jueves, 30 de septiembre de 2010
150 Años de... El Judaísmo en la Música.
lunes, 27 de septiembre de 2010
Danzón n. 2. Lo mejor contra el Lunes (de los co**nes).
Esto es mano de santo. Diez minutos para disfrutar, bailar y olvidarse de los problemas. A mí se me pone la carne de punta y los pelos de gallina escuchando esta maravillosa música.
sábado, 25 de septiembre de 2010
10 + 1 Muertes de Cine.
No se piensen ustedes que es tan fácil morirse en el Cine...
Me he tomado esta entrada de Crowley como si de un meme se tratara. Cualquier lector gusano puede hacer lo mismo si así lo desa.
Aprovechen hoy que casi no escribo y disfruten de la ausencia de mis palabras y la presencia de Mis 10 Muertes de Cine favoritas disponibles en youtube.
10 + 1.- La Más Fulminante. El Último Boy Scout. (no spoiler).
1.- La Muerte de Amor. Dr. Zhivago. (spoiler).
viernes, 24 de septiembre de 2010
200 años de la Oktoberfest.
La Oktoberfest de Munich cumple en esta edición 200 años de historia, una historia que viene muy bien contada en la wikipedia. Quiero hoy recordar a esta maravillosa y divertidísima Fiesta de la Cerveza muniquesa que es un cachito de mi propia historia porque en aquella Oktoberfest de aquel noventero año experimenté lo más parecido al síndrome de Stendhal que he sentido jamás, una sensación solamente comparable a mi primera visita a Praga, (un viaje del que regresé convencido de que yo me iba a vivir allí por mis santos botones).
Extraños compañeros de viaje provoca la ingesta de Löwenbräu o de Spaten porque no fueron pocas las alianzas germanoespañolas contra la liga italiana del norte. Los spaguetti no eran muy bien recibidos por aquellos lares, pese a lo cual, los muy ragazzi inundaban las calles de la hermosa capital bávara y los pabellones del recinto ferial. Una anécdota: A la entrada de la celebérrima y mítica HB, un portero del tamaño de Groenlandia nos dijo que el local estaba lleno. Uno de mis compañeros de expedición, veterano oktoberfestero que se las sabía todas, le dijo "We are not italians, we are spanish!!!", a lo que el portero respondió en un robótico castellano "¡hola amigos!".
Otra anécdota de abuelo cebolleta, (os prometo que es la última): la gente de bien odia a los tunos, esto es así, pero en Munich, durante la Oktoberfest, todo es posible. Confraternizamos con dos tunos zaragozanos que se ganaban la vida bastante bien porque los generosos turistas y los nativos municheses flipaban con sus capas, cintas, cánticos, bandurrias y panderetas. Con estos tunantes acabamos de madrugada en el que parecía ser el único local abierto en la noche de Munich. Era un puticlub bastante elegante. Nuestros amigos los tunos fueron requeridos a cantar algo para las meretrices y la distinguida clientela masculina. En un alarde de agudeza y rapidez ineltectual, como no he vuelto a ver de nuevo, cambiaron la letra del "Guantanamera" por un improvisado "Cuanta ramera, había cuanta ramera...", que los clientes y las lumis coreaban con alegría y que me provocó un intenso dolor de estómago a causa de una risa incontrolable que se apoderó de mi cuerpo y alma.
Moraleja: puedo contarle a mis nietos que, onceuponatime in Munich, me tomé cuatro whiskies de malta en un puticlub y no pagué ninguno. Otro gran hito en mi vida.
Y es que In München steht ein Hofbräuhaus...
Os dejo con una bonita melodía tradicional alemana.
jueves, 23 de septiembre de 2010
Música de Cine: Los Intocables de Eliot Ness (1987).
miércoles, 22 de septiembre de 2010
Canciones de Cine. El Desterrado.
La vida en la Frontera no espera nos cantaban los Radio Futura. Y el título de esta canción de los Auserón y el de la que traemos hoy, El Desterrado, describen escueta pero acertadamente el argumento de uno de mis westerns favoritos: Más Allá de Río Grande, una película dirigida en 1959 por Robert Parrish y producida por Robert Mitchum para su lucimiento absoluto en el que los secundarios son más secundarios que nunca porque durante todo el metraje solamente queremos ver a Martin Brady, ora vestido de mexicano, ora vestido de gringo texano, pero siempre fiel a su sombrero al que ya, de paso, proclamo como uno de mis sombreros favoritos de cine.
