miércoles, 29 de diciembre de 2010

Sin miedo a los excesos navideños: Grossland, moviendo las grasas.

Se puede danzar igual de bien con los cuatro kilos que, según dicen las estadísticas de los telediarios, vamos a coger, de media, cada uno de nosotros, los ya sobrealimentados habitantes del primer mundo, durante estas Fiestas.

Así lo demuestra Grossland, la excelente coreografía que, a ritmo de música de Bach, creó en 1989 la prestigiosa coreógrafa francesa Maguy Marin.

Disfruten de esta maravilla con la misma intensidad y despreocupación que demostramos a la hora de comer dulces y demás viandas navideñas en estos días, que ya tendremos tiempo, a lo largo del año, de quemar los excesos (bailando o como sea) y de amargarnos la vida con ensaladas y demás fruslerías bajas en kcals.

lunes, 27 de diciembre de 2010

Música de Cine. 10 años de... Asfalto (Daniel Calparsoro, 2000).

De la película de Calparsoro no recuedo casi nada, la verdad. Si acaso las piernazas de Najwa Nimri y poco más. Esto en lo que al aspecto visual se refiere porque desde luego la parte musical es absolutamente inolvidable.

Ahora que se cumplen 10 del estreno de Asfalto, me veo en la obligación moral de recordar la espectacular banda sonora compuesta por el santanderino Nacho Mastretta, alias Mastretta.

El tema de la escena del Baile en casa de Charly es simplemente magistral y está a la altura de las míticas composiciones de Nino Rota para Fellini. No se lo pierdan.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Las Aventuras de Gottfried Rinkley. Último Capítulo.

Último Capítulo: La Muerte de Gottfried Rinkley.

Gottfried Rinkley desapareció en aguas del Océano Atlántico tras naufragar el buque Don Pelayo en el que había embarcado en Algeciras rumbo a la Argentina. Se le dio por muerto tras una semana de infructuosa búsqueda por parte de dos fragatas de la Real Armada Albiceleste (la Pitusa y la Irreconciliable). Fue el único desaparecido de tan trágico suceso. El resto de tripulantes y pasajeros salvaron sus vidas gracias a que Gottfried Rinkley inventó, mientras se hundía el Don Pelayo, el flotador salvavidas.

Así lo atestigua el diario de a bordo del capitán Enrique Heredia Vallejo del que se conservan estos pocos párrafos:

"... una idea que le vino tras observar los baños de asiento que sobre su cojín de caucho tomaba, para aliviar el dolor de sus hemorroides, el duque de San Miguel de Tucumán. Consciente de que el barco se hundía irremediablemente y sabedor de la ausencia de botes salvavidas por recortes presupuestarios impuestos por nuestro armador, el señor Gottfried Rinkley llegó a la acertada conclusión de que tendríamos más posibilidades de sobrevivir y ser rescatados cuanto más tiempo permanecieramos con nuestra cabeza sobre el agua y cuanto menos esfuerzo físico empleáramos para conseguirlo. Consultó al duque sobre el número de cojines hemorroidales de los que disponía. Hacían un total de 60, uno por cada jornada de travesía. La tripulación más los pasajeros sumábamos un total de 61 almas y echamos a suertes quién se quedaría sin uno de los preciados "flotadores salvavidas", nombre propuesto por el señor Rinkley para este invento suyo. La fortuna hizo que fuera el propio Rinkley el único que quedara sin flotador, por lo que siempre será recordado como un héroe. Cualquiera envidiaría su destino, sin embargo no puedo evitar sentir una cierta pesadumbre mientras me mantengo sentado sobre mi flotador y escribo estas líneas a la espera de ser rescatado. En la lejanía todavía puedo ver a Gottfried Rinkley encaramado en lo alto del palo mayor mientras medio buque está ya bajo las aguas. Parece sereno y luce una hermosa peluca de piel de nutria, una elección acertada, sin duda. Hasta mis oídos llegan las notas de una canción que brota de sus labios. Me estremezco al escucharla y me hace pensar sobre la naturaleza de ese hombre tan formidable al que apenas traté en un par de ocasiones durante el viaje."

..........................

"¡Esto es una injusticia!, nos ha gritado el duque de San Miguel de Tucumán mientras le entregábamos a los tiburones como pago de la tregua prometida por los escualos. Ciertamente nos apena su terrible final devorado por estas bestias del mar pero no me agrada la idea de perder otro pie. Disfrutamos ahora de 12 horas más hasta que vuelvan a por otro de nosotros. Dios quiera que nos rescaten antes de que transcurra ese intervalo de tiempo."

..........................

"Han pasado 6 horas desde que comenzó la tregua escuala y ya no puedo ver al señor Rinkley en el horizonte, pero sigo escuchando la misma melancólica canción que repite una y otra vez y que uno de los pasajeros ha identificado como una canción popular de Presbistoffen. Parece ser que es una canción de cuna que las madres de aquella zona cantan a sus hijitos para dormirlos. Es tan dulce y melodiosa que ha provocado que todas las damas estén llorando desde hace varias horas. Varias de ellas han manifestado su firme decisión de poner el nombre de "Gottfried" a su próximo hijo varón."
...........................

"Sólo queda 1 hora para que concluya la tregua prometida. Transcurrido ese tiempo tendremos que entregar a otro tripulante o pasajero al emisario de los tiburones argentinos. Ya no se escucha el canto del señor Rinkley. Tengo en mi poder su peluca de piel de nutria que ha llegado flotando hasta nuestro grupo. Todos estamos tan afligidos que espontáneamente hemos seguido cantando la melodía de su infancia que ahora sabemos que era la que le cantaba su madre para dormirle. Así nos lo ha contado el fogonero quien asegura saberlo por boca del propio Gottfried Rinkley".

...........................

Quince minutos antes de expirar el tiempo concedido por los tiburones, todos los naúfragos del Don Pelayo fueron rescatados. Entre los afortunados supervivientes se encontraba el compositor chileno Alberto Manuel Castro de Alba quien, en homenaje a su salvador, compuso una de las más importantes óperas de todos los tiempos: El Naufragio del Don Pelayo. A continuación, el aria de la escena final del Acto III en la que un moribundo Gottfried Rinkley, flotando sobre las olas y mecido por su vaivén, parace escuchar las palabras de su madre acunándole y acariciando su calva cabeza mientras le remienda su peluca de cebolla. Elvira Rinkley canta en sus sueños una nana, ("la canción de Presbistoffen"), por el eterno descanso de Gottfried Rinkley, el inventor del siglo XX:

viernes, 24 de diciembre de 2010

Momentos Mágicos del Cine. Feliz Navidad (Joyeux Noël, Christian Carion, 2005)

Dedicado a todos nuestros lectores, especialmente a los más cínicos: Sobredosis de azúcar para estas bienintencionadas fechas. Amig@s mí@s, los Gusanos os deseamos una Feliz Navidad, sea lo que sea lo que signifiquen estas fechas para vosotros.

Un abrazo desde el Mundo Gusano, baldía tierra de nadie y de todos. Un lugar en el que habita una raza de ñoños a los que se les pone el corazón en un puño con escenas tan convencionales y hermosas como ésta:

miércoles, 22 de diciembre de 2010

75 Años de... Porgy and Bess (George Gerswhin).

Los hermanos Gershovitz, a.k.a. George e Ira Gershwin.

Dice la wikipedia que existen más de 20.000 grabaciones de versiones del Summertime de Porgy and Bess, la ópera compuesta por el maestro George Gerswhin en 1935.

Yo soy muy de covers y remakes. Me gusta que se revisiten los clásicos (que se revisiten bien, claro) pero reconozco que en el caso de Summertime jamás se podrá volver a alcanzar la perfección absoluta que en 1957 lograron Louis Armstrong y Ella Fitzgerald con su versión. Una de esas conjunciones planetarias y estelares que solamente se dan una vez cada 125.000 millones de años.

¡¡¡Felices Fiestas a todos!!!. Os deseamos que Santa Claus os traiga un papá rico y una hermosa mamá, lo mismo que la letra de la canción. Yo me quedo con mi endeudado y paupérrimo padre y con mi gordica mami y sus casa calentada con radiadores eléctricos, porque fueron ellos los que me acunaron con nanas tan hermosas como esta maravilla que vamos a escuchar a continuación:

lunes, 20 de diciembre de 2010

Las películas que no veremos en nuestros cines. Monstruos (Gareth Edward, 2010).

