sábado, 31 de diciembre de 2011

¿Qué vas a hacer en Nochevieja?.


No sé ustedes pero esta Nochevieja yo voy a emborracharme y a bailar como Fred Astaire en Quince Días de Placer (Holiday Inn, Mark Sandrich 1942). Que ustedes lo pasen bien esta noche. Nos vemos el año que viene con más y mejores posts en cuanto me reponga de mis vacaciones navideñas.

martes, 27 de diciembre de 2011

Mis chalados favoritos. 50 Años de... Adiós a Céline. El Indignado n. 1 del siglo XX.

"La chusma acabará con todo". Céline parafraseando a F. Nietzsche.

Céline (1894-1961) se ha quedado este año sin homenaje en su patria, la Francia. La razón de que el país chovinista por excelencia no aproveche la efeméride del 50 aniversario del fallecimiento de Céline para restregarnos al resto del mundo que los gabachos la tienen más gorda que nadie con otro ejemplo de su brillante literatura, es que la figura de Céline, el creador de una de las más estupendísimas novelas del siglo XX, sigue levantando ampollas. Sus diatribas antisemitas, su racismo y su claroscuro pasado colaboracionista le siguen pasando factura diez lustros después de su fallecimiento. Ahí va esa perla:

"Personalmente encuentro a Hitler o a Mussolini, admirablemente magnánimos, infinitamente más a mi gusto, destacados pacifistas, en una palabra, dignos de 250 premios Nobel".

Todos los antisemitas del mundo están vetados en DG&L
y no ensucian nuestro blog si no es para que nos desquitemos poniéndolos a parir. Una de las poquísimas excepciones a esta regla es el escritor Céline, autor de la que es, para mí, una de las mejores novelas de todos los tiempos: Viaje al fin de la noche (1932), o el imprescindible, agresivo, descarnado, desilusionado y autobiográfico cabreo nihilista de un ex combatiente de la Primera Guerra Mundial.

"¿cuántas cartas de insultos recibo al día? Siete u ocho...¿y cartas de admiración inmensa?... casi otras tantas... ¿acaso he pedido algo? ¡de ningún modo! ¡nunca!... anarquista soy, he sido, sigo siendo, ¡y me traen sin cuidado las opiniones!"

Céline tenía motivos para preguntarse el por qué de tanto interés por su figura y tanta controversia por las opiniones que había escrito un tipo como él: un viejo cojo que ejercía de médico rural para gente sin recursos en un pueblucho a las afueras de París, ¿acaso no opinaban muchos otros igual que él?. Pero el interés por Céline no era, ni es, gratuito, caprichoso o morboso, sino vital. Los que admiramos las dos primeras novelas de Céline (Viaje al fin de la noche y Muerte a crédito) sentimos la natural pulsión a admirar a su autor y recibimos, sin embargo, un jarro de agua fría en forma de una biografía, la suya, que puede, a primera vista, resultar nauseabunda. Y en esa tesitura seguimos. Gajes del oficio de genio creador. A los bloggers de medio pelo, como yo, no nos pasan estas cosas.

Voy a usar un truco para poder digerir a Céline. Lili, su compañera durante los últimos quince años de vida, declaró que Céline era antisemita porque era pacifista, o sea, era de la opinión de que los judíos fomentaban las guerras para enriquecerse. Lili juró que cuando su marido se enteró de lo de los campos de exterminio nazis se sintió realmente conmovido. Este truco que me saco de la manga me permite abrir una pequeña brecha por la que hoy se cuela en nuestro blog uno de los más controvertidos escritores del siglo XX: el tipo que odiaba a una Humanidad que le dio unas cuantas razones para hacerlo en forma de trincheras de la Primera Guerra Mundial: Louis Ferdinand Auguste Destouches, alias "Céline".

¡Maldito seas Céline!, tú que perdiste la fe en la Humanidad y que abominaste por igual de ricos y pobres, de hombres y mujeres, de franceses y extranjeros europeos, americanos o africanos. Tu falta de fe te llevó a escribir algunas de las páginas más brillantes de la literatura universal y, a cambio, cargas sobre tus espaldas con esa maldición que te persigue todavía hoy, 50 años después de tu muerte.

Nosotros queremos recordar tu nombre, oscuro y deslenguado Céline, porque nosotros somos, al fin de al cabo, solamente hombres y "los hombres se aferran a sus cochinos recuerdos, a todas sus desgracias y no se les puede sacar de ahí".

sábado, 24 de diciembre de 2011

40 Años de... I´d like to teach the world to sing. We are the Better Angels of our Nature.

Al mundo entero quiero dar un mensaje de paz...

I´d like to teach the world to sing es una canción de 1971creada para servir como fondo musical a una campaña publicitaria en tv de la compañía Coca-Cola que sabiamente supo fusionar, en su celebérrimo spot "Hilltop", su tradicional márketing buenrrollista con el espíritu y el look del movimiento hippie imperante en aquellos setenteros años en los que la URSS se frotaba las manos ante lo que aparentaba ser el hundimiento de la testosterona capitalista y el acojone generalizado de los soldados yankis de pelo largo que lloraban como nenas porque tenían que combatir en la jungla en unas condiciones que eran un juego de niños comparadas con las de la generación anterior, la que había guerreado contra el imperialismo japonés en esas mismas junglas.

Pero hoy día, cuando la Unión Soviética perdura solamente en la fría memoria de los historiadores o en el idealizado recuerdo de trasnochados comunistas europeos o en la dolorosa realidad de Corea del Norte o Vietnam, hoy día, cuando el movimiento jipi se ha onege-izado adoptando mil y una apariencias diferentes, ¿qué nos queda de aquellos maravillosos años?, pues el Arte, que es lo que siempre perdura por encima de todo lo demás.

¿La publicidad es un arte?, ¿y los anuncios de tv?, para mí es indudable que sí, no importa que la letra original de esta canción no nos cantase I´d like to teach the world to sing in perfect harmony (me gustaría enseñar al mundo a cantar en perfecta armonía) sino algo mucho más mercantilista: I´d like to teach the world to buy Coca-Cola (me gustaría enseñar al mundo a comprar Coca-Cola). Y no importa porque el pueblo es soberano y hace lo que le sale de los mismísimos co**nes, también con las campañas publicitarias, así que la cancioncita de Coca-Cola perdura, como la belleza en nuestro recuerdo, muchos años después de la caída del muro de Berlín o el estreno de Hair (Milos Forman, 1979).


El gusano es el animal buenrrollista y optimista por excelencia. Qué le vamos a hacer. Y, en estas fechas tan entrañables (por qué no), queremos desear a todos nuestros lectores (que han demostrado ser buena gente el 85% de su tiempo) lo siguiente: aprovéchense de la artificiosa atmósfera de buenrrollismo navideño para disfrutar de los bellos momentos que estas festividades (con toda su intrínseca hipocresía y todo el tendencioso consumismo que ya sabemos que incluyen) pueden proporcionarles a poco que quieran ustedes esforzarse por que así sea. Los pobres estamos recuperando, día a día, cada vez más y más dinero del que nos robaron los ricos durante siglos. Los cristianos les quitaron las navidades a los paganos y los ateos se las quitamos a los cristianos. Hora es ya de que todos los seres bellos y bondadosos que habitamos el planeta hagamos que estos días sean nuestros días. Y no pasa nada por consumir un poco más de lo habitual, coño, que los dependientes de los grandes almacenes y los propietarios de pequeños comercios también tienen derecho a poder pagar la calefacción o la factura eléctrica (incluída la súper subida de tarifa que se avecina). El mundo va a mejor, lo dice Steven Pinker en un libro de hermoso título (The Better Angels of our Nature, 2011): ni siquiera Hitler fue tan malo, ni de lejos, como Gengis Khan.