Es el personaje de Brady que interpreta Mitchum el que acapara la atención de una historia que reúne todos los ingredientes que se necesitan para hacerla atractiva a mis ojos, a mis ojos de crío de Primera Sesión que, cada día estoy más convencido, son los ojos con los que debería ver todas las películas.
Ingredientes:
1.- Un súper protagonista. Pistolero atormentado por su pasado que busca la redención y el bellísimo y eterno mantra clásico hollywoodiense de "si yo lo que realmente quiero es volver a casa a curarme las heridas del alma".
2.- Un malo de los de verdad. De los que no abren la boca en toda la película.
4.- La música de Alex North.
5.- Románticos planos resultones. Ésos que tanto me gustan.
6.- La Caballería yanki persiguiendo a los indios apaches que son muy malos y roban rifles.
7.- La chica, Julie London, casada con un hombre al que no ama y algo casquivana. Otra que busca redención en brazos del machote pistolero.
8.- La película está dirigida por uno de esos profesionales de Hollywood que, en los años 50, tenían tanto oficio que conseguían realizar maravillas incluso con el guión más clicheado que se puede uno imaginar: Robert Parrish quien, a lo largo de su carrera, fue actor, editor de sonido, montador y director.
9.- Su mayor virtud: la fotografía de Floyd Crosby y Alex Philips.
¿Algo más?. Pues sí hombre, habrá que completar el decálogo.
En un momento de la película se escucha, de pasada, una bella canción cantada a la luz de una hoguera, (cómo no), que los más listos del lugar, (como yo), reconocimos en seguida. Se trata del revolucionario corrido mexicano El Desterrado. Os traigo esta estupendísima versión instrumental con Antonio Bribiesca, mítico intérprete mexicano, a la guitarra.
Una canción que dice en una de sus estrofas:
Ay, que noches tan intranquilas
paso en la vida sin ti
sin un hermano ni un amigo
ni a quien quejarme
me fui con el fin
de por allá quedarme
sólo el amor, de esa mujer
me hizo volver.
lunes, 20 de septiembre de 2010
Ordet vista por un ateo. ¿Por qué no me gusta el Ordet de Dreyer?.
A Juana de Arco la quemaron viva por chalada y por rencillas de frailes y reyes, pero a Giordano Bruno lo quemaron por ateo, por racional y por científico, y a mí me da más pena lo de Bruno. No puedo evitarlo.
Pero, ¿es que no puede un ateo materialista disfrutar de Ordet al igual que disfruta de una catedral cristiana o de una Misa de Schubert?. Pues un ateo materialista standard no sé, pero yo no, porque el final de Ordet me revuelve las tripas y su historia siempre me pareció una de las más perversas de la Historia del Cine hasta que vi Rompiendo las Olas, que es una especie de remake de Ordet pero en plan moderno, con fellatios y campanas incluídas y le quitó el n.1 de mi ránking personal.
Ordet es un torrente de espiritualidad... Pero eso ¿qué es?, ¿"un torrente de espiritualidad"?, pero ¿qué significa esa frase?. Con sentencias como ésta suelen defenderse las virtudes del significado de Ordet. Yo no las entiendo.
Y es que la fe en los hombres mueve montañas, las mueve literalmente con ayuda de maquinaria pesada, y por en medio de esas montañas pasan los trenes para que podamos visitar Segovia. Es entonces cuando creemos en el Hombre: al olor del cochinillo.
Pero la fe en Dios necesita resucitar muertos, que es una cosa pavorosa que delata el miedo a la muerte y el poco convencimiento que, en realidad, tienen la mayoría de los occidentales de que exista vida Más Allá. O, al menos, un Más Allá mejor que el Más Acá que tampoco está tan mal, con sus vacaciones pagadas, sus chiringuitos en la playa y su inabarbacable oferta de ocio.