Para terminar bien el año nada mejor que recomendar una de las mejores películas que hemos visto en estos últimos doce tristes meses (cinematográficamente hablando, recordemos que ganamos el Mundial).

La película es Monstruos, escrita y dirigida por Gareth Edwards, una película de 94 minutos que a mi esposa le parecieron 940 y que tiene una puntuación en el fimaffinity de 5,5. Pero Monstruos es una gran película. Es el triunfo de la serie B sobre las súperproducciones y del intimismo sobre la grandilocuencia y la espectacularidad vacua. Es el triunfo de lo sugerente sobre lo explícito y de la trama sobre los FX. Una película que toma el relevo en esa carrera que comenzó hace un montón de años con, por ejemplo, La Mujer Pantera (Jacques Tourneur, 1942) y cuyo testigo han ido recogiendo trabajos posteriores tan maravillosos como La invasión de los ladrones de cuerpos (Don Siegel, 1956) o la reciente Distrito 9 (Neill Blomkamp, 2009).

Europa es (además de una gran sociedad económica y la cuna de la más excelsa música jamás compuesta) una de las lunas de Júpiter que, debido a sus extraordinarias condiciones, siempre aparece como candidata a albergar alguna forma de vida extraterrestre. Una sonda espacial procedente de Europa sufre un accidente durante su regreso a la Tierra y colisiona en la frontera entre los USA y México. Las muestras de vida que portaba el artefacto infectan una amplia franja fronteriza que queda bajo la cuarentena y el control militar de ambos países. La zona infectada se convierte así en una tierra de nadie habitada por gigantescas criaturas extraterrestres (los monstruos).

Seis años después la amenaza está, más o menos, contenida por las fuerzas militares, aunque la vida en la frontera no está exenta de riesgos (como siempre). Conoceremos esa peligrosa zona a través de los ojos del fotógrafo americano Andrew Kaulder (Scott McNairy) que se verá obligado por el propietario de la revista para la que trabaja (y por las carambolas del destino) a devolver a su país natal a su díscola hijita Samantha (Withney Able). Las peripecias de la pareja para cruzar la zona infectada transcurren entre el estilo road movie (a lo Stalker o Apocalypsis Now) y la odisea clásica pasada por el filtro de las películas de sci-fi.

Como en toda serie B de calidad que se precie, tras la aparente sencillez de la propuesta de Monstruos se esconde la moraleja y la denuncia. Los USA se defienden de los alienígenas construyendo un inmenso y costosísimo muro a lo largo de toda la frontera mexicana... ¿Hace falta decir algo más para intuír por dónde van los tiros del mensaje de este film?. Por otra parte, ¿qué son más peligrosos?, ¿los monstruos (la supuesta amenaza) o los bombardeos de los cazas USA (los supuestos salvadores)?...

Monstruos costó 15.000 dólares. El equipo de rodaje lo componían 5 personas. Los FX fueron añadidos desde el portatil (¡increíble!) de su director, el británico Gareth Edwards. Un señor ante el que me quito el sombrero y al que le quiero hacerle llegar mi admiración por el lirismo de sus imágenes (que por momentos parecen pertenecer a una película de Malick), el suspense constante de su historia (a lo Shyamalan), su contenida concepción del espéctaculo y del entretenimiento y, sobre todo, agradecerle el respeto hacia la inteligencia de los espectadores.

No estoy seguro de si Monstruos es una película de sci-fi, de terror, de suspense o de ninguno de estos tres géneros. De lo que estoy seguro es que Monstruos habla de los miedos, las esperanzas y de las relaciones entre todos nosotros, los humanos.

Como siempre, en el tráiler que viene a continuación encontraréis las imágenes más espectaculares que dan una idea equivocada de lo que es, en realidad, esta estupenda película.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Las Aventuras de Gottfried Rinkley. Capítulo XX (penúltimo).

Capítulo XXI. Gottfried Rinkley en España (2 de 2).

Extractos del diario de Gottfried Rinkley en los que se mencionan sus impresiones finales tras su visita a España.

"... lo que parecióme en aquel momento una oportunidad inmejorable para que mis proyectos de negocios prosperaran en aquel país.
Fui citado por el conocido empresario Antonio Valdés de Fano y Longares a mediodía en la esquina de la confluencia de las calles Mayor y San Justo. Llegué unos pocos minutos antes de la hora acordada, como dictaba mi manual británico de etiqueta, lo que me permitió admirar la belleza del edificio ante el que me hallaba y que era la sede de la Real Sociedad Agropecuria de las Santas Patronas Ana y Críspula de Guadarrama, fundada en 1526. La nobleza de aquella cosntrucción, -que me dio la impresión de estar deshabitada-, me inspiró una gran confianza que reforzó la que me confería el lucir la peluca n. 4 "Heroica" de la colección Gómez Tello. Una pieza magnífica de pelo de armiño. Pero cual fue mi sorpresa cuando 35 minutos después de la hora que Don Antonio había fijado para nuestro encuentro, escuché unos gritos que desde la acera de enfrente reclamaban mi atención.

- ¡Rinkleeeeeeeeeeeeeey1. ¿Pero qué hace usted ahí hombre?, venga aquí por dios.
Quise que la tierra me tragara. ¿¡Me había equivocado de esquina y había hecho esperar a Don Antonio durante 35 minutos!?. Entonces quedé aliviado cuando me dijo:
- Acabo de llegar amigo Rinkley, ¿lleva usted esperando mucho rato?, pero, ¿por qué ha venido tan pronto?, ¿no habíamos quedado a las 12?.
Miré mi reloj que marcaba las 12.38, pero no dije nada. Sonreí y comencé a balbucear algunas excusas incomprensibles.
- Vamos, adelante, tenemos una mesa reservada.
- ¿Una mesa reservada?, ¿para qué?, -pregunté mientras nos alejábamos todavía más del edificio de la sede agropecuaria y encaminabamos nuestros pasos al Restaurante "El Gitanillo".
- Para qué va a ser hombre, para comer. No me dirá que no tiene hambre.
- Sí, claro, -mentí-, pero yo pensaba que hablaríamos de negocios...
- Por supuesto que vamos a hablar de negocios, por eso hemos quedado a comer, ¿no?. Ja, ja, ja, qué hombre, qué gracia tiene el condenado.

D. Antonio se encargó de pedir, sin consultarme en ningún momento, lo que él denominó un frugal ágape de media mañana y que consistió en un plato, para cada comensal, de los siguientes manjares: salmorejo, tortilla de camarones, sopa campera, huevos a la flamenca, rabas fritas, chocos con habas, chanquetes, mojama, coquinas, salmonetes, jabón de Jabugo, corzo, jabalí trufado, rabo de toro, almejas con arroz, raya al pimentón y una docena de pestiños.
No conseguí concretar ningún acuerdo comercial aquella tarde, pero estuve a punto de casarme con su hija."

....................

"... y he de reconocer que unas cuantas lágrimas se deslizaron por mis mejillas cuando el barco se alejó del puerto de Algeciras rumbo a las Américas. Pero la realidad era que mi situación en España había llegado a un punto que hacía que mi permanencia allí fuera imposible. Varias decenas de encuentros infructuosos, durante los que inútilmente había intentando llegar a algún acuerdo comercial con importantes empresarios españoles, se tradujeron en otras tantas comidas y cenas que habían convertido mi otrora atlético cuerpo en un orondo barril cubierto, casi constantemente, de sudor.

Jamás he podido averiguar qué irreprimible y poderosa fuerza interior impulsa a los españoles a visitar, con tanta frecuencia, todo tipo de bares, cafés, tabernas, restaurantes, tascas, cantinas y bodegas. Unos locales que abundan, de manera incontrolada, en las calles de todas sus ciudades y pueblos, y en los que se tratan los más importantes asuntos siempre durante las horas de la comida o la cena y tras la ingesta de los platos y postres principales, cuando las facultades mentales están sensiblemente mermadas para cualquier tipo de razonamiento lúcido..."