Yo no quiero dar un mensaje de paz al mundo entero, sino solamente a la buena gente
(que es mucha) de nuestro mundo. Al resto, a los malos, les deseo la cárcel y cosas peores que no voy a detallar por respeto al niño Jesús que cumple en estos días 2011 años y sigue siendo tan muermo como siempre.

Recuerden siempre que los nazis vestían de gris pero, al mismo tiempo, ella vestía de azul.

Felices Fiestas.

Tomen, un poquito más de azúcar, que sé que se han quedado con ganas:



P.S. En Nochebuena yo ceno con Coca-Cola, como Dios manda.

jueves, 22 de diciembre de 2011

El Invierno comienza... ¡ahora!. Día del Señor 22 diciembre 2011, 06:30 h. Viva Vivaldi.

¿Conocen esa confortable y placentera sensación de estar tumbado en el sofá de tu casa, bien calentito tapado con una manta, durante una lluviosa y fría tarde invernal?. ¿Cómo la describirían ustedes?. Vivaldi solamente necesito un par de minutos para ello y, de paso, creó una de las más maravillosas e inolvidables melodías de la Historia de la Música Clásica.

Esta: Segundo movimiento, Largo, del Concierto n. 4 en fa menor Op. 8, aka El Invierno, de Las Cuatro Estaciones (1723) del compositor veneciano Antonio Vivaldi. Desde 1723 el pizziccato siempre nos suena a lluvia.

Disfruten de la versión del majareta de Nigel Kennedy (la introducción de los veinte primeros segundos es cosecha propia de este violinista inglés), yo creo que le imprime la velocidad justa que necesita esta música.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Warrior (2011, Gavin O´Connor). ¡Vivan los lugares comunes!.

Érase una vez dos hermanos estadounidenses que crecieron bajo la desgarradora tutela de un padre irlandés, alcohólico y maltratador quien era, además, uno de los mejores entrenadores de lucha de los USA. Su infancia tenía muchos boletos para que la futura desestructuración y dispersión familiar estuviera garantizada. Los dos hermanos se hicieron mayores y se convirtieron en dos seres tan extraños entre ellos como lo eran ambos para el padre al que odiaban. Pero hete aquí que una competición de MMA (una aberración de ésas en la que dos descerebrados se dan de hostias de mil maneras diferentes) ofreció un suculento premio económico que fue el panal de rica miel al que estas tres moscas irlandeso-americanas se vieron irremediablemente abocadas a acudir. Qué cosas.., carambolas del destino.., ¿llegarán los hermanos a tener que pelear entre ellos en la gran final?...

¿Cuántas veces nos han contado algo parecido en el Cine?: decenas (Rocco y sus hermanos, La Ley del Silencio, Rocky, Campéon, Fat City, Cinderella Man, The Wrestler, The Fighter...). Entonces, ¿para qué y por qué volver a ver una drama pugilístico plagado de lugares comunes?. Pues por la misma razón por la que vamos todos los domingos a comer la paella de la mamma que es, cómo no, la mejor paella del mundo. Cuando una combinación de "sabores" funciona y su eficacia está probada, ¿por qué no repetir si se sabe cómo cocinarla?. Que se lo digan a Tarantino.

Warrior es un excelente refrito de muchas constantes del subgénero del cine de boxeo. Destaca ésa que parece ser tan atractiva para los espectadores: la esperanza de poder sacar de la miseria a los tuyos aunque sea a costa de pagar el alto precio que supone arriesgar tu vida en el intento. Toma ya. Pero claro, en 2011 el boxeo es un ¿deporte? absolutamente carca y demodé que, además, parece hoy día un juego de nenas comparado con las nuevas bestialidades que hacen las delicias de los aficionados más embrutecidos del planeta, así que actualicemos el asunto recurriendo a las MMA y listo.

El caso es que en Warrior encontramos a un padre de familia que tiene que volver a luchar profesionalmente para ganar un dinero con el que salvar su casa de un embargo bancario que le viene encima al no poder afrontar el pago de la segunda hipoteca que ha tenido que pedir para poder pagar la operación de corazón de su hijita...

...

... en serio...

...

¡Esto sucede en Warrior!. Pero no nos da risa, sino que nos conmueve.

Todavía hay más.

Dos hermanos, a los que une y separa al mismo tiempo una desgraciada infancia a la sombra de un padre alcohólico, terminarán peleando en una competición de MMA para conseguir una victoria que ambos necesitan y, de paso, exorcizar sus demonios y ajustar cuentas con su pasado. Pero si es que incluso el tipo duro de la competición, el malo, un tal Koba, ¡es ruso y comunista!. Tremendo.

Pero en Warrior, esta rocambolesca situación aparenta ser tan natural como la vida misma. No repele sino que atrapa desde el comienzo. Esto tiene mérito. Y el mérito de que todo este monumento a lo archiconocido no chirríe ni aburra es de la climática narración de su director Gavin O´Connor y de las interpretaciones de los dos protagonistas, los actores Tom Hardy y Joel Edgerton que, jugando a Caín y Abel, nos regalan, con su gran trabajo actoral y una estupenda coreografía de peleas, un catálogo muy completo de cómo hostiar a un berraco encima de un ring. Al mismo tiempo, consiguen tocarnos la fibra al mostrarnos los espurios pero resultones motivos que llevan a dos losers a pelear profesionalmente muchos años después de su exitoso pasado como luchadores amateurs de High School. Y ¡achtung!, porque los motivos de los que hablo son por un lado la Familia y, por el otro, la Patria (¡sale un coro de soldados cantando el himno de los marines!). Toma ya again. Marchando una ración doble de reconocimiento gusano al realizador y coguionista Gavin O´Connor que ha conseguido convencernos de que Warrior es un gran trabajo y lo ha hecho jugando con unas cartas tan marcadas como las que os acabo de mostrar.

Warrior es una película muy buena, emotiva y directa, que representa el triunfo del convencionalismo bien entendido sobre la modernez insulsa de forzadas ínfulas rompedoras. Ya nos lo ha demostrado Drive (posiblemente la mejor peli de 2011) este mismo año. ¿Será que la nueva modernidad va a consistir en ser un clasicón ultraortodoxo?. Cosas más raras se han visto.

Moraleja1: los tíos cachas de gym, como yo, también lloramos y tenemos nuestro corazoncito.

Moraleja2: por cinco millones de dólares le partimos la cara, si no queda más remedio, a nuestro propio hermano. Ahora bien, la sangre es y será siempre la sangre. Y la sangre tira.

Vean Warrior. No se arrepentirán y, a lo mejor, sueltan alguna lagrimilla al final...

viernes, 16 de diciembre de 2011

Adiós a Christopher Hitchens (1949-2011), azote de necios.


"Lo que los terroristas islamistas abominan de "Occidente" no es aquello que los progresistas occidentales rechazan y no pueden defender de su propio sistema, sino lo que sí les gusta y deben defender: sus mujeres emancipadas, su investigación científica, su separación entre religión y Estado.Yo siempre estaré del lado de la peor versión de la democracia estadounidense frente a la mejor de las concreciones de una teocracia fundamentalista.". Maestro Christopher Hitchens.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Imposible ser más moderno: Franz Liszt (1811-1876). Feliz 200 Aniversario.

Es bastante conocida la anécdota que nos cuenta que Franz Liszt no fue admitido en el Conservatorio de París por ser húngaro. Es decir, Liszt fue rechazado por no ser francés pese a sí ser un genio de la Música. Lo irónico del asunto es que el director de esa institución era, por aquel entonces, Luigi Cherubini, un compositor tan italiano como su nombre indica. Así que Liszt fue, en cierta medida, una víctima del rechazo irracional al extranjero que todavía padecemos hoy día. Un adelantado este gran compositor húngaro también para lo malo. Y, desde luego, muy adelantado para lo bueno. Ejemplos: se amancebó con condesas y princesas, inventó el recital de piano tal y como lo conocemos hoy día (destacando el papel protagonista del intérprete), apoyó y promocionó a multitud de jóvenes compositores y, resumiendo, revolucionó la técnica pianística (inspirado por el genial violinista Niccolo Paganini) con su virtuosismo como intérprete con el que, ya desde niño, dejaba boquiabiertos a todos sus auditorios.