Veamos lo que nos cuenta Ordet, una película de cámara (en el sentido orquestal) basada en la obra de teatro de 1925 que el dramaturgo y pastor luterano Kaj Munk escribió en 6 días.
A partir de aquí spoilers.
Ordet es la historia del enfrentamiento de dos familias danesas cuyas disputas religiosas quedarán zanjadas por un hecho sobrenatural. En la familia protagonista hay un patriarca que tiene tres hijos: El primer hijo, Johannes, se ha chiflado tras estudiar teología porque iba para cura y dice que es Jesucristo. El segundo hijo, Mikkel, no tiene fe, tiene una mujer muy guapa, dos hijos y otro en camino. Y el tercer hijo, Anders, se quiere casar con la hija del patriarca de la familia rival, un luterano ortodoxo.
Con estas 5 maneras de entender la fe, (el creyente standard o "cristiano luminoso" que decía Bazin, el místico, el agnóstico, el atrapado entre dos fes, y el creyente ultraortodoxo), más el pastor y el médico del pueblo, (representantes oficiales de la Religión y la Ciencia), Dreyer hace sus malabarismos metafísico - religiosos que tienen pinta, a lo largo de la película, de que no van a llegar a ninguna parte, como toda disquisición teológica. A este pastel se le añaden dos guindas: los personajes femeninos, (la esposa y la hija de Mikkel), que por su inocencia representan la fe pura que resulta que solamente tienen los simples y los chalados. Pura imaginería cristiana.
Bueno, la verborra metafísica no nos lleva a ninguna parte, como ya digo, y las diferentes posturas ante la fe y la religión parecen ser irreconciliables, (es que lo son por definición). Entonces, ¿qué hacemos para zanjar el asunto?, pues lo único posible, que baje Dios y lo vea, o sea, un milagro. Pero un milagro de los buenos. Vamos a resucitar a un muerto, una de las pocas cosas que, hasta el momento, no ha conseguido la Ciencia. ¿A quién matamos?, pues al que menos fe tenga, a Mikkel.., espera un momento.., ¡somos cristianos y luteranos!, que se note.., ¡vamos a matar a la mujer del ateo después de que dé a luz a un bebé muerto!. Y luego la madre va a resucitar, durante su velatorio, delante de todos, para que alucinen y se inclinen ante el poder de la auténtica fe, la del chiflado Johannes, autor del milagro, lo mismo que flipó el Faraón ése que no se creyó que Jehová los tenía cuadrados hasta que le mataron al hijo.
Dios 1 - Ciencia 0. Johannes le restriega el milagro al médico que acaba de certificar la defunción de una señora que se está levantando del ataúd a consolar a su esposo viudo.
Coda. Remate final. Melodrama y tragedia. Mostremos la comprensible alegría del no creyente cuando, gracias a la fe de su hermano y de su hijita, vuelve a abrazar la carne caliente de su esposa recién muerta. Qué calentita y qué guapa es mi mujer cuando está viva. Ya no dormiré solo en las frías noches danesas. Con lo fácil que era. Bastaba con tener fe verdadera.
Y ¡bingo!, con esto se salvan los trastos al incluír no solamente entelequias y supersticiones, sino también una dosis de eso del Amor y de la Carne a la que no hay que despreciar y que son indisolubles del alma, porque somos cristianos modernos, (hermosa contradicción), no como los de la Baja Edad Media.
"Pero es que... también amé su cuerpo...", dice Mikkel cuando le consuelan con el argumento de que el espíritu de su amada está en el Paraíso. Reconozcamos que esta hermosa frase libra a Munk y a Dreyer de caer en el ridículo total del fundamentalismo religioso.
Esta es la historia de Ordet, de La Palabra que es la traducción en nuestro idioma. Moraleja: Sólo es fe verdadera la fe del Hombre que cree en los milagros. La fe que los tiene bien puestos y que sopla las trompetas para derribar las murallas de Jericó. La otra, la de la mayoría de los creyentes, no sirve para nada. Es un compendio de convencionalismos para cobardicas.
¿Qué os parece?. ¿Sabéis que es lo peor de todo?. Lo peor de todo es que ¡Carl Theodor Dreyer tiene razón!, o se cree o no se cree. El resto son mandangas. Y si crees en un Dios Todopoderoso a la fuerza tienes que creer en los milagros.