Estos fragmentos del diario de Gottfried Rinkley son unánimemente considerados por historiadores, economistas y sociólogos de hoy día como la primera descripción de lo que actualmente se conoce como "método Rinkley de negocios" o "negociación a la española" en sus dos modalidades: con coste cargo a la empresa propia o a la empresa de la parte contraria.

Próxima semana: Último capítulo de Las Aventuras de Gottfried Rinkley.

jueves, 16 de diciembre de 2010

200 años del nacimiento de Robert Schumann.

Play

Madre mía, qué bonito.

Decía el insigne oftalmólogo juedoateo Judah Rosenthal (Martin Landau) en una de las más bergmanianas películas de Woody Allen (Delitos y Faltas, 1989) que Schumann era un cursi y que prefería a Schubert de todas - todas. Bueno, Rosenthal era un burgués infame y cobarde, sin duda, pero respetamos sus gustos musicales.

Sin embargo hoy queremos llevar la contraria a muchos de los males de nuestra sociedad actual que personifica Judah Rosenthal, y traemos la deliciosísima música de Robert Schumann (1810-1856). Por eso y porque queremos recordar el 200 aniversario de su nacimiento.

Schumann estaba llamado a convertirse en un virtuoso del piano pero su afán perfeccionista le llevó a malograr la musculatura de su mano. La causa: un maléfico artefacto que inventó el propio compositor (con el fin de fortalecer los dedos anular y corazón) le dejó lisiado para siempre, con lo que sus sueños de concertista se desvanecieron. Una pena, pero gracias a que se perdió un solista del piano se ganó un notable compositor del que, siguiendo nuestras preferencias, traemos hoy un fragmento de su obra sinfónica.

Dicen de Schumann que no sabía orquestar, que lo suyo era el piano y los lieder, y que sus composiciones orquestales son desordenadas y tienden a la reiteración de los temas que más gustan al compositor (como si eso fuera algo malo). Bueno, eso dicen los expertos, que son de traca y que no respetan nada, porque resulta que, si les hacemos caso, en la Historia de la Música Clásica prácticamente no sabe orquestar ni componer casi nadie.

Yo les traigo hoy la Romanza de la Sinfonía n. 4 en re menor, op. 120 (1851) de Schumann para que se deleiten con la belleza de una de las páginas musicales que más me cautivaron en mi época protomelómana y que sigo, todavía hoy, encontrando deliciosa, especialmente en el momento en que se escucha el provenzal y melancólico solo del violín principal.

Unas notas que fluyen como las aguas del Rhein a las que se arrojó el desquiciado Schumann una fría mañana de febrero de 1854...

Ánimo, que son solamente 4 minutitos.

martes, 14 de diciembre de 2010

No todo en los 80 fue un horror: El manantial de las colinas (1986).

A comienzos del año pasado nos dejaba el director francés Claude Berri (1934 - 2009) al que vamos a recordar hoy en nuestro blog por una (en realidad dos) de sus más famosas películas: El manantial de las colinas (I y II parte).

Aunque fue un éxito comercial en su día, hoy casi todos recordamos El manantial de las colinas (Jean de Florette, 1986) gracias a su inolvidable banda sonora compuesta por el músico francés Jean-Claude Petit (con ayuda de Verdi y su obertura para La Forza del Destino).

Estamos acostumbrados a historias del tipo del "buen salvaje" que entran en contacto con la pérfida civilización. Tienen hasta un subgénero: el del bonachón pueblerino que llega a la ciudad donde los malvados y listillos urbanitas le toman el pelo y abusan de su buena fe aunque al final sea el brutote el que acabe dando una lección ética a todos. Por eso siempre me pareció interesante la propuesta de esta película (basada en el díptico del escritor francés Marc Pagnol El agua de las colinas de 1966) que es una especie de reverso tenebroso de este planteamiento.

Lo que se nos cuenta en la primera parte es la historia de un bonachón habitante de la gran ciudad, -harto de los ruidos y prisas de la jungla de asfalto-, que decide retirarse a un idílico y tranquilo pueblecito de agricultores donde sus conocimientos acerca de las matemáticas y las cuentas no podrán luchar contra la sabiduría popular y la experiencia del hombre del campo. Ese hombre de campo que no necesita estaciones meteorológicas para saber si va a llover o no, pero que puede ser tan hijodemalamadre como el más cruel de los banqueros, como ya nos contó nuestro Blasco Ibáñez en su Barraca de naturalismo perverso.

El jorobado Jean de Florette (Gerard Depardieu) recibe de su madre una inesperada herencia que le concede la propiedad de unos terrenos en la campiña francesa. Jean decide dejar su trabajo en la ciudad y se retira a su nueva propiedad dispuesto a iniciar una nueva vida con su mujer y su hijita. Confiado, comienza a trabajar duramente para conseguir hacer productivas unas tierras escasas de agua y con problemas de riego que, sin embargo y como de todos es sabido, contiene un caudaloso manantial de agua. Difícilmente podrá encontrar el idealista y bucólico Jean el manantial salvador pues ha sido cegado y ocultado previamente a su llegada por "Le Papet" Soubeyran (Yves Montand) y Ugolin (Daniel Auteuil), dos lugareños que confían en que el nuevo e inexperto propietario se canse de esperar las esquivas lluvias y termine revendiéndoles el terreno a precio de saldo. Pero estos dos gañanes desconocen que la tenacidad de Jean roza lo infinito. Y, lo que es peor, Jean no sabe lo hipócrita y mala gente que sus vecinos pueden llegar a ser.

Continúa el drama de El manantial de las colinas con una segunda parte titulada en español La venganza de Manon (1986), cuyo título hispano ya spoilea un poco la trama de la primera película, por eso no añado nada más sobre esta segunda entrega. Aunque aclaro que hay que ver las dos para completar la historia.

En esta segunda parte se consumará la venganza de uno de los protagonistas y se desvelarán algunos secretos pueblerinos que hemos ido intuyendo durante el visionado de las dos películas. Es en este tramo final donde la historia más folletinea al estilo "Luke, que resulta que yo soy tu padre", pero vaya, que mantiene el interés de la primera película.

Las interpretaciones de todos los protagonistas son sobresalientes. Daniel Auteuil, que en aquel entonces tenía cara de tonto, hace muy bien de tonto e Yves Montand está insuperable en uno de sus últimos trabajos para el cine. Especial mención merece la bella fotografía de Bruno Nuytten de los paisajes provenzales franceses que subraya perfectamente la muy correcta y clásica realización de Claude Berri quien dirige con solvencia un guión que no se recrea en localismos innecesarios.

Una película muy recomendable para los amantes del culebrón refinado que, además, se sigue con bastante interés. Y lo que es más importante: UNA PELÍCULA DE LOS 80 QUE NO ES HORTERA.

Hala, ya pueden volver a darle al play del vídeo inicial.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Las Aventuras de Gottfried Rinkley. Capítulo XIX.

Capítulo XIX. La estancia de Gottfried Rinkley en España. (1 de 2).

Tras asistir a la premiere mundial de la ópera de Konrad H. Loiretschlitz "La Bella Molinera de Argandilla" (1875), Gottfried Rinkley se decidió a probar fortuna en España. La ópera de Loiretschlitz no era sino una sucesión de folclóricos números llenos de arquetípicos personajes, -rayanos con la caricatura-, y de situaciones que distaban mucho de dar una imagen realista del país. Rinkley, sin embargo, quedó convencido de las bondades de sus gentes y la belleza de sus mujeres, dos atractivos alicientes que a sus ojos resultaron irresistibles.

Zaragoza fue el primer destino elegido por Rinkley quien, como buen calvo que era, sabía que en esa hermosa ciudad, bañada por el río de los íberos, se podían encontrar las mejores pelucas de Europa: las que confeccionaba la Real Fábrica de Boinas Julián Gómez Tello, fundada en 1622. Rinkley llegó a Zaragoza una tarde de fuerte viento. Acudió a refugiarse en un café muy conocido en la capital aragonesa (Les Grausses Longaneses en la Calle del Pozal, n.4) donde fue recibido con su primer garrotazo de advertencia tras aventurarse, -a causa del desconocimiento de los localismos maños e inconsciente del peligro del recio carácter de los lugareños-, a denominar mistral al viento al que todos llamaban cierzo.