Franz Liszt es uno de los músicos más modernos que han pisado jamás nuestro planeta. Le puso nombre al "poema sinfónico" que había esbozado Hector Berlioz con su Sifonía Fantástica (la primer gran "revelacion" para Liszt) dándole entidad propia como género musical independiente. Abrió las puertas al cromatismo (que llegaría a su apoteosis con la música de su yerno Richard Wagner) con sus nuevas armonías de sorprendentes acordes. Fue uno de los más profundos experimentadores que la Música Clásica ha conocido y es, probablemente, el último gran revolucionario de la música comprensible para los melómanos aficionados.

En 1853 Franz Liszt terminó su famosa Sonata en Si menor que dedicó a Clara Schumann quien, tras escucharla interpretada a manos de su ferviente admirador, Johannes Brahms, escribió en su diario: "Cuánto ruido sin razón. Todo esta enredado sin una idea clara. Ni siquiera se puede encontrar un encadenamiento armónico claro. Al escucharla me siento muy infeliz". Agradecida que era la mujer.
Sin embargo, Richard Strauss opinaba de esta obra (representativa de otro revolucionario concepto lisztiano: la "variación temática") lo siguiente: "Si Liszt sólo hubiera escrito esta Sonata en Si menor, gigantesca obra salida de una sola célula, ella habría bastado para demostrar la fuerza de su espíritu.". Demasiado moderna para Clarita.

En este 2011 se cumple el 200 aniversario del nacimiento de Franz Liszt y, aunque ha fallecido recientemente el cutre director Ken Russell, no os voy a recomendar una aberración cinematográfica que Russell tituló Lisztomania (1975) porque nosotros, que somos más carcas, os recomendamos Sueño de amor (Charles Vidor, 1960), donde se nos cuenta los amoríos de Liszt (Dirk Bogarde) con la princesa rusa Carolina Sayn-Wittgenstein, de una manera empalagosamente romántica. La peli no es gran cosa; sólo para incondicionales.

Para ilustrar musicalmente el post de hoy ni voy a insertar el celebérrimo nocturno Sueño de amor (1850), ni la Sonata en Si menor (que es algo heavy para los no melómanos), ni su colorista y folclórica Rapsodia Húngara n.2 (1853). Casi mejor algo más intimista. De su ciclo de Seis Consolaciones (1850), la maravillosa Consolación n. 3, una auténtica exquisitez para el paladar de cualquier ser humano que posea una sensibilidad artística superior a la de los artrópodos. Liszt decía que sus Consolaciones eran "miniaturas sin pretensiones". Como tiene que ser.

lunes, 12 de diciembre de 2011

El mini meme de Borgo. Escenas de Cine Favoritas.

El pasado viernes, December the 2nd, nuestro amigo miquel zueras, aka borgo, aka Illustratorman, aka the man with the golden voice, aka the saboteur of the porno movies dubbing, publicó un meme muy breve y muy bonito al que yo, como casi siempre, me apunto hoy porque me apetece y porque yo soy así porque sí.

Es fácil. Tres únicas categorías. Incluso el más vago de los bloggers puede seguirlo si se lo propone. Aquí van mis elegidas.

1.- Una cabalgada de película (con caballos, ¿eh?, nada de porno.., ¡ni de bestialismo!).
La de los míticos Scottish Grey, el regimiento de caballería más temido de las guerras napoleónicas, que cabalgaron en la monumental Waterloo, estupendísima película de 1970 dirigida por el realizador soviético Sergei Bondarchuk. A cámara lenta y con música de Ennio Morricone. Impresionante (lo mismo que todas las escenas de batalla de esta espectacular película).

2.- Un tango de película.
Una cagoría muy bizarra, pero bueno. Lo que está claro es que hay que tener mucho cuidado con lo incluír escenas de tango en el Cine, porque cuanto más ridículo es el argumento de una película más posibilidades existen de que sus dos protagonistas hagan la risa intentando parecer muy sensuales bailándolo.

En fin, tranquilos, que no voy a elegir a Pacino sobreactúando en Esencia de Mujer (¡ja!) ni al robótico Chuache de Mentiras Arriesgadas, porque lo cierto es que si de bailar en el cine hablamos, uno de los persajes que me vienen a la cabeza siempre suele ser...

3.- Unos créditos de película. Subclasifiquemos.

3a.- Iniciales.
Me gustan mucho los créditos de las películas de Gaspar Noé (y las películas también) pero cuando estaba a punto de seleccionar los créditos iniciales de Enter the Void (2010), me he acordado de Hermanas, una interesante película de 1973 dirigida por Brian de Palma. Tiene unos breves, sencillos pero contundentes créditos iniciales, aco**nantes en varios sentidos, en los que la música de Bernard Herrmann juega un papel importantísimo. Puro homenaje a Hitchcock.

3b.- Finales.
Unos muy recientes. Los de Blue Valentine (Derek Cianfrance, 2010) son hermosísimos y creo recordar haber leído que ganaron un montón de premios en esto del arte crediticio. Disfruten de esta maravilla.

Hala, a animarse y a seguir el meme.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Escalofrío (2002, Bill Paxton). Cuestión de fe.

M. Night Shyamalan nos preguntó "¿eres de los que ven Señales?" el mismo año que los americanos se apuntaron a la moda de pálidos niños muertos japoneses que iban dando sustos a la gente. En 2002 también resucitaron los zombies (aka infectados) para hacer turismo por Londres mientras que Ridley Scott hacía la risa con una estúpida incursión en el universo del despreciable Hannibal Lecter. Pero también sucedió que...

... Wesley Doyle (Powes Boothe), agente del FBI encargado de atrapar a un asesino en serie que se hace llamar "La mano de Dios", recibe la visita de un misterioso joven, Fenton Meiks (Mathew McConaughey), que afirma que su hermano Adam es el serial killer que está buscando la policía. Ante semejante confesión el agente se muestra desconfiado. Es entonces cuando Fenton le descubre el origen del desequilibrio mental de Adam revelando un alucinante suceso de la infancia de los hermanos Meiks: su padre les juró haber recibido la visita de un ángel. Y no sólo eso, el ángel le encomendó, en el nombre de Dios, una sagrada misión: exterminar a los demonios que vivían en la Tierra bajo la apariencia de seres humanos. Uno de los dos pequeños, el que tuvo fe, pronto creyó en la angelical aparición y, a partir de ese momento, ayudó a su padre a desenmascarar y eliminar a los malvados demonios. Mientras que el otro hermano, el escéptico, comenzó a convencerse de que su padre y su hermano estaban paranoicos y eran, cada vez, más peligrosos...

Éste es el interesante planteamiento de la primera película como director del actor Bill Paxton, quien nos tenía acostrumbrados a papeles e historias mucho menos inquietantes y , desde luego, menos terroríficas que la que elegió para su debut como realizador. Bill Paxton se adjudicó para sí mismo el papel del iluminado padre que está convencido de tener la delirante misión de acabar con los engendros del Averno que, bajo forma humana, pululan por nuestro mundo. Un personaje que nos cae simpático a nosotros, los ateos, pues, en el fondo, desearíamos que la respuesta a la pregunta que tanto nos angustia, "¿por qué existe el Mal?", la tuviera una fábula tan simple como esa de la eterna lucha entre Ángeles y Demonios, con sus flamígeras espadas y sus alas blancas o negras. Una idea naíf, desde luego, pero resultona y gratificante (por liberadora). En fin. No caerá esa breva.