El argumento de Ordet es bochornoso y no apto para una mente racional. La versión de Dreyer es un panfleto, pura apología cristiana. No es leyenda, no es folclore, no tiene elcomponente naíf de la mitología.
Una vez leí que Dreyer filmó dos finales: uno fiel al de la obra teatral en el que se cuestiona la autenticidad del milagro y el otro, el que finalmente montó, que no deja duda alguna sobre lo milagroso de lo que estamos viendo. Esto es lo que odio de Ordet, esa obscena intencionalidad evangelizadora es lo que hace que siempre recuerde esta película con enorme desagrado. Lo mismo que supongo que hará que los creyentes la veneren.
Ordet es la intelectualización de la fe que hace la mente racional de un creyente, atrapado entre dos mundos, que cree estar combatiendo la superchería de la ortodoxia luterana y católica pero que no hace sino alimentarla con sus milagrerías. Pero intelectualizar la fe es como cuadrar el círculo; una pérdida de tiempo. Ordet no me sirve ni como cuento. Es una milonga que pretende resolver las dudas y los temores que surgen de la lucha entre la razón versus la fe y sus diferentes interpretaciones, con un milagro en el siglo XX, un truco de feria que resucita a un muerto a petición de una niña.
Johannes es la avanzadilla de Jesucristo Súperstar, el hijo enrollao de Dios al que no le mola el encorsetamiento de las normas de la Iglesia. Y así ponemos el contador a cero y otros dos mil años a vivir en el cuento. La culpa de todo lo malo que pasa no es del dios que puede resucitar muertos, es de los Hombres, que somos muy malos y no tenemos fe y cada día nos hacemos más preguntas sobre los átomos y los neutrones.
Ordet quiere convencernos de que hay un Más Allá al estilo de Santo Tomás: metiéndole mano a una mujer que primero está fría, en su ataúd, y luego caliente, vivita y coleando. Dreyer quiere que entendamos que para llegar a Dios no necesitamos necesariamente pasar por la ortodoxia de la Iglesia, nos basta con la Biblia y mucho tiempo libre. Algunos defienden que es un canto a la libertad individual. Y nos lo tenemos que tragar. Ordet tiene la misma moraleja que Forrest Gump: los simples heredarán el Cielo.
Yo también admiro a Dreyer, a veces, por cómo manejaba la cámara pero me pone enfermo cuando nos evangeliza con historias anticatólicas como la de Ordet, una película militante de la Reforma, sólo apta para cristianos y/o estetas.
Pero no le perdono que en 1955 rodara Ordet, lo mismo que no le perdonó Nietzsche a Wagner sus delirios mitológicos y rompió la amistad con el músico al que admiraba y amaba profundamente.
La Reforma quiso enseñar a la Iglesia de Roma cómo había que amar correctamente al Cristo, lo mismo que Ordet. Pero a mí me importa un comino el Cristo y no me interesa cómo hacerle el kamasutra correctamente. Me interesa como hacérselo a mi mujer.
Hay otras cosas que me asquean bastante de Ordet, pero creo que el post ya me ha quedado bastante largo.
Epílogo. Al final de El Manatial de la Doncella, (esta sí, una obra maestra de Bergman), nace una fuente, brota un torrente, debajo de la niña muerta, pero un torrente de agua que nadie ha pedido en sus rezos. Brota una leyenda creada por hombres que cantaron a una niña asesinada y violada que sabían que no se levantaría jamás de su tumba y le pusieron su nombre a una fuente de agua fresca. Es otra milonga, pero al papá de la niña muerta siempre le consoló pasear junto a esa fuente que llevaba el nombre de su hijita muerta y que, a lo mejor, fue lo que evitó que se volviera loco como Johannes, el barbilampiño que leía a Kirkegaard y que nos la quiso colar con un milagro de sanador filipino.
I´m finished.
domingo, 19 de septiembre de 2010
José Antonio Labordeta (1935 - 2010). D.E.P.
Las Aventuras de Gottfried Rinkley, el inventor del siglo XX. Capítulo VIII.
sábado, 18 de septiembre de 2010
La Cancioncita del Sábado: A House Is Not a Motel.
miércoles, 15 de septiembre de 2010
Una obra IMPRESCINDIBLE: La Rapsodia Rumana n.1 de Enescu.