El garrotazo le abrió una vieja herida en la ceja que databa de su época de paseador de perros. La herida sangró profusamente lo que conmovió al agresor que pidió una mesa al camarero y algunas vendas para tapar aquel desastre.

- Joven amigo, -comenzó a decir el desconocido-, disculpad si os he ofendido con mi garrotazo.
- No me habéis ofendido en absoluto. -respondió Rinkley-, pero debo confesar que sí que me he sentido aturdido por vuestra reacción. Físicamente aturdido...
-Ja, ja, ja, -rió el orondo personaje-. Permitidme que me presente. Mi nombre es Julián Gómez Tello y voy a tener mucho placer en compensaros, pero, amigo mío, no oséis llamar nunca más mistral, al menos durante vuestra estancia en nuestra ciudad, al viento que aquí sopla. Se llama cierzo. Mas estoy hablando demasiado, -prosiguió-, ¡camarero!, tráiganos un aperitivo, pero que no sea muy abundante, porque tengo que cenar con mi esposa dentro de una hora.

El ligero aperitivo consistió en una ración sencilla de cada una de las siguientes especialidades: longaniza de Graus, jamón de Teruel, espárragos de Tarazona, queso de Tronchón, ensalada de tomate de Utebo con cebolla de Fuentes, ajos de Arándiga y olivas negras del Bajo Aragón, borrajas con patatas, migas con huevos fritos, pimientos rojos asados, perdices escabechadas, judías blancas con chorizo y morcilla, conejo a la brasa, pollo a la chilindrón, caracoles con tomate y guindillas, ternaco asado con patatas, melocotón con vino, peras de Don Guindo y medio kilo de guirlache.

Cuando Rinkley terminó el guirlache sintió cómo sus facultades mentales iban mermando al mismo ritmo al que la sangre de su cerebro corría hacia su estómago en ayuda de tan desdichado órgano que trabajaba a todo trapo para intentar digerir aquel festín intentando no perecer en el intento. Rinkley, invadido por un profundo sopor, dio las gracias a su anfitrión y se levantó deseoso de conseguir albergue en alguna posada en la que pudiera dormir, al menos, 17 horas seguidas.

- ¡Nada de albergues copón!, -gritó el señor Gómez Tello mientras dejaba una propina equivalente a 12 veces el importe de la cuenta-, amigo mío, hoy dormiréis en mi casa, sois mi invitado. Apresurémonos, mi mujer tendrá ya lista la cena y no quiero hacerla esperar.
Aquella cena consistió en una ración doble de exactamente cada una de las especialidades que Rinkley acababa de degustar en Les Greusses Longanises, con la única diferencia de que el guirlache fue sustituído por una docena de frutas de Aragón.

Rinkley tardó unas 26 horas en digerir aquellos alimentos. Cuando despertó del profundo sueño en el que había estado sumido durante ese tiempo, gritó, sin alcanzar a comprender por qué: "¡¡¡VIVARAGÓNCAGONDIORO!!!".

Tras reponerse parcialmente de la sorpresa que le causó la emisión de semejante exabrupto, acertó a vislumbrar detrás de la neblina que todavía nublaba su mirada, una serie de 12 pelucas Gómez Tello perfectamente alineadas frente a su cama que cubrían todos los estilos de peinado que cualquier caballero podía imaginar. Pero una barrera en forma de desayuno se interponía entre Rinkely y el lote de implantes capilares.

El desayuno se componía de 6 torrijas, 1 trenza de Almudévar, 1 refollao de Ayerbe, 1 pastel ruso de Ascaso, 1 Coc de Fraga, 2 tabletas de chocolate del Monasterio de Piedra, 16 guindas al marrasquino, 1 torta de manteca de las Cinco Villas, almojábanas de Albarracín y dos litros de leche fresca.

Un escalofrío recorrió la espalda de Gottfried Rinkley cuando escuchó estas palabras que de boca de Gómez Tello le decían: "Buenos días amigo mío. Podéis decir que sois el hombre más afortunado del mundo: un calvo que entraba amistad con Gómez Tello, jajaja. Desayunad primero y luego hablaremos de mi modesto presente que espero que os agrade".
Rinkley era consciente de que con 12 pelucas Gómez Tello tendría muchas más posibilidades de triunfar en sus negocios. Sentía que era incapaz de comerse todo el desayuno que le habían preparado, pero temeroso de ofender a su anfitrión y perder el lote de pelucas, comenzó a devorar, aparentando hacerlo con afán, aquella sobredosis de azúcares y frutos secos que luego recordaría como "la más dura prueba a la que jamás he sido sometido".

Todos los antropólogos coinciden en afirmar que aquellas 3 comidas de Rinkley con Gómez Tello en tierras aragonesas son el primer ejemplo documentado de la época moderna del hábito de comerse todo lo que le sacan a uno para quedar bien. Un comportamiento que los psiquiatras denominan "comportamiento gottfriediano" en honor a Gottfried Rinkley.

viernes, 10 de diciembre de 2010

El Ejército de Salvación.

Yo no hice la mili, fui objetor de conciencia. Me daban más miedo las historias que me contaban mis colegas sobre reclutas haciendo de camareros en los bares de oficiales, o esas otras de reclutas que hacían mudanzas transportando muebles para sus mandos, que la idea de que me pegaran un tiro haciendo maniobras. En fin, que era una época en la que hasta los militares pensaban que la mili era una pérdida de tiempo y de dinero. Yo me fui por el camino fácil y me colocaron en la UGT de recadero. Una labor social importantísima. Me dieron 40.000 pesetas en un vale de El Corte Inglés. Compré unas botas Sendra carísimas y un regalo para mi madre. Ya estaba preparado para enfrentarme a la prestación social sustitutoria. Ésa es toda mi experiencia castrense.

Tengo varios amigos militares (algunos más vocacionales que otros) y no son ni más listos ni más tontos que yo. Tampoco son unos carcas retrógrados que se excitan cuando ven la bandera del aguilucho. Se nota que son militares por el corte de pelo y porque cada X meses se compran una moto o algún otro capricho cuando les sueltan la talegada afgana por su estancia en ese peligroso destino. Mi amigo Fifo, casado también con una militar de carrera, me dijo la última vez que nos vimos "me he comprado una moto, ¡a tomar pol saco!, quién sabe si dentro de dos semanas piso una mina y ¡patapum!...".

Moraleja: a mí el estamento militar no me cae mal por principio y creo que es el colectivo que más majaderías y críticas pueriles tiene que aguantar. Cobran una puta mierda y se juegan el pellejo. Esto es así. Un mundo sin ejércitos es como un país sin policías, como la aparición de Omar Sharif en el desierto: todo muy bonito, pero muy lejano. Un ejército cuyo espíritu sea defender a su pueblo no tiene, en teoría, nada de malo. O tiene tantas cosas malas como los abogados malos, los empresarios malos, los banqueros malos, etc, etc, etc. Pero no voy a entrar en ese debate ahora.

Ejército molón.

De vez en cuando el mundo se pone a hacer el pino y todos nos queramos turulatos. Los que vemos mucho cine clásico tenemos un cerebro convencional y nuestras fantasías son tan convencionales como nuestras neuronas. Así que en nuestra imaginería vemos siempre a obreros hambrientos luchar contra el patrono para que sus hijos no se mueran de hambre. El patrono llama al ejército para que reprima al populacho y riegue las avenidas con sangre proletaria con el fin de que los ricos sean más ricos y los pobres sean más pobres.

Pero el colectivo de controladores aéreos ha conseguido un hito histórico solamente comparable a ése de que Tiger Woods (que es negro) sea el mejor jugador de golf del mundo o a ese otro de que Suiza (que no tiene mar) ganara la Copa América. La patochada de los controladores ha conseguido que nuestro ejército, a petición de un gobierno de izquierdas y con el apoyo cuasi unánime del pueblo y los medios, fuera a reprimir la pataleta chulesca de una privilegiada casta de altos vuelos. Los controladores aéreos colgaron sus chaquetas de Armani y se pusieron las de Zara, -ésas de pana y coderas de cuero-, para decirnos que ellos también tienen derecho a protestar y a luchar por mejorar sus condiciones laborales (o por que no empeoren). Pero la chaqueta de pana no basta para ser un proletario y la huelga fue al estilo señorito de casino de pueblo, o sea, no fue una huelga, fue la típica cacicada del que tiene pasta y poder y se piensa que con eso basta para tener también la razón. Y esto era así, hasta hace muy poco. Sucedía que el cacique llamaba al capitán de la guardia civil para hostiar a algún jornalero revoltoso.

