Barcelona", de la que os puedo decir que me sorprendió gratamente, aunque no sea, ni de lejos, de lo más decente que ha realizado nuestro admirado director. La historia esta llena de topicazos en muchos sentidos, los del propio universo Allen y los typical spanish. Pero bueno.
Bardem está incomensurable y Pe, a la que han nominado, sorprendentemente para mí, al Oscar por este papel, se defiende muy bien en su rol de la "Carmen" de Merrimé versión NY.
Lo mejor de la película, con diferencia, es la bellísima fotografía de Javier Aguirresarobe y el tema de Stephane Wrembel, que he colgado en el youtube (a ver lo que aguanta sin que reclamen los derechos) y que escucharemos al final del post, porque es soberbio lo de este hombre con su guitarra.
"Vicky Cristina Barcelona" es la historia de dos pijas americanas que se vienen a pasar el verano a la mansión barcelonesa de un matrimonio, todavía más pijo, amigo suyo y también norteamericano. Una es tan pija que dice que se ha dedicado a estudiar una exótica carrera: "cultura catalana", que en su cocorota se compone de dos elementos: Gaudí y la guitarra española.
Todo va bien hasta que entra en sus vidas un bohemio pintor español que las confunde un poco con su picha brava y con la noche. Como Dinio.
La película, en contra de lo que pueda sugerir el título, es más un homenaje a Oviedo que a Barcelona. Pero claro, es que Woody tiene una estatua en Oviedo.
A mí Allen me parece un genio absoluto por varios motivos. En primer lugar, su calidad como director es incuestionable. En segundo lugar, es uno de los tipos más graciosos, ocurrentes y brillantes que yo he visto, oído o leído en mi vida. Y en tercer lugar, pero no menos importante, Mr. Allen consigue, gracias a las cualidades que hemos apuntado antes, que YO, (que soy el tontoSimón, soy un gran obrero, soy un minero con mi cráneo rapado al cero), me interese por las estupideces existenciales de la alta burguesía, un mundo que junto con el de "el fracaso del sueño americano", me suele importar un carajo. Por eso me aburro con películas como "American Beauty" o "La tormenta de hielo". Yo soy más de "La gran familia".
La alta burguesía es seguramente el estrato social más desustanciado de todos. No pueden contarnos historias de pobres como las de "Las uvas de la ira" ni de grandes imperios latifundistas como en "Gigante".
Estos tipos suelen dedicarse a oficios del tipo de decoradores de interiores, galeristas, editores, médicos especialistas, etc, y siempre beben copas de vino en la comida y whiskies a los postres. No tienen problemas de dinero. Si tienen hijos, tienen pocos y no los enseñan en las películas, porque ellos han venido y vendrán siempre a hablar de su libro. Viven en ciudades de las que huyen de vez en cuando a sus casas de campo. Es una fauna que lleva horas y horas cinematográficas contándonos sus aburridos intentos de trepar por la
pirámide de Maslow Un amigo de una amiga de un amigo, que es estilista, les diseñó un modelo muy bonito para cubrirse las vergüenzas de la parte de reptil de sus cerebros, (de tenerla no se libran ni ellos), por eso cuando ven a la cuñada maciza y les entran ganas de tirársela, porque se les oxigenan los genitales con sangre fresca, se inventan unas historias disfrazadas de trascendentalismo metafísico y acaban confesándoselo todo a la parienta, diciéndole además que la culpa es de ella, porque está como ausente, comenzando así unas larguísimas conversaciones para rellenar su tiempo libre, que es bastante, porque no hacen la compra, (casi mejor porque cuando la hacen solamente suben vino y baguettes), ni la cena, y se van de restaurantes entre semana.
Total, que al final la jefa les cuenta que ella también se ha tirado al mejor amigo de él, ese día que se fue a navegar con su cuñada, y que la culpa es del vino, que a lo peor es que compran y beben mucho vino.
Cuando llegan a cincuentones se cabrean, porque dicen que se dan cuenta de que no han llevado la vida que hubieran querido. Los pobrecitos renunciaron al casarse a noséqué aspiración intelectual o artística que tenían dentro, y todo por qué?, por un piso de 200 m2 en el centro de la ciudad, una casa de 400 m2 a la orilla del mar, un yate, unos cuantos viajes por todo el mundo y unas cuantas visitas a los restaurantes, clubes y exposiciones más exclusivos del país. No te digo nada la que se monta como se dé la desgracia de que no han podido tener hijos.
El gran maestro de este vacuo existencialismo burgués, que tanto despreciaban los marxistas de buen corazón, es Ingmar Bergman, a quien cuyos aciertos como realizador salvan en muchas ocasiones de caer en el tostón absoluto con tanto viaje al interior de uno mismo, porque los viajes al exterior, en Suecia, suelen ser muy fríos.
Allen, admirador y homenajeador habitual de Bergman, le pone afortunadamente bastante más humor al asunto, e introduce casi siempre el personaje de bufón de palacio, (mucho mejor cuando lo interpreta él), que se ríe y comparte las alegrías y miserias de esta corte sin rey que es la alta burguesía. Por eso me gusta más Allen, el neoyorkino, que Bergman, el luterano.
Y es que nosotros somos del Bergman de "El manantial de la doncella", "El septimo sello, "El rostro", "Fresas salvajes" y poco más, y del existencialismo agustioso de Camus, el del miedo a la muerte, no el del miedo a las tetas de la cuñada. Y Capra, que somos mucho de Capra también.
Hala, ya vale de divagar. Como comentaba al principio, una de las grandes alegrías de "Vicky Cristina Barcelona" es escuchar la música de los Stephane Wrembel Trio.
Para los que hayáis conseguido llegar al final de este post, os dejo con "Big Brother", el tema que suena en el último trabajo de Woody Allen.
Otro día hablamos y escuchamos más música de
Stephane Wrembel , el nuevo
Django Reinhardt, pero con más dedos.