"Pienso en mi tierra constantemente. Amo a mi pueblo con toda mi alma y en todo momento. En cuanto me recupere de mi enfermedad sólo desearé una cosa: regresar a mi país". George Enescu, exhiliado en París huyendo de la Rumanía comunista.
El siglo XX comenzó muy bien para la Música Clásica. El compositor y virtuoso violinista rumano George Enescu (1881-1955) creó en 1901 una de las 10 composiciones que me llevaría a una isla desierta sin ningún lugar a dudas: La Rapsodia Rumana n.1 en La Mayor, Op. 11, que es una de las más maravillosas y vitalistas experiencias musicales de las que puede disfrutar un melománo y todo un canto de amor a la Vaterland, a la Patria. Pero a la Patria de la infancia y el colegio, de la familia, de las fiestas del barrio, de las ciudades y los pueblos. A la patria de los primeros amores y la primera bicicleta. No a ésa otra tan mezquina y boba de "mi patria es más larga que la tuya".
Enescu, admirador de Brahms y Wagner, es el más importante compositor nacido en Rumanía. Es el equivalente a nuestro Falla o a los Smetana, Janácek, Bartók, Kodaly, Martinu, etc, de sus países vecinos. Una serie de grandes compositores "nacionalistas" que encontraron en el folclore musical de su patria una fuente de inspiración poderosísima.
Precisamente el origen de las dos rapsodias rumanas de Enescu, compuestas en la ciudad de París, es una reacción del músico contra el exceso de racionalismo que en aquel entonces predominaba dentro de la música francesa, abanderada musical de la europa de entre siglos donde destacaba el gran Debussy, uno de los grandes revolucionarios de la historia de la música.
Disfruten a continuación de la brillante y espectacular orquestación de la Rapsodia Rumana n. 1 que incluye también el vuelo de la alondra que escuchábamos cantar el otro día, junto con otros temas populares rumanos.
Dedicado a Nicolas Sarkozy a cuyos antepasados húngaros no expulsó de Francia ningún gobernante gabacho.
martes, 14 de septiembre de 2010
Claude Chabrol (1930 - 2010). D.E.P.
A modo de pequeño homenaje traemos hoy a nuestro blog una escena que me encanta de su, para mí, mejor película: Accidente sin huella (1969), basada en la magnífica novela La bestia debe morir de la que hablábamos hace poco en nuestro blog.
Así de maravillosamente bien retrataba y criticaba Chabrol a la acomodada burguesía francesa (y europea). Fíjense en el magistral movimiento de la cámara desde el minuto 3:10 hasta el 07:20 aproximadamente, momento en el que llega la bestia de la película.
lunes, 13 de septiembre de 2010
Críticas sin palabras. Salt.
Sale Angelina Jolie interpretando a una agente de la CIA con muchos recursos. Por ejemplo, tapar una cámara de seguridad con las bragas.
Cuando se descubre que Angelina Jolie es una espía rusa, su personaje se viste de rusa aunque esté en NY.Sale Angelina Jolie conduciendo un coche de la policía mediante la electroestimulación del cuerpo inconsciente de un agente.
Sale el atentado contra el presidente de los USA más chapucero y tonto de la Historia del Cine.domingo, 12 de septiembre de 2010
Las Aventuras de Gottfried Rinkley, el inventor del siglo XX. Capítulo VII.
sábado, 11 de septiembre de 2010
Ha vuelto...
Les dejo con el tráiler del avance de esta nueva temporada. Ojito para el que no haya visto el final de la cuarta.
Y no, parece que no había truco en lo del cliffhanger de Rita.
viernes, 10 de septiembre de 2010
Cosas que me apasionan: El vuelo de la alondra rumana.
Ciocârlia ("alondra") es una popular canción rumana compuesta por Angheluş Dinicu y estrenada con motivo de la inauguración de la parisina Torre Eiffel en 1889.
Una bella melodía que suena muy bien cuando vuela en solitario interpretada por el virtuoso guitarrista israelí Baldi Olier (una auténtica bestia parda de la guitarra)...