La progresía ha puesto el grito en el cielo por la intervención militar, pero ha sido un gritito como de rata atrapada en una trampa de queso, porque a ver quién es el guapo que se pone a defender al colectivo más antipático del país. Pero es que la progresía no es el pueblo, es el todo para el pueblo pero sin el pueblo. Muchos reaccionarios y nostálgicos copularon la noche que se enteraron que el Ejército había "tomado" los aeropuertos. Y eso que llevaban meses sin yacer con la parienta, pero es que en España comenzaba a amanecer y había que celebrarlo.
Las tontadas de siempre, vamos.

En fin, dear controllers, no seré yo quien os niegue vuestro derecho a luchar por lo que consideréis justo, pero para la próxima rabieta que se note que algo hemos aprendido. Yo siempre os estaré agradecido por haberme enseñado lo que es el Estado de Alarma, lo que es la sedición y lo que tiene que ser un ejército como dios manda: el ejército del pueblo, el Ejército de Salvación, un Nuevo Modelo de Ejército.

Frases de Cine. Franklyn (2008).

"Si un Dios está dispuesto a impedir el mal, pero no puede hacerlo, entonces no es omnipotente. Si es capaz, pero no quiere hacerlo, entonces debe ser malévolo. Si no puede ni quiere hacerlo, ¿por qué llamarlo Dios?. ¿Por qué le pasan cosas malas a gente buena?."

Este pasado verano, gracias a la recomendación de dvd (a sus reseña os remito), vimos Franklyn, una interesante aunque lamentablemente fallida película que se estrena hoy (dos años después de su producción) en nuestro país.

Pronostico que en taquilla se va a dar un mamporro de cuidado porque seguro que la publicitan como lo que no es, pero bueno. Yo la recomiendo con timidez aunque solamente sea por disfrutar de su excelente puesta en escena y diseño de producción. Ese look a lo steampunk es maravilloso y, como decía el amigo dvd, las intenciones del director fueron nobles.

Como el asunto va, en parte, de las perniciosas religiones, en la película se sueltan perlas como la que encabeza esta entrada. Unas cuestiones que para teólogos y beatos no son nada más que filosofía barata y naíf pero que a mí me tocan la fibra porque soy algo pueril.

Ya lo dijo el rabí: "dejad que los niños se acerquen a mí...".

jueves, 9 de diciembre de 2010

Tamara de Lempicka. Art decó forever. Recordando y añorando la opulencia de La Belle Epoque en estos aburridos tiempos de crisis.

Es especialmente en tiempos de crisis como los que ahora estamos viviendo cuando a los gusanos nos ponen mucho el modernismo y su hijo bastardo, el art decó. Esto es así y hay que reconocerlo públicamente.

Los artistas de aquellos locos y maravillosos años 20 miraban al presente con ojos de futuro, (máquinas, nuevos materiales, el hombre dominando a las fuerzas de la naturaleza, etc) y se inspiraban en el pasado (sobre todo en el Antiguo Egipto y su majestuosidad) sin dotar a sus obras de un contenido filosófico o reivindicativo porque lo que ellos querían, entre otras cosas, era convertir lo cotidiano en hermoso, o sea, eran unos decoradores del día a día sin ambiciones veristas que consideraban que, tras la Revolución Industrial y la WWI (1914-1918), la sociedad (occidental, claro) se había librado ya de los grandes azotes de su triste historia: el hambre, las enfermedades, la esclavitud, la pobreza, la guerra y demás miserias, y que era hora ya de adornarlo todo. Qué optimistas más majos.

Pero la clase obrera llegaba justa a fin de mes, -como siempre y como ahora-, y no estaba para teléfonos de motivos geométricos, con lo que este arte se quedó en cosa de burgueses, estrato social muy equilibrado artísticamente hablando, aunque aburido como ya hemos dicho demasiadas veces.
Podemos ver un ejemplo de todo esto en la forma en la que estos artistas coronaban un rascacielos. Los remataban así:

Un movimiento muy urbanita y funcional, de variopintas influencias y con banda sonora de música de jazz. Una hermosura. El nombre de art-decó se lo pusieron 40 años más tarde unos críticos retrospectivos.

Aunque es en Arquitectura y en Diseño donde los artdecoístas más nos asombran y maravillan, también en pintura dieron guerra. Y ¿quién fue la súper heroína de la pintura art-decó?: Tamara de Lempicka (1898-1980).

Nacida en Varsovia como Maria Górska, Tamara de Lempicka es el Art decó hecho carne. Todas las virtudes y defectos de este efímero y hermoso movimiento bullían en la cabecita y personalidad de esta pintora y artista. Tamara retrataba a las damas de la alta burguesía que seguían queriendo colgar cuadros en sus vastísimas paredes cuando la fotografía era ya una realidad, porque ponte tú a rellenar metros y metros de pared con fotitos chiquititas.

Tras el halo de frivolité que parece emanar del famoso autorretrato de Tamara conduciendo su Bugatti verde (1929, concebido como portada para una revista de moda alemana) yo veo a una mujer de hace 80 años conduciendo su propio auto y mirándome como queriendo decir: "Machotes, se acabó lo que se daba. Este es nuestro siglo: el siglo XX, el siglo de las mujeres". Y vaya si se cumplió lo que pensaba la Lempicka mientras conducía su pijo Bugatti. Porque la gran revolución del siglo XX la protagonizaron las mujeres (afortunadamente para todos).

En fin. Para saber más sobre la vida de esta mujer, podéis hacer lo que hago yo: recurrir a la wikipedia, la enciclopedia ésa de Arte que tienen vuestros padres muerta de risa en la biblioteca y etc, etc, porque yo he venido hoy a hablar de mi libro y a deciros simplemente que, aunque suene a topicazo y a culturilla del Trivial, me encantan los cuadros de Tamara de Lempicka, artista de una época en la que me hubiera encantado vivir.

El crack bursátil de 1929 asestó el primer golpe cuasimortal a esta maravillosa época vital y artística para Occidente y, más tarde, la WWII le dio la puntilla, -los nazis solamente decoraban sus uniformes-, pues no estaba la cosa como para adornar escaleras. Una pena. Los 80 y 90 fueron una especia de revival, aunque en hortera. Pero eso es otra historia...

martes, 7 de diciembre de 2010

Conoce a tus bloggers, que también son personas. Hoy: Redrum.

Protodirector de cine, blogger, editor de una revista sobre el 7º Arte, actor secundario, literato, luce un hermoso pelo rizado y perilla de perillán.., ¿de quién estamos hablando?, está claro: de redrum, el perpretador de La Calle Morgue, un blog que lleva unos 200 años usando la misma plantilla blogger.

Redrum y Mr. Lombreeze decidiendo qué ingredientes lleva una 4 Estaciones clásica.

Conocí a redrum gracias a un amigo común: El Caballero Oscuro. A redrum esa peli le gustó un poco y a mí nada de nada, así que más que encontrarnos gracias a nuestra cinefilia nos unió nuestra cinefobia. Redrum es uno de los primeros seguidores gusanos de los que tienen constancia nuestros registros cibernéticos. Dos años después, nos sigue sorprendiendo el que un hombre culto y letrado como él continúe visitando un blog chapucero como el nuestro. Pero en fin, como dice mi madre, algo tendrá el agua cuando la bendicen. Redrum es un amante de la argumentación y de la teoría de la técnica cinematográfica, así que supongo que se pasea por los lodazales gusanos para descansar de las palizas dialécticas a la que deben someterle sus amigos Monica e Iván. O para ver titis, que también podría ser.

Redrum es como los vampiros: se mira al espejo y no ve nada. Pese a su evidente analfabetismo cinematográfico, es capaz de crear maravillas como ésta, lo que demuestra que tiene un don, como la hija Yuri y Lara.