El caso es que el guionista Brent Hantley cita como fuentes de inspiración para su guión las películas de Alfred Hitchcok, la obra maestra del cine La noche del cazador y la música de Leonard Cohen (???). Por su parte, el debutante Bill Paxton, a quien apasionó la historia, debió de acordarse de sus años mozos como trabajador a las órdenes de Roger Corman y, temeroso de que otro director desvirtuara o suavizara el oscuro tono de la trama, decidió colocarse también tras las cámaras para rodar la película que hoy recomendamos: Escalofrío. Una película de terror e intriga con un clásico aroma de puro cine de género, con un estupendo ritmo narrativo, con unos acertados giros de guión y con un eficaz empleo del recurso de los (largos) flashbacks con los que se nos muestra la bizarra historia de la familia Meiks.

La guinda la pone un inesperado y sorprendente final de una historia donde nada es lo que parece. Suspense del bueno; sin exceso de sangre ni sustos facilones. Meritoria apuesta para una peli de 2002, época en el que la cinematografía asiática era la que acaparaba la atención de los amantes del género de terror.

Es una película muy buena, muy redonda, pero si no me creen a mí, veamos qué opinan otros: "Electrizante" (James Cameron). "La película de terror más inquietante que he visto desde El Resplandor" (Sam Raimi). "Única, provocadora, te mantiene agarrado a la butaca" (Stephen King). "No la entiendo" (Un amigo tonto que tengo).

No se la pierdan. Es todo un clásico contemporáneo del cine de terror que hoy, desde nuestro blog, queremos reivindicar.

martes, 6 de diciembre de 2011

Epílogo patriotero. Spanish Village.

Spanish Village es el título de un ensayo fotográfico del merecidamente célebre fotógrafo estadounidense William Eugene Smith. 1500 fotografías del pueblo de Deleitosa, Extremadura, España, que publicó la revista Life en 1952. Una mirada parecida, aunque menos descarnada, a la que veinte años antes había realizado, también en tierras extremeñas, nuestro Luis Buñuel para su mítico documental de 30 minutos Las Hurdes, Tierra sin pan.

¿Se reconocen en alguna de estas fotos? (y cuando digo "reconocen" no me estoy refiriendo a sus entes corpóreos, malditos egoístas, sino a todo lo que ustedes realmente son: la suma de su presente, su pasado y el pasado de los suyos).











En 1982, treinta años después de la publicación de las fotografías de W. Eugene Smith, el fotógrafo francés Jean Gaumy volvió a Deleitosa y esto fue lo que encontró:

El año que viene se cumplirán otros 30 años más de las fotografías de Jean Gaumy. Habrá que pasarse por Deleitosa con nuestro smartphone en la mano para ver cuánto hemos cambiado los habitantes de España, esa camisa blanca de mi esperanza que la canción y el poeta decían que nos hacía a su imagen y semejanza. ¿No será al revés?.

Pues sí, me siento español, ni orgulloso ni acomplejado, pero amante del café con churros y con eso está casi todo dicho si se es buen entendedor. Nací en España, un lugar que se encuentra entre Henry Kamen y Pérez-Reverte. No seré yo el que diga que los españoles la tenemos más larga que nadie, pero tampoco me verán hacerle el juego a los perros ingleses del XVI, a los enciclopedistas gabachos del XVIII, a los nacionalistas radicales del XX o a los indigenistas bolivarianos del incierto XXI.


Luis Bagaría: ¿No crees Federico, que la patria no es nada, que las fronteras están llamadas a desaparecer? ¿Por qué un español malo tiene que ser más hermano nuestro que un chino bueno?

Federico García Lorca: Yo soy español integral, y me sería imposible vivir fuera de mis límites geográficos; odio al que es español por ser español nada más. Yo soy hermano de todos y execro al hombre que se sacrifica por una idea nacionalista abstracta por el solo hecho de que ama a su patria con una venda en los ojos. El chino bueno está más cerca de mí que el español malo. Canto a España y la siento hasta la médula; pero antes que esto soy hombre de mundo y hermano de todos.


Amén.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Grandes Covers de la Humanidad. La Ritirata de Luciano Berio (1975). Los italianos le cantan a España.

En 1780 nuestro amado compositor Luigi Boccherini compuso la que es, posiblemente, su más reconocida y célebre creación: un quinteto para cuerdas titulado La Música Nocturna de las Calles de Madrid que, como pueden ustedes imaginar, está basado en la música popular de la Villa y Corte de nuestra España de finales del XVIII. Una obrita magistral que dura unos 15 minutos y por la que profeso una profunda veneración musical.

La música del quinteto es claramente descriptiva y viene a resumir, en sus siete movimientos, lo que podríamos llamar como una jornada vespertino musical madrileña que comienza con la llamada de las campanas de las iglesias para el rezo del Ave María y termina con la marcha de la Guardia Nocturna y su toque de queda de medianoche. Entre tanto escuchamos las canciones de ciego y los bailes de la muchachada jovenzana dieciochesca.

Es una obra maravillosa. Imprescindible. Españolísima. Tanto es así que el propio Boccherini convenció a su editor de que no publicara la obra fuera de España, ya que los oyentes e intérpretes no españoles no iban a encontrar sentido alguno a una música de un carácter tan marcadamente folclórico.

Pero claro, eso lo dijo el maestro antes de que se el mundo se globalizara y, hoy día, La Música Nocturna de las Calles de Madrid es conocida y canturreada en todos los rincones del mundo civilizado. Un ejemplo: incluso los perros ingleses del Surprise la tocaban, según Peter Weir, en sus camarotes durante su tiempo libre. ¿Recuerdan Master and Commander, una de las últimas obras maestras del cine de aventuras?.


Casi 200 años después de que Boccherini le cantara a las calles madrileñas, el compositor italiano Luciano Berio decidió arreglar el último movimiento de La Música Nocturna: La Ritirata, el momento en que los soldados de la guardia nocturna marchan en procesión por la ciudad anunciando el toque de queda y cerrando las puertas de Madrid. Y las Cuatro Versiones que compuso el vanguardista y electrónico compositor Luciano Berio las vamos a escuchar ahora mismo en esta estupenda versión de la Orquesta de RTVE dirigida por el maestro López Cobos.

Háganse un favor a ustedes mismos: no se la pierdan. Son 8 minutos maravillosos de una música irónicamente marcial que, sin embargo, estoy seguro que va a poner los pelos de punta incluso al más descastado y apátrida de nuestros hispanolectores. Una música que emociona y hace aflorar nuestra vena más patriotera y nacionalista, siempre entendida en el mejor de los sentidos.

Quattro versioni originali della Ritirata Nottuma di Madrid (1975) de Luciano Berio.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Nuestros 300 patrios. The Peak of the Spaniards. El día que Rob Roy nos dejó plantados.

La cosa estaba así en las Islas Británicas de comienzos del siglo XVIII: había una Guerra Civil. Mal asunto. Los católicos jacobitas partidarios de Jacobo III Estuardo guerreaban contra las tropas gubernamentales del rey Jorge I de Hannover. A los católicos jacobitas les apoyaban los paletos escoceses y los españoles de Felipe V en uno de los últimos intentos del Imperio Español de recuperar el esplendor pérdido de tiempos pasados y también, por qué no, en una nueva oportunidad de tocar los cojones a los hijos de la Gran Bretaña que se habían quedado con Mallorca y Gibraltar tras la firma del Tratado de Utrecht (1713).