No será la última vez que vuele esta alondra por nuestro blog.
Queda lo mejor.
miércoles, 8 de septiembre de 2010
Macizas Musicales. Enseño búlgaro. Y no es un idioma.
lunes, 6 de septiembre de 2010
Irreversible vista por un optimista. El cuento de la Bella y la Tenia, la bestia que debe morir.
Episodio II. Irreversible fue una película que inauguró y finalizó una nueva y personal categoría cinematográfica: la de las películas que hay que ver 2 veces o ninguna. Ni más, ni menos. Puedes morirte sin ver Irreversible. No pasa nada. No es una obra maestra del cine, no es un antes y un después en la historia del séptimo Arte, no nos cuenta nada nuevo, y sí contiene un par de escenas que pueden resultar, para muchos, insoportables. Pero si decides ver Irreversible mi consejo es que opines lo que opines de esta película, la veas una segunda vez. Y, tras esto, no vuelvas a verla nunca más, porque Irreversible es una película muy buena que yo no volveré a ver jamás, que nunca recomiendo a nadie y que recuerdo con cierto desagrado. Formalmente es muy atractiva: 13 episodios = 13 planos secuencia.
Episodio III. ¿Qué cuenta Irreversible?. Una historia sencilla nacida de una colaboración entre Perrault y el marqués de Sade que incluye una caperucita, un lobo feroz y un impulsivo cazador. Y es que Irreversible es una historia de una venganza fallida, de una sádica destrucción sin sentido de la belleza y una muestra de la ausencia de moral en el comportamiento de las bestias. Las bestias que alardean de no saber quién es Kant y de poseer un cerebro en el que los impulsos reptiles controlan a la razón y ahogan a la conciencia.
Episodio IV. ¿Qué me parece moralmente las intenciones del director de Irreversible?. Pues no tengo respuesta. No capto su moraleja del todo. Tras verla, no sé por qué Gaspar Noé la rodó. Cierto es que, en general, no me importa tanto lo que el director me haya querido decir como lo que para mí significa lo que me ha contado. He leído después lo que otros han interpretado sobre las intenciones del director y, curiosamente, en el caso de esta película, casi todas las posiciones me han parecido muy razonables. Pero eso es otro cantar y yo, tras dos visionados, no tengo claro si Noé busca concienciar, denunciar o escandalizar. Lo que sí tengo claro es que yo no soy un pesimista como él. Si soy sincero, tampoco es que me importen demasiado sus motivaciones. Alguien acusó a Noé de querer ganar dinero con esta película. Y se quedó tan ancho tras semejante acusación.
Episodio V. ¿Qué es Irreversible para mí?. Es la historia de una brutal tragedia que desencadena una historia de venganza que acaba fatal y que me provoca desazón porque no se caza a la bestia a la que se buscaba: El Tenia. El Tenia es un violador, un chuloputas y un maginal resentido. Un ser despreciable al que da vida un actor - deportista practicante de kickboxing, (una disciplina que también desprecio bastante).
Pero, ¿es una película moralista?. Sí, un poco sí. La catástrofe que sucede a la tragedia de la violación de la protagonista es el fruto del árbol prohibido de tomarse la justicia por la propia mano en lugar de confíar en la labor de la policía. Mis propias moralejas no me satisfacen. Mis conclusiones van desde lo superficial, (si vas a tomarte la justicia por tu mano, planea el asunto con cuidado), a lo metafísico que sintetiza la frase inicial: "El tiempo lo destruye todo". Aunque esta sentencia resulta ser bastante naíf, además de falaz. Tan naíf como eso otro de que lo irreparable no encuentra consuelo en la venganza.
Pierre le dice a Marcus (los dos protagonistas masculinos) que la venganza no ayudará a Alexandra (la víctima). Puede que Pierre tenga razón, (habría que preguntarle a Alexandra), pero se olvida de que la venganza sí que ayudará a Marcus.