El caso es que hubo un tiempo en el que en lugar de tener una media de 6 comentarios por entrada, los Gusanos teníamos una media de 2 (¡hemos triplicado el volumen de comentarios!) y uno de ellos casi siempre era el de redrum, por lo que siempre le estaremos agradecidos.

Vamos a ver qué ha respondido al apasionante cuestionario gusano:

1.- ¿Cuál es la película que has visto más veces?
El Paciente Inglés,
ya que la mayoría confiesa no haberla visto, o haberse quedados dormidos, por lo que me toca motivarles y verla con ellos para que se mantenga despiertos.

2.- ¿Cuál es la película con la que más miedo has pasado?
Pues podría decir IT, o el Thriller de Jacko, pero como son bastante comunes digo En los límites de la realidad, de 1983.

3.- ¿Cuál es la película que más te ha excitado? (sí, estamos hablando de sexo).
En mi ingenua adolescencia, la Lolita de Lyne. Ya un poco más mayor Eyes Wide Shut, por motivos obvios.

4.- ¿Qué es lo que más te molesta de una película?
El mal uso del suspense, es decir, los tropezones de adolescente que huyen de quien, merecidamente, quiere matarlos, los coches que no arrancan, las puertas que no abren, etc. Están tan vistos que no generan tensión, sino tedio.

5.- ¿Cuál es la película que más te ha hecho reír?
Obviamente alguna comedia vista con los colegas, como Virgen a los 40, Borat o Resacón en Las Vegas. En soledad, probablemente Desmontando a Harry.

6.- ¿Cuál es la película con la que más has llorado?
El Paciente Inglés
estaría repe, por lo que Olvídate de mí es un film en que dos veces he llorado a moco tendido en el cine, y cada vez que la veo se me pone el cuerpo lacrimoso. Wall·E consiguió lo mismo de mi en una sala, pero resultó más embarazoso al ser un pase de prensa y tener a Chacal en la sala y a Alex Gorina delante mío.

7.- ¿Cuál es el mejor paisaje(s) que has visto en una película?
The Fall
, no doubt. Saber que lo que ves existe tal cual me resulta tan acojonante como increible. Los de El último emperador son de los que tampoco me gustaría perderme.


8.- ¿A qué actor/actriz te gustaría parecerte físicamente?
A mi edad me conformo con Matthew Fox, o cualquier que le siente bien la barba de tres días.

9.- ¿A qué actor/actriz crees o te han dicho que te pareces físicamente
Me han dicho algunos que a José Coronado. No se llevan mucho los rizos entre los actores.

10.- ¿Qué película de las consideradas como "obra maestra" no soportas?
¡El espejo!. The Host es otra con la que no acabo de sintonizar, igual que con Spider, de Cronenberg.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Las Aventuras de Gottfried Rinkley, el inventor del siglo XX. Capítulo XVIII.

Capítulo XVIII. La muerte de Piero Piccolino.

Extracto del diario del prestigioso médico forense napolitano Hans Ütter - Vogglerinni encargado de examinar el cadáver de Piero Piccolino tras el levantamiento que del mismo ordenó el juez instructor Maximilliam Rotthausvonhefen en el palacio de Buonaesperanza. Entrada fechada el 27 de Noviembre de 1872 (Museo Epistemológico Provincial de Laredo).

"... pero no perdemos la esperanza de encontrar su occipital entre los restos de la comida de los sabuesos del conde de Timbrisi, nuestro amable anfitrión. El Conde ha colaborado con las fuerzas policiales de manera ejemplar regalando a cada miembro de la brigada de Justicia encargada de este misterioso caso un ejemplar autografiado de su último libro "El maridaje del vino provenzal y la carne de caza. Guía de supervivencia en tiempos difíciles". Concluí que la causa del fallecimiento de maese Piccolino, natural de Luccaditena (Italia), fue un politraumatismo encefálico provocado por un golpe autoinfligido con un objeto macizo y contundente de naturaleza indeterminada, de color verde inglés (o azul prusia), y de un peso estimado entre las 25 y las 100 arrobas. Los daños eran irreversibles y, casi con toda certeza, hubieran impedido a maese Piccolino, aún en el caso de haber sobrevivido a este envite, el practicar el noble arte de la ejecución de la flauta travesera. Me atrevo a aventurar esta hipótesis, -aún a riesgo de ser considerado un loco por la comunidad científica-, tras comprobar que los globos oculares del finado distaban de los restos de la masa encefálica, desparramada por el suelo del salón de té del ala izquierda del palacio de invierno del conde de Timbrisi, 6 y 8 metros respectivamente.

El ojo izquierdo se alojó, tras el impacto, sobre un jarrón de porcelana china de la dinastía Ming y el ojo derecho sobre las manecillas de un reloj carrillón Luis XV pintado a mano, (una máquina que haría las delicias de mi esposa). La nariz integrose en el cogote y el labio superior parecía susurrarle a la oreja derecha los versos de Petrarca que tanto amo: "Porque una hermosa en mí quiso vengarse y enmendar mil ofensas en un día, escondido el Amor su arco traíacomo el que espera el tiempo de ensañarse". El labio inferior quedará, al menos durante un tiempo, en el interior de la jaula de "Isaías", el tucán mexicano propiedad del señor Conde. La casualidad y una trayectoria de vuelo caprichosa han hecho que el apéndice carnoso acabe allí, dentro del territorio de tan temible ave, cuyo fuerte sentido de la territorialidad es bien conocido de odos, por lo que nadie se ha atrevido a rescatar lo que este bello y exótico animal considera un trofeo de caza.

"Isaías" es, además, un regalo del cónsul mexicano y goza de inmunidad diplomática. Nunca hubiéramos podido imputarle el cargo de homidicio, aunque yo albergo mis dudas sobre su autoría, (que ya he reflejado en la página 17 del informe forense oficial dentro del capítulo "Discrepancias con las conjeturas del inspector Marlasca"). Si bien la mirada del tucán es fiera y amenazante, su canto es bello y armonioso y me consta que no eran infrecuentes los dúos musicales con Piero Piccolino (las malas lenguas hablan de una relación entre ambos que iba más allá del terreno musical). Lo cierto es que el trauma de la muerte ha dejado en un estado de shock, que espero sea temporal, a este ranfástido que no paraba de repetir de manera insitente una palabra que no conseguimos entender en un principio y que nuestro politornitólogo identificó como perteneciente a un antiguo dialecto tupí - guaraní de la región de Aguascalientes. Isaías repetía, una y otra vez, como si de un mantra se tratara, "rincli, rincli, rincli, rincli, rincli..." que significa en nuestra noble lengua: "mi amor, mi amor, mi amor...". Su desolación me conmueve. Parece no aceptar el suicidio de Piero Piccolino.

Entre las pertenencias del fallecido he hallado un interesante documento manuscrito cuyo título reza "10 razones para establecerse y prosperar económicamente en Hoetlinden, capital del norte de Flandes". Encuentro muy convincentes sus argumentos y es muy probable que yo mismo, junto con mi esposa, acabemos emigrando allí en busca de una nueva vida...".

viernes, 3 de diciembre de 2010

El arte de la orquestación. Mussorgski y Ravel.

Dice la RAE que orquestar es "instrumentar una composición musical para orquesta". Etimológicamente el término griego "orquesta" significa "lugar para danzar", aunque hoy la cosa se ha quedado en un grupo de músicos tocando juntos en el mismo lugar (y a ser posible a la vez). Un lugar en el que habitualmente ya no danza nadie (incluso está mal visto subir a danzar al lugar en medio de una interpretación de la Sinfónica de Chicago). Pero, ¿cuántos músicos e instrumentos hacen falta para crear una orquesta?. Depende del tipo de orquesta, pero la que más nos gusta a todos los gusanos es la Orquesta Sinfónica o Filarmónica, (ya que en la actualidad ambos terminos son equivalentes). O sea, esos pedazo de orquestas que incluyen a todas las familias de instrumentos musicales y que, por tanto, van a crear colores y sensaciones en mayor número e intensidad que cualquier otra orquesta más chiquitita aunque igualmente digna.