300 soldados españoles llegaron como avanzadilla a Escocia para animar el levantamiento de los clanes pueblerinos escoceses. Con este alzamiento pensaban distraer la atención de los ingleses para luego atacar a la pérfida Albión por el sur con el grueso de las tropas jacobitas y españolas. Pero, pese a ser parte de una maniobra de distracción, estos 300 españoles tampoco podían hacer milagros ni aún contando con la sublevación escosa de su lado. Nuestros 300 antepasados esperaban unos prometidos refuerzos que finalmente nunca llegaron debido, ¡¡¡UNA VEZ MÁS!!!, al mal tiempo que dispersó la flota que transportaba a las tropas de apoyo que habían partido de Cádiz. Y ahí quedaron esos 300 hombres dando vueltas por tierras escocesas al mando del coronel Nicolás Bolaño. Año del Señor de 1719.

Aún sabedores de que los refuerzos nunca iban a llegar, los españoles lograron convencer a unos 500 escoceses, pertenecientes a diferentes clanes, para combatir a los perros ingleses del general Wigthman. Entre ellos se encontraba el famoso Rob Roy quien al mando de 40 hombretones con faldas (guau, ¡40!) se unió una mañana del 10 de Junio al grupo hispano-escocés para enfrentarse a los ingleses en la Batalla de Glenshiel.

El asunto empezó bien para nuestros compatriotas pero cuando Rob Roy fue herido, su clan se retiró de la pelea. Tras ello, casi todos los scottish siguieron el ejemplo del clan McGregor sabedores de que si los ingleses los capturaban les cortarían sus cabezas sin pensárselo dos veces. Los españoles resistieron durante varias horas el ataque de los más de 1.000 soldados ingleses pero finalmente se rindieron y 274 de ellos fueron llevados presos a Edimburgo desde donde serían liberados y devueltos a la patria.

La colina donde acontecieron estos hechos que acabo de resumiros se llama El Pico de los Españoles en honor a la heróica resistencia de aquellos 300 soldados que han pasado a la Historia por ser los últimos soldados extranjeros que pusieron sus pies en la invencible Gran Bretaña. Toma ya.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Singing in the Spain. Paco Ibáñez, Lucía y 40 años del Mediterráneo de Joan Manuel Serrat.

Play



Now listen and repeat: Love, love me do. You know I love you. I´ll always be true. So please, love me do.

Casi era mejor canturrear estas canciones cuando no sabíamos lo que significaban que ahora que sabemos las mamarrachadas que dicen. Sin embargo, siempre supe que esto que vais a leer a continuación era, es y será, 4ver and ever, belleza en estado puro: Vuela esta canción para ti, Lucía, la más bella historia de amor que tuve y tendré. Es una carta de amor que se lleva el viento pintado en mi voz a ninguna parte a ningún buzón. Si alguna vez amé, si algún día después de amar, amé, fue por tu amor, Lucía.

"El viento pindado en mi voz...". ¿Soy el único que tiene ahora mismo la carne de gallina?

Y es que la lengua une mucho. Por eso es siempre el target number one de las políticas de limpieza étnica de los nacionalismos radicales. Bienaventurados los que poseais la riqueza cultural para poder emocionaros en cuantos más idiomas mejor. Yo, lamentablemente, sólamente me derrito cuando me cantan en español. No matter the singer is checo o bilbilitano.

Uno de los grandes poetas del siglo XX es, indiscutiblemente creo yo, Joan Manuel Serrat, el inmanipulable cantautor barcelonés que tuvo los cojonazos de dejar plantado al Festival de Eurovisión de 1968 para protestar, cuando tocaba protestar, por el maltrato del Estado franquista-español a la lengua catalana. Eso se llama tenerlos bien puestos. Serrat ha cantado en español y en catalán cuando le ha dado la gana, como tiene que ser.

En esta semana patriotera gusana vengo a hablar de Serrat para recordar que es uno de los autores que mejor han sabido cantarle a mi idioma. Además se cumplen 40 años de la publicación de Mediterráneo, obra maestra de la cultura hispano parlante del siglo XX.
Me llaman sagerao cuando digo que toda la discografía junta de los Beatles y los Rolling no puede competir con la letra de un bolero, pero es que I cant get no satisfaction though I try I try I try.

En 1995 se publicó un estupendo disco homenaje titulado Serrat... eres único, que incluía una hermosísima versión del Lucía de Serrat en la voz de Rosario. Yo creo que es un cover magistral que os voy a dedicar a vosotros, mis amados lectores, recurriendo a una estrofa de otro cover; la canción del valenciano Paco Ibáñez (del álbum Paco Ibáñez canta a Brassens, 1979. Otra obra maestra, por cierto) con la que abríamos el post, Canción para un maño.

Es para ti este cantar. Tú, maño, tú que sin hablar me diste leña el día aquél que el frío me hería la piel.
Tú que me diste leña en vez de rechazarme a puntapiés cuando la gente del lugar no me quiso junto a su hogar.
Un braserito que sólo fue para mi cuerpo una ilusión, pero alumbró mi corazón más que fallas en San José.

Pues eso son vuestros comentarios para mí: "braseritos". Una palabra que solamente me emociona si la digo o la oigo en español.

Y ahora, Lucía en la versión de Rosario.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Semana Patriotera Gusana. A mí dame churros para desayunar.

Ahora que la derecha va a campar a sus anchas por sus nuevos dominios me entran ganas a mí de tocarles un poco donde más les duele: en los cataplines de uno de sus autoadjudicados monopolios. La Patria, la Bandera y demás eufemismos que empleamos para hablar de España, son conceptos que fueron fagocitados, hace ya muchos años ante la desidia de la izquierda, por la derecha más rancia, carca y reaccionaria. Y eso me jode, lo reconozco.

Durante mi adolescencia existía en mi ciudad una zona de Zaragoza que todos conocíamos por "zona pija" o simplemente "La Zona" (un nombre que acojonaba un poco) y que no eran más que cuatro calles del centro que habían sido tomadas por algunos energúmenos que se creían ultraderechistas y que lucían un montón de complementos rojigualdas. Decían que si cruzabas esas calles luciendo "malas pintas", te exponías a que las patrullas (pijas) de vigilancia te interceptaran y te soltaran unas cuantas hostias de intensidad variable dependiendo de lo "malas" que fueran esas "pintas". Las mías, por aquel entonces eran, más o menos, éstas:

O sea, lo que viene a ser un macarra elegante. Bien peinado, camisa y vaqueros siempre Levi´s, botas siempre Sendra y chupa de cuero. Yo me veo ahora (el b/n de la foto era por motivos artísticos, que no soy tan viejo) y me sigo encontrando guapísimo, pero los españoles puros 100% de aquellos años no opinaban lo mismo (¿demasiado tupé?).

El caso es que mis colegas y yo nos internábamos temerariamente por La Zona a veces buscando jaleo, a veces sin darnos cuenta, a veces buscando tías y el resultado fueron unas cuantas tanganas de consecuencias poco graves (afortunadamente) y un bajísimo porcentaje de folleteo con las niñas pijas de mi ciudad.

Uno de los ritos de la horda de elegantes y perfumados macarras a la que yo pertenecía consistía en conseguir, tras alguna de nuestras victorias, "trofeos". Algo similar a lo que hacían los sioux con las cabelleras de los desdichados colonos yankis. Arrancábamos de las muñecas, cuellos o travillas de los pantalones, los llaveritos, pulseras, collares, etc que lucían los tipos duros de La Zona con la banderita de España. Y era entonces cuando les espetábamos: "Yo también soy español, gilipollas". Y cosas por el estilo.

Pues eso vengo a decir ahora a los derechones más tontos: Yo también soy español, gilipollas. Y soy español porque hablo español, desayuno churros, como dos platos y postre a las dos de la tarde, ceno una cantidad insana de comida y no me voy a la cama antes de las 23.59 hrs. O sea, no soy español porque me la menee con la foto de Isabel la Católica. Soy español, ateo, estoy a favor del matrimonio entre homosexuales, del derecho de la mujer a abortar, del derecho a que los beatillos vayan a misa los domingos y del de que cada uno se sienta lo que le salga de los cojones.