Otra moraleja de las que destila el film huele a tragedia clásica: aquello de lo inevitable del destino y eso otro de "contemplad, oh hermanos míos, las bajezas de las que es capaz el Hombre". Pero esto es incorrecto, porque la fatalidad sólo existe como sinónimo de desgracia pero no como de la fuerza del destino. Y yo digo: "contemplad la bajeza y el grado de perversión y crueldad al que pueden llegar algunos humanos". Si el director iba por los derroteros de el hombre es un lobo para el hombre, confieso que me aburre ese discurso con el que nunca he estado de acuerdo.
Episodio VII. Irreversible incluye dos controvertidas escenas que generaron mucha polémica tanto por la dureza de lo que se cuenta como por el cómo se cuenta y que demostraron que en Cannes no son tan modernos como ellos se piensan.
La primera vez que ves esta película no puedes dejar de pensar en esos dos momentos. Es por eso que necesitas un segundo visionado para enfrentarte a esta episódica historia contada temporalmente hacia atrás. En este segundo pase, uno ya tiene preparadas su buen par de gafas de sol que le protege los ojos de esos dos cegadores fogonazos.
Episodio VIII. ¿Cómo influye en mí que la historia esté contada en cronología inversa?. Me gusta mucho la idea que parece tomada de Tración de Harold Pinter. Pero no comparto con Roger Ebert el que este recurso haga la película moralmente aceptable. En los dos sentidos me parecería lo mismo. Tampoco me interesan los guiños premonitorios y deterministas en los que no creo en absoluto y que me parecen la parte más floja de la trama si se toma la historia en serio. Eso sólo funciona en los cuentos. Irreversible me gusta como cuento.
Que la película termine con una resplandeciente Monica Bellucci leyendo tendida sobre un hermoso césped muy verde con las notas de Beethoven de fondo, me produce un tremendo alivio. Esa idílica situación no es irreversible, se puede volver a ella. Muchos supervivientes de los campos de exterminio nazis lo atestiguan.
Episodio IX. Mi conclusión. Irreversible es una gran película aunque le falte algo de chicha filosófica. Pero esa falta la compensan nuestras propias divagaciones. Es un intento de intelectualización a la francesa de una historia clásica de venganza de Hollywood. Es El Último tren a Gun Hill rodada, en unos tonos acertadísimos, por un gabacho moderno que no teme enseñar atributos masculinos en pantalla y al que no le importa llevar colgado el sanbenito de provocateur (necesitamos a los provocateurs). Una obra que flirtea con la pornografía y el explotation, (como todos nosotros), para recordarnos, sin aburrirnos, que debajo de nuestras bellas alfombras se esconde la porquería, que detrás de todas las grandes avenidas de nuestras ciudades están las callejuelas de las putas y los yonkis. Pero, ¿necesitamos que el personaje del travesti nos enseñe los genitales para demostrar que es un travesti?, pues algunos espectadores probablemente sí lo necesiten para enterarse de qué va esto de la Vida.
Muchos se han contagiado del pesimismo de Noé. Yo no.
Episodio X. Quiero añadir que Irreversible es más que sus dos escenas violentas. Pero hoy nos toca decidir si la bestia debe morir y no nos extendemos más sobre la película. A continuación viene la parte incómoda del post. Advierto, sin la más mínima intención de despertar el morbo entre los lectores, que las dos escenas de Irreversible que enlazo a continuación son crudísimas, impactantes y muy violentas.
Episodio XI. El que quiera que vea la devastadora escena de la violación de Alexandra y la posterior y todavía más nauseabunda paliza gratuita que le propina su violador, El Tenia. La escena se prolonga durante unos 10 minutos. Yo no pienso volver a verla. Para mí fue muy dura y me costó conciliar el sueño esa noche. La picazón en mis mejillas tras semejante bofetada no pasó hasta mucho rato después. Es una muestra del horror que supone para nuestra sensibilidad la incomprensión de la destrucción gratuita de todo lo bello que hay en el mundo. Desconozco cuáles eran las intenciones reales del director al rodarla en esta forma. ¿Es la mirada de un voyeur, la de un documentalista o la de un testigo cobarde pero morboso e incapaz de apagar la cámara de su teléfono móvil?. Gaspar Noé dijo que dejó la cámara estática durante la violación para despojar a la escena de cualquier intención erótica o morbosa, pero mueve la cámara justo en el momento en que El Tenia comienza la paliza para que no perdamos detalle de cómo se desfigura el bello rostro, golpe tras golpe, de Monica Bellucci. Monsieur Noé nos recuerda que el tiempo lo destruye todo menos la cara de Alexandra que la destruye El Tenia adelantándose al tiempo que acabará destruyéndolo a él también y borrando sus execrables actos, porque no hay Dios que lo juzgue ni conciencia que lo contenga.