Fue a comienzos del s. XVIII cuando los entendidos en estas materias se pusieron más o menos de acuerdo y convinieron en que una formación orquestal debía de tener, para merecer tal nombre, al menos las siguientes secciones: Cuerdas (violines, violas, violonchelos y contrabajos), Maderas (oboes, fagotes...), Metales (trompetas, trompas..) y Percusión (timbales, cajas...).

Cada período y estilo musical fue, a lo largo de los años, variando la composición de las orquestas (orquesta clásica, orquesta romántica, orquesta moderna ...), añadiendo o quitando número y tipos de instrumentos por familia.

Un ejemplo: La orquesta de Mozart (1756-1791) incluía en su sección de Metales: dos trompetas, una trompa y un trombón. La de Wagner (1813-1883) ya tenía tres trompetas, cuatro trompas, tres trombones y una tuba. Dicho de otra manera, si Beethoven (1770-1827) componía para orquestas de 80 profesores, Richard Strauss (1864-1949) necesitó en ocasiones más de 150. Pero vaya, que lo normal es que sean unos 100 los músicos que forman una Orquesta Sinfónica.

Obviamente cuanto mayor sea el conocimiento del compositor de las cualidades y posibilidades sonoras de un mayor número de instrumentos musicales, mayor será la probabilidad de que el músico cree, para nuestro deleite, una obra repleta de colores musicales para que pueda sonar a todo volumen, que es lo que, sobre todo, nos gusta a nosotros.
No muchos de los grandes compositores se han dedicado a contar sus secretos de orquestación. Los más famosos tratados de este arte son los de Berlioz y Rimsky-Korsakov, dos grandes maestros insuperables en el manejo de la orquesta y sus colores.

Vamos a escuchar un ejemplo ilustrativo a la par que curioso de lo que es orquestar una obra musical.

El compositor ruso Modest Mussorgski (1839-1881 una de las cimas del nacionalismo ruso) compuso en 1874 una suite compuesta por 15 piezas titulada Cuadros de una exposición. Una sensacional obra ejemplo de música programática donde, tal y como describe su título, Mussorgski quiso plasmar musicalmente las impresiones que los cuadros de una exposición de Viktor Hartmann le habían causado. Una preciosidad que el ruso dejó escrita para versión piano. Ésta es la parte de la obra titulada El Viejo Castillo en su hermosísima y melancólica versión original para piano:

Casi 50 años después, el gran compositor francés Maurice Ravel (1875-1937) decidió orquestar la obra de Mussorgski utilizando los colores de la música impresionista francesa. El resultado, esta maravilla en la que me gustaría hacer notar la inclusión de un recién llegado a las Orquestas Sinfónicas de aquellos días: el saxofón, un instrumento inventado hacia 1844.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Momentos Mágicos del Cine. Woody Allen. Un paseo por el youtube.

Damas y Caballeros, con todos ustedes... Annie Hall (1977), la obra maestra de Woody Allen.

Dicen los críticos que los primeros trabajos de Woody Allen son los más flojos. Bueno, si ellos lo dicen... Ahora bien, el descojone está asegurado porque son las parodias más divertidas de la filmografía de los años 70. Unos ejemplos:

*Toma el Dinero y Corre (1969). Nunca olvidéis el recurso "mi tía" para salir de un apuro durante una entrevista de trabajo.

*Bananas (1971). Si un día me convierto en dictador, no dudéis por un segundo que lo primero que haré será aplicar estas normas:

*Sueños de un seductor (Dir: Herbert Ross, 1972. Guión: Woody Allen). Dios mío, qué divertida es esta película. Qué difícil es ligar a según qué edades.

*Todo lo que Usted Siempre Quiso Saber Sobre el Sexo (1792). Totalmente de acuerdo con el Doctor Bernardo.

*El Dormilón (1973). No puedo describir con palabras cuánto me pude reír la primera vez que vi esta escena. Y la segunda, y la tercera...

*La Última Noche de Boris Grushenko (1975). O cómo parodiar la literatura clásica rusa.

Gracias por todas estas películas, maestro.

lunes, 29 de noviembre de 2010

¿La Bestia debe morir?. Ilse Koch, la zorra de Buchenwald.

Karl Otto Koch fue un nazi tan hijodeputa que acabó siendo detenido por la propia Gestapo y fusilado por orden de las SS en abril de 1945 cuando la WWII estaba prácticamente terminada. El motivo de la ejecución fue que Koch había ordenado años antes asesinar a su médico y al ayudante de éste para que se llevaran con ellos el secreto de la enfermedad que padecía el Comandante Koch: la sífilis.
Dirigió durante unos años el campo de concentración de Buchenwald, situado a pocos kilómetros de Weimar, la ciudad de Goethe, Schiller, Nietzsche y la Bauhaus. En Buchenwald fueron asesinados unos 50.000 prisioneros, entre los que afortunadamente no se encontraba nuestro Jorge Semprún, combatiente partisano antinazi.

Si Karl Otto, (ex empleado de banca), fue capaz de cargarse a su propio médico por el affaire sifilítico, os podéis imaginar las atrocidades que pudo llegar a cometer este energúmeno en Buchenwald. Pero en todas las peleas siempre hay uno más bruto y además Dios los cría y ellos se juntan. En 1930 Herr Koch se casó con Ilsa Köhler, conocida desde entonces como Ilsa Koch y años más tarde como "la zorra de Buchenwald", campo donde ocupó el puesto de SS-Aufseherin o supervisora del campo.

El matrimonio Koch, con la colaboración científica del Mayor SS Doctor Erik Wagner, comenzó a interesarse por el apasionante mundo de los tatuajes y a seleccionar entre los prisioneros los mejores trabajos epidérmicos con los que se fabricaron pantallas para lamparas, carteras de mano y bolsos. También decoraron sus estancias con cabezas reducidas al estilo jíbaro y otras artesanías manufacturadas con huesos humanos.

Testigo de excepción de estas atrocidades fue el maestro Billy Wilder, encargado de filmar las atrocidades que el ejército norteamericano encontró en Buchenwald tras su liberación en 1945.

Dos años más tarde, la zorra Koch fue detenida y juzgada por el ejército USA. Un detalladísimo informe sobre el Juicio a Ilsa Koch en Dachau (1947) puede leerse, -en inglés-, aquí. Sorprendentemente en 1951 el general Lucius Clay ordenó su liberación por falta de pruebas, pero, gracias a Dios, fue de nuevo detenida y juzgada esta vez por las autoridades alemanas que la condenaron a cadena perpetua.

Se ahorcó en su celda en 1967.

Su horripilante y maldita existencia inspiró el cutre personaje de naziexplotation de la película Ilsa, la loba de las SS, una de las más grandes mierdas que he tenido la desgracia de ver parcialmente.

Ojalá exista el Infierno y la zorra de Buchenwald se esté pudriendo en él. Ilsa, si puedes escucharnos allá donde estés, esto que viene a continuación es para ti.
Firmado: la Kosha Nostra.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Las Aventuras de Gottfried Rinkley, el inventor del siglo XX. Capítulo XVII.

Capítulo XVIII. Gottfried Rinkley en el palacio de Bellopiacere (Timbrisi, Italia 1872). Las 10 de Rinkley.

El 14 de Noviembre de 1872 Gottfried Rinkley llegó a la residencia de verano del Conde de Timbrisi, el palacio de Bellopiaccere, montado sobre la primera bicicleta de la que se tiene constancia histórica. Fue un viaje duro pues el sillín de bicicleta no se inventaría hasta muchos años después (1886, John H. Pulligan).