Decía Juan Nadie que cuando escuchaba la música de "Barras y Estrellas" un escalofrío le recorría la nuca. A mí me gustaría que me ocurriera lo mismo cada vez que escucho el himno español pero nuestro himno es, musicalmente hablando, lo suficientemente horroroso como para que esto no pueda suceder per se, por lo que necesito una victoria deportiva o un deportista mirando al cielo que adorne un poco la Marcha Granadera.

Dicen que nuestro himno patrio debería tener una letra que nos permitiera cantarlo con orgullo y yo estoy de acuerdo, desde luego, pero ya se demostró que en este país lo de consensuar qué tendría que decir esa letra puede resultar imposible. Así que yo propongo una medida más drástica: cambiar nuestro actual himno por este otro que va a sonar a continuación. Un himno de mi juventud que también nos arrebataron los niños pijos a los que vi muchas veces cantarlo (brazo en alto) en discotecas de moda y que yo, hoy, vengo a reivindicar como mío. El himno español de un socialdemócrata ateo y calvo.

Esta semana: Semana Patriotera Gusana (a ver cuántos tontos me malinterpretan). Comencemos a lo grande:

domingo, 27 de noviembre de 2011

Frases no de Cine. La Patria. Mi Patria.


"La raza, eso que tú llamas así, es solamente esa gran pandilla de gente mísera como yo, legañosos, pulgosos, ateridos, que han acabado aquí perseguidos por el hambre, la peste, los tumores y el frío, llegados tras ser vencidos de los demás rincones del mundo. No podían ir más lejos por el mar. Pues eso es nuestra nación y esos son nuestros compatriotas."

Viaje al fin de la noche
(1932), Céline.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

La Saga Crepúsculo. By Mr. Lombreeze.

Algo huele a podrido entre los teens de nuestros días si tienen que recurrir a esto para onaneársela:

Pero bueno, que los de mi generación tampoco nos libramos de payasadas de similar calibre:
El caso es que la actualidad manda y hoy nos toca hablar de la Saga Gusana más Crepuscular de la Historia. Aquí van las IV Partes por orden cronológico.

Primera Parte. El Crepúsculo de los Dioses (1876), ópera (duración: 5 horas) de Richard Wagner (1813-1883).


Segunda Parte. El Crepúsculo de los Ídolos (1889), libro (duración: cortito de leer, algo más largo de asimilar y entender) de Friedrich Nietzsche (1844-1900). Algunas perlas:

"El gusano se enrosca cuando le pisan. Esto es una medida inteligente, pues de esa forma reduce las posibilidades de que le vuelvan a pisar. En el lenguaje moral, a eso se le llama humildad."

"Para que haya arte, cualquier hacer y mirar estético, es imprescindible un requisito fisiológico: la embriaguez. Hasta que la embriaguez no haya acrecentado la excitabilidad de todo el mecanismo no aparece el arte. Todas las clases de embriaguez, por diferentemente determinadas que estén, tienen este poder; lo tiene, sobre todo, la embriaguez de la excitación sexual, forma antigua y primaria de la embriaguez. Como también la embriaguez que deriva de todos los grandes apetitos, de todos los fuertes afectos; la embriaguez de la fiesta, de la rivalidad, de la hazaña, del triunfo, de todo movimiento extremo; la embriaguez de la crueldad; la embriaguez de la destrucción; la embriaguez derivada de determinados factores meteorológicos, por ejemplo, la embriaguez de la primavera o de la acción de los narcóticos.".

"Tanto el cristiano como el anarquista son décadents. Mas también el cristiano, cuando repudia, difama y vitupera al “mundo”, lo hace llevado por el afán que impulsa al trabajador socialista a repudiar, difamar y vituperar la sociedad; aun el “juicio final” es el dulce consuelo de la venganza, la revolución deseada por el trabajador socialista, proyectada en un futuro un tanto más lejano... El propio “más allá”, ¿no es en el fondo un medio de difamar este mundo?"

"Una sugestión para los conservadores. He aquí algo que antes no se supo y ahora se sabe: no es posible la regresión, el retorno, en ningún sentido ni grado. Los fisiólogos, por lo menos, lo sabemos. Mas todos los sacerdotes y moralistas han creído en esta posibilidad; pretendían retraer a la humanidad por la fuerza a una medida anterior de virtud (...) Hasta los políticos han seguido en esto las huellas de los predicadores de la virtud; hay aún partidos que sueñan con la regresión de todas las cosas. Quiérase o no, hay que avanzar."


Tercera Parte. El Crepúsculo de los Dioses (1950), película (duración: 110 minutos) de Billy Wilder (1906-2002). No se pierdan este sensacional vídeo resumen, -con spoilers incluídos-, de esta obra maestra del genial Mr. Wilder que un iluminadísimo y brillante usuario del youtube decidió adornar con la música Salomé del sublime compositor Richard Strauss. Es una obra maestra:


Cuarta y última Parte. Una de mis canciones favoritísimas; The Twilight Time (1944) compuestar originalmente por The Three Suns..,


,.. pero inmortalizada en 1958 por The Platters.


The End.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Momentos Mágicos del Cine. Línea no regular (Slobodan Sijan, 1980).

Long-long-long, long time ago el cine de Emir Kusturica se puso de moda entre la cinefilia de nivel medio (aquellos que, a finales de los 80, creíamos estar situados entre la vanguardia experimental plomiza y el cine palomitero intrascendente) e incluso alguna de sus películas llegó a tener una repercusión notable entre el público en general y las taquillas de los cines en particular. Yo me subí al carro del cine del diretor serbio, lo reconozco. Y no me arrepiento, pese a que sigo considerando a Kusturica un mejor creador de escenas que de películas. Lo que sí consiguió meterme en vena, y ya para siempre, fue lo de la música de los gitanos centroeuropeos. Sigo enganchado al folclore balcánico, rumano, húngaro, turco, etc.

El caso es que algunos nos creíamos muy listos cuando tertuliábamos de cine (esto ha sido y será siempre así). Parloteábamos.., "Kusturica tal, Kusturica cual" y "Goran Bregovic tal, Goran Bregovic cual". Pero ya se sabe que en toda pelea hay siempre uno más bruto (o más listo) que acaba dándote sopas con ondas. Una de esas mentes preclaras nos dijo un día: "esto que hace ahora Kusturica ya lo hizo hace 10 años Slobodan Sijan en Línea no regular". Silencio dramático. No sabíamos quién narices era Slobodan Sijan. Y cuando lo supimos fue peor: el muy malandrín llevaba algo de razón y eso escocía. Afortunadamente el universo, en su infinita sabiduría, mantenía el equilibrio del cosmos castigando a la mente superior de ese listillo con una novia inferior (inferior a la mía).

Línea no regular es una buena película de 1980 dirigida por el realizador (entonces yugoslavo y, hasta hace una año que murió, serbio) Slobodan Sijan. La película ha envejecido con dignidad y narra las peripecias de un variopinto grupo de pasajeros de un autobús de línea que intenta llegar a Belgrado justo el día de antes de la invasión nazi de Yugoslavia (6 de Abril de 1941).

Entre los pasajeros viajan dos músicos gitanos quienes nos van presentando, con sus canciones, cada uno de los capítulos de la historia de esta Línea no regular. Una de esas escenas, en la que cantan A Belgrado, se convirtió para mí y para muchos otros (tal y como demuestra el youtube) en un momento inolvidable del cine que hoy quiero compartir con ustedes.

Disfruten de estos dos pintorescos juglares del siglo XX. Son entrañables. Y la canción.., buenísima (música de Voki Kostic): "Soy un miserable. Así es como nací. Canto para alejar mis penas...".
Mi mujer la conoce bien, se la suelo cantar, adaptando la letra para cada ocasión, cada vez que quiero quejarme de algo. Pobrecica mía, qué paciencia le ha dado Dios...

viernes, 18 de noviembre de 2011

La Democracia es un acto de fe. Yo tengo fe, ergo voto.

La Democracia actual es un acto de fe de los demócratas comparable a la devoción religiosa de los creyentes o a la fe que las mentes racionales tienen en la Ciencia.

La Democracia es un acto de fe porque la realidad es que (salvo contadísimas excepciones) no sabemos exactamente qué formación intelectual o académica poseen aquellos candidatos a los que votamos, no tenemos del todo claro para qué votamos a quien votamos, no conocemos en profundidad qué nos proponen esos a los que votamos, no sabemos si van a querer cumplir ese programa electoral que no conocemos en profundidad, pero, es más, tampoco sabemos si van a ser capaces (limitados por su propia incapacidad o por la que les venga impuesta por factores coyunturales o estructurales) de cumplirlo aún en el desable caso (tampoco nos pasemos de cenizos) de que realmente estén decididos a hacerlo. Así y todo les votamos. A la vista de lo expuesto, ustedes me dirán: ¿la Democracia es o no es un acto de fe?.

Sin embargo, ¿es tan malo todo lo que acabo de escribir?, ¿es tan infundada en este caso nuestra fe?, ¿debería el ciudadano tener la obligación de poseer los conocimientos y la formación necesaria para entender los programas de todos los partidos políticos que se presentan a las elecciones, -cada uno de ellos con sus respectivas políticas económicas, de comercio y relaciones internacionales, de estrategia de defensa, seguridad ciudadana, recaudación de impuestos, etc-, y poder así involucrarse en cuerpo y alma, día a día, en la política de sus instituciones?, ¿pero es que acaso es esto posible?, ¿es tan deseable y necesario como dicen algunos?, ¿no basta con tener unas pocas convicciones sobre lo que consideremos irrenunciable y dejar lo de cómo conseguirlo a los expertos?. ¿Necesitamos terminar la carrera de medicina para ir al médico a que nos curen?. ¿Necesitamos conocimientos profundos de física o de electrónica o de informática para encender la tele, el microondas o el pc?. ¿No resultaría abrumador?. ¿Es que acaso alguien cree, de verdad, que la solución de conflictos de una tribu de 50M de personas puede resolverse de manera asamblearia?.

La Democracia es un acto de fe, sí (algo menos en el caso de la política local) pero comparte con la fe en la Ciencia algo que las distingue de la fe irracional de las religiones. Es una fe que se sustenta en "milagros". Yo tengo fe en el médico porque me cura el menisco. Y tengo fe en la Democracia porque tengo un blog en el que escribo lo que me sale de las narices. Y tengo fe en algunos políticos o partidos políticos o tendencias políticas porque los he "visto en acción".

Esto no es apología de la aristocracia o un llamamiento a la desidia, al apoltronamiento acomodaticio de clase media o a confíar ciegamente en todo lo que hagan nuestros políticos porque," oye, que se regulen ellos solitos", como decían los neoliberales de los MERCADOS. No, no es esto. El que lo haya entendido así, en realidad, no me ha entendido. Pero no me quiero alargar más en este apecto que sé que es donde muchos ven un fallo estructural de nuestro sistema democrático que deslegitima todo lo que se construya a partir de ahí. Yo, sin embargo, creo que los que así opinan se equivocan ya que tienen innecesariamente alto el objetivo de cumplimiento eficaz de los deberes y derechos de la ciudadanía. Es que ellos también tienen fe, claro.

Como yo tengo fe en la Democracia, voto. Como, además, me considero más de izquierdas que otra cosa, voto todavía más convencido porque de todos es conocido a quién ha favorecido históricamente la abstención activa (la pasiva favorece a los bares de tapas). Supongo que soy un socialdemócrata. Un timorato para la izquierda más radical y un iluso para los neoliberales.
No comparto los argumentos abstencionistas aunque estén tan bien representandos y expuestos como, por ejemplo, por gente como Antonio García-Trevijano, uno de los más conocidos representantes del abstencionismo activo, pacífico y racional. Participar en el tinglado electoral no tiene por qué significar estar plenamente de acuerdo ni con el sistema de financiación de los partidos, ni con la ley electoral que apuesta por el bipartidismo, ni con tantas y tantas otras cosas que sabemos que no nos gustan.

Yo sigo creyendo que la cosa se puede cambiar desde dentro. Que los políticos que elijamos pueden hacerlo cada vez mejor. Creo que la clase política no está todavía en plena forma (ni de lejos) pero estoy convencido de que es debido, en parte, a que la cultura de nuestra sociedad tampoco está en plena forma. Hay mucha noria y poca la clave. Los políticos nos representan más de lo que nos gusta reconocer. Se nos llena la boca reprochándoles su falta de ética el mismo día que vamos a firmar la hipoteca y le adelantamos nosecuantos miles de euros en dinero negro a la promotora para ahorrarnos impuestos. Creo que hay mucha desconfianza fundada hacia la clase política, desde luego, sobre todo en lo que a su indignante blindaje legal anti-asunción de responsabilidades se refiere. Pero también hay mucho recelo hacia ellos que nace de la demagogia, lo que siempre ha demostrado ser un caldo de cultivo excelente para los totalitarismos.

Yo tengo fe. Yo voto. Yo creo que cada vez somos más inteligentes, más cultos, menos ruines, menos crueles, menos insolidarios y que, impepinablemente, nuestros políticos serán, cada vez, más inteligentes, más cultos, menos ruines, menos crueles y menos insolidarios.
Y también creo que la Historia nos demuestra que la mayor parte de los logros y conquistas de nuestro Estado de Bienestar nos han adelantado por la izquierda.

Y dicho esto.., hala, a votar en conciencia.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Odio en las Entrañas (1970, Martin Ritt). Dinamitando la lucha obrera.

No soy un defensor a ultranza de la sacralidad de los títulos originales de las películas (porque Solo ante el Peligro mola más que High Noon), pero reconozco que en el caso de esta estupendísima película de Martin Ritt me quedo con su título original: The Molly Maguires.


6 de Septiembre de 1869, Luzerne County, noreste de Pennsylvania. 110 mineros mueren abrasados en un incendio en la mina Avondale. Los familiares de las vícitimas culpan al propietario de ser responsable de la magnitud del desastre: se había negado a invertir el dinero que se necesitaba para construír una salida de emergencia. "Compañeros, si tenéis que morir con las botas puestas, hacedlo por vuestras familias, vuestras casas, vuestro país, pero no consintáis nunca más morir como ratas por aquellos a los que les importais tanto como las herramientas con las que picais las paredes de la mina". Trabajadores del carbón de toda Pennsylvania se afilian al sindicato minero. Casi todos ellos son emigrantes irlandeses (más de 20.000 solamente en el norte de Pennsylvania). Las huelgas de protesta fracasan. Las posturas de algunos miembros del sindicato se radicalizan y nace una sociedad secreta llamada los Molly Maguires que se autoproclama defensora de los mineros oprimidos. Los Molly Maguires empiezan a sabotear algunas instalaciones mineras y a llevar a cabo acciones de represalia (palizas y asesinatos) contra algunos de los encargados de las minas. Comienza la guerra sucia en ambos sentidos. Franklin B. Gowen, propietario de algunas de las minas más importantes, contrata los servicios de la mítica agencia de detectives Pinkerton para acabar con los "terroristas". El plan de la agencia consiste en infiltrar entre los mineros a uno de sus hombres: James McParland, cuya misión será ganarse la confianza, identificar y delatar a los responsables de los Molly Maguires.

Hasta aquí los hechos históricos que inspiraron la novela en la que se basó el guionista Walter Bernstein (que tuvo el honor de aparecer en la lista negra de Hollywood y su caza de brujas) para crear el guión de Odio en las Entrañas, la película que, encarecidamente y pese a su horroroso título en español, recomendamos hoy.

El director Martin Ritt manejó brillantemente el enorme presupuesto de esta película que, lamentablemente, fue un fracaso de taquilla. Yo no puedo encontrar dos actores más idóneos para interpretar al minero Jack Kehoe (líder de los Molly Maguires) y al detective James McParland que los elegidos por Martin Ritt para esta adaptación: son Sean Connery y Richard Harris (I love this guy!) respectivamente. Sobresaliente para el cásting.

Sean Connery está más que correcto en su papel de inconformista, luchador, rebelde, expeditivo e íntegro minero irlandés, un papel que a su físico y a su mirada le va de perlas. Pero Richard Harris es el auténtico protagonista de la película y su actuación eclipsa a las del resto de sus compañeros de reparto. Su James McParland es el personaje más jugoso de la historia, es el que sufre la tortura del tormentoso debate moral que agita sus detectivescas tripas, el tipo que está atrapado en el clásico dilema que se plantea cuando se ha que elegir entre hacer cumplir la Justicia o hacer lo que realmente es Justo, especialmente si la Ley está comprada por el dinero de los poderosos. En fin, lo de la agonía del delator que ya nos han contado magistralmente señores como John Ford, Elia Kazan o Mike Newell. Esta obra de Martin Ritt puede codearse con esos tres magistrales ejemplos de todos conocidos.


El minero Jack Kehoe y el detecive James McParland fueron dos caras de una misma moneda. Emigrantes irlandeses en los USA que huyeron de la terrible hambruna que despobló su país y que intentaron salir adelante en un Nuevo Mundo, en el país de las oportunidades. Les prometieron que si se partían el lomo podrían progresar y vivir dignamente, pero se encontraron con otra realidad de la que ambos intentaron escapar, cada cual a su manera. Martin Ritt toma partido, tácitamente, por uno de los bandos. A ver si averiguan por cuál.

La fotografía de James Wong, como siempre, resulta acertadísima en su uso de un cromatismo tan mortecino y apagado como los pulmones de un minero. Un excelente diseño de producción con una recreación histórica que, por momentos, roza el realismo pictórico en lo que a vestuario y diseño de decorados y localizaciones se refiere, sumado a la pegadiza banda sonora de Henry Mancini completan la afortunada conjunción estelar que da como resultado una de las mejores películas que parió el Holllywood setentero reivindicativo y revisionista de la historia de los USA. Una historia llena de claroscuros, como todas las historias personales y estatales.

Admiramos y añoramos tanto al Hollywood de aquella década... Luego llegaron R2D2 y sus muñecos a fastidiarlo todo y a perpetrar eso que se llama cine de los 80, cine palomitero o como el recientemente fallecido Sidney Lumet, más o menos, lo definió: la muerte del cine comprometido producido por los grandes estudios.

No se pierdan Odio en las Entrañas. Es una obra que está muy injustamente relegada a un segundo plano de reconocimiento cinéfilo. Además de que aprenderán historia (y serán menos tontos) van a disfrutar de una película de una factura impecable en la que no se dice ni una sola palabra durante los primeros 15 minutos. Ah, y la primera palabra que se escucha es "Cerveza".

Odio en las entrañas. Una peli magnífica.

Joder, es que me encanta. Una muestra de la belleza de algunos de sus planos y escenas:

lunes, 14 de noviembre de 2011

¡Puedo ver la habitación entera y ahí no hay nadie!. Populismo Gusano, las Matemáticas y Vilfredo Pareto.

Coro: Esto no es una opinión. Son matemáticas...

MrLombreeze (el profeta): Vivimos en un mundo en el que existen señoras y/o señores que gastan 31M de euros en Obras de Arte como ésta: "¡Puedo ver la habitación entera y... ahí no hay nadie!" (1961) del pop-ero pintor neoyorkino Roy Lichtenstein, epítome personificado de la estulticia generalizada en las artes plásticas del siglo XX. Juzguen la obra por sí mismos:


Efectivamente, no hay nadie; tu puta madre ya salió a buscar más clientes (si no suelto algo así, reviento). En fin.., que yo prefiero esto otro:

En ese mismo mundo vivimos señoras y/o señores que ganamos 1400 euros mensuales. Antes nos decían que éramos los afortunados. Ahora nos dicen que somos los afortunadíiiiiiiiiisimos aunque tengamos que trabajar casi 2000 años para comprarnos un cuadro de Liechtenstein, porque, fíjate tú, a los otros, a los que ganan 900 euros al mes, les costaría casi 3.000 años comprar el cuadro de marras. Mil años más esperando.., y todo para acabar dándonse cuenta de que, efectivamente, tal y como nos aseguraba el protagonista del cuadro de Roy Lichtenstein, en la habitación no hay nadie.

A algunos de los que me escuchan o me leen, estas comparaciones les resultan odiosas. A los que, como yo, venimos exponiéndolas con desvergüenza desde hace más de 20 años nos resultan necesarísimas (¿existe esta palabra?) y por ello estamos todo el día dando la tabarra con estas cuentas de la vieja. Nos echamos a la espalda el sambenito de "populistas" y seguimos con nuestra labor evangélica que es una mezcla de denuncia, indignación, café, copa y puro.

Coro: Esto no es una opinión. Son matemáticas...

Mr L: Por eso me gusta mandar a la mierda a los Consejeros de Tal y a los Consejeros de Cual que nos lanzan ahora sus discursos alarmistas para asustar a nuestros abuelos. Les abroncan diciéndoles que gastan mucho en recetas de la Seguridad Social y que son unos sinvergüenzas porque no quieren medicamentos genéricos o que van mucho al médico de cabecera o que no se terminan las pastillitas de la caja o que se saltan la consulta del especialista (ésa que te dan 4 meses después de que la pidas) porque les coincide con las vacaciones de Semana Santa. Y añaden que si 1 millón de abuelos no hicieran esas barrabasadas, la Sanidad se ahorraría 10M de euros, que es un dinero que vendría muy bien para pagar el primer plazo de "¡Puedo ver la habitación entera y... ahí no hay nadie!", porque Christie´s permite financiar la compra en 3 meses sin intereses. Una ganga.

Pues yo en verdad os digo que mientras existan señoras y/o señores que compren cuadros, coches, relojes, futbolistas, mansiones y hamburguesas de 30M, no me voy a apretar el cinturón ni medio agujero ni voy a evitarle gastos "superfluos" a nada o a nadie. Y si el Estado de Bienestar se va a tomar por el culo algún día, cogeré el trabuco, me echaré al monte, llegaré hasta la finca del Consejero, le descerrajaré la puta cabeza de un trabucazo y miraré por el agujero. A ver si hay alguien.

Coro: Esto no es una opinión. Son matemáticas...

Mr L: Vilfredo Pareto fue un economista italiano que pasó a la Historia por su archiconocidísimo Principio de Pareto (la regla del 80-20 o Clasificación ABC), que decía más o menos eso de que el 20% de la gente tenía el 80% de las cosas. Los economistas de hoy día siguen recitando los versos de Pareto en sus másters de 10.000 euros por barba (los inventores de esos nuevos ardides elitistas que filtran a los universitarios para separar a los ricos de los pobres). Los tipos de los másters nos cuentan que atacando el 20% de las más grandes causas resolveremos el 80% de los grandes problemas.
Pues hala, Pareto para todos y a por el 20%. Avísenme cuando lleguen a los míos, a los Cs.

Y ahora, la rajada del comentarista norteamericano Dylan Ratigan. De verdad que les aconsejo que no se pierdan el vído porque es de aúpa.

Coro: Esto no es una opinión. Son matemáticas...


LinkWithin

Related Posts with Thumbnails