Son 10 minutos que se hacen eternos para el espectador. No puedo ni imaginarme lo eternos que deben hacerse para las víctimas. Hay que tenerlos bien puestos para no apartar la vista. No entiendo cómo Monica Bellucci pudo soportar las 5 tomas que requirió. A mí me dolió el alma pero me sirvió para ponerme en la piel del sufrimiento de las víctimas de este tipo de agresiones.
La actitud del testigo del fondo del túnel me desagrada profundamente, como a todos. Pero yo no opino que ese pesonaje sea representativo de la postura que adoptaríamos la mayoría de nosotros en su situación. Si ése es el pensamiento de Noé, en mi opinión, se equivoca (sobre todo en estos días en que todos, valientes y cobardes, llevamos teléfono móvil). Y no me vengan con los noticiarios que nos cuentan lo de un perro mordido por un hombre y nos muestran imágenes de las cámaras del metro.
¿Es innecesariamente larga?. En mi opinión, no.
- ¿Es homófoba?, - ¿porque el malo sea homosexual?, por favor... Es tan homófoba como A la Caza.
-¿Duele cuando le aprieto aquí?. - Sí, claro, duele un montón.
Juzguen ustedes quién es aquí el sádico: el director, la propia escena o El Tenia.
La escena es impactante y cinematográficamente la encuentro magnífica. Eso sí que es saber utilizar lo de la cámara al hombro. El contenido no me produjo rechazo moral alguno porque pensé mientras la veía: "aplástale la cabeza a ese hijo de la grandísima puta", pero...
¿Es gore?. Tan gore como la del soldado que busca su brazo en Saving private Ryan.
¿Es fascista?. Tan fascista como las ejecuciones sumarísimas de Harry el sucio o el capitán Nascimento.
¿Es desoladora, desencantada o nihilista?. No para mí porque, si bien no es El Tenia el que acaba muerto, esa otra alimaña que termina masacrada no me da ninguna lástima y no consigue aparecer ante mis ojos como una víctima inocente de una inmoral venganza injustificada. Aflora mi sentimiento de Kill them all. Una bala perdida que hubiera matado a un inocente me hubiera provocado la reacción opuesta.
La escena del homicidio aquí.
Episodio XIII. Epílogo. La segunda vez que vi la película dormí mucho mejor, porque me autoconvencí de que la policía, tras semejante escándalo, terminaría por atrapar a El Tenia, una de las bestias más repugnantes de la Historia del Cine. Una abominación que duerme entre rejas en la cárcel de mis pesadillas.
Pero, ¿sabéis qué?. Algún día me internaré en mis pesadillas armado con un extintor y machacaré la puta cabeza de ese monstruo hasta dejar su rostro irreconocible para deshumanizar mi crimen. Luego me iré al hospital a ver a Alexandra. Le llevaré flores y le cantaré alguna canción bonita para intentar animarla. Le diré una mentira piadosa: que su hijito está en el Cielo y también que su ex novio Pierre pronto saldrá de la cárcel porque su abogado alegó defensa propia. Le contaré historias de superación ante la adversidad y le informaré acerca de los grupos de ayuda para mujeres víctimas de violaciones. Le hablaré de todas las personas buenas y bellas que caminan, todos los días, por nuestro hermoso, hermoso mundo reparando lo irreparable.
Porque la Historia se ha escrito con sangre, pero no sólo con la derramada injustamente sino también con la de los donantes.
Porque el tiempo lo destruirá todo, hasta a sí mismo, pero mientras tanto las pirámides llevan en pie 4000 años.
Porque el hombre es un animal que construye catedrales y compone sinfonías.
Porque muchos crímenes quedan sin castigo, pero hacemos lo posible para que nadie quede sin consuelo.
Yo también sé poner a Beethoven al final del cuento, después de la tormenta...