Casi exhausto y sin ningún plan premeditado, Gottfried hizo sonar la campana de la puerta principal del Bellopiacere Pallatinato. Mientras esperaba ser atendido, pudo contemplar tras la verja principal los amplios jardines que rodebanan la residencia del conde. Dándose cuenta de que su aspecto era el de un indeseable, intentó disimular, al menos, su calvicie cubriendo su cabeza con hojarasca que recogió del exterior de palacio. Impaciente, volvió a hacer sonar la campanilla sin recibir ninguna contestación. Rodeó el perímetro de la finca sin encontrar ninguna señal de habitante alguno. De vuelta en la entrada principal se encontró con un deshollinador que abandonaba en ese momento el palacio. Gottfried le abordó:

- Perdonad caballero, me preguntaba si podriais ayudarme. Acabo de ver cómo saliais de palacio.
1 - ¿En qué puedo ayudaros?, -respondió el deshollinador.
- He hecho sonar la campanilla en un par de ocasiones pero nadie atiende mi llamada y me preguntaba...
2 - ¿Por qué lleváis hojas en la cabeza?, -le interrumpió el desconocido.
- Bueno, soy calvo. He pensado que debía acicalarme un poco antes de ser recibido en el palacio del conde.
3 - ¿Por qué vestís harapos?, -volvió a preguntarle mientras se apoyaba sobre uno de sus cepillos deshollinadores.
- Es una larga historia.
Se hizo un silencio que se prolongó durante un par de minutos. Gottfried prosiguió:

- ...una larga historia que no os voy a contar. Por favor, ¿seríais tan amable de entrar en palacio y avisar al servicio para que pueda ser recibido?. Temo que si entro a la brava pueda ser confundido con un delincuente.
4 - ¿Sabéis leer mi querido amigo?
- ¿Yo?, sí, sé leer, claro.., sí.
5 - ¿Me podéis decir qué pone en el letrero que está colgado a la derecha de la puerta princial?.
- Bueno, sí, cómo no, -y Gottfried pensó que ese pobre deshollinador era un iletrado-. Pone "Begliopiacchiere Pallatinato. Residenzia de verano del Conde de Timbrisi".
6 - ¿Y en qué mes estamos?
- En noviemb...

Gottfried se interrumpió y se dio cuenta de que el viaje en bicicleta desde Hotelinden hasta Timbrisi le había llevado más tiempo del que él creía. También se percató de que ese extraño personaje con el que estaba hablando le había hecho, hasta ese momento, seis preguntas seguidas.

7 - ¿Vos creeis que tiene algún sentido pernoctar en la residencia de verano en pleno mes de noviembre?.
- No, supongo que no - respondió contrariado el desafortunado Rinkley.
8 - ¿Habéis servido en la Armada de Su Majestad?, -volvió a preguntar con tono curioso mientras miraba fijamente el tatuaje que Gottfried llevaba en su brazo izquierdo.
- Sí, yo.., sí. Di la vuelta al mundo. -y miró hacia el horizonte-. Hice una pequeña fortuna, pero la perdí en Hoetlinden.
9 - ¿La infecta e insalubre capital del norte de Flandes?
- La misma. Gracias por vuestra ayuda caballero. Si me disculpáis creo que necesito sentarme un rato a descansar y pensar en todo lo que me ha pasado estos últimos meses.

Gottfried se encontraba agotado, las fuerzas le estaban fallando. Las razones eran, casi a partes iguales, el largo viaje en bicicleta y el fatigoso e incesante cuestionario al que estaba siendo sometido por ese extraño deshollinador tocado de somprero de copa y que portaba una escalera y un largo cepillo. Quiso preguntarle dónde residía el conde en invierno pero le aterró la idea de que la conversación nunca finalizara. Desorientado, cerró los ojos e intentó concentrarse. ¿Por qué estaba allí?, ¿cómo había llegado hasta ese lugar?, ¿por qué no podía pensar con claridad?.
10 - ¿Os puedo ser de utilidad en algo más?, - dijo el deshollinador lanzando su décima pregunta.

Gottfried se desmayó.

Cuando despertó sobre un charco de vómitos que identificó como propios, Gottfried tardó unos instantes en recuperar la visión con claridad. Al incorporarse se percató de que sobre la acera habían escrito, con lo que parecía ser hollín, el siguiente mensaje: "La residencia de invierno del Conde está situada solamente dos calles más abajo, es el Palacio de Buonaesperanza. Buena suerte amigo mío".

Ese 14 de Noviembre de 1872 tuvo lugar el primer interrogatorio en tercer grado de la Historia
, también conocido como las 10 de Rinkley, y creó un patrón que todas las fuerzas de seguridad siguen empleando en la actualidad para confundir a los acusados por la Justicia y conseguir que confiesen sus indecentes crímenes.

La identidad del deshollinador nunca se ha conocido. En 1945 una anciana llamada Rebecca Vottneinghar declaró a las fuerzas libertadoras norteamericanas que el deshollinador era su abuelo, Paul Vottneinghar y adjuntó esta foto como prueba.

Estas asombrosas declaraciones hicieron que fuera trasladada al cuartel general aliado con sede en Bremen donde fue sometida a un interrogatorio de tercer grado. Acabó confesando que era amante de Goebbels y fue colgada por los tobillos durante 48 horas.

Nunca pudo demostrarse si lo que declaró era cierto.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Guerreros de Antaño (Lee Tamahori, 1994). Haciendo frente al maltratador.

"Our people once were warriors. But unlike you, Jake, they
were people with mana, pride; people with spirit. If my spirit
can survive living with you for eighteen years, then I can survive
anything."
Los puñetazos más contundentes que yo he visto dar en el cine son los que suelta el cabronías de Jake "the Mus" Heke (interpretado por el actor Temuera Morrison aka para los frikies Jango Fett clonado hasta el infinito en Star Wars), en la película de Lee Tamahori de 1994 Guerreros de antaño.

Tras el éxito internacional de este film, que Mr. Tamahori realizó en su tierra natal (Nueva Zelanda), el director fue reclutado inmediatamente por los estudios hollywoodienses para los que desde entonces no ha creado sino productos lamentables y diversos engendros de los que no quiero acordarme. El último que me viene a la cabeza es la horripilante Next. Y eso que había dicho que no quería acordarme. Aunque eso no es lo peor que el bueno de Lee hizo en los USA, porque hace unos años fue arrestado vestido de mujer y acusado de prostitución y mendicidad. Parece ser que se ofreció para practicar una felación a un tipo que resultó ser un policia encubierto. Que ya hay que tener mala suerte, con lo grande que es América.

La historia de Guerreros de antaño es la historia de la familia Heke que, lamentablemente, parece ser reflejo de gran parte de la comunidad maorí de Nueva Zelanda. Una comunidad descendiente de orgullosos guerreros que convive, en la marginalidad y la pobreza, con la moderna sociedad blanca.

Desempleo, alcoholismo y otras lacras del estilo hacen mella en los habitantes de los suburbios de Auckland. Cuando Jake bebe, cosa que sucede a menudo, se convierte en un hijodeputapeligroso que maltrata a su esposa Beth quien, para más inri, es descendiente de la aristocracia de su tribu mientras que los antepasados de Jake eran esclavos. O sea, el reverso tenebroso de Felipe & Letizia.

Los tres hijos de la pareja huyen, cada uno a su manera, del agradable ambiente familiar que les ha tocado sufrir: El mayor entra a formar parte de una banda de pandilleros maoríes, (con una estética maravillosamente tatuada). El segundo hijo, tras varios flirteos con la delicuencia de bajo nivel, parece ir encontrando la redención en la práctica de antiguas artes marciales polinesias. Mientras que la pequeña Grace, con 13 añitos, se refugia en su amistad con un amiguito yonki que parece ser el único ser vivo que la escucha y tiene tiempo para ella.

Bonito panorama. Como os podéis imaginar, la cosa tiene que estallar por algún lado. Y tras el estallido las consecuencias serán terribles para todos.

Basada en el best-seller homónimo del escritor Alan Duff, -coautor también del guión-, Guerreros de antaño es una gran película y un tirón de orejas a las sociedades blancas occidentaloides que no supieron, no quisieron o no pudieron asimilar y respetar las costumbres de sus colonizados indígenas, marginados o automarginados (que de todo ha habido), y condenados a vivir en guettos cada vez más y más deprimidos.

Cinematográficamente hablando es también uno de esos ejemplos de "¿cómo puede ser que el mismo tipo responsable de esta maravilla haya hecho posteriormente tanta basura?". Y es que una película es cosa de muchos cerebros trabajando juntos porque lo del cine de auteur es una patraña tan gorda como las estructuras piramidales.

No se la pierdan y, recuerden: por muchas hostias que nos dé la vida (y los maltratadores) tod@s hemos sido en algún momento orgullos@s guerrer@s. Que se note.

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails